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Primera Letania por sugar-blood

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Notas del capitulo:

Nota:

Buenas, buenas. Felices todas-las-festividades atrasados. Iba a subir un capítulo más corto que este, pero me gusto así como esta.

Con la novedad de que ya tengo beta. Ella es muy buena en la ortografía y redacción, aun que no lee fanfic ’s y no está acostumbrada a este tipo de redacción, así que la puse a leer fanfic’s heteros (No le gustan de tematica homo) y a penas se esta adaptando.

Graciela es el nombre de mi beta, así que pídanle en los comentarios que me ayude a corregir rápido.

Bueno, las/los dejo leyendo.

See you later.

Cap9. –Fascinante.

Yo te contaré, soy la sencillez.
Solo tengo un leve problema.
Mucho desnivel ya me acostumbré. […]
Hay que cuidar la belleza.
Déjame encontrar una máscara. 
Y así hablar con franqueza.

- Pxndx

Hermione Granger estaba sentada en la biblioteca. Había pasado una semana desde el incidente en DCAO y ahora miraba a Malfoy de otra manera. Lo compadecía un poco de lo que le había tocado vivir y no le parecía tan malo como aparentaba ser.

Harry y Ron estaban entrenando en el campo de Quidditch y faltaba poco para cenar. Se levantó para dejar el libro que estaba utilizando para una redacción de encantamientos. Caminó por los pasillos.

Dio unas cuantas vueltas y recorrió algunos pasillos hasta llegar a la parte cercenan al ala prohibida. Era tarde y ningún alumno en la biblioteca. Mañana era sábado y harían una salida a Hogsmeade y nadie se preocupaba por las tareas hasta el domingo por la noche. Se acercó al estante donde había agarrado el libro y lo acercó al hueco que le correspondía y justo ahí empezó a escuchar algunos sollozos ahogados. La curiosidad le ganó y se asomó un poco hacia las mesas que se encontraban cerca y donde salían los lamentos.

Ahí se encontraba Pansy Parkinson llorando amargamente. Le dio un poco de lástima la chica, le recordaba su primer año en Hogwarts, perdida y sin amigos. Además nadie merecía ese trato que le daban las chicas de Slytherin. Tratar tan indiferente a alguien de su misma casa, solo por defender a Malfoy ¡Merlín! La había visto en el desayuno varias veces, sentada cerca de Malfoy, excluidos por igual. Pero nunca pensó que se sintiera tan mal como para llorar.

Del bolsillo de su túnica sacó un pañuelo y se acerco decidida. Se sentó en silencio en la silla contigua a la Slytherin.

Pansy, al sentir movimiento se tensó. Lo menos que quería en ese momento era que alguien la viera en ese estado tan deplorable. Se tapó aún más el rostro y decidió no moverse ni un centímetro. Detuvo sus sollozos por momentos. Había pensado que nadie estaba en la biblioteca a esas horas y en ese día y trató de adivinar quine podía ser, grande fue su sorpresa al levantar levemente la cabeza y ver a Hermione Granger.

Hermione le acercó el pañuelo con cara impasible, pero Pansy aún seguía en shock y la castaña al ver que la otra chica no reaccionaba dejó el pañuelo suavemente en la mesa y se levantó con el mismo silencio como hubo llegado. Pansy miraba hacia el pañuelo mientras escuchaba los pasos de Granger alejarse.

Al sentir que ya no estaba cerca la castaña, Pansy levantó el pañuelo y dudó un poco, pero nadie la estaba viendo. Acercó la pañoleta a su rostro y se limpió las lágrimas con cuidado. Cuando terminó, se quedó quieta un momento, apretando el pañuelo en sus manos. Estaba llorando por una estupidez, pensó. Ni Daphne, ni Millicent, y ninguna otra chica merecía sus lágrimas, ella había defendido a Draco y no se arrepentía de eso. Nunca lo haría, ni aunque su padre le desheredara.

Se levantó decidida y con la barbilla en alto, con el pañuelo aun sujeto firmemente. Algo en su mente se instaló en su cabeza y agradeció a Granger en silencio.

*/*/*

Draco Malfoy estaba de buen humor. Pansy había ido a la hora de la cena y se sentó frente a él, totalmente compuesta después de que estuvo algunos días evitándole. Pensó lo peor. Caviló que tal vez Pansy ya no volvería a hablarle para poder regresar a su estatus entre los Slytherin, pero estaba equivocado.

Caminó por los pasillos del segundo piso. Todo estaba tranquilo, se topó con algunos de primer año y uno que otro de Durmstrang pero nada de qué preocuparse. Las burlas y "buenos deseos" empezaron el primer día, y su noche iba tan tranquila que esperaba no toparse a alumnos de años más avanzados para empezar con los insultos.

— ¡Draco! —

Bueno, había algo peor que los insultos vespertinos…

—Diggory…— Susurró tranquilo. — Buenas noches. —

—Buenas noches para ti también. — El Hufflepuff sonrió.

Cedric Diggory era alguien obstinado cuando quería algo. Y definitivamente quería la atención de Draco. Su gusto por Malfoy había estado desde el año pasado. En el último juego de Hufflepuff, que había sido contra Slytherin. Compartiendo campo pudo observarle bien. De complexión delgada, su cabello rubio y de apariencia sedosa, sus ojos grises, como plata fundida, toda la pasión que ponía a la hora del juego. Y muy, muy dentro de él- pero que no quería admitir, porque la idea era un poco enferma -, pensaba que los últimos acontecimientos no pudieron ser más convenientes. Draco Malfoy acabando huérfano por culpa- según lo que había escuchado de buenas fuentes- del señor oscuro. Eso dejaba a un muy desolado Slytherin, listo para ser consolado, ¡Y qué mejor que un Hufflepuff!

La boca de Malfoy hizo un monosílabo, un poco incómodo.

—Bueno… tengo que irme. Hasta luego. — Expuso Draco.

— ¡Oh espera! — Cedric le tomó del brazo.

Draco le volteó a mirar molesto.

—Quería… Quería invitarte mañana a Hogsmeade. — Dijo nervioso Diggory

El rubio levantó sus aristócratas cejas. ¿Draco Malfoy? ¿En una cita con un Hufflepuff?

—No lo creo, estoy ocupado…— Le dijo lo más seguro que podía pero fue interrumpido.

—Necesito ayuda…— El tono que usó Cedric fue a punto de la desesperación. — Estoy trabajando en una poción, y sé que tú eres bastante bueno para ser un alumno de cuarto…—

El alago hizo pensar a Draco un poco, Diggory estaba aguantando las ganas de brincar al ver victoriosa su escusa.

—Podría ser…— Draco expuso en un susurro. — Mañana en el comedor a la hora del desayuno te haré saber si puedo o no. — El rubio dio media vuelta y caminó hacia las escaleras que daban hacia el siguiente piso. — Buenas noches Diggory. — Se despidió.

Cuando Cedric vio que Draco daba la vuelta en la esquina, dio un brinco y se alabó por tan buena forma de salirse con la suya.

*/*/*

Draco acarició levemente las plumas de su lechuza real, desinteresadamente. Sus ojos se dirigieron al panorama que le daba la noche en combinación de la luna creciente, el lechucero podía ser agradable cuando esta se encontraba limpia.

Suspiró.

Empezaba a desesperarse. El no quería eso, quería cerrar los ojos y al abrirlos encontrarse en la mansión, con sus padres, sin un señor oscuro, sin guerra, sin mortífagos. Era duro… tratar de ser un adulto, cuando toda tu vida tenías a tus padres que tomaban decisiones por ti.

Ahora no tenía el problema con Pansy y agradecía por eso, pero estaba lo de los Magnus. Sabía que no se quedarían tan tranquilos cuando podían entregarle en bandeja de plata a Draco Malfoy al comprometerlo con el primogénito de la familia.

— ¿Malfoy? —

—Potter. — Saludó secamente. — ¿Cómo diablos puedes salir tan tarde sin que te descubran? — Preguntó mientras volteaba levemente su cabeza para ver al niño-que-vivió.

—Eso es un secreto. — Contestó Harry con una sonrisa.

Draco levantó una ceja, mirando la estúpida sonrisa de Harry Potter.

—Como sea…— El rubio se dio la vuelta y buscó algo en la noche.

El mutismo se prolongó por poco tiempo

—Sirius me dijo que has estado visitándolo últimamente. —Dijo Harry como el que no quiere la cosa.

Un monosílabo escapo de la boca del rubio. Hubo un momento pequeño de silencio, para nada incómodo y Harry se acercó un poco más a él.

— ¿Tienes algún problema? —Preguntó Draco a la defensiva.

—Ninguno, ninguno. — Respondió Harry rápidamente.

Otro momentáneo silencio.

—Hermione vio hoy a tu amiga llorando en la biblioteca. — Harry expusó indiferente.

Hermione le había dicho a la hora de la cena sobre aquello. Le informó que la Slytherin se escuchaba demasiado triste, no era como si estuviera haciendo un berrinche, solo como si se ahogara en sus propias lágrimas y le pareció que tal vez Malfoy no sabía eso. Y en efecto, no sabía. Pansy había llegado tan relajada en la hora de la cena y hablándole de nuevo que ignoro cómo pudo superar su momento de depresión, aún se le veía afectada, pero no tanto como antes.

Malfoy suspiró pesadamente sin poder contenerse. Eso ya era demasiado, Pansy no era de las que lloraba en rincones de la escuela, claro, dejando de lado los berrinches de típica niña rica.

—Chicas… — Draco dijo en tono cansino. —Ya tendrías que haber dado cuenta, ¿No? Desde el incidente en Defensas… donde Pansy me defendió. Los demás la han tomado contra ella también… Pero parece que ahora está mejor. — No sabía por qué razón estaba tan locuaz y menos con Potter.

— Pero el problema es que ella es chica, y no tiene amigas en otras casas, ¿Verdad? — Terminó Potter por él.

Las dos miradas se cruzaron. Draco estaba sorprendido por el entendimiento que estaba demostrando Potter, tal vez podía ayudar…

No. Nunca. Eso era rebajarse.

—Tal vez Hermione podría ayudar. — Le ofreció el de lentes. —Ella dijo que estaba a punto de hablarle pero no sabía cómo se comportaría Parkinson. — Harry se recargó en el barandal de roca.

El orgullo de Draco agradeció el no tener que pedir ayuda. Lo pensó por un momento breve. Pansy, a pesar de ser una Slytherin, era una chica. Debía admitir que Granger se había portado muy bien a pesar de todo lo que le había dicho en toda su vida escolar, hasta lo saludaba cuando estaba en la biblioteca y se la encontraba por los estantes.

—No lo sé…— susurró. —Pansy puede ser un poco difícil. —

—Hermione también lo es. — Y Potter volvió a sonreír.

*/*/*

A la mañana siguiente, cuando el desayuno terminó, todos estaban sorprendidos cuando Diggory interceptó a Malfoy en el pasillo. Todos tenían en alta estima a Cedric por ser un buen estudiante y compañero en toda la regla y pues Malfoy no "calificaba" como alguien que podría estar con el buscador de Hufflepuff.

—Está bien Diggory, te acompañaré; pero que sea rápido, tengo cosas que hacer también. —

Cedric sonrió meciéndose levemente con la punta y el talón de sus pies.

—Claro, claro. Será rápido. — Le dijo mientras levantaba la palma de su mano como si lo prometiera.

Caminaron juntos hacia a fuera, en la entrada ya estaban los carruajes y los thestrals listos para partir cuando se llenaran los compartimentos que llevaban.

Draco miraba solemnemente hacia enfrente mientras miraba como varios alumnos delante de él se hacían a un lado. En tanto Cedric aun seguía con aquella sonrisa de estúpido, y la sostuvo aun después de llegar a Hogsmeade. Draco se dirigió junto a su acompañante rápidamente hacia la tienda donde se surtían de ingredientes, Diggory y Draco estuvieron buscando los ingredientes sin problemas, pero el rubio se dio cuenta de los suaves roses que le daba Cedric cuando tocaban algunos ingredientes juntos.

—Bien, creo que eso es todo lo que te servirá para la poción que necesitas Diggory, hasta luego. — Draco estaba a punto de irse.

—Pero Draco, quisiera pagarte con alguna cosa… déjame invitarte un helado, ¿Te parece? — Le ofreció.

—No. — Contestó secamente. — Pero gracias por tu ofrecimiento, Diggory. —

Cedric se quedó ahí, parado mientras veía al rubio irse. Bueno, por algo podía empezar.

*/*/*

—Harry, Hermione, ¿Esos no son Cedric y Malfoy? —

Harry inmediatamente volteó la cabeza y en efecto, lo que decía su amigo Ron era cierto, era Diggory y Malfoy, quienes entraban a la tienda de ingredientes. Se preguntó qué diablos hacían juntos si se suponía Draco nunca saldría con un Hufflepuff ni a la esquina del lago.

—Bueno chicos tengo que ir a la librería. —

Los dos chicos suspiraron.

—Si nosotros iremos a Zonko's, ¿Verdad Harry? — Ron le dio un golpecito con su codo.

Pero Harry tenía otros planes…

*/*/*

Había pasado una media hora desde que había dejado a Harry y Ron para ir a comprar un libro que quería, no lo había encontrado y decidió pedirlo por lechucería. Cuando salió se topó con una nerviosa Pansy Parkinson en la puerta de la librería. Se sorprendió pero sonrió a la chica.

—Buenos días. — Saludó quedito Hermione.

—Hola…—Parkinson no la miraba pero la chica tenía un sonrojo de campeonato. — Yo…—

—Pero miren nada más. Vaya, Pansy, querida. Parece que ahora que has caído tan bajo, no te queda más que resignarte con la compañía de sangres sucias y traidoras. — Una voz chillona habló frente a las chicas.

Daphne Greengrass.

Pansy recompuso su porte, levantando la barbilla con solemnidad y volteó la mirada hacia Daphne y su séquito de chicas Slytherin. Y pensar que alguna vez fue "amiga" y líder de aquellas "damas".

—Será mejor que cierres tu linda boquita, Greengrass— Ironizó la pelinegra.

Daphne levantó sus hermosas cejas y puso una pose mas autoritaria, fijó su vista a Granger, viéndola con asco.

—Bueno, aquí empieza a apestar. —La rubia sonrió con desprecio y tapó su respingada nariz aun mirando a Hermione. — Te dejamos con tu amiguita sangre su…—

Pero antes de Greengrass que pudiera completar el insulto un puñetazo golpeó de lleno en su perfecto rostro. La causante de esto…

— ¡Pansy! — Gritó alguien con voz agitada.

Draco Malfoy llegó corriendo, se había dirigido a la librería y vio la silueta de la pelinegra, pero cuando la vio cerca de Daphne corrió a sacarla de ahí, pero nunca se esperó que cuando llegara viera a la rubia heredera de los Greengrass tirada por un golpe de su amiga. ¡Qué falta de control!

— ¡Pero qué te pasa! — Gritó encolerizada Millicent mientras ayudaba a la desorientada Daphne.

Hermione se quedó con la boca abierta; estaba impresionada. No se dio cuenta de que Malfoy las empujaba hacia un lugar lejos de la librería y alcanzó a reaccionar cuando vio que Pansy se tomaba los nudillos y sollozo.

— ¡Oh por Merlín Pansy! Ahora te has hecho daño… ¿Qué te dijo Greengrass para que te pusieras así? — Preguntó el rubio mientras daba vueltas en el callejón al que había llegado, ignorando que Hermione estaba aun ahí.

La castaña Gryffindor se acercó a Pansy y tomó la lastimada mano con delicadeza, Parkinson soltó otro sollozo, los nudillos estaban rojos pero no era un golpe por el cual debían preocuparse, pero supuso que ningún Slytherin estaba muy familiarizado a los dolores por peleas físicas. Por suerte ella estaba acostumbrada a que Ron o Harry llegaran con heridas o golpes pequeños que Madam Pomfrey no curaba por ser pequeños rasguños. De sus labios salió un conjuro y la mano de la Slytherin se envolvió de un halo dorado y los nudillos rojos de Pansy volvieron a su color natural.

Draco paró de dar vueltas y solo observo como pasaban las cosas y pensó que tal vez sobraba ahí, ya tendría su momento de regañar a Pansy más tranquilo y en silencio se retiró.

—Gracias…— Susurró Parkinson con una pequeña sonrisa. — Esa perra de Greengrass. — Murmuró molesta.

Ya sin el dolor en su mente podía pensar con claridad y una parte de ella la reprendió por ponerse así solo por aquella chica Gryffindor que ni siquiera era su amiga. Pero había estado tan deprimida y sola que Hermione Granger llegó como una pequeña luz de esperanza…

—Oh si…— Pansy removió en su bolsillo de su túnica. — Aquí tienes, muchas gracias. — Parkinson le entregó el pañuelo perfectamente doblado a la castaña.

—Mi pañuelo…— Tomó la pañoleta de las manos de la otra chica y sonrió. —No fue nada…—

—Fue… mucho para mí. — La pelinegra levantó la cabeza para regalarle una sonrisa. — ¿Te parece si vamos a tomar algo? Hace un poco de frío… —

Las dos salieron del oscuro callejón y se dirigieron a algún lugar a tomar té.

*/*/*

Cuando Draco llegó a Hogwarts la noticia de que su amiga Pansy había golpeado a Daphne Greengrass se había esparcido como pólvora que se dirigía a los oídos ajenos a la institución- dígase los padres de las alumnas involucradas- como si fueran una bomba de tiempo. Draco suspiró y se dirigió a las mazmorras con resignación.

Decidió pasar con su padrino, para ver si ya había recibido las "buenas nuevas". Tocó la fuerte puerta de caoba y esperó a la voz de su padrino con el permiso de pasar. No pasó mucho para que la puerta se abriera y pasara la habitación. Se sentó desganado y esperó a que su padrino se acercara.

— ¿Una cita con Cedric Diggory? ¿Un Hufflepuff? Tienes que estar bromeando…— Fue lo que recibió de Snape con un tono de voz irritado.

—No fue una cita. Necesitaba ayuda porque parece ser que es un retrasado mental…— Le respondió cansado.

Severus invocó un servicio de té mientras se sentaba delante de su ahijado.

— ¿Como pasó lo de Pansy Parkinson? — Preguntó el mayor como si le diera igual.

Había escuchado por los pasillo a muchos jóvenes hablar sobre una pelea entre Slytherin. Eso le sorprendió y poco después supo quienes eran las implicadas.

—No lo sé. Llegué cuando Daphne Greengrass ya estaba en el suelo. — Draco se sirvió una taza de té sin mirar a Severus.

—Esto será un caos. No quisiera toparme con los padres de las dos en la siguiente reunión con el señor oscuro. Deseo ahorrarme el bochorno de las preguntas que harán por esto. — Dijo con tono cansino Snape.

El pelinegro hizo lo mismo que su ahijado y se sirvió una taza de té. Tenía la sensación que Parkinson no sería la única amiga de Draco que haría actos de ese tipo y espero que los demás fueran un poco menos violentos a la hora de presentar sus lealtades.


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