Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Primera Letania por sugar-blood

[Reviews - 203]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¿Qué puedo decir? Esta vez creo que exagere mi tiempo sin actualizar a pesar de que tengo el trabajo justo aquí… está listo y de más. Pero sinceramente fue como falta de interés y tiempo, la universidad no me deja hacer nada y no soy la persona más organizada del mundo. Pero como ya he dicho anteriormente, no quiero dejarlo varado. Esta historia tiene por lo menos dos o tres años… no puedo permitir que pase de este. Ya vamos a la mitad y falta mucho que explicar… así que a darle prisa. También gracias a sus comentarios, por cierto, me ayudaron a entender que hay personas que me esperan y de verdad aprecian lo que hago. Los amo <3 (es la primera vez que uso un emoticon wow)

Cap19. – And The Snakes Start To Sing (deuxième cercle)

Don't say I'm better off dead,
'Cause heaven's full and hell won't have me.
Won't you make some room in your bed?
Oh, well you could lock me up in your heart,
And throw away the key.
Won't you take me out of my head?

- Bring Me The Horizon

—¡Severus, mi querido Severus ¿Cuánto tiempo?! —

La voz con tono irónico, hizo eco en todo el lugar. Severus reforzó las barreras en su mente, para que aquel ser tan despreciable no pudiera entrar. Pero, aun así, no pudo evitar que su ceño temblara un poco, no sabía que era lo que planeaba el señor oscuro, pero nunca sería algo bueno.

—¿Sabes lo que ha pasado últimamente? — Preguntó con falsa inocencia. — No, creo que no lo sabes. Has estado tan ocupado…— dijo con sarcasmo. — ¡ocupado haciéndote el idiota! —

La varita de Voldemort se levantó tan rápido y murmuro el hechizo tan cuidadosamente, que no le dio tiempo de soltar alguna palabra, cayendo estrepitosamente al suelo por el dolor. Tenía mucho tiempo sin que aquel aparatoso hechizo golpeara en su cuerpo y le recorriera como choques eléctricos cada nervio en su piel.

—Una cosa… ¡Sólo te pedí una cosa! Todos son unos ineptos…— La furia del mago tenebroso comenzó a esparcirse por el lugar.

Por un momento la maldición dejo su ser, pero su cuerpo aun lo resentía y se sacudía erráticamente. Cuando pudo se intentó incorporar, tenía que hacer algo, su lugar al lado de Voldemort estaba en juego.

—Mi señor, es imposible hacerme con Malfoy estando Black rondado por ahí, fisgoneando y…—

—¡Cállate! ¡Crucio! —

Severus pensó que pronto llegaría a su límite, por lo general aguantaba muy bien los castigos que algunas veces tenía que soportar (que eran pocos), pero ahora se daba cuenta que algo malo estaba pasando. Quería pensar en que regresaría pronto y esto sólo pasaría como una más de las juntas con Voldemort, pero ahora esa esperanza la veía muy lejana.

—Mi señor…- una voz femenina se alzó en la entrada de la sala en la que estaban.

—¡Oh mi dulce Agatha! Espero que no traigas malas noticias, odiaría terminar la noche castigándote a ti…— Le expresó con falso aflicción.

—No mi señor, le aseguro que son buena. —La dama se acercó con paso solemne. —Severus ha expresado la razón de su… incapacidad para atrapar a Draco. Yo tengo una idea para lograr quitar esas piedrecillas del camino. — La dama fingió quitarse alguna pelusa de su hombro y miro con asco a Severus.

El Lord observo significativamente a Agatha Magnus. Analizando la situación que ahora le molestaba, bajo su varita y se encamino a la cabeza de la mesa de reuniones sentándose en aquel lugar.

—Bien Agatha, te daré una oportunidad. —Permitió con poco interés. —Pero a ti Severus… no puedo permitir que vuelva a pasar.

Severus dejó caer su cabeza lentamente. Era su fin. Casi podía ver las caras de decepción de sus amigos, el dulce rostro de Lili fragmentándose en pedazos por fallarle en el cuidado de su pobre hijo, la mueca de desconsuelo de Narcisa y Lucius al saber que nadie cuidaría a su preciado Dragón. No iba a poder con todo eso. Hasta se sentía culpable por dejar sólo a Black con el cuidado de aquellos muchachos y aun después de ese extraño beso, tal vez si todo hubiera sido distinto... Soltó un último suspiro antes de cerrar los ojos. Ya no servía de nada pensar en lo que pudo a ver sido.

Los pasos del señor tenebroso se escucharon mientras avanzaba a la posición del moribundo Snape.

—Hasta luego Severus…—Susurro dramáticamente el Lord.

Pero antes de que pudiera levantar la varita, su presa había desaparecido con un plop. A Voldemort y Agatha les tomo un momento comprender lo que había pasado.

—¡Maldito traidor! —Rugió dándose una vuelta para comenzar a reunir a sus mortíferos.

Eso no se quedaría así.

*/*/*

—¡Qué ha pasado! ¡¿Dónde está mi padrino?!

Draco fue el primero en cruzar la puerta de la enfermería con desesperación. Atrás le seguían Harry, Ron y Blaise, quienes apenas pudieron seguirle el paso. Harry también se encontraba expectante, pues a pesar de todo, Snape se había estado portando muy bien con él, lo había demostrado ayudándole con el torneo.

—Sirius ¿Qué le ha pasado al profesor Snape? — Pregunto el niño que vivió en cuento lo vio cruzar una cortina.

—Bueno…— Trato de decir algo, pero su garganta estaba seca.

Un grito desgarrador se dejó escuchar de donde había salido el profesor de runas. Ese grito venia de la voz inconfundible de Severus. Parecerá que le estaban arrancando miembro por miembro, pero a pesar de eso Draco voló hacia ese lugar. Sirius trato de evitar que entrara, pero él estaba un poco en shock.

Harry pareció entenderlo así que también se acercó al lugar. Cuando entro, miro sorprendido al pocionista, quien sudaba copiosamente y se movía desesperado en la camilla, la quijada la tenía fuertemente apretada, las manos las tenía amarradas a los medios doseles y vio claramente la maraca oscura, pero está ahora estaba llena de rasguños y sangre.

—¿Qué le ha pasado? —Dijo casi sin aire Draco.

Antes de que Sirius dijera algo Madame Pomfrey entro con una bandeja y trapos tras de ella.

—¡Salgan, salgan! No puedo trabajar con todos aquí. Dumbledore está afuera, deberían dirigirse ahí también.

Draco parecía reacio a dejar a su padrino en ese estado, pero Sirius lo empujo suavemente para que se moviera. Tenían que hablar con el director. Cuando salieron Dumbledore se encontraba mirando unas pociones del botiquín de la enfermera y cada cuando sacaba alguno.

—Lo que hiciste fue una tontería Sirius. —hablo el anciano con una voz seria, casi sombría, rara en él.

Sirius suspiro fuertemente y se tapó el rostro con ambas manos.

—Lo sé, lo sé. —Contesto.

—¿Qué fue lo que paso? —Preguntó Harry

—Pero también le has salvado la vida…— Dijo más tranquilo el director. —Nos toca a nosotros el hacer algo para calmarlo…

—¿Qué le hicieron? —Ahora fue el turno de Draco preguntar.

Dumbledore suspiro antes de voltear a ver a sus alumnos. Dio una mirada significativa a Zabini y a Ron, pero después la fijo en Draco.

—Vamos un momento al cubículo de al lado, ¿Les parece? Creo que será mejor si solo somos Sirius, el joven Potter y el joven Malfoy. —Les dio una sonrisita a los otros dos quienes no les quedo de otra que obedecer.

Cuando estuvieron seguros de que nadie escucharía, el director le dio una mirada a Sirius para que se hiciera cargo de la explicación.

—Yo… le puse un trasladar automático a Snape, fue llamado por el Lord y… sabía que podía pasar algo, ¡yo lo sabía! —Confesó un poco culpable. —Se activó y ahora está aquí, lo más seguro es que Él sabe que Severus es un espía ahora, lo está torturando por medio de la marca. —Sirius se dirigió a la pared más cercana y recargo su frente en el frio muro.

—¿Cómo hiciste eso? —Pregunto Harry al ver que Draco procesaba la información.

—Era un antiguo auror cachorro. Voldemort no sospechaba de ninguno de sus seguidores desde ahora, así que me pareció obvio que pudiera trasladarse. Antes… hablando con Snape, me preocupe por algo que había dicho. Sabía que la próxima vez que le llamaran, el no regresaría. También sabía que no iba a aceptar ningún trasladar de parte mía, así que lo puse en su bolsillo cuando lo besé…

—¡¿Tu lo qué?! —Draco reacciono cuando su tío dijo aquello.

Harry en cambio, se quedó de piedra.

—Creo que lo que has hecho es una completa insensatez Sirius, pero también tenías toda la razón. —Albus miro ahora a los menores. —El traslador estaba dirigido sabiamente a la enfermería. Cuando Severus llego, Poppy me mandó llamar y baje junto a Sirius que también tenía una forma de saber que había llegado. Estando aquí, Poppy lo había estabilizado y se mantenía despierto, pero cansado. Después de unos momentos en el que comenzó a hablar de la reunión, comenzó a sentirse mal de nuevo y… es así como llegamos a como se encuentra ahora. — Les informo con calma. —Lo mejor será que vayan a descansar. Nosotros nos encargaremos de Severus.

—No, no iré a dormir a otro lado, me quedare aquí con mi padrino…—  Rechistó Draco mientras miraba desafiante a los mayores.

—Draco, tienes que ir a tu sala común. Yo te avisare si algo le pasa, no hay necesidad de…—Sirius trató de hacer entender a su sobrino.

—También me quedare. —Dijo Harry seguro de sí mismo.

Draco le dirigió una mirada agradecida al moreno. Realmente demostraba menos miedo del que sentía y por alguna extraña razón, se sentía más seguro con Potter ahí.

Dumbledore volteo a mirar a Sirius, quien tenía una mirada preocupada y los nervios a flor de piel. Sabia la razón de esos cambios, él sabía muchas cosas desde la época en la que Sirius era su alumno, pero tenía que dejar que las cosas siguieran su curso.

Sirius noto la mirada del anciano director, no quería voltear directamente. Porque él estaba al tanto de que tarde o temprano cedería a sus cachorros.

*/*/*

Draco miraba preocupado la cortina blanca que los separaba de la camilla de su padrino. Sabía que estaba insonorizada por Sirius, para que no se preocupara, pero él sabía que Severus estaba ahí sufriendo. Miró por el rabillo del ojo a Potter, quien tenía su ceño fruncido y cada cuanto acariciaba su marca en la frente.

—¿Estas bien? — Le preguntó en un susurro.

Harry relajo su semblante y miró al rubio. Los dos no se habían cambiado si quiera y esperaban en un sillón que el director había transfigurado para ellos. Ya pasaban de las cuatro de la mañana y su cicatriz había comenzado a molestarle unas horas atrás, poco después de haber hablado con Dumbledore y Sirius.

—Sí, no te preocupes. —Trató de decir con calma.

Malfoy lo miró con duda, con aquellos ojos del color de la plata, lo examino y a él sólo le quedó dar una mirada cansada, como si sólo fuera eso. El rubio estaba a punto de decir que no le creía nada, pero el ruido de las cortinas correrse hizo que se distrajera.

—Logramos que se calmara un poco, pero aún tiene fiebre alta y escalofríos. — Dijo Sirius mientras se acercaba a ellos secándose la frente con una toalla.

—¿Puedo…puedo verlo? — Preguntó Draco mientras se levantaba.

Sirius le dirigió una mirada enternecida, pero negó con la cabeza.

—Sera mejor que vayan a descansar. Pronto amanecerá y…—

—No, no me iré a ninguna parte. — el rubio protesto, volviendo a su lugar.

El mayor soltó un bufido, pero no agregó nada más. Miro a su sobrino y a Harry con una media sonrisa, antes de dirigirse detrás del biombo que separaba la camilla de Severus de las otras.

Al estar solo, su cara se distorsiono en una mueca de preocupación. No estaba controlando la situación y sentía que no lo iba a lograr pronto. Estaba consiente que estas cosas ocurrirían mientras Severus siguiera de espía doble, eran peones después de todo. Se acercó a la silla cercana al pocionista y tomando el trapo mojado, comenzó a limpiar el sudor de la frente del enfermo, ahora sólo quedaba esperar.

*/*/*

Harry se despertó con un sobresalto, abrió los ojos grandes y boqueaba sin que su boca emitiera ruido. Su corazón latió con rapidez y miro los alrededores. Aún estaba en la enfermería y eso lo calmo un poco. Sentía un peso extra en sus piernas y vio la cabellera rubia de Malfoy en ellas, eso lo termino de apaciguar. Suspiro y acaricio su cicatriz, la cual sentía palpitaba con dolor.  El reloj marcaba las cinco de la mañana y el cielo en las ventanas comenzaba a pintarse de un color morado oscuro, pronto amanecería.

Con cuidado quitó a Draco de encima suyo y lo acomodó correctamente. Parecía que tenía un sueño profundo o estaba muy cansado porque no se movió ni un poco. Decidió ir al baño a lavarse la cara, para después ir por algo a su sala común y a la del rubio. Cuando paso por la cortina corrida de la camilla de su profesor, su cicatriz dejo de doler de inmediato, siendo remplazado con un sonido arrullador que le llego a los oídos. Su naturaleza curiosa lo llevo a meterse tras las cortinas.

Ahí miro a Sirius recostando su cabeza en el brazo derecho de Snape, éste se veía mejor que cuando lo vio hace unas horas, pero aun hacia muecas y sudaba copiosamente. Sin querer miro el brazo izquierdo de su profesor, cubierto por la sabana que era apretada por la mano de este. No sabiendo la razón, se acercó ahí, miro nuevamente a Sirius y a la cara de Snape…

—¿Que estoy haciendo exactamente? — Se preguntó frunciendo el ceño.

Algo dentro de él se removió, como si dejarse llevar fuera lo más sensato que tenía que hacer ahora. El sonido se intensifico en sus oídos, como si escuchara el agua del lago mecerse. Con manos temblorosas acerco su mano al pálido brazo de Severus y la volteo con cuidado.

Ahí estaba.

La marca tenebrosa.

Todo era real.

Su mente comenzó a trabajar rápido, y el sonido relajante que proporcionaba algún lugar de su mente le ayudaba. No sabía exactamente qué estaba pasando. ¿Realmente le preocupaba? ¿Realmente valía la pena?

Se desoriento un poco. ¿esos eran sus pensamientos? No. No le pertenecían.

Sin proponérselo acaricio la marca que en ese momento tenía un contorno rojizo. Comenzó a abrir los ojos ¿Cuándo los había cerrado?

Cuando sus ojos se toparon con aquella marca, vio a la serpiente moverse inquieta, como si quiera librarse de su tacto. Pero cuando su mirada viajo al cráneo…. Es ahí cuando todo empezó.

Su frente comenzó a arder de una forma que no había sentido nunca, como si, literalmente, estuviera en llamas o le estuvieran clavando miles de ajugas y cada vez llegaran más profundo en su cabeza. El dolor era tan fuerte que se dejó caer de rodillas. Sus ojos le ardían y se quitó desesperadamente los lentes. Pero aun así no quito la mano de la marca oscura.

“—¿Qué diablos planeas Potter? —“

Una voz conocida llegó de lo más profundo de su pensamiento. Espera. No, esos no eran su pensamiento. ESO no podía ser suyo.

—Voldemort…— susurro sin aire.

“—Que chiquillo tan impertinente, ¿tus padres nunca te enseñaron a no meterte en los asuntos de otros? —“el tono de burla martilleo en su cabeza.

Su cuerpo tembló de enojo y sin querer apretó el brazo de su profesor.

“—Aléjate, no puedes ayudarle, sólo le quedan unas horas Potter. Todos se irán igual que él, de eso me encargare…—“

La cabeza de Harry comenzó a trabajar aún más rápido. ¿Ayudarle? ¿Podía ayudar a Snape? Eso era lo que ahora llenaba su mente. Ya no quería perder más gente por su causa. Comenzó a sentirse letárgico y sintió el brazo de Severus moverse bajo su toque.

“—¡Deja de hacer eso mocoso imbécil! —“el rugido que se escuchó en su cabeza era fuerte, tan fuerte que casi le hace perder la concentración.

Si Voldemort le estaba diciendo que parara, quería decir que iba por buen camino, que podría salvar a Snape. Sin importar los gritos o el dolor siguió con su trabajo, sentía que algo cosquilleaba desde todo su cuerpo hacia su mano, la que apretaba aquella marca maldita. Por un momento que le pareció eterno siguió con obstinación, Voldemort no se saldría con la suya, no de nuevo y menos con su familia.

“—¡¿Enserio piensas que puedes vencer a años de experiencia?! ¡¿Vencer al heredero de Slytherin?! —“La voz colérica del mago casi lo hace temblar. “—¡Todos desaparecerán! Comenzando con la cría de Malfoy, ese traidor asqueroso… Luego serán Sirius Black y aunque logres salvar a Snape, tarde o temprano los encontrare…—“Voldemort comenzó a trasmitirle imágenes borrosas a su mente, sabía que no eran reales, no realmente.

Eran realmente grotescas, no sabía que era con seguridad todo era de un borroso color rojo y negro, como una televisión descompuesta, pero entendía. Sabía lo que significaba, dentro de él esas imágenes se desarrollaban más nítidamente, como arte abstracto. Torturas, muerte, abuso. Por un momento perdería la concentración.

—¿Harry…? —

¡Eso!

Ahí estaba.

Ese tono suave, pero que le llegaba fuerte a su espíritu. Ahí detrás de esas cortinas estaba Draco, quien sufriría si algo le pasaba a su preciado padrino, a lo único que le quedaba. Si él podía hacer algo para que Snape no los dejara, lo haría. Lo intentaría.

Con determinación y sudor mojándole el rostro dio su último intento. Con un grito ahogado de sorpresa, una fuerza extraña lo empujo lejos de Snape.

—¡Harry! —el rubio entro como tromba a socorrerlo.

*/*/*

Severus se arrepentía de muchas cosas. De haber llamado sangre sucia a Lily, de nunca defenderse realmente de James, de ser débil y cobarde hasta cierto punto. Alguna vez su madre le dijo que era un luchador, que no le temiera a nada ni a nadie. Pero, aun así, no pudo defenderla de su violento padre, no pudo luchar por Lily y ahora no podía defender a Draco o a Harry. Realmente era una pena que su madre se hubiera equivocado, porque realmente le había creído.

También se arrepentía de otras cosas más cercanas. De no haber abrazado a Draco de forma más fuerte, o contarle un poco más de los tiempos de escuela con Lucius, de no haberlo preparado para la vida tan dura en la que entraba ahora. De no contarle a Harry lo maravillosa que era su madre y que a pesar de lo mal que lo había tratado James, había sido un buen padre. Pero tal vez de lo que más se lamentaba es no haberle contado a Black que era una persona importante para él, después de todo ese tiempo y para siempre.

De un momento a otro, desde su inconciencia, sintió un tirón en su brazo. Era como si quisieran arrancarle la piel, él se pensaba muerto ¿entonces por qué le dolía tanto? Otro arrastre a su brazo y quiso gritar. Una corriente eléctrica paso por todo su cuerpo, y quedo entumecido, pesado. El tercer tirón tal vez fue el peor, fue certero y rápido, pero agonizante.

Pero poco después de esas sensaciones, vino la calma. Se sentía ligero y fresco, como si estuviera limpio. La imagen de unos ojos piadosos apareció frente a él, todo era tan blanco… pero él pensaba que no merecía esa piedad, y aun que pensó en olvidarlo, en intentar ignorar esa mirada, la sentía traspasar su piel, como un castigo. Lo último que pensó antes de sentirse como flotando en una corriente de agua, era que realmente quería luchar para vivir, que se sentía como un niño pequeño que no quiere perder su juguete favorito. Esperaba que esas aguas lo llevaran de nuevo a casa…


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).