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Penumbra ~Banghim~ por Iqui25

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Notas del capitulo:

Disfruten su lectura, cualquier comentario es siempre bienvenido

Ni siquiera la Luna hace presencia para darle un poco de luz a su duro andar. Ya han sido horas en las que, sin pensarlo mucho, se aventuro a recorrer las oscuras calles. Se encuentra vagando, sin rumbo alguno, con frio y hambre, preguntándose cómo fue que llego a esa situación. Remembrando imágenes, solo puede sollozar y tirarse al suelo, rodea su cuerpo con sus propios brazos, le duele su abdomen, su cara, su pecho, su corazón. Los golpes no son nada, después de un tiempo se curan, si hay marcas, pero que hay con las heridas del alma, esas no sanan, se quedan ahí, en el corazón, en la mente, en el espíritu de uno, y aunque pase el tiempo, habrá momentos que volverán a abrirse y más cuando se han sido hechas por un ser amado.

 

Inconscientemente, toma con fuerza su estomago, el dolor se hace más y más insoportable, ¿qué hacer si no hay nadie que le auxilie? ¿Ir en su búsqueda? No, él mismo le pidió no verse más, solo para que él tuviera el brillante futuro que merecía, ya que a su lado, solo encontraría obstáculos, habladurías, miradas llenas de asco y rechazo. No era capaz de hacer pasar por todos esos prejuicios al hombre que amaba. Pero si no hacia algo, ahí mismo terminaría su vida. Opción, ya no tenía más.

 

Lentamente, con las últimas fuerzas que tenía en su débil cuerpo, camino hasta llegar a la casa de su amado. Pensó en tocar el timbre, seguro que su madre atendería y esta no dejaría ver a Yong Guk, sabía que ella no veía con buenos ojos su relación con su hijo. Tomo el maltratado celular, esperando que este funcionara y que Guk contestara, seguro estaría enfadado por su partida.

 

1, 2, 3… la voz ronca del chico del otro lado de la bocina se escucho. Solo con oírlo, sus lágrimas brotaron como río desbordado. Intento tranquilizase para articular palabra. – Guk, soy yo – se hizo un silencio – ¿Himchan, que quieres? – tapo sus boca para que el quejido que salía de ella no fuera escuchada por el chico – Yo…- dudo un poco, el tono con él que Yong Guk había respondido tenia señas de dolor, enojo y repudio, aun así no podía dar vuelta atrás – yo… necesito tu ayuda. Estoy afuera de tu casa.  ¿Podrías solo salir un momento? – Nada, no hubo contestación, no aguanto más, dejo caer el teléfono y poco a poco, se deslizo por la pared y cayó al suelo.

 

Pasaron poco minutos desde la llamada, pero para ella fueron los minutos más largos, sentía el frio del suelo, el dolor de su vientre ya era insoportable, sabía que pronto caería inconsciente, un liquido rojo y viscoso, escurría por su estomago, aquella herida seguía sangrando sin querer parar. Le aterraba la idea de morir en ese lugar húmedo y solo.

 

No podía permitirse terminar así, aun tenía un poco de dignidad, con fuerza sobrehumana y apoyándose en la pared, se levanto, sus piernas se tambalearon, estuvo a punto de volver a caer, pero unos brazos fuertes y cálidos rodearon su cintura y se aferraron a su cuerpo. Con temor, levanto su cabeza, no pudo evitar sonreír para que luego su cuerpo desfalleciera.

 

Sin pensarlo dos veces, Yong Guk, lo tomo en sus brazos, subió al coche y se dirigió al hospital más cercano. Manejaba lo más aprisa que podía, de vez en cuando, miraba al chico que se encontraba en el asiento del copiloto, pasaba su mano por su frente, comprobando que seguía con vida. Tampoco pudo evitar sentir curiosidad por saber quien le había dejado en esas condiciones. Mil y un preguntas se acumulaban en su cabeza tratando de comprender todo lo que estaba pensando en ese instante.

 

Tantas preguntas y ninguna respuesta. Llego al fin al hospital, inmediatamente llamo a una enfermera para que le ayudara a bajar a Himchan. La camilla apareció, con rapidez se dirigieron a la sala de emergencias. La luz de la sala, señalaba que entraban a cirugía. Paso una hora, la espera era insoportable, gente iba y venía. Se sintió con el deber de avisar a sus padres. Tomo el teléfono y llamo. Una voz femenina le contesto, sabía que era la madre de Himchan -  Soy Yong Guk -  la madre de Himchan respondió alegre al identificar la voz del amigo de su hijo – Guk, ¿cuánto tiempo? Himchan no está – Guk trataba de mantener el control, pero la voz alegre de la mujer se lo impedía - Señora, Himchan está en el hospital, el esta grave. La voz angustiada de la madre Himchan no se hizo esperar, luego de darle las indicaciones a la abrumada madre, colgó. Volvía a su asiento solitario, esperando por alguna persona que le dijera de la situación de su amado. Ya no le importaban las respuestas, no quería explicaciones, solo quería saber  que Himchan estuviera bien, a salvo. El rencor e ira se borraron su memoria, la preocupación y la angustia, se hicieron presentes. Solo una señal de que le indicara que Himchan estaba aun con vida.

 

Paso cerca de 40 minutos, ningún médico, ni enfermera se había dignado en darle información. Se sentía frustrado, inútil, impotente. La madre de Himchan apareció, inmediatamente corrió a abrazar a Guk, la señora solo pudo llorar más al verlo, tan abatido, pensó que le daría malas noticias. Solo respiro un poco cuando el chico le dijo que aun no salía de cirugía y que no sabía como estaba, aun tenía esperanzas de volver a ver el rostro angelical de su hijo.

 

Ambos se sentaron, esperaron, el silencio era incomodo. La mujer sabía perfectamente quien era Yong Guk sostenía una relación más allá de una simple amistad con su hijo, Himchan nunca le oculto nada, ni siquiera cuando Himchan termino con Guk, su madre siempre lo apoyo. Pero se sentía fatal al no darle ese mismo apoyo cuando Himchan se enfrento a su padre, el hombre no acepto muy bien sus preferencias y ni que decir de su hermano mayor. Ambos se sentían traicionados por su esposa e hijo, ¿cómo no les comentaron nada? Un secreto escondido por madre e hijo. La pobre mujer temía que la situación en la que se encontraba Himchan, era posiblemente culpa de su hijo mayor. Horas antes, ambos le habían comentado que saldrían para tener una “tarde de hermanos” para limar asperezas. 

 

Lagrimas y más lagrimas, su cara era un mar de llanto, Yong Guk, la tomo de la mano, tratando de calmar a la pobre mujer, además él también necesitaba un poco de consuelo.  Las puertas del quirófano se abrieron, llamaron a los familiares del chico, inmediatamente la señora se levanto y acompaño al médico. De nuevo las puertas se cerraban, ante la mirada desolada de Guk.

 

Los gritos de tras de la puerta le advertían la cruel realidad, Himchan, la persona más importante en su vida había muerto. Cubrió su rostro con sus manos intentando detener las lágrimas que se amontonaban sobre sus ojos y mejillas. La madre de Himchan salió y busco con la mirada a Guk, pudo verlo sentado en la silla, tratando de esconderse, la imagen del chico le pareció de lo más desolado que había. Lo abrazo tratando de consolarse mutuamente. – Yong guk – al fin dijo la mujer – Himchan te amaba y mucho. El me conto de los problemas que había empezado a tener en la universidad, cuando tu y él formalizaron su relación. Lo atacaban constantemente, lo humillaron en varias ocasiones, incluso amenazaron con lastimarte, por eso tomo la decisión de alejarse de ti. Quizás no fue lo mejor, pero pensó que solo así te protegería.

 

Las palabras de la mujer parecían haberle aclarado la mente, se sintió enojado con Himchan al nunca mencionar de tales abusos, pero también se sintió inmensamente feliz por haber conocido a alguien que fue capaz de amarlo tanto que, prefería sufrir en secreto con tal de que él no saliera dañado.

 

Después de los tediosos trámites para reclamar el cuerpo del joven, la madre empezó a indagar el paradero del hijo que aún le quedaba. Para su desgracia, sus temores eran justificados y verdaderos. El sujeto, repudiando a su propio hermano, lo arrojo a las garras de locos homofóbicos que después de darle una paliza al joven, lo acuchillaron y abandonaron como un vil animal. Pese al dolor de saber que perdería a sus dos hijos, la madre levanto la demanda y poco después recibió la amarga noticia de la detención de los involucrados, por supuesto, entre ellos su hijo.

 

Durante todo ese tiempo, Yong guk se había limitado a dejarle el asunto a la pobre mujer, solo porque ella se lo rogo, él sabía que seria una decisión muy dura para la mujer, además de que sabía de ante mano, que si veía a aquel ser despreciable, se arrojaría contra él para vengar Himchan. Aun así, permaneció al pendiente de la mujer para poder darle un poco de apoyo.

 

Han pasado ya diez años, es un día lluvioso, aun así la gente camina por las calles en dirección de sus respectivos trabajos, solo un hombre camina en dirección contraria de toda esa multitud. Su destino, el cementerio, era el decimo aniversario de la muerte de Himchan  e iba a reencontrarse con el hombre al que tanto amaba y seguía amando.

 

-Yong guk -una mujer de ya edad avanzada, le llamaba desde lejos. Guk, vestía un traje negro, su cabello corto y los lentes oscuros le daban un aire de madurez, pero la  sonrisa picara con la que contestaba el saludo de la mujer, lo delataba, aun era un joven abogado, que después de noches en vela y días de alto estrés, al fin se consolidaba como  socio en la prestigiosa firma de abogados en la cual hacia ya algunos años trabajaba. Podia decir que su vida estaba completa, pero no, solo le hacía falta Himchan para que su vida realmente fuera perfecta.  Hombre y mujer, se colocaron frente aquella lúgubre lapida gris, se inclinaron y pidieron a Himchan que les cuidara desde alla arriba, donde era seguro que les observaba como ángel protector que fue, era y seguiría siendo, hasta volverse a encontrar.

 

Notas finales:

Gracias por leer y comentar ^^


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