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Aullando bajo la misma luna por sombra_larga

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Notas del capitulo:

¡OH DIOS MIO!O.O Este es el penultimo cap, aun no lo puedo creer, espero que en verdad lo disfruten.

Nos vemos el miercoles con el ultimo ya.

¡espero que les guste!

Una verdadera revolución se estaba armando en cada una de las aldeas.

Los rumores llegaban incluso afuera de estas. La gran guerra se avecina, la última de todas y por ende la más peligrosa.

Una verdadera masacre, decían algunos. Todos morirán, no los vampiros ganaran, lo más seguro es que los lobos obtengan la victoria.

Eran muchos los comentarios y predicciones, aunque claro nadie podría saber el resultado de esta batalla.

Ni siquiera Maureen, lo había intentado, pero los resultados eran tantos, que los posibles futuros cambiaban,  con demasiada rapidez.

 

 

El sol se asomaba tímidamente por el horizonte, y a pesar de eso, la aldea central era un revoltijo de personas y lobos, yendo y viniendo.

Las puertas habían sido cerradas para los comerciantes y para cualquier otro que no fuera lobo. Los soldados se alistaban nerviosos, las hembras se despedían de sus hijos  y esposos.

La aldea temblaba de emoción y ansiedad. El ataque estaba predispuesto para el día siguiente.  Iniciaría con la primera brisa de la tarde, por suerte esa noche seria luna llena, lo que les daría una verdadera ventaja contra su enemigo.

Igualmente aprovecharían la luz del día para quemar a unos cuantos vampiros, aunque Lucian sabía que lo más probable era que cuando llegaran al nido de la serpiente ya seria de noche. Vladimir no era tonto, según los informes, todos los vampiros se estaban moviendo, concentrándose en las montañas del este.

Lucian se encontraba a las afueras del castillo, exactamente en el invernadero.

Camino hasta el estanque lleno de peces, intentaba despejar su mente de toda emoción y pensamiento, como hacía en cada batalla en  la que había luchado.

Debía de tener la mente fría y clara.

Con desespero de revolvió el pelo. No podía dejar de pensar en Claude y sus cachorros, tenía la cabeza hecha un hervidero de emociones, tristeza, ansiedad, emoción…miedo.

Miedo, hace tanto que no sentía esa amargura invadir su corazón, esa pequeña espina de inquietud que se enterraba cada vez más con el pasar de los minutos.

-¿Cómo va la canalización de emociones?- La voz de su beta lo sorprendió verdaderamente, Arthur apareció por detrás de un gran roble-lo siento, pero siento que si no te digo nada tu cabeza explotara de un momento a otro-

-¿no tendría que estar con Nico?-

Arthur se encogió de hombros.

-me echo de la habitación- una sonrisa amarga invadió el rostro de su amigo- me grito que era un y cito “cerdo egoísta, que dejaba que su orgullo de macho le dominara la cabezota”- el hombre se acercó hasta Lucian- tiene miedo-

-lo siento Arthur yo…-

-no digas más- le corto el otro- nunca dejaría a mi mejor amigo luchar solo- además, Nico dijo que la uncía manera en que me dejaría meterme en su cama es si traía a su zorrito de vuelta-

El ojirrojo negó con la cabeza mientras una sonrisa asomaba en su boca.

-supongo que no tienes otra opción-

-aah lamentablemente no- el beta apoyo una mano en el hombro de su amigo- los recuperaremos, a los tres-

-si…lo sé-

 

Claude sentía sus ojos escocer, ya había perdido la cuenta de las veces que había llorado. Además, hace dos días que Vladimir le obligaba a estar junto a él, todo el tiempo.

Incluso cuando la luna se escondía para dejar paso al sol, el vampiro lo mantenía encerrado entre sus brazos, los dos juntos en una cama, bajo el suelo, donde no llegaba ni un rayo de luz solar.

Era demás decir que no había dormido los últimos dos días.

Con desespero se acomodó el vestido que le había obligado a ponerse, era negro, largo hasta los tobillos de manga larga, se cerraba con una hilera de botones dorados en la espalda, a pesar de ser muy bonito, el pecho se le oprimía incómodamente y la tela le daba picazón.

Ahora se encontraba sentado junto al vampiro mientras este lamia el cuello de una pobre mujer que no paraba de gemir.

Con asco volteo hacia la ventana, pero lo único que encontró fue la vista de una roca, si, una roca.

La residencia de los vampiros era una enorme castillo, bajo tierra, de alguna manera le recordaba a su hogar.

Solo que este era húmedo, oscuro y frio, lleno de vampiros, que sacaban sus colmillos cada vez que pasaban junto a él.

Una mano posada en su cuello lo saco de su ensoñación,  su cuerpo se congelo al sentir el pecho de Vladimir contra su espalda, la fría mano acaricio su cuello hasta bajar a la clavícula.

-estabas soñando pequeño- Vladimir sonrió acercando peligrosamente su boca hasta el blanco cuello.

-¿Por qué haces esto?-

-¿mh…que cosa?-

-por qué sigues con esta guerra, no lo entiendo, el porqué de encarcelar a los lobos- Claude se le quedo viendo, analizando esa, hermosa cara, a pesar de todo- no entiendo el porqué de ese odio hacia Lucian-

El vampiro de alejo, verdaderamente perplejo, no se esperaba esa pregunta. Claude le vio tomar asiento en el trono blanco de mármol.

-el odio no es especialmente hacia Lucian, si no hacia los lobos, o si, en verdad los odio- el vampiro tomo una mirada divertida- aunque debo admitir que Lucian me divierte mucho en verdad-

-pero… ¿por qué?-

El vampiro se desparramo en el trono, soltando un suspiro cansado, apayo la barbilla en una de sus manos. Su mirada tomo apariencia nostálgica.

-hace muchos años, existía un pequeño reino, que a pesar de no tener muchos habitantes era prospero, la gente era amable y bondadosa- el vampiro perdió la mirada en alguno punto, abandonando la locura de su mirada.

-“la familia real tenía dos herederos, dos varones que eran el orgullo de su padre y el consorte real era la adoración del rey, un doncel hermoso de finos modales y un ejemplo de madre.

Todo era perfecto, el rey era feliz. Hasta que una noche todo cambio.

Primero se oyeron los aullidos a lo lejos, ladridos y gruñidos rabiosos.

Le siguió los gritos de los aldeanos, todos fue demasiado rápido.

El rey saco a sus hijos y esposo del castillo, huyeron por el bosque, pero los lobos eran más rápidos, al final les dieron alcance.

Primero fueron los niños, fueron devorados entre toda la manada, el rey lo intento, en verdad lo intento, pero todo fue inútil. El alfa de la manada violo al consorte, mientras el rey se desangraba en el  suelo, viendo como fallaba en todo, como perdió  todo lo que era importante, como su vida se baseaba en cuestión de segundos.

Cuando el rey creyó que su vida cavaria, seres de la oscuridad salieron del subsuelo y lo arrastraron a la más negra de las oscuridades”

 

Claude tuvo que apartar la mirada del rubio, se odiaba por sentir pena por el vampiro.

-si sabes lo que es perder a alguien amado, porque continúas haciendo esto-reclamo el peliblanco.

-porque quiero que entiendan  como que se siente ser débil, lo que se siente ser inútil, estar a merced de los deseos de otro- el vampiro se levantó del trono caminado hasta el doncel, que con temor enfrento la fría mirada plateada.

-entonces todo esto, todas estas muertas es por querer sentirte poderoso, hacer sentir a los demás débiles-

-creo que no compres querido- el rubio se empezó reír fuertemente, mientras rebuscaba entre sus ropas hasta sacar un pequeño frasco-yo…hace mucho que no siento, absolutamente nada-

En un parpadeo el vampiro se había puesto tras su espalda.

-si no quieres que estos cachorros mueran será mejor que no te muevas- advirtió con voz fría.

 Y sin que él pudiera impedirlo vacío todo el contenido de la botella en su boca.

-¿¡qué era eso!?- alarmado se tallo la boca, como si eso pudiera quitar el amargo sabor de su boca.

-en unas horas lo descubrirás- la sonrisa del rubio no hizo más que causarle un escalofrió en la espalda a Claude.

 

 

Los primeros vientos de la noche se combinaban con el olor de la muerte.

Un mar de cuerpos de hombres desnudos se extendía por el suelo, junto con las cenizas plateadas que dejaban los vampiros al morir.

Sin importar esto lobos y vampiros seguían chocando entre sí, de cierta forma bailando,  bailando la danza de la muerte.

 

 

 

Claude volvió a soltar el aire cuando ese dolor ataco las caderas y la espalda baja.

Con miedo se sobo la barriga, rogando que lo que creía no fuera cierto, no lo fuera,  no podía ser, simplemente no podía.

Hace horas que lo habían escoltado a un cuarto verdaderamente lujoso, para después cerrar la puerta dejándolo completamente solo.

El dolor había comenzado como una pequeña incomodidad en la espalda, pero pensó que era por el peso de sus bebes, al parecer no era así.

Se volvió a acostar en la cama, haciéndose un ovillo mientras acariciaba a sus bebes que estaban totalmente quietos desde hace mucho tiempo, el dolor volvió a atacar esta vez un poco más fuerte.

-aah no, no, no- como pudo se sentó en la cama-  tienen que esperar mis cachorros, no pueden nacer en este momento- con angustia se miró la barriga, resignándose a aceptar que ese dolor eran en verdad contracciones.

Sin saber que hacer miro la puerta, negó con la cabeza, no quería ni pensar que haría Vladimir. Pero…

-¡ese maldito!- con rabia recordó la sustancia amarilla que le hizo tomar. Ahora si estaba realmente asustado ¿Por qué el vampiro quería que diera a luz?

-seguramente para disfrutar mi dolor- pensó en voz alta-aaahh aah- se mordió el labio, con trabajo recupero el aire, esa contracción había sido  verdaderamente  fuerte, esta vez pudo sentir como su barriga se había puesto como piedra.

Solo rogaba que Lucian llegara.

-por favor…ayúdame-

 

 

El enorme lobo negro corría por las veredas de la montaña, a la vez que dejaba una capa de humo plateado tras de sí.

Lucian gruño cuando un vampiro logro enterrarle un cuchillo de plata en su lomo de un solo mordisco le arranco la cabeza.

Negó con la cabeza, aun podía sentir la sangre humana en aquel vampiro. La mayoría de los vampiros que estaban afuera de la montaña eran recién convertidos, por no decir todos ellos.

-ya casi llegamos Lucian, tendremos que internarnos bajo tierra- la voz de Arthur le llego de un momento a otro.

-que algunos se queden aquí para evitar que no sigan dentro-  ordeno causando que todos los lobos se desplegaran.

-¡Lucian!-Maureen bajo de los cielos montado en un enorme cuervo con cuernos, el pico del ave estaba lleno de polvo plateado-¡algo le pasa a Claude!- el demonio señalo desesperado su collar, en el cual uno de los ojos brillaba desesperadamente.

-¿¡que es lo que tiene!?-

-no lose, solo sé que debemos apurarnos-

 

 

-AAAHHH AAH-el cuerpo de Claude se estremeció salvajemente mientras este se sostenía el vientre, el cual sentía endurecido.

-oh querido no deberías gritas tan fuerte, nuestro Lucian se preocupará- Vladimir estaba cómodamente sentado en un sillón, con una copa en la mano, frente de el Claude se contorsionaba de dolor recostado en una cama, completamente desnudo.

El vampiro le había arrancado la ropa para poder disfrutar mejor el espectáculo.

-aah ca-callate- el doncel lo fulmino con la mirada, para seguidamente  volver a gritar, el sudor surcaba por la frente, lagrimas cayeron por los dorados ojos.

Las lágrimas aumentaron cuando sintió una cascada tibia salir de él, empapando la cama, la fuente se había roto.

El dolor no hacía más que aumentar con cada minuto, sentía las caderas estiradas al máximo y peso contra su entrada.

-deberías dejarlo ir, desde aquí puedo a ese cachorro-comento el vampiro.

Sin darse cuenta sus piernas se habían abierto poco a poco, intento cerrarlas desesperadamente. Con terror se dio cuenta de que no podía.

-mi señor los lobos llegaron a la entrada- informaron dos vampiros que habían entrado abruptamente-y una extraña criatura alada los acompaña- continuaron mirando de reojo a Claude que seguía intentando cerrar sus piernas.

Para suerte de Claude, Vladimir tomo interés por la última noticia y se levantó del sillón.

Antes de salir el vampiro llego hasta Claude y le tomo de las piernas terminando de abrirlas, metió una mano entre ellas sintiendo la cabecita que comenzaba a asomarse.

-te dejare solo querido, pero no te preocupes regresare para ver a estos hermosos cachorros- Claude sollozo conteniéndose de pujar- les voy a traer la cabeza de su papi como regalo-

-AAAAH no…- Vladimir le regalo una última sonrisa  antes de salir por la puerta.

Claude no supo cuantos minutos pasaron antes de rendirse y comenzar a pujar,  lágrimas y sudor empapaban su cara, enterró las manos en las sabanas sintiendo como las cabeza de su bebe se abría paso.

-AAAAAAHH AAH AH- como pudo se levantó un poco, recargando su peso en sus manos, podía ver la cabeza de su bebe fuera de el-AAAAHH-  no podía respirar- aah, ven aquí querido- con manos temblorosas tomo los hombros de sus bebe mientras seguía pujando- AAAH aah AH- un último pujido antes de que el cuerpo de su bebe saliera por completo.

Lo tomo con cuidado, y por un momento olvido todo el miedo y la angustia. Lo observo atentamente.

Un varón… o doncel, lo sabría mas tarde.

El poco cabello era negro.

El cuerpecito  rojo y regordete lloraba estridentemente mientras movía sus piernecitas enojado por ser separado del hogar que conocía los últimos siete meses.

A pesar de estar lleno de sangre e hinchado se le hizo el ser más hermoso del mundo.

Sin saber que hacer puso al bebe a un lado de el entre, entre las sabanas llenas de sangre y fluidos, se dio cuenta de que aún estaban conectados por el cordón umbilical, con desespero busco algo afilado.

Nervioso de que eso afectara a su otro bebe lo tomo entre sus manos y lo llevo a su boca cortándolo con los dientes como último recurso.

Fueron solo unos minutos cuando volvió a sentir las malditas contracciones.

Fue en ese momento cuando la puerta se abrió.

 

 

 

Mientras tanto, Lucian luchaba por mantenerse en pie, intentando esquivar los golpes que Vladimir daba a diestra y siniestra.

El cuchillo de plata clavado en su lomo no le dejaba recuperarse, una de sus patas todavía se estaba recuperando de una quebradura y uno de sus ojos era atravesado por una daga.

El vampiro no se encontraba en mejor condiciones, una de sus manos le había sido arrancada por uno sus mordiscos, al igual que varias mordidas se regaban por todo su cuerpo.

Pero para molestia de Lucian la maldita sonrisa no se borraba de la cara del vampiro.

-¿ya lo oíste Lucian? su putito está dando a luz-

La única respuesta de Lucian fue un gruñido, el enorme cuerpo negro tomo impulso, antes de saltar con el hocico abierto mostrando sus dientes como dagas afiladas.

Fue un sonido glorioso, el crujir del cuello, el polvo plateado que le golpeo la cara, la cabeza  de Vladimir volando por los aires.

Esa pequeña alegría fue seguida por el aguijonazo de dolor que sintió en el pecho, después de unos minutos tomo forma humana, bajo la mirada viendo algo confundido la espada clavada, justo en medio del pecho.

El ardor le llego cuando de la espada comenzó a salir humo, quemando su carne.

Se desplomo en suelo.

Lo último que oyó fue el segundo llanto, ahora no le importaba si moría,  sus cachorros y Claude estaban a salvo.

Notas finales:

¡Gracias por leer!


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