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Primera Letania por sugar-blood

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Notas del capitulo:

Soy una mala persona, lo sé. No tengo excusa. Solo espero que lo disfruten y perdón por la espera. Tantas cosas han pasado… pero bueno. 

 

Cap15. – You Found Me.

In the end
Everyone ends up alone[…]
Who I am
Who I’m not, and who I want to be[…]
Lost and insecure
You found me, you found me
Lying on the floor […]
Why’d you have to wait
To find me, to find me?

- The Fray

Cuando la primera prueba terminó, Harry se sintió aliviado.

Sirius, Draco y hasta Severus fueron a su encuentro; algo en el pecho se le calentó y le subió por la garganta haciéndole un nudo cuando los vio venir. Era como si su familia lo recibiera. No, ERA su familia quien lo recibía.

— ¡Sabía que lo lograrías! — Le gritó su padrino sobre los vítores que empezaron sus compañeros de casa.

—Usó muy tarde la varita, señor Potter. — Le dijo Snape con los brazos cruzados pero una leve sonrisa en el rostro que lo desconcertó.

—Lo...Lo siento señor. — Le respondió la sonrisa, extrañado.

— ¡Harry! — Una Hermione muy emocionada lo abrazó cuando su padrino dejó de hacerlo.

—Muy buena, Potter. — Le dijo altanera, pero con una sonrisa, Pansy Parkinson.

—Gracias. — Respondió contento Harry.

Entonces observó detenidamente que alguien faltaba y su seño se frunció. Había visto a Draco dirigirse hacia él y ahora no estaba… No es que quisiera una felicitación ni nada. Su mirada se detuvo en un punto lejos mirando como Draco le acariciaba la mejilla quemada a Cedric que ignoraba las peticiones de Madame Pomfrey para que le untara cierta plasta para las quemaduras.

Su mirada se fue de nuevo al frente y se dio cuenta que estaba rodeado de sus compañeros de Gryffindor preguntando y gritando. Sonrió y decidió olvidar lo que vio, después hablaría con Draco.

*/*/*

Snape se encontraba sentado frente a la chimenea de su cuarto. Estaba tan cansado que pensó que se quedaría a dormir en el sillón. Pero antes de que cerrara los ojos alguien toco su puerta. Maldiciendo por lo bajo se levanto y se pregunto quién diablos era a esa hora de la noche, tal vez era Draco, era el único que iba a esa hora de la noche.

—Draco, si vienes por poción para dormir, quiero que sepas jovencito que no... —Paro de reprender al ver que no era su ahijado. — Black ¿qué haces a esta hora de la noche? ¿ha pasado algo? — Preguntó tenso.

Sirius se encontraba estático en su lugar, con la mano levantada en un puño, pues estaba dispuesto a volver a tocar por si no lo habían escuchado. Realmente no sabía que estaba haciendo ahí. Su mente no podía descansar pensando en todo lo que pasó en la primera prueba, tenía que hablarlo con alguien y Remus no se encontraba para poder hablar. Dumbledore y todo el profesorado no eran una opción y hablando racionalmente, no debería intentar hablar con Severus, por el que apenas sentía un poco de simpatía. Pero ahí estaba y sus pies no parecían querer moverse.

—Snape, buenas noches. — Saludó. —Yo… estaba pensando en algunas cosas que sucedieron en la prueba y quería comentarlo con alguien, que no sea Dumbledore. Ya sabes, a veces el viejo me da mala espina. — Lo último lo dijo en un susurro y metiendo su cara un poco a la habitación del pocionista.

Severus suspiró, pero de alguna forma su mente le dijo que hablar de lo que hace unas horas sucedió sería bueno mientras el acontecimiento fuera reciente. Se hizo a un lado para que el otro pudiera pasar y después lo guio a la salilla donde estaba la chimenea humeante.

— ¿Té? — Preguntó por pura cortesía Severus.

—No, no gracias. — Contestó Sirius mientras tomaba asiento.

Hubo un momento de silencio que extrañamente no era incómodo.

— Definitivamente esto se pondrá difícil, realmente lo sabía. Pero al momento de ver como se soltaba el dragón lo reafirmé. Quieren deshacerse de Harry a la primera. — El animago observó el fuego de la chimenea.

Severus suspiró mientras su mente se ponía a trabajar y después respondió.

—Claro que lo quieren matar. El señor oscuro quiere realmente quitar a Potter del mapa y entre más pronto mejor… — Paró de hablar un momento como si pensara realmente si lo siguiente a expresar fuera correcto. — Yo… podría saber si Voldemort planea algo extraño. Pero han pasado meses desde la última vez que me llamó. — Tomó su antebrazo donde descansaba aquella marca maldita. — Eso también me preocupa un poco. El necesita de mí, para algunas pociones y si no me ha hablado, quiere decir que hay alguien más que le ayuda y que tarde o temprano se acordará de mí… y me matará. Después de todo ya no le serviría de mucho. Y mucho menos a la Orden si no estoy para ver qué es lo que pasa del otro bando. —

Sirius lo miró detenidamente. Si Severus muere ¿Qué haría él? Se tensó en su lugar. No era bueno pensar en eso. Pues siendo sincero con el mismo, no sabría que hacer. En tan poco tiempo Severus había sabido completarlo en tener todo bajo control, era tranquilo y sabía qué hacer. Y él era descontrolado y permisivo, hasta descuidado. Snape también le escuchaba para poder pensar en la guerra con más paciencia y racionalidad.  Tal vez no podría confiar en nadie como lo hacía con Severus Snape.

—No es tiempo de hablar de eso. Pasará lo que tenga que pasar y trataremos de estar listos.  No te pasará nada, lo prometo. Draco te necesita más que nunca no puedes resignarte tan pronto, no puedes dejarte vencer, hazlo por él. — Dijo— “Y por mí.” —Pensó.

Severus se sonrojó levemente, pero los colores anaranjados y rojos de la chimenea que daba el lugar no dejaran que mostraran el contraste de su bochorno. Asintió mirando hacia Sirius y le dio otro sorbo a su té.

*/*/*

Harry había pasado por las enhorabuena -y disculpas por pensar que era un tramposo- de todos, menos por la de Draco Malfoy. Pensó que tal vez Draco sería el primero en darle sus felicitaciones, pero verlo con Diggory le hizo tener un mal sabor de boca.

Y ahora estaba ahí, viendo el mapa de los merodeadores tratando de ubicar al rubio. Fue rápido pues todos estaban despejando los pasillos para dirigirse a sus salas comunes después del ajetreado día. El nombre apareció rápido en unos de los salones en desuso. Se levantó de la cama, tomó su capa y corrió hacia el salón donde se encontraba el rubio. No tuvo gran problema al llegar y sólo había pasado a unos prefectos de Ravenclaw.

Respiró profundo antes de abrir la puerta, estaba nervioso pero no sabía la razón. Tal vez estaba siendo insensato al ir a ese lugar y... ¿Qué iba a hacer o a decir? ¿Regañar a Draco por no felicitarlo? Que infantil.

Pero antes que pudiera pensar realmente que iba a hacer, su mano se movió automáticamente, pensando que tenía que abrir la puerta y pensar que decir. Al pasar, un sonido que no había olvidado desde las vacaciones llegó a sus oídos.

Draco estaba de la misma forma que en el cuarto cerca de la biblioteca en Grimmauld Place; sentado en una butaca, con los ojos cerrados y las manos moviéndose sobre las teclas del viejo piano. Se quedó un momento parado en la entrada, el rubio no se daba cuenta de su presencia. O eso creía.

— Potter. — Pronunció Malfoy mientras bajaba la intensidad de la música.

— Eh, no era mi intención interrumpirte. — le dijo mientras una de sus manos viajaba a su cabeza, removiendo su cabello y desordenándolo un poco más.

—No pasa nada. —le contestó tranquilo. —Perdón por no darte las felicitaciones adecuadas, pero había mucha gente a tu alrededor y... ya sabes.- Ahora Draco sólo tocaba unas cuantas teclas al azar, distraídamente.

— Fuy un asco, me bajaron puntos por lastimar al dragón. — Harry se acercó y se sentó junto a Malfoy.

— Esos imbéciles, ¿Y qué querían que hicieras? ¿Qué te dejaras comer vivo? — Dijo Draco enojado. — Estuviste bastante bien, deberían ponerte puntos extra, ninguno de los otros participantes lo hubiera seguido con un Drago suelto. — Se quejó por último.

—Gracias Draco. — Le sonrió el de ojos esmeraldas.

Ahora quedó satisfecho. ¿Era eso lo que quería no? ¿Un reconocimiento por parte de Draco no?  Mientras divagaba en sus pensamientos comenzó a tocar las teclas disponibles junto al rubio. Hasta que en un momento sus dedos hicieron contacto, pero fue breve, pues retiraron rápidamente las manos.

— Lo siento. — Murmuró nervioso Harry.

—Ah, bueno, no importa. Será mejor que nos dirijamos a descansar, fue un día duro. — Dijo desatento Draco mientras se paraba de la butaca.

Harry se levantó igual, pero torpemente. Draco casi suelta una risilla por eso, pero decidió salir y dirigirse a la puerta.

—Buenas noches, Potter. — Le despidió con una sonrisa.

Harry le había seguido con la mirada, estando aun nervioso por el roce con la sedosa mano de Draco Malfoy.

—Sí, buenas noches Draco. — Se despidió.

*/*/*

Harry llegó cansado a la torre de Gryffindor, pero estaba satisfecho de hablar un poco con Draco y le parecía un poco extraño todo lo que estaba sintiendo, más bien no sabía exactamente que tenía que sentir. Iba tan distraído que no vio a la persona que estaba en la -casi-  vacía sala común.

—Harry yo…Me di cuenta de que no fuiste tú quien puso tu nombre en el cáliz de fuego. —Empezó avergonzado Ron Weasley y sin mirarlo a la cara.

—Bueno, te has tardado mucho…—Le contestó serio mientras detenía su camino.

—Tienes razón, me comporté como un verdadero hijo de…—Ron paró a medias lo que iba a decir y prefirió ir al grano, bajando su mirada. —Alguien… alguien me hizo ver que no merece la pena tirar una amistad de años por un enojo como este. Fuy infantil y me dejé llevar, no vi que realmente tú no eres esa clase de persona que haría trampa y se metiera en líos por voluntad propia. Perdón, en verdad lo siento por ser tan imbécil. — Suspiró y se atrevió a levantar para ver la reacción de Harry.

El-chico-que-vivió tenía una mano tapando su boca y con los ojos muy abiertos.

— ¿Qué…? —Se detuvo. — ¿Quién eres y qué le hiciste a Ron? —Preguntó confundido.

Ron lo miró mal en primera instancia, pero luego fue suavizando su mirada.

—Es la cosa más razonable y madura que te he escuchado decir…—Agregó Harry.

El pelirrojo se sonrojó y pensó que el de lentes tenía razón. El normalmente no era así, lo más esperado era que se justificara con  una estupidez como  “No solo yo dudé de ti” o una cosa de esas.

—Bueno, te sorprenderías al saber quien me hizo recapacitar…— Dijo en un murmullo.

— ¿No fue Hermione? — De nueva cuenta los ojos de Harry se expandieron.

—No. — Contestó nervioso.

— ¿Y quién fue? Para ponerle un altar. — Dijo en broma el castaño con una sonrisa.

Ron lo miró serio y Harry borró la sonrisa al instante.

— ¿Me perdonas entonces? —

Harry sonrió de lado, demasiado Slytherin diría Ron.

— ¿Por ser un mal amigo, infantil y estúpido? —Preguntó Harry, pero no esperó respuesta. — Claro que si Ron. — Le sonrió sinceramente. — Ahora dime… ¿quién fue la persona que te hizo madurar en tan poco tiempo? —

Ron contestó de igual manera, con una sonrisa, pero desapareció cuando le preguntó por aquello.

—Zabini, Blaise Zabini. — Le susurró.

Y de nuevo, los ojos de Harry, casi salen de sus órbitas.

*/*/*

Estaba harta. Cansada de tantos incompetentes. Nunca pensó sentirse tan humillada como lo hacía en ese momento. Ella siempre tenía todo bajo control, siempre.

Desde que era niña Agatha Magnus –de soltera Amsel- fue una hija manipuladora, pero tal vez su inteligencia no tuvo mucho que ver, dado que sus padres eran unos magos débiles, pero con dinero. Después cuando se casó, eligió con mucho cuidado a su presa; aunque le hubiera encantado casarse con Lucius Malfoy. Ese hombre de verdad era perfecto, bello, altivo, fuerte y con esa mirada fría, era perfecto. Pero su mirada se desvió hacia Velasco Magnus, era rico, con una familia de una larga estirpe de magos oscuros, rico. Su elaborado plan siguió otros rumbos. Se casaría con Velasco, tendría unos cuantos herederos,  conseguiría contactos, poco después se encargaría de deshacerse de su esposo y se casaría con Lucius. Un plan magnífico. Pero no contó con Narcissa Black quien era tan terca, hermosa y con ideas locas. Esa mujer había engatusado a Lucius.

 Pero aún tenía una esperanza. En cuanto supo sobre el hijo de Lucius y Narcissa, no dudó en comunicarle a su esposo y exigirle que lo comprometiera a su hija; le pesaba no poder conseguir que su hijo fuera quien se casara con aquella joya, pero aún no se enteraba de la herencia de portador del chico, pero cuando lo supo, no dudó en cambiar los papeles y hacer que su adorado niño fuera aquel que se casara con el heredero Malfoy.

No era secreto para nadie que Gustav fuera su hijo predilecto, su preferido. Era su primogénito y lo mejor de todo, hombre. Él era el heredero de toda la fortuna de los Magnus, pues, las ideas de la sangre pura no cambiaban con el tiempo. Sólo los hombres de la familia podían ser las cabezas de esta, lo único que faltaba era esperar a que Gustav fuera mayor de edad y muchas bóvedas antiguas de la familia podrían ser abiertas. No podía esperar.

Un Plop se escuchó en el cuarto donde se encontraba, la antigua oficina de su difunto esposo. Gruñó con frustración.

—Ama,  Mila siente interrumpirla, pero el señor Wormtail pregunta por usted ama. —

—Hazlo pasar. — Le respondió con soberbia.

—Si señora, Mila irá ahora mismo. — Y así como apareció la elfina, se fue.

Suspiró  mientras dejaba su copa de vino en una mesilla cercana. Se alisó el cabello, relajó la mueca en su rostro y se dispuso a sentarse tras el escritorio.

Era hora de empezar con los planes.

Notas finales:

Si han llegado hasta acá, les agradezco. No dejare la historia, jamás. En este tiempo he hecho muchas cosas: conseguí un trabajo de medio tiempo, que ya deje porque ya compre lo que quería, me compre un súper celular para escribir en clase, así adelante muchos capítulos, aun que tengo que llevarlo con mi beta a que los revise.
Ya llega el baile de invierno chicas  ¿Con quien quieren que Draco vaya? Aun estoy confundida con eso. Es que… ¡todos son tan guapos y lindos con el rubio! Dejen sus sugerencias.


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