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Aullando bajo la misma luna por sombra_larga

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Notas del capitulo:

Si alguna alma bondadosa sigue leyendo esto:

¡PERDON!(reverencia con la cabeza hasta el suelo) en verdad la mento no a ver subido antes pero ahora estoy en examenes y entrega de proyectos, por lo que no he tenido tiempo para nada.

Pero les tengo una buena noticia:la historia ya esta terminada, solo voy a ir subiendo los capitulos. Esto va a ser cada 2 dias, por lo que el proximo sale el viernes.

¡espero que lo disfruten!

Cierto doncel peliblanco paseaba alegremente por el mercado de la plaza principal, mientras su amigo pelirrojo volaba de un puesto al otro, era rodeado por  tres enormes lobos que vigilaban hasta el más insignificante insecto que osara pasar junto  a él.

Los puestecitos se extendían creando filas de alegres colores y el bullicio era acompañado de los más exóticos olores.

Claude se acarició la redonda barriga sintiendo a sus cachorros dar vueltas en su interior, una gran sonrisa se extendió por su rostro, realmente el embarazo le hacía radiar hermosura.

Claude nunca había estado tan feliz en toda su vida. Los siete meses de embarazo los había pasado de maravilla, la hora del nacimiento estaba cada vez más cerca, aunque según Kira todo iba perfectamente, pero no podía evitar que todos los nervios le inundaran debes en cuando.

Las miradas femeninas continuaban, pero ya había bajado notablemente, la aceptación de la manda avanzaba lentamente, pero seguía avanzando, lo que le era realmente maravilloso.

Se arregló la manga de su vestido, recordando el regaño que le dio Lucian cuando le dijo que ya no entraba en ninguno de sus vestidos, ese mismo día le obligo a salir del castillo y le compro ropa suficiente para cada día del resto de su embarazo, claro después de un buen regaño.

Todo era perfecto a lado de su guapo alfa.

El delicioso olor de algo frito atrajo su total atención.

 

 

 

Nico admiraba las joyas que disponía el puesto,  con disimulo vio a Claude, que en ese momento se encontraba comiendo con gula, soltó una risita ante la inocencia del menor.

El peliblanco no se daba cuenta de los que causaba en los hombres.

Ese día llevaba un lindo y senillo vestido color arena, le llegaba hasta las rodillas y los hombros de las mangas eran de encaje blanco, su cabello caía suelto en su espalda con algunas perlas entrelazadas.

Ningún hombre pudo evitar voltear a su paso, y ni que decir de los guardias que lo acompañaban, sin saberlo, Claude ya se había ganado a toda la manada, al parecer ver a alguien que consiguió hacer atraer a Lucian con esa jodida sonrisa de tonto enamorado había hecho pensar a las personas que tal vez Claude era una especie de ente sagrado.

Volvió la vista al collar de hermosas perlas.

-me llevo este-

 

 

Claude se sobo la cintura que le comenzaba a doler, tanto tiempo de pie y una gran barriga no era buena combinación.

-deberíamos tomar un descanso mi señor- sugirió uno de los lobos preocupado.

-creo que sería lo mejor- dijo con una sonrisa con la cual el lobo se derritió-pero primero hay que buscar a Nico- el doncel busco la roja cabellera entra la multitud.

Lo encontró caminando hacia su dirección.

-¿podemos sentarnos un rato?- le pregunto una vez que hubo llegado a su lado.

-claro zorrito, esos zorritos bebes te deben de pesar- dijo con unas sonrisa acariciando la redondez- de hecho creo que ya caminaste demasiado, considerando tu estado- reprocho el pelirrojo.

-estoy perfectamente, solo me duele un poco la espalda, eso es todo- refunfuño de brazos cruzados.

-llévalo en tu lomo, lo mejor será llevarlo al castillo el sol ya está muy fuerte- ordeno Nico a uno de los guardias ignorando olímpicamente a su molesto compañero que lo miraba indignado por su enojo.

-Lucian se enojara si me ve en el lomo de otro- aseguro el menor intentando persuadir a su amigo, le daba vergüenza ser cargado como un cachorro.

-estoy seguro de que perdonara esta grave infidelidad-

El ojidorado suspiro molesto ya no quedándole de otra que subir en el lomo del lobo que se había agachado para mayor facilidad.

Con algo de dificultad se acomodó, sintiendo al lobo compresiblemente más pequeño que su esposo.

Sin ningún pudor el pelirrojo se arrojó al lomo de otro guardia que logro mantener el equilibrio.

-¡arre caballito!- chillo divertido el pelirrojo causando algunas risitas de los aldeanos.

 

 

Claude entro con un suspiro a su cuarto, seguía avergonzado por el regreso en el lomo del guardia, se hubiera vengado de Mico, pero cuando intento acusarlo con Lucian no pudo porque este se encontraba en una importante reunión con los alfas.

Con resignación se metió en el baño, teniendo mucho cuidado se quitó el vestido aliviado de que la presión se quitara de sus pezones. Últimamente le dolían un horror por lo hinchados que estaban.

No pudo evitar el puchero que se formó en su boca al contemplar su figura en el espejo, su barriga había tomado un enorme tamaño, su ombligo formaba un montañita desde hacía ya hace unos días atrás, sus caderas se ensancharon y sus pezones se oscurecieron además de haber crecido varios centímetros formando  unos pequeños pechos.

El revoloteo dentro de él le recordó la recompensa que tendría por aguantar esos meses de incomodidades. Con una sonrisa se metió dentro de la bañera lanzando un gemido de placer al sentir como el agua alivia el peso de su barriga.

Horas después Claude se encontraba sentado en una mecedora, acariciando su redondo vientre mientras tarareaba una cancioncilla imaginaria.

Con ternura brotando de su ser contemplo la habitación de sus cachorros.

Lucían la había construido junto a la suya para poder vigilarlos debidamente los primeros años, un pasillo la conectaba con la de ellos.

En el piso se extendía una alfombra esmeralda con toques dorados, en las paredes colgaban estantes llenos de pequeños peluches de piel y uno que otro juguete de madera.

Una gran ventana daba al mar, de ella colgaban cortinas doradas con encaje blanco, y en medio de todo estaban una gran cuna blanca con lobos corriendo por los barandales, encima de ella un dosel dorado y blanco caía desde el techo.

Con mucho trabajo pero con una sonrisa de pura alegría se levantó de la mecedora de madera para luego cruzar el pasillo que conectaba a su habitación.

 

 

 

Cuando Lucian llego la luna ya ocupaba su lugar en el cielo, despidió al guardia que vigilaba la puerta a escondidas de Claude y entro encontrando todo a penumbras.

Cuidadoso de no hacer mucho ruido prendió algunas velas para después meterse al baño donde se dio una merecida ducha rápida.

Todo el día se la había pasado de problema en problema, por la mañana casi obligo a Claude a salir del castillo, los alfas habían venido para una reunión incluyendo al padre de Claude, no le agradaba nada como el padre de este trataba a su hijo  y menos su esposa. Él no era tonto sabía perfectamente el mal trato que seguramente tenia. Lo mejor había sido evitar el encuentro si no alguien hubiera acabado lastimado al primer insulto hacia su consorte.

Luego tuvo que lidiar con todos los reportes de ataque que había sufrido la manada del este, varios habían sido asesinados mientras cazaban. Además de eso estaba las situaciones de las demás aldeas.

Tuvo que organizar los preparativos para el festival anual de la luna, se llamaba así aunque en realidad se celebraba la rebelión,  gracias a los dioses era solo una vez al año, todos los alfas venían junto con sus familias además de algunos más aldeanos,  había que acomodar a todas la personas que vinieran, además de vigilar quien entraba a la aldea, muchos comerciantes aprovechaban para vender su mercancía.

Esa noche se abrían la puertas del castillo por lo que tendrían que mantener la seguridad, el problema es que sus soldados siempre acaban borrachos o se terminaban uniendo a la fiesta, sin contar que se tendrían que cazar varias presa además de reunir mucha comida, decorar los jardines etcétera etc.

Para rematar mañana debía de recibir a un peculiar invitado que desde hacía ya algunas semanas exigía verlo. 

En fin le estaba dando una jaqueca de solo pensarlo.

Una vez limpio salió del baño en traje de Adán acercándose a la cama con una sonrisa maliciosa.

Su bello esposo dormía de lado con una mano en la barriga y un hilillo de saliva cayendo por la barbilla. Sus blancos cabellos se esparcían por la cama y el vestido  negro, que con el crecimiento de la barriga disminuía su largo, le dejaba casi desnudo.

Las torneadas y blancas piernas se exhibían desnudas ante su vista. Con cuidado gateo hasta el posicionándose a su espalda.

Acaricio la barriga que por momentos mostraba los pequeños golpes de sus cachorros contra la piel de su papi.

Con gula vio un pechito que escapaba de la tela, acerco su boca a él comenzando a mamar sintiendo la redondez y una que otra gotita de dulce líquido.

Una mano traviesa se deslizo por los suaves muslos hasta llegar a la ansiosa entradita que comenzaba a mojarse por sí sola, dos dedos se metieron de golpe causando el despertar de cierto doncel.

-aaah ¿qu-que aa haces?- confundido Claude vio a su lobo entre la bruma del sueño y el placer de esos desdos.

-tu qué crees cariño-

El hombre acallo cualquier queja con beso hambriento y demandante internado su lengua en la deliciosa boquita.

Con ya poca paciencia saco los dedos de ese estrecho y mojado pasaje para luego meter su polla gimiendo junto con el doncel.

El hombre levanto una pierna del doncel para tener mejor ángulo y empezó con brutales y salvajes embestidas que hacían gemir con locura al peliblanco que tan solo se aferraba a ese fuerte cuerpo.

-aaaah ssi  ah Luciaaan  aaah- el doncel se concentraba en absorber todo el placer que sentía su culo al ser embestido una y otra vez sin tregua el líquido que salía de el chorreaba hasta las sabanas combinándose con el sudor de ambos cuerpos.

-aaah yaa no puedo Luciaaan aaah sii aah- el hombre aumento la velocidad llegando hasta el fondo, rebosando de su esencia el culo se du esposo que se vino junto a él manchando su redondo vientre.

El hombre se dejó caer junto al ojidorado atrayéndolo a su pecho, disfrutando del rose de la barriga contra su cadera. Con ternura beso la frente de su otra vez dormido esposo, con cuidado limpio la barriga con la sabana y le volvió a bajar el vestido que se le había subido hasta el pecho.

Dio una última mirada a su amado mocoso antes de apagar las velas y dejarse llevar por un delicioso sueño.

 

 

A la mañana siguiente Claude despertó sintiéndose rodeado por esos fuertes brazos, aspiro el rico aroma masculino mientras frotaba con su rodilla ese dormido miembro.

El hombre despertó dando un gruñido, bajo la mirada encontrándose con unos traviesos ojos dorados.

-¿se supone que esto es un contraataque?- pregunto en un suspiro el ojirojo.

-mm puede ser- el doncel intento levantarse pero no pudo debido al peso extra, la carcajada de su marido le hizo hacer un puchero- en vez de burlarte deberías de ayudarme-

-con gusto-

Aun riendo el pelinegro le agarro firmemente de las caderas ante de jalarlo hasta su regazo.

Los dos se quedaron quietos solo mirándose uno al otro.

Claude tomo la iniciativa moviendo las caderas, restregándose contra ese ansioso pene. El mayor lo tomo nuevamente de las caderas guiando el movimiento y disfrutando los gemidos de placer que salían de su consorte.

-ah aaah ya te quiero dentro- gimió el doncel mientras tomaba ese tronco y lo insertaba en su lubricada entrada-aaaahh es tan grande mmm-

Lucían luchaba por no venirme en ese mismo momento, Claude estaba empalado, las mejillas rojas, sus gordos pezones erectos y con los cabellos blancos regados tras de sí.

Sin esperar el peliblanco empezó rebotar contra ese pene que llegaba hasta lo más fondo de su culo, el hombre estrujaba sus nalgas y pasaba de vez en cuando una mano por su barriga con una caricia dulce.

Después de un rato Claude disminuyo el ritmo empezando a agotarse y con la cadera un poco adolorida, el hombre se dio cuanta por lo que lo sujeto de las caderas impidiendo cualquier movimiento, para después comenzar el a mover su cadera entrando en ese siempre estrecho y caliente pasaje, con una mano apretó el regordete pezón que desde hacía rato había escapado del vestido.

Di un tironcito y esa simple acción causo el orgasmo de su consorte que se vino con una largo y sonoro gemido.

Unos cuantos embates y se derramo dentro del peliblanco.

-aaahh, te viniste mucho- reclamo enfurruñado el doncel, intentando recuperar la respiración- luego me da trabajo limpiarme-

-si quieres te ayudo-sugirió el hombre dando un apretón a la sonrojada nalga.

-deja la mercancía en paz- regaño pegando a esa traviesa mano, después tomo impulso para levantarse del regazo masculino-aah-gimió quedo al sentir el tibio liquido salir de él-me voy a bañar-

El hombre solo asintió viendo hipnotizado los redondos glúteos salpicados por su semen, que desaparecieron tras el pequeño vestido negro.

-deja de verme ¡lobo pervertido!- grito sonrojado Claude antes de entrar al baño.

-tal vez, pero es ¡tú lobo pervertido!- respondió riendo el hombre-en verdad soy un hombre afortunado-

 

 

Algunas horas más tarde los dos se encontraban desayunando junto con Nico y Arthur.

-¿hoy tienes mucho que hacer?-pregunto esperanzado Claude.

-no, solo una reunión, si quieres puedes acompañarme y luego vamos un rato a la playa- sugierio Lucian cariñoso dándole un beso en el moflete.

El doncel asintió contento muy ocupado en comer una tarta de manzana.

-que lindos los tortolitos- molesto Arthur con Nico en sus piernas. Ellos hace rato que habían terminado de desayunar, pero ninguno de los dos se perdería la oportunidad de molestar a un meloso y cariñoso Lucian.

-¡oh! Mira esto cariño, mi café se ha convertido en miel- siguió Nico con la diversión bailando en esos ojos negros.

-si no se callan los dejare a los dos encerrados en el festival de la luna- amenazo Lucian sabiendo como disfrutaban revolotear de una lado a otro en la fiesta.

-está bien nos callamos- dijeron con un puchero al mismo tiempo.

-¿Qué es el festival de la luna? – pregunto curiosos Claude distrayéndose del panecillo que mordisqueaba.

-¡no se lo haz contado Lucian!- acuso el pelirrojo desde las piernas de su esposo-se celebra la fecha en que Lucian inicio la rebelión, antes hubieron otras más pequeñas, pero esta es especial porque es cuando ellos toman el castillo- explico Nico con tono suave.

-oh- Claude no quiso divagar más en el pasado-¿y cuando es?-

-en tres días-dijo molesto el pelirrojo acusando con la mirada a Lucian que solo se encogió de hombros-¿vas a asistir no?-

-no lose- dijo algo incómodo el peliblanco-van a ver muchas personas-

-y eso que importa, tienes que venir zorrito, es importante para mí- rogo Nico poniendo ojos de cachorros desamparado.

-¿Qué es importante, la rebelión?-  pregunto confundido.

-es el lugar donde nos conocimos- respondió Arthur con una gran sonrisa.

-sí, es donde vi  a este guapo-Nico le dio rápido beso a su marido para luego volver con Claude- además tienes que abrir el baile con Lucian-

-¡¿qué?!-

-el plan original es que se iniciara la fiesta con Lucian bailando con alguien, pero él se negó así que siempre lo he abierto yo- dijo Arthur algo resignado

-déjenlo en paz si no quiere ir que no vaya- zanjo Lucian molesto.

-¡no! tienes que ir y cortar todas las esperanzas de esas perras en celo- lloriqueo Nico- esas desesperadas deben de ver su lugar-

-Nico-advirtió Lucian con un gruñido.

-iré- decidió Claude.

-¿seguro? Si tú no quieres…-

-no, voy a ir, punto- dijo de repente molesto, Lucian lo miro confundido, mientras Nico sonreía malicioso, si algo no fallaba en el peliblanco eran los celos.

 

Una vez que terminaron de desayunar las parejas se separaron yéndose cada una por su lado. A medio camino de llegar a su habitación un guardia llamo a Lucian.

-mi señor-

-¿sí?-

-los soldados de la aldea del este acaban de llegar-

-hazlos pasar, los recibiré en el salón del trono- el guardia hizo una reverencia y se retiró.

-¿son soldados de mi padre?- pregunto algo nervioso Claude.

-sí, pero no te preocupes solo traen a un invitado- tranquilizo Lucian, mientras lo atraía a su cuerpo.

-está bien- sentir el fuerte pecho de su esposo tranquilizo a Claude, los dos entraron al salón donde la brisa del mar entraba por las enormes ventanas. Lucian tomo asiento en el trono y jalo al doncel a su regazo.

-para que estén más cómodos-explico Lucian sobando el hinchado vientre.

-creo que el único que está cómodo es papi- reclamo Claude, pero aun así se recargo en el pecho de su esposo.

En ese momento se abrieron las puertas dejando pasar a cuatro figuras una de ellas con capuchas.

Claude no reconoció a nadie al principio solo sintió curiosidad por los dos niños idénticos que venían tras la figura encapuchada, pero luego se fijó bien en el hombre que lo veía asombrado.

-¿James?-el doncel se quedó estático al reconocer a su amigo de la infancia.

-¿lo conoces?- pregunto algo molesto Lucian por las miradas que le dirigía ese desconocido a su esposo.

-¿Claude?-James no lo podía creer.

-¡oh, estas hermoso Claude!- los tres voltearon a ver confundidos al encapuchado.

-¿Quién eres?-dijeron Lucian y Claude al mismo tiempo.

-¡ven a los brazos de papi mi lindo cachorro!-

Notas finales:

¡En verdad gracias por leer! Nos vemos el viernes :3


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