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Primera Letania por sugar-blood

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Cap20. – The scientist

Come up to meet you,
Tell you I'm sorry,
You don't know how lovely you are.
I had to find you,
Tell you I need you,
Tell you I set you apart.
Tell me your secrets,
And ask me your questions,
Oh, let's go back to the start.

- ColdPlay

 

Harry miraba tembloroso por la ventana. La nieva caía suavemente fuera del castillo, algunos alumnos estaban caminando en el patio nevado. No eran muchos estudiantes en realidad, pues después del baile, eran las vacaciones de navidad y aun que muchos no decidieron regresar a sus casas, aun había personas que decidían irse.

—Aun no me lo explico…— escuchó decir a su padrino.

Eso lo sacó de su estupor y decidió acercarse a la camilla, donde un muy mejorado Severus se encontraba descansado, había recuperado color y su cara se veía relajada. La mirada del niño que vivió paso a Draco, quien a su vez miraba al pocionista en ese momento con los ojos aun en lágrimas por lo que había pasado. Todo había sido tan confuso y loco que aún no se lo creía, le dio un sorbo a su chocolate caliente que le habían dado hace un momento, cuando había podido recuperarse del shock y reaccionar.

—Yo tampoco Sirius, pero me encargare de averiguar cómo ha podido pasar… esto… no pensé que se pudiera lograr. —Fue el momento del director para hablar.

Cuando había salido volando lejos de su profesor había pensado lo peor. Primero, que Voldemort se materializaba frente a él, o que se hubieran llevado a Snape de regreso a la guarida con él. Pero cuando Draco llego a su lado, detrás de este venían Sirius y Poppy quienes corrieron junto a él y luego a la camilla de Sirius, en donde se dieron cuenta rápidamente que… ya no portaba la marca oscura. Harry no podía contestar absolutamente nada en dos horas, había quedado mudo por completo. Draco se tuvo que encargar de limpiar la sangre que salía de la marca en forma de rayo y tratar de que tomara algunos brebajes para calmarlo, pues temblaba copiosamente y sudaba a pesar de no sufrir alguna clase de fiebre, parecía que el castaño solo dejaba que el rubio lo tocara y se abrazó fuertemente a su cintura si poder separarlo de ahí.

Se sonrojo al pensar en eso último. Pero agradecía que no lo separaran de él, pues realmente se sentía… ni siquiera recuerda que sentía. Pero aferrarse de esa forma a Draco le hacía sentirse seguro, como si no tuviera que preocuparse de nada.

—Bien, ahora solo les pediría que salieran, para que Severus descanse y ustedes también, fue una mañana muy ajetreada. Necesitan tomar su desayuno y tomar un baño, ¿no les parece? — Dijo Poppy mirando primero a los muchachos.

—Tiene razón Madame…—contesto Sirius. —Muchachos, vayan a sus salas comunes, yo me quedare aquí hasta que regresen, ¿les parece? — Draco le dirigió una mirada que decía claramente que no se movería. —Vamos, háganlo por Severus, no creo que quieran que los vea de esa forma cuando despierte, ¿o sí?

Eso fue suficiente para que el rubio se levantara y diera una mirada a Harry, quien decidió quitarse de encima la manta que le habían dado para que recuperara color y dejar a un lado la taza ahora vacía de chocolate.

—Está bien, regresaremos en un momento ¿quieres que traiga algo para ti padrino? — Pregunto Harry mientras iba tras un Draco callado hacia las puertas de la enfermería.

—No cachorro, está bien. Cuando regresen iré a mi habitación para arreglarme un poco, desayunare aquí junto a Severus. — Le contesto con una pequeña sonrisa cansada.

Harry no estaba del todo convencido, pero aun así se dio la vuelta y siguió al rubio slytherin a la salida.

 —¿Estas bien Draco? ¿Quieres que te acompañe a tu sala común? —Le preguntó cuándo pudo acercarse a él.

Malfoy hizo una mueca de disgusto y pensó que realmente no quería pelear.

—Eso debería de preguntártelo yo a ti Potter, mira tu cara ¡es un desastre! —Lo regaño

Mentiría si dijera que no estaba cansado, su frente aun palpitaba y su cabeza era un caos total.  Pero aun así sonrió por la preocupación en el regaño del rubio, algo cálido en su pecho se llenó y subió por su cuerpo.

—Sólo necesito comer algo y darme un baño, estaré como nuevo después de eso…—No pudo continuar pues al abrir la puerta se encontró con una imagen muy conmovedora.

Las bancas que se encontraba fuera de la enfermería se encontraba llena por nada menos que seis alumnos dormidos. El único que estaba debidamente sentado era Zabinie quien tenía a un pelirrojo Weasley babeándole el hombro, en el hombro de este estaba Neville dando ronquidos suaves, este a su vez tenia a Theodore Nott muy cómodo en sus piernas. Frente a ellos estaban Hermione y Pansy, una recargada en la otra con una manta. Sumando al hecho de que todos estaban aun con sus trajes de gala de la noche anterior.

Una risa de Draco lo hizo salir de su trance al ver a todos ahí, volteo a ver al susodicho y por un momento pensó que se estaba volviendo loco. Malfoy comenzó a subir de volumen su risa, casi maniática y antes de que los demás comenzaran a despertar este ya se encontraba llorando y riendo. Harry sólo se encontró tomando a Draco en sus brazos, no sabía que pasaba, pero suponía que había estado con tanta presión encima que hasta ahora podía darse un respiro, hasta el mismo se sentía de esa manera.

El primero en despertarse fue Ron, que cuando se levantó de un salto dejo caer la cabeza de Neville quien igualmente se despertó por el susto.

—¡Harry! ¿Están bien? ¡¿Qué ha pasado?¡ ¿Qué le pasa a Malfoy? ¿Snape está bien? — Las preguntas le llegaron como bombardeó al castaño.

—Tranquilo Ron, todo está bien. Ha pasado algo muy extraño, pero Snape está mucho mejor. Y Draco pues… digamos que pasamos por un momento… tenso. —Le explico, mirando la cara de los demás, quien despertaron en el acto.

—¿Draco? —Pansy se acercó al rubio.

Este se lanzó a ella dándole un fuerte abrazo, después se acercaron Theo y Blaise, quienes apretaban el hombro de su exlíder en Slytherin. Los gryffindors se acercaron a Harry, Hermione le dio una vista rápida a este, dándose cuenta de lo rojo e hinchado que se encontraba su marca.

—¡Harry! ¡¿Qué le ha pasado a tu frente?! —Preguntó asustada.

—El… el salvo la vida de Severus. — Respondió Draco mientras salía del abrazo de su amiga.

El niño que vivió se puso nervioso cuando todas las miradas se dirigieron hacia él.

*/*/*

—¿Crees en verdad qué eso bastara?

La pregunta sonó fría y sin importancia, pero en realidad escondía un temor oculto, una obligación en donde un simple “si”, sería como tratar de cerrar un negocio peligroso. No podían darse el lujo del error, no en esta familia en particular.

—Claro que sí, ¿estas juzgando mi criterio? — Una voz femenina retumbo en las cuatro lujosas paredes de aquella salilla.

La escena era lúgubre en la casa de los Magnus. La chimenea ardiendo, Agatha con una mano en su copa de vino caminando lentamente por el saloncillo, Annika observaba entretenida un libro sobre artes oscuras de la biblioteca familiar y Gustav observaba a su madre con sospecha.

—Con lo que observe esta noche, Severus no tendrá el favor del lord nunca más y por lo que me enterado antes, los Nott ya no tienen a su hijo para ofrecerlo a las filas. Es una oportunidad única para mí, para ustedes…—Miró a sus hijos significativamente sin detener su andar.

Gustav volteo la mirada.

—Entonces que así sea. —Se levantó galantemente del sillón que ocupaba. —Iré al estudio, necesito revisar algunas cosas. —Reverencio a las dos mujeres y salió presuroso.

Su madre no presto atención a la salida de su hijo y siguió su caminata. Cuando Gustav estaba realmente lejos de la salilla de estar, se recargo en la pared, como si le doliera el pecho. Porque era así. En el aire se respiraba algo pesado, y él sabía lo que era, ya había pasado eso antes… hace muchos años, cuando su padre…

Un gemido de horror se ahogó en su garganta y apresuro el paso al despacho que pertenecía a su progenitor. Cerro las puertas rápidamente y comenzó a recitar hechizo tras hechizo. Ahí venia otra vez… la ansiedad. No era normal, no lo era, él lo sabía. Hace tanto tiempo que no hacia eso. Encerrarse como si algo le persiguiera en su propia casa, y es que algo le perseguía. La locura de su madre.

*/*/*

—Yo… no sé qué decir. ¿Cómo habra pasado eso? —Hermione se preguntó a sí misma en voz alta.

Todos miraban con asombro a Harry Potter. Y este no podía más que mirar nervioso a todos lados. Estaban en la torre de los leones, y en ese momento no sólo estaban aquellos, sino también las serpientes. Draco decidió que si bajaba a las mazmorras sería una pérdida de tiempo, entre ir y darse un baño, subir para desayunar y contar todo lo que había pasado. Hermione le había dicho que subiera con Harry a la torre, que no había problema alguno, sería más tedioso soportar a las serpientes (qué aun resentían a Draco y Pansy) que a unos cuantos leones.

Y así había sido. Granger le presto alguna ropa a Pansy y Harry a Draco, aun que tuvieron que ajustarlo un poco, nada de la leona no pudiera hacer. Y ahora se encontraban desayunando todos en el cálido cuarto de la torre, hablando sobre lo que sucedió hace unas horas.

—Creo que he escuchado eso en alguna otra parte… tal vez… en la biblioteca familiar. —Dijo Theo. —Pero creo que ver a mi padre de nuevo no es una opción en este momento.

—Oh ¿Lo has hecho ya? —Preguntó Pansy emocionada.

—Claro que sí, en la noche antes del baile deje lista una lechuza. Quería que fuera lo antes posible.

Los Slytherin le sonrieron a su compañero. Era bueno escuchar que estaban fuera de peligro al estar lejos de Voldemort, por ahora…

*/*/*

 Había pasado unos días después del incidente con Severus. Este aun no despertaba y preocupaba enormemente a Sirius, Harry, Draco y hasta a sus amigos. El heredero Black ni siquiera había tocado su habitación, como le había dicho Harry. Se la pasaba cuidando esmeradamente del pocionista para sorpresa de Draco, que sabía del pasado poco amistoso entre ellos y se preguntó si el beso que había mencionado su tío tenía algo que ver.

No fue hasta el quinto día que Severus despertó, sorprendido de encontrar a un Sirius con una barba de días durmiendo apoyado en su camilla. Su cabeza daba vueltas y cuando intento levantarse un mareo lo ataco, cayendo de nuevo acostado.

—Severus…—Murmuró perezoso Sirius. —¡Severus! —Se levantó de un salto abriendo las cortinas estrepitosamente. —¡Poppy! ¡Severus se ha despertado! — Grito a todo pulmón, haciendo que Severus le diera dolor de cabeza.

La enfermera no tardó en llegar rápidamente con un botiquín de medicamentos.

—Severus, me alegra que hayas despertado…—Le hablo despacio la mujer. —¿Cómo te sientes?

“Cómo la mierda” quiso contestar Snape, pero obviamente no lo hizo, la enfermera no tenía la culpa del dolor de cabeza que Black le dio.

—Me siento mareado y tengo jaqueca…— Fue lo que dijo, fue tan poco pero aun así se ajito por el esfuerzo, dándose cuenta de lo seca que se encontraba su boca.

Pero no tardo mucho de sentir su boca pastosa, pues Sirius lo estaba ayudando a levantarse para tomar un poco de agua. Agradeció el gesto, pero se sorprendió al sentir el pecho de su enemigo escolar en su espalda, para que pudiera tomar los medicamentos que le daba Poppy. Tomo dos asquerosas sustancias, sabia de cuales se trataba por el sabor, peor el nombre no le llego a la cabeza, en realidad, su mente era un caos ahora mismo.

—Iré a avisarle al director que estas despierto. En quince minutos dale este medicamento por favor Sirius, y si vienen los muchachos, que no hagan escandalo…— Le indico la mujer mientras salía del lugar.

Un silencio se instaló en los dos adultos, no era uno incomodo sino más bien de incertidumbre. Snape trataba de acomodar todo en su cabeza de nuevo, pensamientos iban y venían, pero ninguno se instalaba completamente y estaba tratando de centrarse en alguno. En cambio, Sirius sólo pensaba si el pocionista se sentiría extraño y cuanto tardaría en darse cuenta de que en su brazo ya no existía marca alguna.

—¿Qué fue lo que paso? —Susurro Severus.

Al estar atrás de él, Sirius lo escucho claramente. El animago decidió pensar bien lo que diría, ¿Decirle que lo había traído con un transbordador que él había puesto si su permiso antes de irse, era sensato? No lo creía.

—Bueno, llegaste aquí no tan lastimado como nos imaginábamos, hasta nos hablaste un poco de tu reunión… pero de repente comenzaste a sentirte muy mal. Te dio fiebre y dolor en el cuerpo. No sabíamos que hacer realmente. — Le explico mientras acariciaba levemente el hombro del pocionista, dándose cuenta que eso le relajaba pues Severus se recargo aún más en él. Eso le pareció adorable. — Eso fue hace cinco días más o menos. —Lo sintió tensarse, así que no paro su masaje.

Se dio cuenta que ya pasarían los quince minutos para el medicamento de Snape, así que tomando el frasco hizo que lo bebiera. Aun que vio las ganas del profesor de pociones en tomarla por el mismo, pero sus brazos no cedían a sus órdenes.

—Algo paso Snape…

La mano de Black se dirigió a la muñeca de Severus y la tomo suavemente, para poder darle la vuelta. La reacción del pelinegro tardo un poco, primero se mareo, tal vez por el medicamento o por no entender que hacia el otro. Pero luego lo entendió. Era su brazo izquierdo donde debería estar la marca tenebrosa. Ahora sólo veía su pálido y limpio antebrazo.

—Parece que ya lo has visto ¿no? — Dumbledore entro calladamente.

—¿Qué…? ¿Cómo ha pasado esto? — preguntó desorientado el afectado.

Antes de que el director comenzara a explicar los hechos, escucharon unos gritos fuera, más específicamente de Madame Pomfrey.

—¡Esperen! No corran en este lugar…

De un momento a otro Draco y Harry se aparecieron en la entrada del bastidor de la cama de Severus. El rubio parecía agitado y preocupado por igual, pero cuando observo a su padrino, sus ojos centellaron y se acercó a un lado de él.

—¡Padrino! ¿Cómo estás? ¿Cómo está tu brazo?

El profesor se dio un respiro al ver a los muchachos reunidos aun lado de él, al ser estos últimos en lo que había pensado que moriría. Tuvo ganas de abrazarlos con todas sus fuerzas, pero sus brazos y su cuerpo en general no le respondían aun como debería, pero en cambio, les dio una pequeña sonrisa.

—Estoy mucho mejor Dragón, te lo aseguro… pero mi brazo, quiero que me expliquen que ha pasado. —Le dio una mirada seria a Sirius.

Cuando volteo a ver a los chicos, Draco estaba mordiéndose el labio nerviosamente, mientras Harry se rascaba la nuca y volteaba a otra parte menos con él.

—No te preocupes Severus, yo te explicare todo.

De las cortinas salió el director con una leve sonrisa. Severus escuchó atentamente la explicación del Dumbledore, quien cuando pronunciaba el nombre de Harry, el pocionista miraba sorprendido al niño que vivió, quien estaba sonrojado. Cuando termino de contarlo todo, se quedó un momento estupefacto, pensó que dejaría de respirar, pero siguió tomando aire al mismo ritmo que el pecho a su espalda.

—Necesito hablar a solas con Potter. — Dijo.

Sirius le tomo del hombro para que lo viera, el sólo le dio un apretón de regreso y lo miro con ojos suplicantes. Necesitaba hablar a solas con él, era importante ahora. Black no le dijo nada, en cambio se levantó y lo acomodo sentado en la cama. Cuando se dirigió a la salida se llevó consigo a Draco y le dio una sonrisa a Harry antes de salir.

—Yo… profesor es que en verda…—El muchacho trato de justificar algo de lo que aún no era culpable.

—Potter, acércate un momento. — le dijo con calma.

Harry se acercó un poco asustado, no sabía realmente que iba a pasar. Su profesor, lucia tranquilo, pero aun no podía pensar en que hasta hace menos de un año pensaba que era su enemigo. Cuando supo que ese no era el caso y que era un miembro más de la orden del fénix, tuvo muchas preguntas, pero no pensaba que había alguna razón razonable en tratarlo tan mal. Claro que tomar apariencias en la escuela y esas cosas, pero ¿Por qué no explicárselo directamente?

—¿Puedo pedirte algo Harry? — Le preguntó suavemente Snape cuando estuvo cerca.

—No… ¡digo sí!... lo que sea profesor. —Contesto nervioso.

Se sorprendió al ver la sonrisa suave del pocionista y como este levantaba sus brazos con trabajo, mientras trataba de atraerlo a él, dándole un leve abrazo. Algo le llamaba el corresponder esa muestra de afecto. Extrañamente se había puesto melancólico, y lágrimas que no pudo controlar comenzaron a salir de sus ojos cuando el abrazo estaba completo y firme. Porque realmente quería salvar al profesor con lo que hizo, no sólo por Draco, sino por el mismo, por todas las veces que el profesor lo había salvado a él.  

Notas finales:

Con este capitulo tuve algunos problemas... siempre tengo problemas con la parte final, nunca se como terminarlos. Realmente queria que fuera más emotiva la parte de Severus y Harry ¿saben? pero si le metia más cosas iba a terminar muy mal, demaciados feels. Espero que les haya gustado y nos llemos la proxima semana, ya que tengo listo el capitulo. 


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