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El eco de tu voz por prince_erevt

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Ikki a sus 29 años contemplaba  a su joven y bello amante Seiya, el hombre conocido como Fénix ahora sentía  que se convertiría en cenizas para ya no resurgir y es que el ángel que ahora se encontraba tendido en su cama había llevado su vida al caos, su jodida tranquila vida era ahora un completo caos.


Parado en el marco de la puerta  y muy a su pesar contemplaba la figura del joven de 21 años, ¿cómo una criatura que parecía tan frágil e inocente podría perturbar tanto a una mente fuerte como la suya?, quizá estuviera exagerando, había transcurrido cerca de un año desde que el muchacho con los ojos como avellanas había aceptado ser su pareja.


Al encontrarse Seiya boca abajo las prominentes formas de su cuerpo despertaron una erección en su amante que lo observaba a la distancia, erección que desapareció rápidamente cuando las imágenes del joven con otros hombres cruzaban por la mente de Ikki, imágenes del chico alcoholizándose y bailando libertinamente con cualquiera que se le acercara.


Infiernos que el joven era cariñoso y el mejor compañero en la cama que haya tenido en toda su vida, pero ese estilo de vida despreocupado y obsceno que llevaba le enfermaba, muy a su pesar era las consecuencias de haber iniciado una relación con un niño.


El joven que recién abría los ojos para recibir los rayos del sol, se levantó de manera abrupta, sin decir palabra se acercó hasta donde se encontraba su amante, aproximo sus labios a los del hombre ligeramente más alto que él para un afectuoso beso –Es tarde, debemos de trabajar- Dijo el joven, no sin apretar la aun abultada ingle del hombre mayor. Ikki pensó para sí mismo que esas contradicciones del carácter del niño eran lo que lo habían enamorado de él, un gesto inocente como un beso terminaba en un acto pervertido con el toqueteo de sus genitales, esas contradicciones eran las que ahora hacían de su vida una pesadilla.


El hecho de trabajar juntos había sido en un inicio una buena jugada del destino, pero ahora al tener que soportar ver a su joven amante coquetear con los bastardos que andabas tras él era motivo para hacerlo rabiar todo el día.


Como todas las mañanas a eso de las 11 am el joven apareció por las escaleras de su edificio de trabajo, comenzó con su rutinaria revisión de los equipos de cómputo, cuando el joven paso por el pasillo donde se encontraba, al pasar a su lado el joven le regalo una sutil caricia en la espalda, acompañada de un guiño y un -Guapo- que encendió el fuego del Fénix, siguió con la mirada el apetecible trasero del chico que se marcaba de manera asombrosa en ese ajustado pantalón, Ikki sintió el impulso de levantarse y hacerle el amor allí mismo hasta el momento que vio a su chico saludar demasiado afectuosamente a ese pesado de Alebarán, ¿un simple amigo? Claro que no, el corpulento Alebarán tomaba al chico un poco más debajo de la cintura rosando con sus dedos el apetecible trasero de Seiya y este último exploraba con las palmas de las manos la prominente espalda de su amigo, claro sin contar la media hora que el chico le dedicaba a sus pláticas diarias con sus supuesto amigo, platicas con guiños de ojo, sutiles roces y abiertas sonrisas, que el propio Ikki sabía era la manera de coquetear de su amante.


Cuando el chico regreso sobre el pasillo para continuar con su jornada de trabajo Ikki le dirigió una fría mirada, el chico sonrió sínicamente a manera de burla.


Al llegar el medio día Ikki realizo una llamada a su joven amante, lo sito en el comedor de su edificio.


El lugar se encontraba vacío, el angelical muchacho dirigía miradas provocadoras a su hombre desde la distancia, cuando se acorto la distancia entre ellos prácticamente se abalanzo a su cuello, Ikki lo tomo por los hombros y lo alejo a una muy corta distancia, el chico estaba listo y quizá ansioso para recibir un apasionado beso, Ikki acerco su rostro al del joven rozando mejilla con mejilla, la agitación de la respiración de Ikki golpeaba el oído del joven provocando que esté se estremeciera, -Ya no podemos seguir- Finalmente dijo el Fénix, sintiéndose morir -¿es tu última palabra? – contesto el joven con una expresión invariable.


 En un valeroso acto de honestidad –Eres un chico muy guapo, eres inteligente y yo no puedo darte el tiempo que me gustaría, además no me siento preparado para una relación- admitió el Fénix. –Si ya lo decidiste que así sea- Dijo Seiya tras varios segundos de silencio; -En verdad deseo que te vaya muy bien – susurro Ikki, -Yo no te puedo desear algo que no siento- sentencio el joven Seiya.


Tras unos segundos de mirarse, que para ambos parecieron minutos y hasta quizá horas, la mirada dudativa de Ikki y la mirada fría de Seiya se rompió. Seiya dio media vuelta y se retiro.    


 


 


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