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Aullando bajo la misma luna por sombra_larga

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Notas del capitulo:

Muchas gracias por sus comentarios, me alegra saber que sigan leyendo la historia, ya sin mas aqui esta el nuevo cap.

El proximo lo subo hasta el lunes, ¡buen fin de semana!

Maureen se quitó la capucha dejando de piedra a los demás, era una maldita copia de Claude.

-tu eres…-comenzó el oijdorado demasiado impactado.

-en verdad ciento haberme presentado así pero era importante verlos- la cara del demonio era seria.

-retírate-ordeno Lucian a James, este solo miro ansioso a Claude pero acato la orden con un “sí señor”.

-¿Qué es lo que desea?-a decir  verdad Lucian estaba nervioso, nunca se le ocurrió que el papi de Claude apareciera un día, ahora se sentía culpable por no haberle contado la historia del demonio y su padre.

-antes que nada, te pido Claude que luego me des un minuto para habla contigo- pidió suavemente el demonio.

Claude solo asintió, se recargo contra su marido aun nervioso.

-y  bien-el tono de Lucian era implacable, sus rojos ojos brillaban molestos, no entendía porque después tantos años se aparecía queriendo ver a su hijo, después de haberlo abandonado de esa forma.

-es sobre Vladimir,  planea llevarse a Claude-dijo directamente.

-¿Cómo se supone que sabes eso?- interrogo Lucian a la defensiva.

-supongo que Divan ya les ha contado de mi- comenzó Maureen.

El demonio enseguida noto la tensión de Lucian y la confusión  de Claude que miraba a su marido interrogante.

-bueno…creo que he tocado un punto no discutido entre ustedes- dijo Maureen  algo incómodo- pero dejando eso de lado, iré directo al grano, soy una oráculo si, y el caso es que aún no se como pero el vampiro malo se quiere llevar a mi hijo y por eso vine, ahora te pido acilo mientras averiguo más, siento que antes deberían hablar entre ustedes-

Lucian se le quedo mirando, intentando ver alguna segunda intención pero no pudo, además influía que fuera la copia de su consorte.

-pregunta por Nico, él te podrá acomodar- el doncel le dedico una tierna sonrisa a Claude.

-más tarde podremos hablar tú y yo-

Claude observo un poco curioso a los niños que no habían hablado, preguntándose si no serían sus hermanitos.

Una vez que las puertas se cerraron el tenso silencio se expandió.

-te voy dar la oportunidad de explicarme- Claude sintió el pecho de su esposo dar un largo suspiro, seguramente de alivio-pero,  siempre y cuando me dejes tener dos charlas-

-¿Qué...que charlas?-pregunto algo nervioso.

-una con mi…madre y otra con James, el hombre que lo acompañaba- el hombre frunció el ceño –antes de que empieces a reclamar, te recuerdo que tú me ocultaste que sabias algo sobre mi madre, aun cuando yo te conté sobre mis deseos de conocer algo sobre  el-

El hombre suspiro acomodándose en el real asiento.

-no creía que fuera necesario contarte que tu madre te abandono- el doncel  lo miro fijamente-antes que nada, no saques conclusiones, la verdad yo no confiaría en la historia de Divan-el hombre le beso la coronilla-así que mejor ve a hablar con tu madre y luego podrás sacar tu propia opinión-

-muchas gracias Lucian, la verdad no tengo las ganas de pelear ni de enojarme, estos pequeños ya me cansan lo suficiente- el hombre sonrió acariciando la hinchada barriga.

-ni creas que me he olvidado de ese insecto de James- dijo Lucian aun sonriendo.

-ah ya me lo temía-el doncel no pudo más que suspirar.

 

Una nueva mañana empezaba en la aldea y con ella un nervioso Claude hacia el intento de vestirse, estaba a tan solo unos minutos de encontrarse con su madre, no había podido comer mucho ya que sentía el estómago revuelto.

Además de que Nico lo había entretenido con toda clase de suposiciones y acusaciones hacia su progenitor.

Al final escogió un vestido violeta con un elaborado arce hecho de hilos plata y flores de hilo dorado, con algo de trabajo se metió en él, le llegaba hasta las rodillas y su espalda quedo descubierta.  El lino se ciñó a su redonda figura marcando cada curva de su cuerpo.

Se abrocho la gargantilla de plata al cuello y se trenzo el pelo dejándolo caer por su espalda desnuda.

Fue cuando se acomodó un mechón tras la oreja que unos fuertes y grandes brazos le rodearon la cintura.

-¿estás seguro de esto?- la voz de Lucian tras su oído le causo un escalofrió en la espalda.

-sí, hace mucho que he querido conocerlo- cerro los ojos, la brisa marina que entraba por la ventana junto con las caricias a su vientre estaban logrando adormecerlo-  ¿crees que es mala idea?- pregunto algo temeroso de la respuesta.

-no mala idea, pero…no quiero que salgas lastimado- admitió el mayor.

-yo solo quiero saber…porque me dejo, ¿Por qué soy diferente?- el doncel se dio la vuelta abrazándose a su marido- no puedo cambiar de forma, tampoco tengo algún poder especial, tengo miedo Lucian-

-no importa lo que él diga, yo siempre voy a estar aquí para ti, sin importar como seas-

-te amo Lucian-

-yo igual pequeño-

 

 

 

Claude caminaba retorciendo sus manos con nerviosismo, a sus espaldas le seguían dos guardias que le vigilaban en total silencio.

Con algo de incomodidad se sobo el vientre, sus niños parecían estar jugando a la pelota con todos sus órganos. Respiro varias veces intentando relajarse, tanto estrés no era bueno para sus cachorros.

Inhalo varias veces,  armándome de valor abrió las puertas de cristal del invernadero, no encontré mejor lugar para conversar con mi madre.

Lo encontré sentado en una banquita junto al lago, el  lago lleno de peces que formaban masas de colores.

-buenos días Claude- el peliblanco pego un brinquito, el mayor tenía los ojos cerrados.

-b-buenos días- camino hasta quedar frente a él.  Era muy chocante ver una versión adulta de sí mismo, no es que se viera viejo o arrugado pero tenía ese aire de sabiduría que solo podrían otorgar los años, si no fuera por los ojos azules podría pasar por su  gemelo.

El mayor se veía muy hermoso, llevaba un vestido verde olivo que se ajustaba a su delgada figura, llegándole hasta los tobillos y el cabello atado en una coleta holgada.

-ven, siéntate- le obedeció, no sin algo de dificultad a la hora de sentarse-veo que tienes perros guardianes- comento el mayor viendo de reojo a los guardias que no se inmutaron.

El menor observo con curiosidad el collar que rodeaba el cuello del ojiazul, era una fila de muchos ojos de colores, todos de cristal.

-¿te gusta?- el menor se sonrojo al verse descubierto, pero el mayor se desenrollo el collar tendiéndoselo.

Con timidez el ojidorado lo tomo entre su manos, sostuvo entre sus dedos varios ojos, fue cuando llego a uno verde que algo extraño paso, muchas imágenes vinieron a su cabeza, un muchacho de ojos  verdes.

-¿estás bien?- la voz de Maureen le saco del trance, sin darse cuenta había soltado el collar- no te preocupes, solo fueron imágenes del pasado-

La sonrisa dulce del mayor le indico que él sabía perfectamente de que se trataban esas extrañas imágenes, ya le había ocurrido una vez, cuando toco el sauce rojo, no había querido pensar en ello pero estaba casi seguro de que la mujer que había visto se trataba de Sol.

-al parecer heredaste algo más  que mi apariencia- el tomo el collar nuevamente y se lo  volvió a enrollar.

-¿Qué eres Maureen?-

-un oráculo, en otras palabras alguien que puede ver el pasado, futuro y presente-  el mayor le dedico un sonrisita- dime Claude ¿Qué viste cuando tocaste ese ojo?-

-era como muchas imágenes y sucesos pasando muy deprisa por mi cabeza-

-¿ya te había pasado?-

-si, cuando era pequeño algunas veces, pensé que era mi  imaginación-

-y después de verlas, ¿se repetían esas imágenes en la vida real?-

-no que yo recuerde- el mayor asintió murmurando algo que no alcanzo a oír Claude-¿Qué significa eso?-

-que solo puedes ver el pasado de las cosas, mientras más te acerques a la mayoría de edad, mas ira aumentado tu poder- explico suave el mayo- puede que desarrolles algo más, considerando tu parte laicana, pero no es seguro-

El menor pensó en eso, no sabía cómo tomárselo, si bien o mal.

-no ganaras nada rompiéndote la cabeza ahora- replico el mayor.

-no, supongo que no-

Un silencio se extendió entre los dos, el menor no sabía cómo formular la pregunta o como iniciar la plática.

-no es que quisiera abandonarte Claude- el menor le volteo a ver sorprendido- pero sabía que tu destino era estar junto a Lucian, por eso te deje con tu padre, es mi trabajo controlar el destino de las razas-

El ojidorado se le quedo viendo estático.

-¿a qué te refieres?-

-no eres el primero de mis hijos en tener que pasar un poco de dolor para alcanzar la felicidad- dijo el mayor mientras acariciaba el collar de su cuello.

Entonces Claude comprendió porque en el muchacho de ojos verdes se encontró un terrible parecido con el mismo.

-¿se supone que me deba sentir aliviado?- gruño Claude.

-no, supongo que no- respondió tranquilo Maureen sin mostrar ningún arrepentimiento por haberlo abandonarlo, fue cuando entonces el menor comprendió que el ojiazul hace mucho que había dejado sentir como un mortal cualquiera.

-aun no entiendo cuál era el objetivo de haberme concebido-

-tu eres la clave para acabar con esta guerra, aun no sé cómo, pero esta guerra ha durado demasiado ya es hora de que acabe-

-¿¡se supone que eres un maldito dios!?- el menor sintió la ira crecer en el-¡usas a tus propios hijos como armas!-

-no entiendes Claude, aunque quisieras no podrías, soy un demonio realmente viejo, tendrías que tener muchos años más para poder comprender-

-¡eres igual que mi padre, solo me usas para tu beneficio!- rumio el peliblanco levantándose con una sorprendente rapidez-esto fue una equivocación, estaba mucho mejor sin saber de ti-

Antes de que pudiera dar un paso, el mayor le tomo de la muñeca.

-no pido que me perdones, por sé que esto es demasiado para ti- pidió el ojiazul parándose también- pero créeme cuando te digo que he amado a cada uno de ustedes, sin importar su origen, de quien fueran hijos, sus decisiones, personalidades- el mayor tomo con delicadeza la cara del menor y le dio un tierno beso en la frente- te amo mi cachorro-

-¿Por qué?, ni siquiera me conoces-

-eso es obvio, porque eres mi cachorro, sin importar que siempre velare por cada uno de ustedes- volvió a besar su frente-ahora me voy, tengo algunas cosas que hacer-

El menor le vio salir del invernadero. Con un suspiro se dejó caer nuevamente en el banco.

Hizo una mueca de molestia al sentir las insistentes patadas contra su piel. Se sobo encima del ombligo tratando de tranquilizar a los inquilinos que al parecer se negaban a aceptar cualquier alteración de emociones en su mama.

Después de unas cuantas caricias más logro reducir las fuertes patadas a simples revoloteos. Dio un largo suspiro de alivio, no sabía qué hacer, no tenía ni la más mínima idea de cómo tomar lo de Maureen.

Ya no era un niño que necesitara a su madre, Lucian llenaba todos los vacíos que alguna vez llego a tener, nunca había sido tan feliz hasta ahora, pero no podía sacarse esa espinita.

Supuso que no pasaría nada si le daba una oportunidad.

En verdad quería entender a su madre, en verdad quería perdonarlo.

 

 

-no puede pasar- la voz del guardia lo saco de sus pensamientos. No se había dado cuenta, pero uno de los guardias se había alejado y estaba discutiendo con alguien.

-solo quiero hablar con Claude- reconoció la voz de James.

-el señor Lucian nos dio órdenes…-

-puede decirle al señor Lucian que le prometió algo a su esposo- dijo en voz alta, lo suficiente para que el guardia lo oyera.

-pero señor, el señor Lucian…-el guardia lo vio con cara de angustia, de seguro imaginando la furia de esposo.

-dígale al señor Lucian que venga a hablar conmigo, claro, si quiere discutir, pero mientras tanto dejen pasar a James- le sostuvo la mirada hasta que el lobo suspiro y dejo paso libre a su recién encontrado amigo.

 

 

James paso delante del lobo dedicándole una sonrisa burlona, contuvo la respiración cuando vio a su amigo, en frente de él, a tan poca distancia, tan hermoso como siempre. Lo esperaba con una gran sonrisa y con una…enorme barriga.

Aún tenía el amargo nudo en la garganta al recordar como otro hombre abrazaba a Claude con tanta posesividad, y lo que más le dolía es que Claude no hacía nada para rechazarlo,  eso no podía ser, hace tan solo unos años el doncel lloraba entre sus brazos, pidiéndole que le llevara lejos de ese destino impuesto.

Pero ahora estaba delante de él, con una sonrisa que jamás había visto en su rostro, una sonrisa de pura felicidad, apretó los puños al ver como se sobaba la barriga, esa era la muestra de que ya pertenecía a alguien más, era la marca que había dejado ese maldito.

Conto mentalmente, tragándose toda la furia, estaba seguro que Claude jamás rechazaría a sus cachorros, el nunca seria capas de eso. Por ahora debería actuar de manera cuidadosa, midiendo cada palabra que saliera de su boca.

El doncel lo recibió con abrazo, James lo estrecho contra su pecho, aspirando ese dulce aroma del pasado.

-te extrañe James- soltó el doncel una vez se hubieron sentado.

-igual yo Claude, no sabes cuánto- suspiro el otro acariciando la mejilla del doncel.

-si fue así, ¿Por qué te fuiste sin despedirte?-  pregunto dolido el menor sosteniendo las manos del mayor entre las suyas.

 

Claude observo como la cara de su amigo pasaba a la sorpresa. Los años habían hecho sus cambios, su amigo era ahora era mucho más alto, claro no tanto como Lucian pero aun así, el cabello lo traía corto, los rasgos de la cara se habían endurecido y ahora era más musculo.

-¿sin despedirme? ¿Qué no recibiste mi carta?- el doncel negó confundido, solo recordaba a ver cenado con su amigo, el contándole sus aventuras como soldado, para luego a la mañana siguiente recibir la noticia de que se había ido y jamás regresaría.

-cuando le pregunte a mi padre, solo me dijo que habías sido asignado a otra aldea y que viviría de ahí de ahora en adelante-

-pero si fue a tu padre a quien le di la carta…ah- James entonces comprendió-supongo que tampoco te dijo que fue el quien me reasigno-

-¡¿Qué?!-

-sí, de un día para el otro me hizo empacar e irme, diciendo que la ayuda en la aldea del oeste era muy importante, se me hizo raro que yo fuera el único al cual reasignaban, pero creo que ahora entiendo-

-pero no entiendo, porque mi padre iba a querer alejarte de mí…-

-no recuerdes lo que paso esa noche- aseguro el mayor, en tono desalentado.

-no mucho-reconoció el ojidorado avergonzado- solo recuerdo que tú te robaste una botella de vino de las cocinas- recordó divertido- nos fuimos al bosque y empezamos a beber…después no recuerdo mucho-

-ya veo…bueno no importa ya el pasado, ya estoy aquí- dijo feliz el mayor, pero se preocupó al ver el gesto de molestia que hacia el peliblanco-¿estás bien?-

-aah…si, es solo que estos pequeños disfrutan dar volteretas dentro de mí- suspiro el menor mientras trataba de tranquilizar a sus fieras.

-¿Cómo  lo llevas?- pregunto algo seco el rubio con los ojos negros clavados en el hinchado vientre.

-supongo que bien- respondió algo incómodo- al principio pensé que nunca podría llegar a soportar esto, tenía mucho miedo, pero una vez que lo aceptas es maravilloso James, Lucian y yo estamos muy emocionados-

-¿y con Lucian, como están las cosas?- la pregunta le quemo la garganta. Y Claude lo noto.

-se lo que dije antes, pero Lucian es diferente a lo que pensé-

James le miro seriamente, antes de regalarle una sonrisa.

-supongo que si tú eres feliz, por mi esta bien-

-gracias James, es bueno tener a mi amigo de vuelta-

-estoy de vuelta, y esta vez es para quedarme-

Notas finales:

Gracias por leer


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