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Big Brother: Teen Challenge por SinnaeGrell

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Notas del capitulo:

Wii ~ Segundo capitulo! Voy rapido, creo xD Ya termine el tressss tambien c:

En fin, espero que les guste xD Aunque el fandom de cdm es muy reducido uwu ~

   En la televisión, casi cada tres o cuatro periodos de publicidad, se presentaba uno sobre el concurso; Big Brother: Teen Challenge. En el dicho video, se veía al presentador de unos veinticinco, de cabello y piel oscura, anunciando alegremente a los ganadores de las preliminares que tuvieron el “honor” de participar en el concurso. Se mostraba una pequeña parte de la entrevista que les habían hecho al intentar ingresar. Todos los participantes parecían realmente diferentes uno con otro; desde la personalidad pulcra de Nathaniel, hasta el carácter agresivo de Castiel, pasando por la dulzura de Iris, el peculiar estilo de Lysandro y la descarada sonrisa de Dake. Se notaba, a leguas, que sería un espectáculo bastante entretenido…
   Así, el primer día del concurso, los catorce jóvenes se presentaron por la mañana en el estudio con sus maletas para explicarles algunas cosas y llevarlos en un autobús, con cámaras dentro, a la dichosa casa donde estarían viviendo todos juntos durante tres meses completos.  Durante la leve explicación, les dijeron en simples y sutiles palabras, que tenían que armar alboroto. Que tenían que hacer que los televidentes se interesasen por ver el show; de ser así, clandestinamente, sin que el público supiese, se les llevarían regalías, como ciertas comidas, ropa o accesorios, libros para pasar el rato, entre otras cosas. También les explicaron fríamente que estarían aislados de todo exterior; no habría internet, se les confiscarían sus teléfonos y aparatos electrónicos… además, estarían siendo vigilados con 30 cámaras y 40 micrófonos repartidos en toda la casa, la cual era demasiado grande y algo lujosa. Todos asintieron, aunque por las mentes de algunos pasaban pensamientos como “Qué cruel” o “Qué divertido”; era fácil adivinar de quiénes eran.
   Una hora después de haber llegado al estudio donde se estaría viendo la actividad de todos dentro de la casa, les hicieron subir a un autobús que los conduciría a la casa del Big Brother, la cual estaba realmente lejos y en una zona con demasiada seguridad; estaba en medio de la nada, atravesando el terreno junto a la carretera. Al bajar del autobús, los chicos se asombraron al ver el tamaño de la casa.
   Por fuera, la casa parecía un vil cubo… Como una jaula muy fúnebre de color gris, pero increíblemente grande. El conductor les iba explicando que dentro de unos minutos comenzarían a filmar para dar inicio al primer día de su estadía ahí y que, sin rodeos… Se despidieran del mundo exterior. Cuando comenzaran a filmar las cámaras, el conductor presentaría el programa y, luego, les dejaría entrar a la casa para que ellos mismos la conocieran y poder verlos desde las cámaras y escucharlos por los micrófonos del interior de la casa.
   Y así, tras esa breve explicación, un camarógrafo se acercó y el conductor se acomodó frente a la cámara, con todos los jóvenes detrás de él a unos cuantos metros, conversando un poco entre ellos mismos. Comenzaron a filmar. Después de la introducción del conductor y señalar a los participantes, dio rienda suelta.
–¡Pueden entrar a la casa… del Big Brother! –Dijo con una voz misteriosa, pero alegre.
   La mayoría de los concursantes estaban entusiasmados, otros no tanto; Castiel, Lysandro y Nathaniel. Pero los otros, salieron disparados a la puerta de metal que se encontraba en medio de la fachada deplorable. Pero para no causar mala impresión el primer día, éstos tres decidieron fingir ánimos altos y alegres, y se adentraron a la casa junto con los demás. Lo que no se esperaban, era que la casa fuera tan… diferente a la fachada.
   Al entrar, se dieron cuenta que estaban en el patio, el cual tenía un camino de piedras que a un par de metros parecía formar un asterisco: dos caminos iban a cuarentaicinco grados hacia el sureste y el suroeste del patio a partir del centro de donde se formaba el asterisco, tocando con una puerta cada camino; otras dos vías se iban en línea recta a los lados; otros dos caminos también en cuarentaicinco grados hacia el noreste y el noroeste de la casa y, por último, un camino que se permanecía recto desde la puerta principal hasta lo que era una pared con una pantalla pequeña y un teclado, como un interfón. Los chicos vieron cautivados el verdor del césped y la calidad de la construcción. Si ese era sólo el patio, ya querían ver el interior… Así que abrieron una de las puertas a dos metros del interfón y entraron con la emoción a flor de piel. Dentro, tantos colores tan bien combinados con el blanco y el negro, hacían que el lugar se viese realmente elegantemente moderno. Lo primero que vieron fue la sala; había dos enormes sofás con forma de arcos de 45 grados, de colores rojo y naranja, con algunos detalles amarillos. Los dos sofás estaban acomodados de forma que pareciese que formaban medio círculo; en medio, había una mesa conformada por dos círculos de color blanco y negro, con cubierta de vidrio. Al frente de los sofás y la mesa, se encontraba una televisión de plasma de 80 pulgadas; demasiado grande y elegante. Posiblemente para cuando se les hiciese un llamado y todos atendieran ahí. El piso era de laminado de madera color café claro, con algo de brillo y elegancia. Las paredes eran blancas, aunque algunas eran rojas, otras azules y pocas eran de un tono verde jade. Había cuadros minimalistas en blanco y negro decorando las paredes, además de varias lámparas modernas de color plateado pegadas al techo. Justo al lado de la sala, aunque separados con dos metros de distancia, se encontraba el comedor; era una mesa circular negra, con un hueco en medio, también circular, como si se tratase de una dona. Las sillas eran negras con verde jade y una línea horizontal naranja en el respaldo.  Siguiendo el camino, se encontraron con la cocina; el piso era a cuadros blancos y negros, con una isla moderna, al igual que el resto de la –muy– amplia cocina; tenía un gran refrigerador y varios estantes, además de lavavajillas y una estufa bastante innovadora. La cocina tenía una puerta en la pared, la cual daba a la despensa, donde se guardaban latas de comida, algunas cobijas, productos de limpieza e higiene, velas por si ocurría un apagón, equipos de emergencia, entre otras cosas de menor prioridad. Al lado de aquel almacén, se encontraba el confesionario, pero la puerta estaba cerrada; sólo podían saber lo que era gracias a un letrero negro que decía en letras rojas “Confesionario”. Siguieron aventurándose en la casa y se encontraron con una puerta al lado del confesionario que dirigía a otro patio bajo techo; éste tenía una alberca bastante grande, un jacuzzi y un sofá grande con forma de L que daba a una esquina de tres paredes, donde se encontraba una pantalla que realmente no parecía pantalla, sino una especie de manta blanca; detrás del sofá violeta, se encontraba un tripié con un proyector, posiblemente para ver películas o algo así… Ese patio estaba decorado con muchísimas plantas y enredaderas en las paredes. Había también algo que parecía ser una chimenea, en una esquina abandonada. Encontraron otra puerta al lado de la sala, cerca de la pared donde, del otro lado, se encontraba el patio bajo techo; en esa habitación se encontraba la lavandería, con dos lavadoras, dos secadoras y un canasto en una esquina. Luego, al no haber encontrado las puertas de las habitaciones, salieron al patio sin techo, el principal, y buscaron entre las puertas que los caminos del asterisco de piedra presentaban; dos de ellas daban a un cuarto cada una, uno de paredes rojas y negro como color complementario, y otra habitación de paredes azules y blanco para la decoración. Había siete camas en cada habitación, acomodadas demasiado juntas para caber bien. Cada habitación llevaba a un baño completo. Las otras dos puertas restantes del patio, las que estaban más próximas a la entrada principal, llevaban a otro baño, del mismo tamaño que los que daban a las habitaciones roja y azul.
–Guay… –murmuró Dake para sí mismo. Algunos asintieron, poniéndose de acuerdo con él, en silencio.
–Vale, ya, que las maletas pesan… –se quejó Castiel y se encaminó hacia la habitación roja. En realidad, hacía rato quería deshacerse de ellas y apoderarse de una de las camas del fondo, pero Lysandro le había detenido, recordándole con la mirada que tenía que ser gentil para agradarle al público y poder ganar.
   Los únicos chicos que siguieron a Castiel para guardar sus cosas, fueron Nathaniel y Armin, además de Lysandro. Castiel escogió la cama más alejada de la puerta; a su lado se acomodó Lysandro y, como a Nathaniel le agradó la seriedad y amabilidad de Lysandro, se acomodó despistadamente a su lado; eran tres camas una al lado de la otra, recargadas en la pared contraria de la puerta. Había otras dos camas acomodadas frente a otras dos camas, todas con noventa grados más que las de los chicos que ya habían apartado las suyas. Luego entraron Alexy y Armin, seguido de Kentin y Dake. Alexy apartó alegremente una cama al lado de la de Nathaniel y a su lado se acomodó Armin. Frente a Alexy y al lado de Castiel, Kentin formuló el error de acomodarse, pues eso le traería en un futuro muchos dolores de cabeza y riñas. Por último, Dake se echó sobre la cama restante; al lado de Kentin y frente a la de Armin.
    El cuarto de las chicas era igual. Ellas se acomodaron con total calma; las primeras dos camas estaban ocupadas por Rosalya, quien escogió la de la izquierda, y Lynn quien tomó la derecha. Junto a Lynn se acomodó Iris, mientras que al lado de Rosa se dispuso Kim a subir su maleta. Al lado de Kim, se echó Amber, seguido de Peggy y, por último Debrah, quien parecía querer entablar plática con Iris, la cual le sonreía dulcemente. Lynn sintió algo de desconfianza, pero era normal; después de todo, estaban con desconocidos. Sería mejor llevarse todos bien.

“Todos a la sala… Ahora…”

   Se escuchó una voz demasiado grave y tranquilizadora; resonó en todas las habitaciones, como si hubiese bocinas en cada una de ellas. Todos se miraron confundidos entre ellos y avanzaron. Como las habitaciones no estaban conectadas a la sala, tenían que atravesar el patio; quizá para evitar “aventuras” entre los chicos y las chicas. Había que tomar precauciones, pues la temporada anterior de chicos de menores de dieciocho, fue un desastre por eso mismo.
   Todos avanzaron curiosos a la sala y tomaron asiento en los sofás coloridos que les habían equipado. Había murmullos entre algunos que comenzaban a llevarse bien hasta que un ojo moviéndose apareció en la televisión de 80 pulgadas. La misma voz volvió a hablar.

–Primero que nada. Hola, Rosalya de Meilhan, Alexy Laserre, Armin Laserre, Iris Müller, Nathaniel Rousseau, Peggy Boufard, Kentin Visalli, Lynn Darcy, Amber Rousseau, Castiel Leblanc, Debrah Ross, Lysandro Ainsworth, Kim Blanken y  Dake Glassmond. Bienvenidos, yo soy… el Big Brother –Nos nombró a todos con un tono neutro y demasiado sereno. –Quiero que sepan que durante estos tres meses, estarán siendo vigilados por 30 cámaras y 40 micrófonos, las 24 horas del día, siete días a la semana… –Todos se tensaron un poco al recordarlo. –Al final de cada semana, los viernes, nominarán a tres de ustedes para dejar la casa, pero sólo uno se irá; esa será la decisión del público. Habrá dos excepciones; la cuarta y la octava semana se eliminarán a dos participantes. Al tercer mes, quedarán sólo dos y será decisión del público quién se va y pierde tres meses en vano… y quién se queda y gana la cantidad de cincuenta mil dólares…  –Parecía divertirse en el fondo, pero su voz no lo demostraba del todo. A todos se les iluminaron los ojos al escuchar la cantidad. Eran jóvenes, por lo que el premio era menor al de temporadas anteriores, pero aun así, era demasiado tentador. –¿Alguna pregunta? –cuestionó finalmente, luego de un largo silencio.
–Yo –dijo Rosalya desde su asiento. Todos dirigieron su vista a ella –¿No nos darán un reglamento o algún tipo de horario…? –preguntó con elegancia.
–Ustedes tienen qué hacerlo. Vivirán todos juntos durante tres meses… Ustedes hacen las reglas, horarios y tareas que debe hacer cada uno. Si eso es todo, me desconecto. –Contestó con el mismo tono y nadie habló, así que la pantalla se apagó, borrando el rastro del ojo azulado que antes estaba en ella.
–De acuerdo… –susurró Debrah –Chicos, ¿qué les parece si decimos nuestro nombre y comenzamos a conocernos mejor? –preguntó con dulzura y algunos asintieron, más relajados. Su voz era tranquilizadora; era como un ronroneo.  –Mi nombre es Debrah Ross… Tengo 20 años y llevo dos viviendo por mi cuenta. Soy cantante “profesional” –rio, fingiendo vergüenza –Bueno, algo así… Y, bueno, ¡espero llevarme bien con todos ustedes! –sonrió dulcemente, llamando la atención de Dake.
–Qué suerte que hay chicas así de lindas aquí –sonrió Dake y todos voltearon la vista; algunos arquearon las cejas –Soy Dakota Glassmond, pero díganme Dake, me gusta más. Soy de Australia, tengo veinte años, me gusta surfear y tengo algunos tatuajes que luego podría mostrarles… –dijo mientras les guiñaba el ojo a Debrah y a las chicas que estaban cerca de ella.
–Vale, el típico chulito de playa, ¿no? –rio Castiel con un aire sarcástico. Todos le vieron apremiantes para que continuase. Oh, hubiera sido mejor callarse… Odiaba las presentaciones. Bufó y luego suspiró –Castiel Leblanc. Vivo solo desde los quince, tengo veintiuno, toco la guitarra eléctrica y tengo un grupo con él –señaló a Lysandro para pasarle la jugada, el cual sonrió.
–Lysandro Ainsworth… Un gusto –sonrió encantadoramente y continuó –Veintitrés años, vivo con mi hermano. Cantante y compositor… Nada de otro mundo.
–Quizá no, pero tu ropa sí que parece de otro mundo –susurró Amber, con cierto aire aburrido.
–Yo soy Rosalya de Meilhan. Soy novia del hermano de Lysandro, así que ya lo conozco desde hace bastante tiempo. –sonrió delicadamente. Tenía una sonrisa hermosa –Tengo veintidós, vivo con mis padres y estoy estudiando Diseño de Moda…

 

   Siguieron con las presentaciones. No decían nada en especial; sólo sus edades. Nathaniel tenía 20, Kentin 19, Alexy y Armin 18, Lynn 19, Iris 18, Kim 21, Peggy 20 y Amber 18. Peggy fue la única que especificó más cosas. Los demás creían que si iban a contar sobre su vida, sería después de ganar un poco de confianza con los demás. Después de todo, tendrían bastante tiempo para conocerse…
   Y así, entre miradas, murmullos y risas, comenzaron a saber quiénes les agradaban… y quiénes no. Mientras tanto, debían ser perfectos para que no los nominaran y, si llegaba a suceder, que el público no los eliminase… El ambiente era tenso, pero era divertido y emocionante. Tenían una semana para descubrir las verdaderas personalidades de los demás y decidir… a quién iban a nominar. 

Notas finales:

Y? Que taaaal? Se que ahorita va lento el fic, pero despues se pondra mas entretenido c: ~ 

Espero que les este gustaaando :3 

Nos leemos en el proximo capitulo n.n ~


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