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Hey, Yu por Marcianita

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Capítulo 15 – Cada cosa en su (indebido) lugar

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El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores.

Woody Allen

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No era su culpa. Si Lavi tenía una defensa para su confusión, mutismo y miedo, empezaba con eso. Porque sea como sea, no era su culpa. Ya bien se dijo antes, él al poco tiempo de despertar era un ser inservible que siquiera tenía la destreza de fingir la sonrisa ensayada todos los días. Y es más, esa noche – ¿o la noche anterior debía decir?- había sufrido una serie de pesadillas acerca de la bendita –maldita- guerra, que le dejó lo suficiente embotado esa mañana, y para colmo Kanda estaba ahí, diciéndole; “vamos a coger”, como si estuviese no hablando de un acto sexual, sino de tomarlo por la garganta, y matarlo de asfixia, así, como si fuesen al campo de batalla a ver qué tal, quién sobrevivía de ésta. Y… sea que su paranoia, o su intuición tuviesen la razón, los dos pensamientos –ampliamente diferentes- descompaginaban mucho de la idea mental que tenía para esos fines. Siendo así, lo primero que salió de su garganta –oh, no estaba en el momento predilecto para ser muy elocuente-, fue:

—     ¿Qué?  

Una parte suya esperaba que Yu, le diga algo así como; “es una broma, imbécil”, pero bien sepa él, Kanda no hacía bromas, y como se dijo el rostro del japonés estaba lo suficiente serio como para siquiera tener la sagacidad de pensar en ello.

—     Te he dicho, que vamos a coger. Ahora déjame entrar.

Lavi asintió ante lo dicho, pero no se movió ni un centímetro de donde estaba. Había llegado a acariciar la idea de que esto fuese un sueño, y hasta pensó dejar que las cosas pasen tal y como deban de pasar, ya que… como era una ilusión dada por su mente en su momento de reposo, no le ocurriría nada más que tener otra pesadilla, pero otra parte de sí…

—      ¡Uy, carajo, dolió!

—     Eso te pasa por imbécil. Ya te dije que muevas tu maldito trasero, y me dejes entrar.

—     Pero Yu…— antes de acabar la frase, se dio cuenta que sí, le dolía toda su retaguardia, porque por ende no había esperado que lo empujasen bruscamente, y como seguía lo suficiente dormido siquiera tuvo los reflejos para evitar o amortiguar la caída. Y esa molestia de atrás le dio un momento de iluminación pura, ya que… significaba…

Esto no era un sueño.

Abrió un poco más su ojo de lo normal, cuando cayó totalmente en cuenta de eso, y por medida precautelar retrocedió aun en el suelo de la presencia de Yu, sintiendo al miedo burbujeando por su cuerpo.  Hasta se deslizó por su mente la posibilidad de llamar a Bookman, y pedirle ayuda, pero… eso era muy estúpido, ya que de su maestro solo ganaría una sarta de insultos, y como sabía que derrocharía más de lo que debía en la conversación, no quería ni saber qué le haría Yu, si se enteraba la forma en la que se refería a él –además… Panda no usaba ningún celular-.  

Siendo así, un poco más despejado –bueno, en realidad, no- tomó un poco de aire, y controló a su mano que fue en automático a su celular para… un sinsentido. Tomó aire, y miró al suelo, mientras tragaba la idea de que esto no era un sueño. Tomó aire, y aun habiendo sido besado ayer, no podía creer que Yu venga tan temprano en la mañana para justo eso. Botó un suspiro, y se dio cuenta que estaba siendo muy paranoico, -aunque seguía creyendo que tenía razón por desconfiar, porque… no esperaba esto del japonés-. Para alivianar su mente y el ambiente quiso reír, pero no pudo. Aun no era Lavi.

—     Bien… Yu, ¿Para qué has venido?

—     ¿Eres así de idiota cada vez que te despiertas?

Por un momento esa frase le hizo recordar al viejo, pero había un mundo de distancia intelectual entre su tutor y a quien tenía delante.

—     Uh… ¿supongo? —seguía sin poder sonreír, y sabía que Kanda lo notó—, pero… creo que… no pregunté eso.

Kanda botó un suspiro, y Lavi se sintió un poco más en paz con el mundo, y sus pensamientos, ya que Yu al parecer tampoco la pasaba bien. Y eso le sumó lo suficiente de buen humor, como para que –medio siguiendo su común modus operandi de farsante, como que… esto sí que era improvisado-, se pudiera relajar y decir:

—     Bien, déjame entender Yu —hizo una pausa hasta que se supo con toda la atención del japonés era suya—. Tú… has venido a estas horas, para… acostarte conmigo.

—     Tsk.

—     Wow, sí que me deseas.

Kanda le miró despectivo, y… Lavi se dio cuenta –por fin- que desde hace un tiempo ya estaban en su apartamento, y que definitivamente su puerta ya estaba cerrada… asegurada. Pestañeó repetidas veces, preguntándose si éste no era un juego de su bastarda imaginación, o si se estaba volviendo loco, y que su memoria eidética estaba haciendo más fácil esa empresa. Panda una vez le contó que hubo más de un Bookman que sucumbió a la locura…

… Casi se muere del susto cuando vio a la mano de Kanda tan cerca de su cara.

—     ¿Te vas a quedar todo el puto día en el suelo?

—     Eh… no. Ya, ya me levanto.

Yu resopló, pero aun con el disgusto no movió la mano, y como es a suponer, no fue muy difícil para Lavi encajar las piezas, y darse cuenta que… oh.

—     Mira, que tienes tu parte linda Yu, darme la mano para que…

Ahí recibió otro impacto no esperado. Lavi solo se vio con el tiempo necesario, para saber que la “ayuda” de Kanda, solo había servido, para botarlo cual costal de papas, a otro rincón de la habitación. Estuvo a punto de decir algo como: “¿Sabes Yu? Es debido a acciones como ésta que no creo que hayas venido a lo que dices”. Pero su réplica, más quejosa que pícaramente habitual, se vio acallada, para cuando notó que la luz intermitente de ese foco que no debería usar en las mañanas, o ese sol que siempre le pareció que entraba de forma poco eficiente por sus ventanas; se vieron casi totalmente tapados por… un extraño cuerpo que se antepuso a él. Lavi asimismo sintió como el lugar en el que estaba recostado se hundía ante otro peso, que forzaba su resistencia.

Estoy en el sillón de mi casa; se dijo mientras, sus palmas tocaban la contextura que ya tenía también memorizada, y ahora ya totalmente despierto –tanto susto, sirvió para algo-, pudo al igual atribuir; esto no es un sueño. Como si se quisiera darle la razón, y asimismo exigirle que deje de pensar en cosas que no iban al caso –en ese momento no, al menos-, unos labios descendieron casi con fiereza a los suyos.

Por ende se besaron con deseo, con primor, y con algo de desesperación.  Se besaron hasta que los labios dolían, y las manos ya desde un principio se vieron tentadas a recorrer la piel ajena con presura. Lavi admitió que en un principio buscó. Como un amante común de mujeres, exploró el pecho en busca de montañas, y no las encontró, era una zona llana, que para su sorpresa no era desagradable, ni desmotivante. Se vio en cambio al poco tiempo, tocando la piel, palpando la rigidez de los prolijos músculos que jamás soñó tocar de otra persona que no sea él mismo, y…

—     Mierda, ¿Quién te llama a esta hora?

Lavi pestañeó repetidas veces, intentando entender a qué vino el paro de las acciones dadas hace poco, y hasta se vio tentado a decir: “Ya, Yu, deja al celular. Ya se calmará  en algún momento y fin. ¿Ahora volvemos a lo de antes?”, pero… entonces se dio cuenta que tal vez era una llamada que no podía perder.

—     Es Panda, seguro que es Panda. El viejo tiene algo similar a un radar para cuándo hago algo que para él es considerado estúpido.

Era obvio que Kanda no entendió ni un pimiento de lo que dijo, pero pasando de tangente a su confusión, Lavi se apresuró en levantarse y correr hasta la habitación donde estaba su celular. Contestó sin leer el remitente:

—     ¡Panda!

—     ¿Lavi?

—     Oh, Lenalee, lo siento te pasé por otra persona.

La china rió desde el otro lado de la línea, y a pesar de que Lavi le siguió la corriente, se vio un tanto molesto por la interrupción, ahora que caía en cuenta que no era Panda y que en cambio era aquella que en cierto sentido había allanado el camino para que pasase lo de la sala. Se preguntó qué pensaría Lenalee si le dijera, que Yu estaba recostado en su sofá a la espera de…

—     Lavi, ¿Sabes dónde está Kanda? El señor Tiedoll lo está buscando desde muy temprano, y sí, sigue siendo temprano, pero creo que lo hizo desde hace más, y Kanda no responde ninguna llamada. Estamos preocupados.

—     Oh, pues… se vio tentado a decir que lo tenía ahí, por la simple razón de que se moría de ansias por conocer al señor T. (apodo adoptado desde… ¿ayer?), pero entonces lo pensó y se dio cuenta que su traición también le causaría que la oportunidad (tal vez única), que tenía ese día se disipara, y… él había sido golpeado por ese deseo, de forma física, psicológica, y hasta sexual, así que… ¿No se fue ayer temprano? Fue la última vez que lo vi.

—     ¿Sí? Oh, bueno, no hay más. Tendremos que buscarle por otros sitios, prométeme que si lo ves, me dirás algo, ¿De acuerdo?

—     Recibido, te lo digo Lena.

Al colgar notó que la mirada que Yu estaba fija en él. Clavada de forma tal, que hasta poseía la alucinógena sensación de tener dagas en la piel. Sonrió ante esa sensación –que escocia en la piel, que le excitaba sin saber por qué- y se acercó en nueva cuenta al japonés. Sus labios y la carne palpitante entre sus piernas rogaban por volver a la faena anterior, pero…

—     Bien, Yu, yo también quiero, pero…

—     No hay…

—     Pero, quiero hacer un trato.

Ante sus palabras un hondo silencio se encargó de llenar la habitación. Yu parecía francamente sorprendido y molesto, y en cambio Lavi… no encontraba las agallas suficientes como para cortar el momento de ira comprimida de Kanda, con algún comentario. Ya que de alguna forma, ese momento de odio supremo mudo, se le antojaba más escalofriante que la reacción instantánea.

Un fuero interno le aconsejaba, mejor hacer pasar el “trato” por una broma, pero su mente torturada por un buen tiempo le decía que “ésto” no se movería a lugar alguno, si no ponía todas las cartas sobre la mesa. Vivía entre el deseo, el miedo, y el caso, y en serio eso era feo.

—     Yu... ¿El gato te comió la lengua?

—     Tú, hijo de la gran puta.

Víctima de –como se dijo- el pavor que sentía entre la mezcla de mudes y reacción, y claro, el apretón opresor en su garganta, y el fuerte enviste del cuerpo contrario, y la frialdad de la pared –con la que se acababa de golpear- contra su espalda; cerró los ojos. La sensación que producían  las manos de Kanda, resultaba una mezcla rara, era la frialdad suprema y la tersura casi divina. Calzaban de forma perfecta  con su escalofriante dueño.

—     Aquí no va haber trato alguno.

—     Es uno pequeñito y de suma importancia Yu.

—     No…

—     Solo…

—     No, te he dicho que…

—     Quiero estar arriba.

Kanda no lo entendió, y Lavi ante la nueva expresión enteramente confusa –tanto así que hasta sus mano se vio desprovista de la fuerza suficiente, como para evitar que Lavi se deshaga del agarre-, vio que sus labios, garganta, y hasta su estómago, pedían por dejar salir una risa fluyente larga, y contraproducente, que nadie sabría cuando tendría fin, empero la pudo sofocar lo suficiente, para que ésta sea una risilla salida más de sus fosas nasales, que de sus labios, y que podría tomarse como baja, y no tan insultante.

—     ¿Yu, has pensado en algo más que el deseo?  no recibió respuesta—. Mira, la verdad es que yo también quisiera hacerme al loco, pero… si recuerdas los anteriores tiempos antes de que optases por la castidad, la cosa en éste ámbito es así de sencilla, y entre hombres va para un camino más sucio, pero similar, y de esa forma uno… eh… 

—     No, hijo de puta, tú vas abajo.

—     Oh, Yu, no seas así. Has venido por voluntad propia, no podemos dejar las cosas así.

Su  voz tendió a volverse más suave, y Lavi siquiera se dio cuenta de cuándo su propio cuerpo se movió de forma autónoma hacia el otro. Kanda tenía el ceño gravemente fruncido, y se notaba lo suficiente molesto como para querer golpearlo, pero también se encontraba lo suficiente deseoso, como para que a pesar de notar la intención, no haya apartado la cara del ataque que el mismo Lavi inició. Se besaron, de nuevo, ya sabiendo el sabor del otro, ya notando que ese era un hecho que se efectuaría más de una vez, y que asimismo deseaban que así fuera.

Se separaron para cuando la camiseta de Lavi tuvo que ser sacada –Yu, usaba una camisa ligera, así que el hecho de quitarle la prenda, no requirió distancia, solo botones reventados-, y se miraron a los ojos, trasluciendo así intenciones, diciendo así que ésto no podía acabar por una simple diferencia de opiniones. Lavi admitió –de nuevo-, que nunca había deseado a alguien tanto como a Kanda.

—     ¿Por qué yo abajo? ¿Quieres tomarme por chica?

—     Aunque seas lindo no creo que pueda — de verdad no podía—. El que te pida esa posición es más, porque… joder parece que duele, y sé que acabaré jodiendo el momento.

Un cierto brillo peculiar en los ojos de Kanda, le dijo que encontró algo divertido a su respuesta:

—     ¿Más?

—     Créeme que sí.

Kanda revolvió los ojos, y cada insignificancia se volvió absolutamente redundante, cuando solo dijo un “tsk”, y volvió a tomar sus labios. Sus manos recorrieron más ansiosos el cuerpo ajeno, y cuando llegó el momento de la semi verdad al desnudo, Lavi pudo decir que a pesar de no encontrar una fascinación por lo expuesto, no pilló al rechazo fluyente, y al igual que cuando no encontró montañas, y solo dio con un terreno llano; exploró. 

Notas finales: Bien… uh… ¿Qué decir? Siento a este episodio incompleto y completo. En fin a hablar de el: 
Este capítulo desde un principio tocaba solo éste tema –aunque en realidad en mi mente estaba que sea conjunto a lo del episodio anterior, pero… como ven no pudo ser-. Éste es un episodio de transición a la nueva parte, aquí solo son amigos –con beneficios desde ya-, y la cosa vertiginosa de sentimientos viene más fuerte desde aquí –y creo que el hurt/confort, y angust, también-, y… bueno es mi guía a la segunda etapa. 
En lo demás… sé que habrá sido decepcionante para unos –no hubo lemon, solo certeza de lo que está pasando-, y un poco… mucho para otros –toqué el tema sexual de forma un poco más descarada ésta vez-, pero la verdad sea dicha; a mí como que me gustó dónde quedó, jajaja. Pero hablando en serio, no sé si habrá algo más fuerte, o si lo demás será más Ligth –aunque la verdad, hay una escena en especial, recreada en mi mente, que necesita de una narración más explícita de estas partes, que viene conjunto a… un… evento importante en la trama-, así que a esperar lo que salga de mi mente, o lo que mi asexualidad y curiosidad para el tema me lleven a hacer. 
Y tercer punto; bueno, esto es algo que se toca seguido en los comentarios, o sea: ¿Quién es el uke? ¿Quién es el seme? Pues ésta es mi respuesta; en mi caso le voy a la flexibilidad en el acto sexual –en su mayoría, y además… me parece algo medio redundante-,  y los estereotipos para éstos casos, de mi parte son vetados al vacío. Así que lo aseguro, no hay aquí un pasivo hiper sumiso, ni un activo todopoderoso, solo Lavi, Kanda, y lo que amerite la situación. Ah, y sí, no le veo nada desdeñable a ser el pasivo, yo creo que todo se acopla a si les gusta o no la posición; además… aquí casi todas son chicas, y la verdad no creo que una mujer sea inferior o tenga que vivir en una eterna parodia, solo porque siempre recibirá y nunca dará –aunque bueno en el caso de parejas lésbicas, es… rebatible-, así que… no se preocupen fans de los personajes, no desvirtuaré a sus queridos, solo por cómo decida que se hagan las cosas. 
Y… bueno, creo que ya dije todo. 
¿A alguien le gustó el episodio?     
 

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