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Hey, Yu por Marcianita

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Capítulo 13- Vaso de Agua

.......

Todos los asuntos tienen dos asas: por una son manejables, por la otra no.

Epicteto de Frigia

....

 

Lunes

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.

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La derrota sin lugar a dudas es como un buen puñetazo en pleno rostro.

.

—     Oh, mierda.

Si Lavi podría tipificar el dolor que ahora sentía, no sabría cómo nombrarlo. Obviamente, su rostro le dolía, el puñetazo de Kanda había sido tan fuerte que le era dificultoso hasta el mismo acto de pestañear, y tuvo tanto miedo en su momento, que le pareció la mejor idea el hacerse pasar por desmayado, y… hablando de un tema fuera de lo físico, y este moretón que adornaba su rostro, él… estaba herido en su orgullo. Tal vez –al final de cuentas- se sentía más herido en lo último.

Porque… Kanda, gustaba de él, ¿verdad? La propuesta sería rechazada, una, dos, o tres veces pero, según él, no más, y sí, definitivamente, contando bien las cosas, solo fueron dos veces –solo dos- el monto de rechazos que tenía encima, y… no debería estar molesto, ya que después de todo Kanda sí que había flaqueado ante su propia negación, hasta se mostró en un inicio cooperativo para lo que sea que se le antojase hacer. Sí, en definitiva, Kanda gustaba de él, y cedería, y… se seguía sintiendo humillado. Mucho más al sentir el punzante dolor en su rostro.  

Porque Lavi tenía orgullo, un orgullo curioso, que actuaba para cuando le parecía conveniente –aquí se encontraba uno de los momentos-. Ahora éste –su orgullo que a veces moría de hambre-, lanzaba gritos de alarma -que retumbaban demasiado fuerte, para su paz personal- y le anunciaba que era el momento de la retirada. Porque Lavi podía jugar al amigo, y podía perseguir a “x” persona, sin importarle mucho si ésta mostraba total desagrado a su presencia, Lavi podía soportar al viejo Panda, y otros amargados de su calibre –y eso que a veces tendían a estresarlo-, él podía soportar mil y un cosas, pero no, hasta ahora jamás, nunca, estuvo dispuesto a desperdiciar su orgullo por un capricho. Menos que menos el dejarse golpear de forma tan brutal por algo tan simple como el sexo –sin caer en el error de que les pillara un tercer implicado, que él no sabía, u olvidó que existía-.  

Entonces, sí, ¿debía rendirse?

Salió escudo, y la suerte había dicho, que definitivamente debía arriesgarse en esto, pero… él nunca dependió de algo tan banal como el destino. Como Bookman, atribuía más confianza a él mismo, y los hechos. No más.

No tenía por qué jugarse la vida por Kanda, ya era suficiente el hecho de haberse vuelto su “amigo”, no necesitaba trabajar más para otras cosas. No. Y sin lugar a dudas, no usaría –ni servirían- los mismos métodos con el japonés que con sus amantes de una noche. El hecho que lo alentaba a seguir con esto era –es-, además del evidente atractivo del asiático; la facilidad. Con Kanda no tenía por qué coquetear demasiado, no había razones para alagar, ni para ocultar intenciones, siquiera de escapar después de cometer el acto. Era solo hacerlo, no repetirlo, y dejarlo pasar, con lo orgulloso que era Kanda, no se tocaría el tema más. Nunca jamás. Ese fue el punto que lo alentó, pero ahora tras el trato recibido, se preguntaba; ¿valía la pena?

Siquiera la loca le hizo doler con la bofetada lo mismo que Kanda, siquiera sintió el mismo dolor –y pavor- para cuando el esposo de una de sus amantes le encontró con su esposa, bien entretenido en la cama. Kanda era tempestad, era el miedo encarnado, era la muerte revestida en pieles de humano, y tal vez era la reencarnación de Ares, y Hades al mismo tiempo. Definitivamente, si le quitabas la cara bonita, y la facilidad – que al final, a su debida manera, resultó ser más complicada. Porque, ¿quién golpea al tipo que le gusta, cuando le ofrece justo lo que quiere? Solo Yu, no había más que él-, no quedaba nada. Y bueno… en realidad a Lavi le valía casi cualquiera entre sus sábanas. Deseaba a Kanda, claro que sí, pero también tenía pensamientos sucios con Lenalee, la prima de Mikk, la propietaria de un pub cercano a su apartamento, una vecinita de cabello castaño que él –por salir del apuro- nombró Chomesuke, y en fin, una gran variedad de personas.

Agarró una de las invitaciones que al entrar al apartamento de Kanda, robó sin vacilación. Y al parecer ésta era para una boda, y sin lugar a dudas no le quedaba más opción que auto-invitarse. No conocía a la pareja, pero suponía que lo haría en la misma fiesta. Además que éstas, al estar sin nombre impreso, seguro que eran especialmente para los “amigos” que tenga Kanda, y ¿quién más que él para llenar ese espacio vacío?

Vio a la tarjeta, con atención. Tal vez podría encontrarse a una bonita chica allí, que le quite al menos esta duda que tenía acerca de su sexualidad. A fin de cuentas, el que se tome tanto tiempo pensando en su orgullo pisoteado –o golpeado-, era fruto de su malhumor porque le jodía sentirse un tanto gay, y jodidamente frustrado sexualmente. El celibato no era para él, y solo su miembro era lo que hasta ahora quería ver –es más le disgustaba que en la pornografía se tomase tanto tiempo enfocando una jodida mamada-, así que… retrocedía a su punto. Que se vaya al cuerno la moneda, y el escudo y su nuevo miedo para ligar desconocidas. Y…

—     Te lo has perdido Yu.

.

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Martes

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¿Quién perdió qué?

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—     ¡Yu!

—     ¡¿Qué, hijo de puta?! Me haces doler la cabeza.

Se supone que el próximo diálogo debería algo como; oh, eres tan aburrido Yu, ¿no podrías darme una respuesta que… no oiga todo los días? Bien sí, eso debería pasar, pero Lavi, esa mañana lo que tenía que lograr, era que su sonrisa plastificada no decayera, y que por Dios, en serio no deseaba cometer suicidio mostrando su verdadero malhumor. Su cabeza le dolía. Maldito insomnio. Maldito susto que tuvo en la noche cuando soñó… Oh, mierda. 

—     Yu, me estás ignorando.

—     Tú no eres el centro del maldito universo— la respuesta sabida de antemano después apareció. Kanda nunca se cansaba de decir lo mismo —, y no digas mi nombre de pila.

—     Ajá, salteando lo segundo, es obvio que no quieres ni verme. Ayer…

—     Ayer te lo merecías, y si vuelves a intentar lo mismo, juro que te castro.

Había un millón, de respuestas ingeniosas, para lo que dijo –un millón y medio. Puede que más-, pero Lavi, se sentía lo suficiente resentido en ese punto, que ya no podía bromear –costaba tanto no empezar una disputa seria-, que lo primero que dijo, con su aún herido orgullo fue:

—     Ayer, no solo fue eso Yu, tú… — tienes horarios establecidos, y te esperé en todas esas horas para… dejar las cosas claras, y decirte que ya no quiero nada. Tomó un poco de aire, logrando así tranquilizarse—, no me abriste la puerta no importa cuánto toqué. Me asusté a morir, pensé que te perdiste o algo.

—     No soy un niño Lavi. Y por si no lo sabías, viví en esta ciudad mucho más que tú.

Sí, pero apuesto que yo la conozco mejor, porque me doy la libertad de salir a conocer, a diferencia de ti. Sus labios temblaban, estaba un tanto nervioso, y su dolor de cabeza, seguía haciendo que todo lo que pensó decir el día anterior, empiece a desordenarse. Sin lograr el orden que deseaba, suspiró y prosiguió:

—     Oh, de eso sí que me había olvidado —  muy apenas fingió una risa—. Y acerca de lo de ayer, y el día antes de ayer.

Kanda lo miró, lo miró de esa forma de la que había empezado a mirarle desde hace poco, de la misma manera que lo miró ayer –en el preciso momento en que lo despertó- y…

—     Como no estás interesado…

—     Y nunca lo estaré.

Lavi tomó otro poco de aire con los labios,  intentando controlarse, porque se sentía ampliamente decepcionado, por la forma en que Kanda se estaba encerrando en una convicción que no tenía. Estaba seguro de gustarle a Kanda, hace poco éste le lanzó ese tipo de mirada, que encajaba con las otras que sus amantes le lanzaron, porque… simplemente tenía las cosas claras, y sabía que le gustaba.

—     Pues creo que es mejor que lo olvidemos.

—     Y en tu caso que no lo repitas.

   Se dio cuenta de que Kanda no estaba enojado y que parecía dispuesto a firmar el contrato imaginario con él de; no lo vuelves a mencionar, y no te vuelvo a ignorar; y justo ese hecho lo dejó pasmado. Primero, porque las personas que gustaron de él, nunca retrocedieron a la idea de poder tener algo, y segundo… una persona así, en su mayoría al saber que su puesto podría ser otro, nunca aceptaría quedarse con migaja tal como ser solo un amigo. Con esas inferencias, Lavi empezó a preocuparse de su juicio, y llegó a la conclusión de que tal vez confundió las cosas. Tal vez Kanda jamás gustó de él, solo que le agradaba tanto, pero tanto que… ¿parecía un tango gay? La idea parecía harto ridícula, pero ahora que lo veía bien, el hecho de ser su objeto de deseo, era aún más risible.

—     Bien me parece justo. Nunca más te propondré lo mismo.

Kanda asintió. Y después hizo una mueca.

—     ¿Tú me robaste una invitación ayer, verdad?

—     Yo…

—     ¿Y cómo rayos entraste otra vez a mi casa?

—     ¿Tengo mis métodos?

Kanda frunció el ceño, y en su particular manera se veía bien, y Lavi no quería pensar en nada más que el lado bueno, de que a lo mejor todo fue un error. Un estúpido error.

.

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  Miércoles

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—     Mierda.

Estaba temblando. Y todo se debía a que –otra vez- se despertó en mitad de la noche –mas bien, comienzos de la madrugada-  con un tremendo problema bajo los pantalones de su pijama –y claro, ese sueño venía trepando en categorías-, que lo obligó a meterse en el cuarto de baño, para remojarse en agua, muy, pero muy fría. Ya... lo reconocía, esto no estaba mal, estaba muy, pero muy mal.

Ahora que estaba barajando la idea de que todo fue una tonta confusión, se sentía aún más frustrado. Kanda a lo mejor no gustaba de él, Kanda puede que de verdad se haya enojado porque su disque amigo se le había insinuado, Kanda no…

Botó un aullido ahogado. Si lo que ayer le pareció algo bueno, era cierto, Lavi sin lugar a dudas moriría solo en el desierto, con esta sequía que le pedía a gritos solo un tipo de agua. Esto no podía ser, joder que no.

—     ¿Qué hago? ¿Qué se supone que debo hacer?

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Jueves

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Había pensado todo el día anterior en el hecho absurdo que lo tenía otra vez madrugando. Y lo peor es que seguía sin tener conclusión.

¿Kanda gustaba de él?

Analizó el punto desde diferentes dimensiones. Empezó con sus experiencias propias, y hasta se dio la libertad de buscar datos por internet que consoliden o no su pensar –hasta barajeó el hecho de preguntárselo al viejo panda- y todo seguía apuntando a que sí, Kanda gustaba de él. Pero el comportamiento del día anterior, lo descolocó de tal forma que no sabía qué decir. Era un no o un sí, y seguía sin saber qué hacer.

 La verdad es que nunca se había desvivido en tales interrogantes. A su ver siempre fue obvio si alguien gusta de ti, y siendo o no así, tampoco es que haya tenido un deseo tan potente por alguien que lo haga pensar más de dos veces en el punto. Él agarraba lo que se podía –eso sí, escogía puntualmente que no le hagan arrepentirse, si se veía contagiado de cualquier cosa incurable-, y se sentía bien de esa forma. Nunca se encontró con alguien como Yu. Nunca amaneció pensando en dificultades, en pros y contras. Y nunca, pero nunca, se encontró tan inseguro a la hora de hacer el siguiente movimiento.   

 Kanda le estaba haciendo esto, y sin lugar a dudas quería metérselo a la cama –el escudo ganó-, pero no estaba dispuesto a jugar su pellejo, cuando la respuesta era negativa para siempre.

… ¿Yu gustaba de él?

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Viernes

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—     Lena, ¿en serio crees que Yu gusta de mí?

Lenalee pareció ser tomada en guardia baja por su pregunta, ya que abrió los ojos de tal forma que era innegable que no lo esperaba. Pero al final ella tras pestañear varias veces seguidas, y salir de su estupor, pudo responder:

—     ¿A qué viene la pregunta Lavi?

Él ya venía sabiendo que Lenalee era lista, y es por eso que siempre tenía cuidado con lo que le decía, el tono, y la expresión que usaba. Pero esta vez, al estar hambriento de respuestas –y en el más corto tiempo posible-  no vio mejor idea que ser directo.

—     Curiosidad, supongo —…bueno, no tan directo.

Ella sonrió fértilmente, y le miró con sus grandes ojos comprensivos.

—     Sí, lo creo. Eres su tipo.

—     Lenalee, Yu estuvo casado con una mujer. Dudo mucho que yo pueda entrar dentro de sus estándares de lo deseado. Ya sabes, soy hombre.

—     ¿Y quién te dijo que Alma le gustó por ser mujer? Te lo he dicho, ¿verdad? Kanda estuvo muy enamorado, y doy mi cabeza con que no le hubiera importado que ella fuera hombre, travesti y hasta transexual.

Hubo un corto momento de silencio opresor. Uno donde Lavi, se quedó sin palabra alguna para rebatir. Se relamió los labios, y se dio cuenta de que su ego de Bookman estaba siendo cruelmente golpeado en esta semana, en primera instancia ya no sabía si su juicio era acertado, y después una chica cualquiera le dejaba sin palabras. Y es que no había esperado esa respuesta, siquiera se le pasó por la mente de que la sexualidad de Kanda a lo mejor fuera tan versada. Él se hacía un lío porque estaba descubriendo que a lo mejor era bisexual –y aromantico hasta el final-, y resulta que Yu, era… ¿pansexual? ¿panromantico? No, esto era mucho para él de momento, siquiera se sentía curioso, esto lo estaba asustando en serio.

—     Ya… eso… admito que no lo pensé, ni se me ocurrió, pero creo que una cosa es ella, con la cual se crio, otra yo. ¿Te das cuenta que a Yu no le gustan los cambios, y que le pegó muy duro en un principio que yo fuera uno?

—     Sí, lo sé, pero creo que ya te aceptó, y además esa es la razón por la que me gustas para él.

—     ¿Es porque a ti te gusta la idea que quisieras que algo se dé?

—     Bueno, admito que en lo que respecta a mis deseos, puede que sí. Pero pienso ante todo en la absurda soledad de Kanda. Él ha creado una muralla para él, y el cadáver de su amada. Sí, es romántico, y tierno, pero ya pasó un buen tiempo y él está muy solo, y Alma no volverá. Yo he intentado plantar muchas habichuelas mágicas para él y otras personas, jamás funcionó, y ahora…

—     ¿Me has elegido a mí, para ver si esta vez germina y paso la barrera?

—     Esta vez germinó, estoy segura, que lo que falta es que decida él bajar por ella, o tú trepar.

Lo intenté, pero resulta que esa cosa no era muy alta. Además, como la historia nunca fue un romance, aquí solo quiero robar un huevo de oro… a pesar de que no me agrada que sea justo un huevo.

—     Lenalee te estás haciendo una historia muy linda, pero en serio, no creo que funcione. A pesar de que tal vez Yu sea como dices, yo soy heterosexual, y por ende él no me gusta.

Ella botó un suspiro e hizo un puchero con los labios. Lavi se dio cuenta que no estaba sonriendo realmente, pero al menos el tono amigable nunca flaqueó en la conversación.

—     Veo que aquí el verdadero problema eres tú. Lavi, no has pensado en algo más que… “¿Quisiera tirármelo?”

Lavi ahora sí rió, porque por primera vez –además de Bookman- alguien pilló en su totalidad su forma de pensar, y que lo hicieran justo en estos días de frustración, y un tanto de rabia, era genial. Decidió ir por las tangentes al menos por un corto periodo más.

—     ¿Quién te crio Lenalee?

—     Mi hermano y sus amigos. No me acuerdo de mis padres.

Sí, él recordaba haber leído algo de que ella perdió sus padres muy niña, pero nunca creyó que ella lo tomaría con tanta calma. Lenalee era genial, y deseaba que de alguna forma no estuviera ahí, porque Yu no le dejaba dormir, mas bien porque… quería hacer la jugada con ella. ¿Dónde estaba ese tiempo glorioso, donde pensó que ella era la chica más linda que vio? Ah, sí, esos tiempos seguían vigentes, pero…

—     ¿Y entonces a qué vino que vinieras a visitarme expresamente para saber eso?

—     Oh, eso es cruel, yo vine porque quería verte. Mucho más ahora que tu hermano está de viaje, y Allen… ¿creo que lo visitó su tutor?

—     Sí, Cross…

—     ¿Ves?, ahora hay tiempo para ti y para mí. ¿Qué tal crees que le queden los cuernos a Allen?    

Ella rió un poco, y le palmeó el hombro… muy fuerte.

—     No creo que muy bien Lavi, y no pienso hacerle eso. Además ahora que veo bien que mi autosugestión sirvió, no pienso arruinarlo. En fin, te lo pongo más claro, estoy un noventa porciento segura, de que Kanda está enamorado de ti.

Él abrió el ojo un poco más de lo debido. Lavi solo quería saber si Yu gustaba o no de él. No estaba buscando saber niveles de sentimientos, que no le importaban, y hasta le preocupaban. Se le hizo una maraña en la cabeza. Esta ya era más información de la debida para él. Además…

—     Y tú tienes sentimientos por él, ¿verdad?

Lavi quiso reír ante la pregunta. ¿Deseo valía como sentimiento? A su ver, no, y si lo hacía no creía que sea un sentimiento con tanto peso. El deseo siempre pasaba, de una forma u otra. Podías ver eso fácilmente en la taza tan grande de divorcios, que no sobrevivieron tras la pérdida de ese ente. Pero gracias a Lenalee encontró el santo grial que lo llevó al retroceso, y conformidad, y hasta le hizo dejar de lado las dudas. Si Kanda gustaba o no de él, ya no tenía que ser su problema, sea como sea, era improductivo. 

—     No, tus intentos no fueron fructíferos en mi caso, lo siento Lenalee. Pero sería divertido que en Yu sí, ¿verdad?

—     No sería divertido si se queda solo. Lavi, secretamente eres una mala persona, ¿no?

En serio, ella era muy lista, pero no era muy buena política, o negociante, a él le hizo dejar de lado el producto.

.

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Sábado

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—     ¿En serio, estás bien? Porque si no es así, yo podría…

Sus palabras quedaron tendidas en el aire, cuando se dio cuenta que Bookman ya le había colgado. El viejo Panda era un gruñón. Él solo estaba preocupado, Bookman debía entender que estaba muy viejo y que el campo minado de la guerra no era lo suyo. Y qué pasaba si él moría, Lavi nunca podría enterarse porque… no había cómo, ni quién le informase.

—     ¿Conseguiste novia, conejo?

Lavi volteó, sintiendo que esta vez las cosas no podrían ser incómodas. Tras su charla con Lenalee, a pesar de tener momentos de confusión, y demás, había llegado a la conclusión de que no le importaba si Kanda gustaba o no de él, y hasta estaba deseando que no -y ante todo que no haya sentimientos implicados más allá del deseo carnal-. También reflexionó que una vez ya le pasó esto de quedarse frustrado, pensando en una sola persona, ya que la primera vez que tuvo un crush, fue cuando estaba herido, y su enfermera era la mujer con las manos más suaves, que conoció en vida, y claro no pasó nada, porque ella era muy mayor, y solo le veía como un idiota que se dejó atacar, y perdió el ojo en el acto. Un horrible, y sangrante niño idiota. Así que si una vez pasó por eso, y lo pudo superar –y eso fue como el inicio de sus hormonas potencialmente suicidas-, otra más no sería la gran cosa. No miró a Kanda al responder:

—     ¿Y estás celoso si es así, Yu?

Tal vez no debería hacer esa broma, pero con el buen humor que sentía dijo la primera burla que se le ocurrió. Lavi tenía que ser infantil a fin de cuentas. Pero cuando anticipó que Kanda bufaría, volteó a él, y… todo se desmoronó.

—     Tsk. Deja de decir tonterías, imbécil.

Como anticipó, Kanda bufó. Ya, eso era obvio, Yu era una persona programada, que tenía un modus operandi que podía describir a pulso. Y justo con eso, hizo ese tipo de mueca con los labios, que le decía –sin decir- “esto no es gracioso, imbécil, y solo te lo estoy dejando pasar es porque… no sé por qué, pero lo hago. En fin, no abuses o te mato”. Francamente Lavi había empezado a gustar de esa mueca, era peligrosa y toda la cosa, pero era como que divertida, y también cuando empezó esto de la fijación más allá de lo elemental, podría decir que lo veía atractivo. Y ahora que estaba con ese traje a medida, y el cabello suelto, Kanda se veía muy atractivo. Dos días de distancia, reflexión desmedida, incursión en los recuerdos, charla contraproducente con Lenalee, –porque ella quería promocionar algo, y él con ella decidió que ese producto no le gustaba-, tortura pensando si preguntar o no a Bookman si le pasó algo por el estilo –y decidió que no, porque temía traumarse al saber los detalles sexuales de la vida del viejo-, y rendición al bien propio al no ir al ligar; tirados a la basura. Solo por un… ¿traje? Mierda esto estaba mal.

Se obligó a respirar un poco por la boca, antes de volver a hablar:

—     Yu, has tardado mucho, pensé que me volvería una estatua parado aquí, esperándote.

—     ¿Quién te ha dicho que vinieras a recogerme para ir a esa mierda?

—     Eh… por si no lo recuerdas no conozco al novio, ni a la novia. ¿Te imaginas que le eche los tejos a ella sin saber nada? Como es una ceremonia civil, y ella puede no ir de blanco, no arriesgaré nada. Nop.

Kanda revolvió los ojos. Carajo, se veía muy bien.

—     Eso te pasa por ir donde no te llaman.

—     Oh, Yu no seas así. Quiero tener la oportunidad de oro para conocer a tu familia.

—     No es mi familia.

—     Eres un hijo terrible, ¿eh?

Se dio cuenta muy tarde que Kanda iba a golpearlo. Es más, se asustó a morir al ver como la mano del japonés se prenso en su corbata para…

—     Kanda te he dicho que esta noche debes portarte bien. Ah, y hola Lavi.

Lavi aun temblando saludó a Lenalee. Ella también ya estaba con un vestido apretado, que enaltecía de muy buena manera las formas de su cuerpo, además de alguna forma el negro a ella la hacía resaltar. Estaba preciosa, y era una pena… a Lavi le gustaba más Yu esa noche.

—     Le contaré a nuestro querido moyashi, que estabas haciendo cosas sucias con Yu en su casa.  

—     ¡Eres un estúpido!— gritaron los dos al unísono.

Dios, que carácter. Lavi no pudo despegar su mirada de Kanda.

 

-o-

 

Y tampoco pudo hacerlo una vez llegó a la fiesta.

Lavi había tratado. O sea, él llegó a la conclusión de que para curarse de esta enfermedad de desear de forma tan estúpida a Kanda –Yupatitis- necesitaba tiempo, reposo, y algo muy dulce –una chica linda, muy linda-. Y también intentó ligar, y hasta lo logró y todo, pero con ese logro y demás, no podía dejar de mirar Yu, y preguntarse cómo alguien puede ser tan amargado las veinticuatro horas de día y peor aún ir a una fiesta, y decidir ser solo una parte de la decoración en la parte más apartada del lugar. ¿Cómo podía pasar eso? ¿Por qué Yu era tan… Yu?

Escuchó la risa de su compañera.

—     Estás muy distraído. Te dio un codazo el tipo detrás de ti, y sigues sin darte cuenta.

—     ¿En serio? — le sonrió—, creo que estoy en las nubes. Iré a tomar algo, y después vuelvo, ¿está bien?

—     Sí, te espero.

Kanda es hombre, intentó recordarse por milésima vez, Kanda era… lindo, pero no para tanto. Era el crush más fuerte que tuvo en vida, pero eso seguía sin cambiarle su lugar de capricho, y es más, puede que Kanda no gustaba solo de él, sino que tal vez había algo más que él no deseaba, e… iba a suicidar en nueva cuenta su ego, y hasta a su persona.

—     Yu, te juro que eres el colmo.

Kanda le había visto llegar, así que no se mostró sorprendido ante su voz, muy por el contrario arrugó el entrecejo, al parecer molesto por su inoportuna interrupción.

—     ¿Qué estás haciendo aquí? Y no vuelvas a decir mi nombre.

—     Ver a la soledad en persona, y también a la amargura —rió un poquito— ¿No te emborracharías al menos? Apuesto que serías más divertido así, hasta tu hermano te agradecería, si sonríes un tanto en este tan feliz día de su vida.

—     Bah, tonterías. Y ahora vete y déjame en paz.

Mierda, que estaba de malhumor, y Lavi sabía que si seguía tentando a la fiera, esta se lanzaría encima de él, y ya no podría contarlo. Entonces por ello es que no entendió, que aun con la certeza, haya movido sus dedos en la mandíbula de Kanda, y hecho que éste levantase un poquito la cabeza, haciendo que le mirase a su ojo, y claro, como treta final también rompió más de una barrera de distancia, poniéndose muy peligrosamente de su rostro. Estuvo muy dispuesto a relamerse los labios, y sí, lo hizo.

—     ¿Qué me dices si te doy un beso? A lo mejor de esa forma sí lograré ver un lado más dinámico de tu parte.

Una vez dichas las palabras, Lavi, al encontrarse sin respuesta de Kanda supo inmediatamente que sería despedazado, ahí en pleno salón, en una boda que se supone era feliz, antes de su recuperación de la Yupatitis. ¿Cómo había podido ser tan imbécil?

Se alejó otra vez, y enrectó lo mejor que pudo su cuerpo en el asiento en que estaba, con la convicción de salir lo más rápido de ahí antes de que… lo que sea que le haga Kanda.

—     Ya, lo siento eso fue… una broma. Eh… ya me tengo que ir.

Pero no hubo salida, antes de que haga cualquier movimiento Kanda tomó su corbata, estiró con fuerza brutal ella –le ahorcó en el acto- y claro, como venía prediciendo le golpeó… en la boca… y no – en eso falló rotundamente-, no lo hizo con el puño. 

Notas finales:

*Yupatitis: Invención mía donde mezclo el nombre de Kanda –Yu-  y la enfermedad de hepatitis. 
 
......
 
Yo dije de que todo iba a empezar pronto, y creo que por fin, ya estamos a la mitad de la historia o un poco más. Ya están los avances que quería. Alégrense conmigo por favor, jajaja. 
En lo que respecta a este capítulo, fue… complicado, si Lavi se sentía confundido, admito que yo también me empecé a confundir, se supone que sería un capítulo más divertido, no que entraría en pánico conjunto a Lavi, y su mente que da mil vueltas en un punto que tiene solución viable, pero él quiere otra mejor. O sea, Lavi se encerró en un círculo vicioso en este episodio de… total optimismo –creía que todo iría bien si dejaba de lado el tema “Yu”- a total desesperación porque resulta que ese tema no se resuelve tan fácil –aunque sí, tras la charla con Lenalee, donde ella habló de “sentimientos” él tuvo repelus tal que en serio estaba a punto de lograr un poco de recuperación que le haga sentir mucho… mejor-, pero ya ven que pasó. 
Pero expongo lo siguiente, Lavi no está enamorado –aun no- él se siente realmente atraído por Kanda, pero no está pensando en algo más, es tal y como lo planteó Lenalee. Y hasta es por eso que se hace tanto lío por su sexualidad, ya que él no está queriendo ver más formas ni texturas, solo quiere tirarse un polvo, y le preocupan los imprevistos, y hasta no quiere pensar mucho en las preferencias de Kanda, si es que no es por diversión –y esa etapa ya pasó-. O sea no ve las cosas más allá de su óptica cerrada.  Por el contrario Kanda… pues él, él está más jodido, pero en su caso no se hace grandes líos con su sexualidad, y hasta se tragó la idea de que tal vez Lavi sí le gusta, pero… en lo que respecta a él, está la culpa porque siente que hace algo malo, a la persona que de verdad quería, y no está dispuesto a que sus emociones escalen lugares, ya éstos hicieron lo suficiente. Kanda, ya no quiere perder ante un imprevisto, y quiere sus paredes tan altas como siempre, y que Lavi se vaya, y todo acabe siendo un mal sueño, un desliz que no volverá a suceder. Ambos son… complicados. Y ambos le darán a sus casos una solución provisional. 
Como sea con lo anterior, quiero decir que hay mucha tela que cortar, además del hecho de que Lavi es Bookman, y Kanda debe descubrir más mentiras de Lavi. O sea imagínense. Ya, les dejaré en paz. 
¿A alguien le gustó el episodio? 
 


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