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Descubriendo por earendyll

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Notas del fanfic:

 

 

Notas del capitulo:

 

 

Capitulo 1

 

Los días de verano eran terriblemente largos. No estaba mal para aquellos que les gusta disfrutar del Sol, de salir y pasear, de comer helados… Pero aquellos como él, que no tenía amigos, que su único hobby era sumergirse entre los finas páginas de los libros de pasta gruesa… Le hacía pensar. Si hubiese nacido en otra familia, si no tuviese poderes, si no hubiese estado en el lugar menos indicado y en el momento menos oportuno… ¿Sería como todas aquellas personas que veía pasar? Una preguntada lanzada al aire de sus pensamientos y que realmente no buscaba la respuesta, porque el pasado es el que es, porque él era quien era y porque las cosas que le habían sucedido no podían cambiarse. Era estúpido realmente preguntarse tanto, era estúpido estar allí parado en el parque cuando lo que tenía que estar haciendo era ir a trabajar al Enma.

Últimamente estaba más taciturno que de costumbre, más silencioso y huidizo. Pero no podía evitarlo. Había algo que le molestaba… no, no era molestia, era inquietud. Su cuerpo reaccionaba de extrañas maneras hasta para él, que siempre se enorgullecía de poder controlarlo (más o menos) aun con su empatía. Pero la inquietud que mostraba desde hacía días… ¿Qué hacía con ella? ¿Cómo desaparecería su problema? No quería preocupar a nadie, pero Tsuzuki lo observaba desde la distancia con detenimiento. Había llegado al Enma y se encontraba en los jardines de árboles siempre florecientes, de belleza inmortal. Notaba su mirada, aun cuando sus ojos no se encontrasen. Lo sentía. Y cuando volteaba a verlo le sonreía con su característica sonrisa bobalicona. Él sabía que algo le pasaba, no sabía cómo, pero él podía leerle mejor que nadie. Pero… ¿Cómo explicarle?

Desde hacía unas semanas se encontraba mucho más empático que antes… o al menos asi lo creía él. El simple roce con Tsuzuki en el hombro por el pasillo le daba una terrible descarga de sentimientos,  a veces eran suaves y prácticamente no tenían importancia, pero los corazones de los shinigamis eran demasiado profundos. Los sentimientos de los shinigamis eran dolorosos, íntimos y sobrecogedores. ¿Temía? sí, le daba miedo rozarse con su hombro o que sus dedos se tocaran simplemente al pasarse la taza de café que siempre le preparaba a media mañana. Quería saber de él, quería saber de su pasado. Pero no así. Quería que él se abriese y le contase. Que le confiase sus secretos como el mismo le ha contado los suyos. Si le contase sabía lo que pasaría. Tsuzuki subiría una barrera para no importunarle pero no quería que lo hiciese, quería que estuviese relajado junto a él

Pensando, bajó la mirada y al volverla a alzar, vio a Tsuzuki acercarse…

Chasqueó la lengua, no podía tenerlo cerca, sus sentimientos eran profundos y arrolladores como su personalidad. Nadie en su vida le causaba tal tempestad de sentimientos como él

-          Hisoka ¿Vienes?

Sin preguntar a donde asintió con la cabeza. La sonrisa de su compañero no se mostraba como unos momentos antes. Era una sonrisa extraña, una forzada que intentaba no hacerlo preocupar.

Lo guió por el patio, sintió la brisa acariciarlo suavemente y el susurro de los pensamientos de algunos shinigamis le llegaban demasiado lejanos como para prestarle atención. La espalda de Tsuzuki era bastante más ancha de lo que pensaba, terriblemente masculina o al menos así se veía a través de la suave camisa blanca. Los pétalos de cerezo caían como lluvia a su paso y se fijó como algunos pétalos caían sobre el cabello castaño de su compañero.

Sus dedos actuaron antes que su raciocinio y con premura intentó alcanzar esos traviesos pétalos. Pero Tsuzuki se giró en ese momento. Con la misma rapidez que extendió su mano para alcanzarlo la alejó.

El gesto no pasó desapercibido para su compañero y su mirada de asombro pasó a una de extrañeza. Pero no dijo nada… como siempre, lo dejó estar.

Con simpleza abrió una puerta de tantas y le dio paso.

¿A dónde lo llevaba? ¿Cuándo habían entrado en el edificio del Enma? Eso le pasaba por estar pensando en tonterías sobre Tsuzuki

-          ¿A dónde me llevas? – No era la cafetería como el suponía y a simple vista no sabía dónde se encontraba

-          Solo entra…

No le dijo más. Simplemente lo miró a los ojos con intensidad. Quería saber que pasaba por esa cabeza pero misteriosamente las barreras estaban en alto y no le llegaba nada…

Sin más que decir se adentró  en la habitación, confiaba en su compañero. El lugar era oscuro, algo estrecho y con polvo por todos lados. No podía ver bien pero parecía un ¿almacén?

La puerta al cerrarse tras su compañero chirrió escandalosamente hasta encajarse. En silencio se hizo incómodo. La oscuridad ahora era más profunda, tanto que sus ojos no podían encontrar nada en lo que posarse, pero de todas formas podía sentir completamente donde se encontraba su compañero… a sus espaldas

-          ¿por qué me has traído aquí?

No pensaba aguantar más la espera. Los pasos de Tsuzuki resonaron acercándose hacia él. Rozando su pecho con su espalda. Giró levemente la cabeza, no podía ver a su compañero con tanta oscuridad pero así le dejaba ver que le estaba escuchando

-          Deseo hablar contigo – La voz de Tsuzuki salió como un susurro cálido sobre su oreja

-          Habla – le dijo directo como siempre

La mano de largos dedos de Tsuzuki le agarró del hombro y un corrientazo extraño le atravesó todo el cuerpo haciendo que se girara bruscamente y le golpeara la mano para evitar el contacto. La mano de Tsuzuki atrapó la suya, el agarre se sintió como una garra que prensaba su carne, como un cepo que le impedía escapar

-          De esto era exactamente de lo que quería hablar

Lo miró y sus ojos amatistas resplandecían en la oscuridad, brillaban, se veían salvajes como los ojos de un gato callejero. No se había preparado aun nada que decirle. Realmente creía que lo dejaría pasar como siempre y que le daría tiempo para que él mismo fuse a hablar con él. Su preocupación por él debía de estar comiéndole por dentro

-          Tsuzuki… no es nada, no te preocupes – Las palabras sonaron mecánicas, como siempre que repetía esa línea

Pero… ¿Qué más decirle?¿ Que no se preocupara?. No estaba aún preparado para enfrentarlo. Quizás estaba huyendo cobardemente. No se sentía con fuerzas anímicas. Estaba agotado de estar al pendiente que cada movimiento de su compañero para que no se rozara con él y estaba demasiado pendiente de su escapatoria como para reparar en el daño que le hacía a su compañero

-          Y ahí está otra vez, la misma frase de siempre

Le sorprendió la réplica de su compañero, el tono de reproche y el suspiro de cansancio que slió de entre sus labios. Esperaba una sonrisa vaga y un “¿seguro que estas bien?” y si seguía diciéndole que sí olvidaría el tema y lo dejaría ir.

-          Tsuzuki… - dijo con voz cansada. No quería hablar, no en estos momentos

-          Dímelo

La voz de Tsuzuki salió en su susurro, en una súplica. Le caló dentro su voz trémula. Su voluntad de no hablar se estaba yendo al garete.

-          Confía en mí…

Confiaba en él, eso era evidente. Nunca se hubiese abierto tan profundamente a alguien que no fuese Tsuzuki. Para él ese shinigami era… especial, muy especial

-          No intentes hacerlo todo tu solo, hecha algo de tu peso en mi…

-          Tsuzuki – dijo en un susurro con voz más débil de la que en verdad tenía planeado usar- confío en ti, de verdad, pero yo…

-          ¡Demuéstramelo! Demuéstrame que confías en mi

Lo agarró de los hombros exasperado y zarandeó un poco a Hisoka.

Los sentimientos de Tsuzuki fluyeron por su cuerpo rápidamente. Enojo, desesperación, angustia… De nuevo volvió a separarse de él. ¿De verdad causaba tanta perturbación en Tsuzuki?

Su cuerpo sin quererlo temblaba descontrolado. Sus sentimientos eran arrolladores, tanto que lo cansaban y le desestabilizaban fácilmente

-          ¿Estás bien? – la voz de Tsuzuki sonaba preocupada y arrepentida

¿Cómo decirle que se encontraba bien si su cuerpo entero temblaba de pies a cabeza?

-          ¿Hisoka?

Lo miró a los ojos, a esas gemas amatistas que resplandecían en la oscuridad de la habitación. Su corazón seguía agitado y la preocupación de Tsuzuki era tal que la percibía sin necesidad de estar en contacto con su piel

-          No es por ti. Tú no has hecho nada malo

-          ¿Por qué me evitas? ¿Por qué repeles mi toque?

-          Porque… porque…

Sus mejillas se sonrojaron solo con pensar en decírselo a él. ¡Por kami-sama! ¡Que complicado le resultaba!

-          Eh… mmm… como decirlo…

Tsuzuki miró extrañado a Hisoka. ¿Se estaba… sonrojando? La cara de Hisoka así era increíblemente tierna, con sus mejillas rojas, su ceño fruncido pensando las palabras que decir y sus labios ligeramente apretados. Le encantaba verlo sonrojarse, mostrando algo más que su mirada fría. Le gustaba ver como sus ojos resplandecían en la oscuridad, como su piel resplandecía en la oscuridad, como sus mejillas y sus labios resplandecían en la oscuridad de aquel almacén

-          Últimamente estoy sintiendo demasiado

-          ¿Sintiendo demasiado? No te entiendo Soka

-          Mi cuerpo… mi piel… ¿Cómo decirlo? con solo rozar… tu piel…percibo tus pensamientos, tus sentimientos, tus recuerdos… todo – dijo Hisoka titubeante y con la mirada baja- Parece como si mi empatía  se descontrolase cuando estoy cerca tuya.

El silencio inundó el lugar. Un silencio incómodo, un silencio nervioso, un silencio que no sabían hacerlo desaparecer. ¿Por qué ese silencio? Hisoka porque esperaba la reacción de su compañero, y Tsuzuki saboreaba aun el sabor de la confianza que le habían depositado. La respiración de Hisoka era lo único que se escuchaba en el lugar, era una respiración calma, aunque ligeramente, muy ligeramente agitada. Seguramente se debía a los nervios que estaba sintiendo ahora mismo. Tsuzuki no era émpata, pero si algo sabía hacer era leer los corazones de la gente y Hisoka, aunque al principio le costó abrirse un camino, ahora podía jactarse de ser uno de los pocos que había cruzado el umbral de piedra. Hisoka estaba angustiado por que, siendo siempre tan independiente y no poder hacer nada por solucionar el problema le angustiaba. Pero para eso estaba él. Quería ayudarlo. Quería ser la mano amiga que se presenta frente a tus ojos. Quería ser esa fuerza por la que alguien se levanta después de haber caído. Quería ser… alguien importante en su corazón

-          Así que tu empatía ¿Eh?

Tsuzuki intentaba aligerar el ambiente. El silencio era demasiado incómodo. Pero lo primero era ayudar a Hisoka… subiría sus barreras, tan altas como al principio de su relación. Era un poco difícil y estresante para una persona despreocupada como él, pero por Hisoka haría cualquier cosa

-          ¡No! – Gritó Hisoka de repente

-          ¿Qué?

-          No pongas una barrera. Yo… quiero acostumbrarme…, no quiero que tengas que estar pendiente de mi presencia para subir o bajar tus barreras…

-          Pero quiero ayudarte

-          Así no me ayudas, solo harías que me sintiera culpable

-          Pero quiero ayudarte. ¡No quiero quedarme sin hacer nada!

-          Dame tiempo. Encontraré la forma de controlarlo

Sin esperarlo Tsuzuki le agarró de la muñeca. El corrientazo de preocupación le hizo soltarse bruscamente de su compañero mientras se llevaba una mano al corazón. Le dolía. ¿Ese dolor era suyo o de Tsuzuki? Era una compresión que casi ni le dejaba respirar. No podía ser suyo este dolor, era de él. Miró a Tsuzuki a los ojos, la culpabilidad en su cara era evidente. Quería acercarse a él pero tampoco quería dañarlo. Ese dolor era de preocupación por el. ¿Tanto daño le hacía a su compañero? ¿Tanto dolor le causaban sus problemas?

-          No te preocupes Tsuzuki – No quería verlo sufrir- el contacto físico me descontrola un poco, pero me acostumbraré. No te culpes – Tsuzuki lo miró a los ojos sorprendido- Tengo que irme. Después hablamos

Se fue de allí. Sin mirar atrás. Sin esperar a que Tsuzuki lo siguiera. Miró el letrero de la puerta que pensaba atravesar “laboratorio”. Un suspiro salió de sus labios. No. Mejor no. Watari en su laboratorio le daba escalofríos. Sus pies se movieron solos, siguiendo el camino recto sin desviarse en su primera opción. ¿En que estaba pensando para pedirle consejo a Watari? Miró hacia otro letrero “Despacho de Tatsumi”. Definitivamente era una mejor opción.

Estaba indeciso. Su corazón golpeaba con fuerza en su pecho, con rapidez. Cerró los ojos y con suavidad tocó la puerta. Tan suave que solo el oído más fino hubiese sido capaz de oírlo

-          Adelante

La voz de Tatsumi se oía amortiguada por la puerta. Como era de esperar el oído de Tatsumi eran de eso finos. Se estaba arrepintiendo de haber tocado.

El despacho era pequeño y sencillo, pero quizás era por la presencia del secretario, que aquellas cuatro paredes parecían más de lo que eran

-          Kurosaki-kun, es extraño tenerlo aquí

Y tanto. Podía contar con los dedos de una mano las veces que había estado en aquella pequeña habitación

-          Tome asiento

Los escrutadores ojos azules lo seguían, lo estudiaban, lo evaluaban. Esa mirada te traspasaba… Tatsumi sabía que necesitaba algo personal, sino se hubiese presentado con Tsuzuki que estaría a su lado reclamando, lloriqueando y chillando por que le diera más dinero

Tic Tac.

Las agujas del reloj se movían

Tic Tac

Suslabios seguían fuertemente unidos.

Tic Tac

Un suspiro salio de sus labios

Tic Tac

Era hora de hablar…

-          Yo…

A pesar del silencio y del tiempo Tatsumi no dijo nada, ni se movió ni le apremió. La calma que transmitía era ajena a su nerviosismo

Pero sus palabras se quedaron en su garganta. Su cerebro parecía fango, espeso y de poca utilidad en esos momentos. Su mirada se mantenía baja y su quijada se apretó. Respiró profundo para infundirse valor. Que difícil era para él pedir consejo, pedir ayuda, necesitar a alguien.

-          Yo… quisiera preguntarte algo – Ahora si. Sus ojos se alzaron y miraron fijamente a los del secretario

-          Habla – Seco, como siempre pero no cortante

-          Desde hace un tiempo… no estoy seguro de cuanto la verdad – el golpeteo de su corazón iba disminuyendo- estoy más “sensible” por así decirlo

-          ¿Sensible en que aspecto? – Ni se rió, ni se mofó. Más bien parecía un médico haciendo un examen rutinario

-          Bueno cuando esta Tsuzuki cerca… mi cuerpo se descontrola, mi empatía me desborda y percibo tantos sus sentimientos que con rozar un hombro suyo me hace daño. Su mente es oscura y espesa de sentimientos entremezclados, difíciles de diferenciar unos de otros.

-          Y… ese descontrol… por llamarlo de alguna manera sucede solo con Tsuzuki me ha parecido entender

-          Si, solo con él

-          ¿Te sientes nervioso en su presencia?- Se miraron a los ojos

-          No, me siento bastante relajado cuando estoy con el – Una fina sonrisa apareció en los labios del secretario

-          Y… ¿cuándo te toca?

Las mejillas se le enrojecieron de repente. Y miró con sorpresa a Tatsumi

-          Quiero decir cuando te abraza, te sujeta del hombro, se rozan vuestras manos… ¿Te pones nervioso?

-          Mmmmm bueno – Sus mejillas aún estaban coloradas- si, creo que si

La sonrisa de Tatsumi se volvió tierna como cuando ves a un niño que ha hecho una travesura sin proponérselo y lo has pillado con las manos en la masa o esa que le pondrías a un niño ingenuo que no sabe de ciertas cosas. Que sonrisa más extraña viniendo del secretario. No lo entendía. Parecía que él ya sabía la respuesta.

-          Se la respuesta, sé el porqué de tu descontrol… pero debes de averiguarlo tú. Pero también puedo sugerirte una forma para habituarte… a tu nuevo estado…

-          ¿Cuál?

-          Si su toque te descontrola enfréntate a ello. Háblalo con él y haz que vuestras pieles se toquen. Un roce de manos, una caricia en la mejilla… empezad por cosas suaves y súbelos de nivel. Que los roces pasen a caricias contundentes, que en vez de rozarse vuestras manos… bueno… hagáis una conexión más profunda… Te iras acostumbrando, tu nerviosismo dará paso a la tranquilidad y finalmente podrás controlarte en su presencia

-          Pero… - No estaba nada seguro de las palabras dichas por el secretario.¿ Dejar que sus pieles se toquen? Era demasiado para él- Porqué sucede esto. Porqué solo con él

-          Sé la respuesta pero quien debe descubrirla eres tú.

Con lentitud se levantó del asiento que había estado ocupando todo el tiempo. Se dirigió a la puerta y la abrió con suavidad dando una clara indirecta a su acompañante.

-          Hablaré con Tsuzuki para que empieces cuanto ante tu “entrenamiento” porque sé que tú no le dirás nada… Buenas tardes Kurosaki-kun

Turbado, sin saber aún como había llegado a esta situación salió por la puerta, más confuso que cuando entró… Hubiese sido mejor entrar al laboratorio

Notas finales:

Nunca me he presentado con un dilema como el de publicar este fic. Lo he escrito, reescrito y vuelto a escribir. A mi parecer le faltaba algo de brillo y de chispa como para publicarlo y que pudieseis leerle. Lo he modificado muchisimo, erra un poco de la idea principal... pero estoy mas o menos satisfecha. Será corto (o eso digo yo.... aunque despues quien sabe) espero q de minimo 2 y de maximo 6 cap.

Espero que disfruten de la lectura y que tenga unas buenas espectativas.


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