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Primera Letania por sugar-blood

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Notas del capitulo:

¿Cómo están todos? Bueno, con la novedad de que aquí está el dichoso baile que me ha costado horrores. Como recompensa escribí más que lo normal, así que disfrútenlo.

 

Cap18. – And The Snakes Start To Sing (premier cercle)

I've lost a part of me
Tell your friends to sharpen their teeth
And my soul's a sorry state
So come on down, you're empty lovers […]
Did you really think that you could fix me?
- Bring Me The Horizon

Ron se miró en el espejo por enésima vez en la noche. Se veía tan endemoniadamente bien. Y no era alguien narcisista ni nada parecido, pero Zabini se había tomado su tiempo, y dinero, en el. El traje que traía puesto era caro, eso seguro. Era una túnica de invierno negra con fondo de un rojo opaco, que resaltaba un poco sus ojos y su cabello rojizo con un corte que le favorecía bastante. Pero el italiano no sólo se tomó la molestia de darle ese hermoso traje de gala a la medida, también le había escrito una carta a su madre pidiéndole permiso para ir al baile con él (las peticiones a lo clásico nunca pasaban de moda, según su progenitora), claro que Molly quedo encantada, sumando también los chocolates franceses con licor que le había agregado a aquella carta.

—¡Demonios Weasley! Ese traje sí que te queda bien. —

Ron dio un saltito, desprevenido de la voz ahora tan conocida por él.

—¡¿Qué haces aquí Zabini?! — Chilló sorprendido el pelirrojo.

—Abajo nos están esperando, sólo faltas tú. Y obvio, voy a escoltar a mi pareja hacia el salón para el baile. — Dijo confiado el moreno mientras se recargaba de forma provocadora en el marco de la puerta.

El sonrojo de Ron competía ahora con su cabello. Zabini se veía maravilloso con aquella túnica gris de gala bastante diferente a las inglesas, supuso que la había conseguido en el extranjero, pero aun así se le veía realmente bien. Por un momento pensó que nada de lo que estaba pasando era real ¿él, un Weasley, a punto de ir al baile con Blaise Zabini, un Slytherin amigo de Draco Malfoy? Si hace seis meses le hubieran dicho aquello, esa persona estaría diez metros bajo tierra.

Se tensó cuando el slytherin se acercó a él, tomando su brazo suavemente. Mentiría si dijera que estaba muy tenso, también tenía un poco miedo y nerviosismo. Miedo a que todo aquello fuera un sueño o peor aún, una farsa para llegar a Harry. Sumando la resistencia de salir de la mano al baile delante de todo Hogwarts con alguien con tantos prejuicios en los hombros como Zabini.

—Todo estará bien Ron, hoy quiero que pasemos un buen momento ¿te parece? Nadie lo va a arruinar. Sé que…—el moreno subió sus manos a los hombros de su pareja para el baile sujetándolo suavemente. —Sé que tienes dudas de esto, que no eres tan tonto como otros piensan. Sabes lo que está pasando en este momento y quiero que este día te relajes, ponlo todo sobre mi…—

No pudo seguir hablando, pues Ron lo estaba abrazando de forma tan fuerte que se quedó un momento anonadado. Después de la sorpresa inicial, correspondió el abrazo.

—Vamos Rojo, nos esperan. — Le sonrió mientras se separaban.

El otro asintió con una sonrisa y se dirigieron a la salida. Cuando bajaron por las escaleras Hermione ya tenía una cara de regaño seguro.

—¡Por Merlín Ronald! ¿Por qué tardabas tanto?

Harry estaba aún lado con una sonrisilla cómplice. Al obtener la respuesta de Draco, el campeón de Gryffindor no sabía a quién llevar al baile. Las gemelas Parvati y Padma Patil habían estado extrañamente siguiéndolo y queriendo hablar con él las ultimas semanas antes del baile. Nunca hubiera pensado en alguna de las dos como pareja, pero al no haber alguien más estaba a punto de preguntarle a una de las gemelas, hasta que Hermione le dijo que ella no tenía con quien ir y podía acompañarlo si quería, sólo para el baile inicial. Él estaba seguro que iría con Pansy, pero la slytherin le dijo que Theodore Nott no conseguiría a nadie para el baile y a pesar de que era el único del sequito de Draco que aún no rechazaba de forma formal el lado del Lord Oscuro, los chicos aun lo querían como un amigo. Parkinson se rehusaba a dejarlo sólo y estaba haciendo lo posible por ayudarlo. Así que ahora su amiga seria su pareja de baile.

—Ya estamos todos aquí, así que vámonos. —Zabini empujo a todos, evitando que Hermione siguiera su regaño.

Todos salieron de la sala común vacía de Gryffindor a toda prisa, el baile comenzaría muy pronto.

*/*/*

—¡Hermione! —

Pansy Parkinson corrió a toda prisa a la leona. No era algo que ella hubiera hecho algún tiempo atrás, pero ver a su amiga con aquel vestido grisáceo-lila de una tela suave y con un escote en la espalda, llegando a sus omoplatos, no pudo evitar el hacerlo. Era perfecto para ella, y lo sabía. Cuándo lo vio la primera vez le había encantado para Hermione, pero verla ahora le hacía quedar aún más convencida y deslumbrada.

—Pansy. Creí que usarías el vestido azul. — Le contestó sorprendida la castaña.

La susodicha le guiño un ojo y dio una vuelta dramática para que el vestido ondeara. El primer arreglo que Pansy quería ponerse era uno azul con ajustes plateados, pero en la mañana decidió que quería sorprender con un cambio de último minuto. Ahora el vestido era lila oscuro que refulgía en todo el torso y era liso hacia abajo, cayendo suavemente a los pies de la dueña. Hermione sonrió feliz al ver los ojos brillosos de emoción de Pansy.

—También estamos aquí. — Dijo Zabini exasperado por su compañera de casa.

—¡Oh por Morgana! ¿Eres tu Weasley? — Preguntó sorprendida la pelinegra mientras Blaise suspiraba por ser ignorado de nuevo.

—Eh, sí. — Fue lo único que contestó el pelirrojo un poco nervioso ¿Se veía tan diferente?

—Wow Blaise, hiciste un estupendo trabajo. — Le felicitó.

—Gracias. —Contestó el moreno orgulloso.

Harry miraba furtivamente los alrededores en busca de Draco, pero no lo vio por ninguna parte. Estaba a punto de preguntar por el cuándo Minerva llego apresurada al frente de él.

—Potter, ¿Qué hace ahí parado? Muévase, tiene que dirigirse con los demás campeones en la puerta para abrir el baile. Lleve a su pareja ahora mismo hacia ahí. Y ustedes…—Miró a los demás—Vayan al gran salón, ahora. — Les ordenó.

La profesora se dirigió un poco más haya con Cedric Diggory, que venía con la cazadora del equipo de quidditch de Hufflepuff, Heidi Macavoy. Harry se preguntó si le pidió a Draco ser su pareja del baile también…

—Bueno muchachos, nos vemos en un momento. —Les dijo con una sonrisa Harry mientras le ofrecía el brazo a Hermione.

Vieron como todos los estudiantes se dirigían al gran comedor y las puertas eran cerradas.

—Estoy nerviosa Harry…—Le dijo Hermione apretando el agarre en el brazo de su amigo.

—Todo saldrá bien. — Le contesto con falsa confianza el de ojos verdes.

Escucho unos pasos tras ellos. Eran Viktor Krum acompañado de Draco. El heredero Malfoy estaba increíblemente resplandeciente. Su túnica gris-azulado le realzaba su palidez, los ojos plateados que centellaban y su cabello sin gomina libre a los lados de su cabeza. Se veía tan pequeño al lado de Krum (no en porte, si no en complexión) que vestía su traje de gala típico de Bulgaria. Mientras se acercaban, él no podía quitar la vista del Slytherin, hasta que Hermione le dio un codazo divertida.

—Bien, ya estamos todos, ahora acomódense. Primero Delacour y Davies…— Mcgonagall ordeno a todos rápidamente.

Las trompetas sonaron más rápido de lo que Harry hubiera deseado y las puertas se abrieron. Lo primero que vio al pasar, fue a su padrino con una cámara mágica tomando fotos discretamente, con un exasperado Severus a un lado, los dos con trajes típico de gala (hasta su profesor de pociones llevaba una). También vio a Neville un poco nervioso aun lado de Ginny, sabía que las clases de Draco ayudaron un poco a su amigo, pero aun dudaba mucho de sus técnicas de baile. Sólo pedía que la pelirroja tuviera paciencia con él.

Antes de que pudiera buscar a sus demás compañeros ya estaban en el centro de la pista de baile, esperando por la indicación del maestro de ceremonias. Cuando el vals comenzó, los cuatro campeones comenzaron con el baile. Harry pudo ver por el rabillo del ojo a Draco, sonriendo a Krum que le decía algo discreto al oído. Pensó en como hubiera sido si él hubiera estado con él, si sólo hubiera preguntado antes. Hermione le dedico una risilla que lo descoloco de sus pensamientos.

—Mira eso…—Le susurró.

Cuando sus cuerpos dieron una vuelta de 180 grados, pudo ver que más se habían agregado a la pista. Dumbledore y Mcgonagall, Blaise y Ron, y…. no podía creerlo ¿¡Sirius y Snape!? Entro a una dimensión paralela ¿o qué? La mirada de Severus era de pocos amigos, en cambio Sirius tenía el mentón levantado, llevando las riendas del baile con elegancia y una sonrisa pícara en los labios.

Su mirada se dirigió a Draco, quien también miraba a la extraña pareja. Sus miradas se encontraron y sonrió torpemente, Draco le correspondió antes de voltear de nuevo con Krum, que le hablaba de nuevo. Antes de la segunda canción, la pista se llenó completamente. Cuando acabo, un aplauso retumbo en el salón. Miro de nuevo al rubio, quería ir a pedir la segunda pieza, pero dudaba un poco ¿sería demasiado pronto?

—Anda, ve con él. —Le dijo Hermione.

Miró a su amiga y sus dudas se esfumaron.

—Muy tarde Potter. —Se escuchó la voz de Pansy que llegaba en ese momento aun lado de Hermione para pedirle bailar.

Su mirada se dirigió de nuevo a Draco, encontrando la espantosa sorpresa de verlo con Cedric Diggory, quien se inclinaba levemente para, seguramente, pedir el siguiente baile.

—Si quieres puedo seguir bailando contigo Harry o…—Hermione le ofreció con una mirada preocupada.

—No, no. —Respondió rápidamente. —Quédense aquí chicas, cumplí con el primer baile, saldré un momento a tomar aire fresco. — Les dijo con una sonrisa forzada. —Regreso en un rato. —Les prometió mientas se iba.

*/*/*

El rubio slytherin aplaudía al terminar la primera balada de la orquesta, cuando Diggory se acercó a ellos.

—Buenas noches ¿Podrías cederme la próxima pieza? —Pregunto mirándolo intensamente.

—Bueno, yo…—el susodicho volteo a ver a Viktor.

El búlgaro tenía el ceño fruncido hacia Cedric, pero al percatarse de que Draco no contestaba esperando alguna reacción de él, decidió aceptar que su pareja tomara el segundo baile con el Hufflepuff.

—Es tu decisión, Draco. —Le respondió acentuando la ‘r’.

El de ojos color plata decidió que no le importaba bailar una pieza con el otro campeón. Pero Potter llego a su mente, también le debía un baile. Volteó rápidamente a los lados, miró a Pansy y Hermione preparase para el siguiente baile, pero ni las luces de Potter. Ya lo buscaría más tarde, por ahora se dedicaría a Cedric Diggory.

Cuando la balada se reanudo, se tomó del hombro del otro. Cedric se sentía muy diferente a Krum, el Hufflepuff era más suave y de pies ligeros. Le daba pequeñas vueltas y trataba de no tomar movimientos bruscos.

—Bailas muy bien. — Le alabo Cedric.

—Sí, estaba consciente de eso. —Contestó Draco con media sonrisa mientras levantaba el rostro.

Sus miradas se encontraron por primera vez desde que comenzaron a bailar. Algo en el heredero Malfoy se removió. No sabía que era en realidad, pero le conmociono por un momento. Tal vez era la adoración que veía de Cedric, ese brillo que le dejaba un momento sin aire, o podía ser la sonrisa ridículamente seductora que le estaba dedicando. Sus mejillas se tiñeron de rojo y carraspeó.

—Espero que sepas a donde quiero llegar con todas estas cosas, Draco. —Le dijo con una sonrisa menos cazadora. — Voy muy enserio ¿Entiendes verdad? — Le preguntó.

Draco puso su mirada tras el hombro del campeón. El sí sabía a lo que se refería. Antes del baile había estado recibiendo algunas cartas, regalos e invitaciones del castaño. Estaba convencido de los sentimientos de este, pero ¿Y los suyos? Pensó por un momento. ¿A quién no le encantaría tener a una persona como en su vida? Pero las circunstancias estaban en su contra. Nada de esto iba a salir bien.

—Sí, entiendo. Pero esto… bueno yo…—Si él no hubiera cambiado tanto, el habría tenido las palabras justas para el tejón, pero ahora no sabía que decir.

—Espera, Dragón. —Le interrumpió, estremeciendo al rubio por el sobrenombre. —No quiero apresurar las cosas. No deseó que sólo por algunos meses puedas darme alguna respuesta. Voy enserio con esto y quiero tiempo para demostrarte que no te arrepentirás. Aun así, quiero que sepas que estaré siempre para ti, seré consecuente y prometo velar por ti. — Cedric acerco la mano del rubio para besarla en ese momento.

Draco no podía estar más incómodo. ¿Qué podía ofrecerle a Cedric? Era un muchacho de catorce y aunque para los muggles tenían muy corta edad, en el mundo mágico a los diecisiete ya eras un adulto, eso quería decir que le faltaban tres años más para serlo. Ahora mismo no le podía prometer nada. Después de eso, sólo asintió y respiro profundo todo lo que quedo del baile.

*/*/*

Neville se sentía avergonzado. Quería cavar un hoyo en el campo de quidditch donde estaba ahora y enterrarse vivo hasta que nadie se acordara de él. Había querido bailar, claro que lo deseaba. Pero no pudo, y cuando la presión se sintió en su pecho y la mano de Ginny quería guiarlo a la pista de baile, sus pies no le respondieron para ir hacia la pista. Pero si para correr hacia afuera del salón, dejando a su amiga pelirroja perpleja.

Ahora estaba ahí, sin saber qué diablos era lo que estaba haciendo con la música de fondo acompañándolo. Trato de relajarse, así podía tal vez regresar y bailar algunas piezas después de pedirle perdón a su pareja de baile. Tal vez hasta podría bailar con Gustav.

 —¿Longbottom? ¿Qué hace aquí afuera? —

La voz le sorprendió y volteo rápidamente, con su mano tocando la punta de su varita.

Se relajó un poco al encontrar a Theodore Nott entrando al campo con lentitud. Pensaba que él estaba bailando con Pansy, pues los había visto dirigirse a la pista para el primer baile.

—¿Yo? Pues... diablos…—Masculló suavemente. —Yo no pude…. no puedo bailar. —

Nott levanto una ceja extrañado. Miró detenidamente a Longbottom, se veía en perfectas condiciones (muy perfectas, en otros sentidos) ¿Qué le evitaría bailar?

—A menos de que tengas una condición médica no detectada a simple vista… dudo que tengas alguna deficiencia física que no te permita bailar. —Le respondió con lógica.

Neville estaba a punto de reírse con nerviosismo.

—No, no es eso. Soy muy torpe. Malfoy… digo Draco, intento ayudarme, pero…—

—No tiene paciencia. Draco es mi amigo, pero es una mala opción como maestro. —

Al slytherin se le vino a la mente la ves que a su compañero se le ocurrió ayudar a Pansy a estudiar para un examen de pociones. Un Draco sin paciencia más una Pansy sin interés igual a un fracaso total.

Sin darse cuenta se fue acercando al gryffindor sin saber la razón. Tal vez era esa mirada decidida que se escondía entre tanta angustia, o lo curioso que alguien como él terminara en gryffindor (aunque no omitía el hecho de que el sombrero respetaba la decisión de los nuevos alumnos), también agregar esa finita capa de cristal que separaba entre la inocencia y lo impúdico que estaba seguro Longbottom rompería en el panorama que tendría que vivir al ser amigo de Potter. Podía ser cualquiera de las razones anteriores, o todas juntas, pero quería acercarse al león. Y así lo hizo.

Sintió como Neville se tensó y lo miró amedrentado cuando su mano se posó en su cintura, acercándolo levemente.

 —Toma mi mano. —Le ordenó con tono suave mientras le ofrecía su otra mano desocupada.

El otro mago obedeció, dócilmente. Pero en el fondo, Neville se sentía extrañado, el no haría algo como eso. Primero, irse corriendo de esa forma del salón dejando a Ginny sola, luego estar tan nervioso por un baile y por último aceptar así de fácil que Nott le ordenara. Pero antes de que su valentía regresara a él y empujara al slytherin, este comenzó a llevarlo al compás de la balada que se escuchaba a lo lejos.

—Relájate, nadie te va a juzgar si lo haces mal. Sólo deja que te guie, yo haré todo el trabajo. — Le instruyó el castaño.

Él se sintió más calmado cuando el peso de la danza no caía en sus hombros. Se emocionó tanto que una sonrisa se instaló en su cara sin querer, miro sus pies que seguían el paso de Nott. La forma de danzar de este última era suave, y no tan tenso como lo había sido el de Draco cuando practicaban. Hacia frio afuera y un hechizo descongelador estaba sobre el campo, pero Neville se sentía cálido y feliz.

Cuando la balada se acabó, bailaron las que siguieron en completo silencio, no era incomodo sino todo lo contrario. Ninguno de los dos parecía cansado. Pero cuando de repente la música del baile cambio al sonido característico de la nueva discografía de Las Brujas de Macbeth, se retiraron con un poco de molestia.

—Gracias Nott. —Neville fue el primero en hablar. —Primero por las Flammulina y ahora por el baile. —Dijo inclinándose suavemente. —Creo que es hora de que me vaya, gracias de nuevo, hasta luego. —

No espero una respuesta de su compañero de baile y sólo se dio la vuelta para regresar al gran salón.

Theo lo miró irse, con un semblante serio. En su mente se instaló rápidamente y sin dudar aquella idea que había pensado hace unas semanas. No quería seguir así. No quería alejarse de Draco ni de Pansy, ni siquiera de Blaise (que lo desesperaba a veces); no quería pertenecer a toda esa mierda aristócrata a la que era obligado; no quería evitar conocer nueva gente en otras casas como sus amigos. Él quería dejar de pensar en que si no se sacrificaba y se entregaba a Lord como su padre deseaba, todas las personas a las que amaba pagarían ese error, quería apoyar a Draco. 

Ahora aquel semblante serio desapareció y uno decidido apareció en su lugar.

—¡Hey Longbottom! —Gritó y corrió hacia el susodicho que se detuvo para mirarlo. —Yo también voy al gran salón…— Le sonrió y lo jalo de la túnica. —ahora te puedo enseñar algunos pasos para este tipo de música.

Neville se sonrojo levemente al pensar en bailar algo como ese tipo de ritmo, pero asintió con la cabeza y siguió al castaño adentro del castillo.

*/*/*

Snape disfrutaba mucho aquella fiesta (a pesar de que tuvo que bailar con cierto chucho pulgoso), y no por el hecho de la decoración o del ambiente. Sino porque ahora estaba quitando puntos a todas las parejas que se escondían entre los setos para… para hacerse arrumacos. Gryffindor llevaba 80 puntos menos, Hufflepuff 60 y Ravenclaw 35 (claro que Slytherin no perdía ninguno, sabían que su jefe de casa revisaba aquellos lares y prefirieron escapara a otros lugares más discretos).

—¡Hey ustedes! Sepárense, 5 puntos menos a Ravenclaw. —

La pareja se separó aturdida por verse descubierto, pero antes de que Severus siguiera quitando puntos, alguien más llego al lugar.

—¡Severus! —Sirius llamo al pocionista—Tranquilos muchachos, sigan con lo suyo. —Les sonrió pícaro mientras se llevaba a Snape del lugar.

Cuando estuvieron en un lugar no tan concurrido de alumnos el profesor de pociones se liberó del agarre del animago.

—Por favor Severus, ¿No puedes disfrutar sólo por un momento? —Le reprochó.

El otro lo miró con calma.

—Somos profesores Black, se supone que tenemos que vigilar el orden dentro de esta institución. —

Sirius entrecerró los ojos. Había pensado que algo en ellos había cambiado. Muy dentro de él no sabía si de verdad quería ese cambio, pero se sentía bien y como buen estereotipo gryffindor seguía lo que le dictaban sus emociones.

—¿Por qué tienes que ser de esa manera? Siempre fuiste así. ¿No puedes disfrutar por un momento?

El pocionista entrecerró los ojos. ¿Qué disfrutara decía?

El ambiente se estaba poniendo tenso, hasta que alguien llego.

—Severus que bueno que te encuentro…Oh—El director miro sorprendido hacia las cabezas de sus ex alumnos.

Los dos pelinegros voltearon hacia arriba.

Muérdago.

Arriba de sus cabezas.

—Bueno mis muchachos. Las reglas son las reglas y…—

—¡¿Albus, por favor?! — Severus chillo escandalizado.

—Bueno, ¿No eras tú el que hace un momento quitaba puntos a los alumnos por romper las reglas y estar tras los setos? Ahora te toca dar el ejemplo y seguir la regla del muérdago. —Contestó en tono jocoso el anciano.

El pocionista miro sorprendido al mago mayor.

—¡Pero esta es una tonta costumbre sin fundam…! —

Antes de que pudiera seguir replicando, Sirius le había atrapado de la cintura y lo besaba bajo el muérdago. El roce, a pesar de que sólo tenía que ser inocente, se volvía cada vez más intenso. Dumbledore los observo, primero sorprendido (no pensó que lo hicieran realmente, ¡hay la juventud!). Luego cuando vio que no se separarían decidió irse con una sonrisa, para no estorbar.

A pesar de que el director se fue, el beso seguía y no parecía que acabaría pronto, pues Sirius le daba un poco de tiempo a Severus para que respirara lo necesario y luego volvía a comerse los labios del profesor. Pero eso tenía que terminar tarde o temprano y fue Severus el que puso un alto a la situación, empujando levemente al ex auror.

—Severus, yo…—

Sirius estaba convencido de decirle algunas palabras a Snape, pero una mueca de dolor en la cara del de ojos negros lo hizo desistir.

—La marca…— Le informo el susodicho mientras se tomaba su brazo.

La cara de Sirius era un poema. Hace meses que Voldemort no llamaba a Severus a su presencia ¿qué estaba pasando? Busco con la mirada desesperado al director que hace un momento estaba aquí, o a Minerva, pero aun había muchos alumnos y todos alocados por la banda invitada.

—Espera aquí, iré por alguien para…

—No. Iré a encontrarme con Él, tu informare esto al director. No debemos hacerle esperar, por fin tendremos noticias de lo que está pasando del otro lado, esto no puede atrasarse más. —

Antes de que Sirius pudiera replicar, Severus ya se había ido entre la multitud, ondeando su túnica.

*/*/*

Draco caminaba por los pasillos, rumbo a cierta aula en desuso con un instrumento en especial. Hace un momento había terminado su baile con Diggory y se sentía un poco extraño. Parecía que realmente Cedric sentía atracción hacia él. Algo que tal vez llenaría su ego unos meses atrás, no lo estaba haciendo en ese momento. Claro que enaltecer el hecho de que el hufflepuff era un partidazo y pareciera que iba muy enserio le hacia sentirse especial, tal vez si le hubiera concedido una pieza más le daría la luna y las estrellas.

Cuando entro al lugar se sorprendió de ver a Potter. Estaba sentado en la banca delante del piano y paseaba los dedos distraídamente, su mirada lucia concentrada en sus pensamientos sin percatarse de Draco. Este último carraspeó para llamar la atención del castaño.

—¡Draco! —Harry se levantó rápido y fue a su encuentro.

—Hey…—Saludó tontamente el otro.

Un silencio se instaló en aquel lugar, pero no era incomodo, sino deseoso.

—Pensé que estabas bailando con Diggory. — Le comentó Harry.

—Sí, lo estaba…—Contestó Draco mientras se movía hacia el piano.

Harry miraba atentamente al rubio, que sacaba su varita y susurraba un encantamiento. El instrumento comenzó a sonar al instante, eran notas cortas y un poco apagadas, pero iban aumentando en dificultad y ahora era un vals que le hizo sentir algo de nostalgia. Draco se alejó del piano y lo miró con una sonrisa melancólica. Así que él no era el único que lo sentía.

El niño que vivió se acercó a Draco de unas cuantas zancadas. Esperaba que el rubio no notara su urgencia de bailar con él.

—¿Me permitiría este baile? — Le preguntó Harry mientras estiraba la mano.

—Sería un honor. —Contestó el heredero Malfoy mientras hacia una reverencia de forma irónica y le tomaba la mano.

El castaño se acomodó y siguió los consejos de su tío Sirius mientras se movían lentamente por el salón. Mientras el baile iba avanzando de forma lenta, a los dos les parecía que pasaba muy rápido.

En cierto momento Draco recargó su cabeza en el hombro de Harry y miraba entretenido el bordado de su cuello. El baile que estaba compartiendo con el león era tan diferente a los otros dos. Pudiera ser que la presión por estar delante de sus compañeros fuera la razón, pero él sabía que la verdad era que estaba bailando con Harry.

La música cambio un poco más veloz, eso hizo que el sonido melancólico cambiara a uno más jovial -podría ser que hasta atrevido. Cuando Harry le dio la primera vuelta se sorprendió, pero cuando vio la sonrisa del castaño, no pudo evitar soltar un resoplido y una risa cómplice. Siguiendo el juego de Potter, Draco se comenzó a divertir y a reírse como hace mucho no lo hacía.

—Eres un tonto…—Le dijo entre risas mientras veía al castaño haciendo un baile muy ridículo.

—Vamos Draco, inténtalo. —Le apremió acercándose.

—No. Y aléjate de mí Potter…—Le respondió como advertencia, pero no se podía tomar tan enserio si se reía de esa forma.

—Oh vamos, sé que puedes…—

Harry se hizo con la cintura de Draco y lo alzó un poco, dándole una vuelta. Draco se reía y le pedía a Harry que lo bajara, pero este también estaba pasándosela muy bien como para detenerse. Cuando la risa hizo que le doliera el abdomen lo bajo, pero no quito las manos de las caderas del rubio, ni aun después de que sus respiraciones se comenzaran a calmar. Miró detenidamente esas dos estrellas que ahora eran los ojos de Draco, brillaban como nunca lo había visto; sus mejillas estaban coloradas en su pálida piel y sus labios semiabiertos temblaban levemente por la respiración pesada, como si lo invitara a…

En cambio, Draco miraba al niño que vivió y a pesar de que le gustaba que todo estuviera en orden, admiro con receló lo bien que se veía el caos que era Potter. Con aquel cabello que siempre odio y que llego a comparar con un gato muerto, ahora le parecía el más seductor; las gafas un poco torcidas dejaban ver aquellas esmeraldas que relucían y miraban con hambre sus labios. Pensó en hacerse el desentendido y retroceder. Pero no pudo. No quiso.

Y entonces se acercaron, sus corazones latiendo fuertemente en sus pechos y sin pensar en nada que no fueran los labios del otro. Sus respiraciones se mezclaron y ….

—¡Harry, Malfoy! —Entró Ron seguido de Zabini. —Sirius los te busca urgentemente, algo grave a pasado...—

—Severus fue convocado por quien tu sabes. Se encuentra muy mal en la enfermería. —Terminó Blaise.

Draco y Harry se miraron y parpadearon perplejos. Esto estaba yéndose cuesta abajo.

Notas finales:

Si preguntan por los Magnus, no se preocupen, para el siguiente sabrán que ha pasado.
Quería también recordar que se acerca la gala del dragón, donde espero dar los últimos capítulos de este fanfic, me voy a dedicar a escribir y adelantar por ciertas metas al día, es la única forma que encuentro de poder terminarlo. Deséenme suerte.


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