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Aullando bajo la misma luna por sombra_larga

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Notas del capitulo:

Segun yo, actualizaria una vez por semana, pero no pude resistirme a subir el siguiente capitulo

Espero que les guste.

Capítulo 2 “el compromiso”

Hace miles de años que lobos y vampiros se encontraban en guerra, si, muchas razas habían tenido conflictos, cientos de ellos, pero eran pequeños roces que se daban cada cierto tiempo, ya sea por poder, territorio, riquezas o simples malentendidos. Pero estos pequeños problemas no eran nada comparado con la guerra sin fin que era la de estas poderosas razas: licántropos y vampiros.

Lo peor del asunto era que en realidad, nadie estaba seguro del porque esta guerra. ¿Cuál fue su inicio? ¿Cuál fue el detonante? ¿Por qué no simplemente firman un tratado de paz? Absolutamente nadie tenía las respuestas, existían cientos de rumores sobre esto, decían que el origen de todo fue poder, pero ambas razas eran lo suficientes poderosas, además de poseer uno de los más grandes territorios y riquezas. Otros opinaban que era por las diferencias entre ellas, que simplemente era la naturaleza quien dictaba.

En fin, esta guerra tenía miles de años de existencia, era una guerra fría y llena de muertes inocentes, ninguno de los bandos parecía querer darle fin por lo que algunos decían que acabaría cuando las dos razas cayeran extintas.

 

El sol tímidamente lanzaba sus primeros rayos de luz y en las afueras de la manada del este se divisaba a un gran grupo de lobos, los había de todo tamaño y colores, pero de entre todos se destacaba a un enorme lobo negro que iba a la cabeza, seguido de otros tres lobos que también destacaban, ya que no eran tan grandes como el negro, pero tampoco como el resto.

El lobo negro pudo divisar el gran muro que cubría a la aldea del este, que esperaba ansiosa la llegada de su líder.

Cada aldea o manada (que era lo mismo) era rodeada por muros de cemento o madera, esta servía para proteger a los cachorros y mujeres del enemigo por la noche, así si los machos salían de caza o por alguna misión, tenían presente que dejaban a salvo a sus cachorros y hembras.

Las enormes puertas de madera se empezaron a abrir pesadamente, mientras cachorros curiosos asomaban las cabezas. Toda la aldea se amontonaba en la puerta curiosa y emocionada, era muy raro que el líder los visitara.

El grupo de lobos llego, e inmediatamente la gente armo un pasillo donde pudieran pasar, el primero en pasar fue el lobo negro. Todos y todas bajaban la cabeza en modo de respeto, los cachorros se le quedaban viendo, emocionados por el poder que imponía esa enorme figura.

En eso un lobo llega corriendo y bajando la cabeza le informa.

-mi señor es un gusto tenerlo en nuestra aldea- al no recibir respuesta continua- tenemos preparado alimento y lugar donde sus soldados puedan descansar, usted y las demás alfas pueden descansar en el castillo-

-guíanos- ordeno el otro.

-si mi señor-

 

Mientras tanto un pequeño disfrutaba de un agradable sueño, tendido en un cómodo y caliente colchón, hasta que algo o más bien alguien aterrizo en su estómago.

-¡buenos días!- saludo un niño de trece años, rubio y de grandes ojos negros- como amaneciste-

-mal- contesto por lo bajo el peliblanco-¡porque alguien me destrozo el estómago!- le grito, mientras se alzaba, parándose y estirando los músculos.

El pequeño peliblanco no era otro que Claude Black de diez años, un peliblanco de ojos dorados. Tercer hijo del alfa de la manada del este, él era un hijo de otra mujer, por ello el pequeño no era bien aceptado en la aldea. El niño rubio llamado James Armstrong, un poco mayor que él, era el hijo del beta de la manada y su mejor amigo.

El pequeño James al ser mayor y un varón (ya que su amigo era doncel) ya empezaba por la etapa de las hormonas locas y a descubrir para que servía su amiguito.

Y es que el pequeño se sentía raro, al ver como Claude que utilizaba una bata para dormir, se estiraba dejando al descubierto sus delicadas piernas, sentía cierto calor en su entrepierna, al ver como su amigo bostezaba abriendo esa pequeña y rosada boquita.

-¿eh… porque me  miras así?-el rubio desvió la mirada, e ignorando su pregunta, cuestionó.

-¿Claude?- llamo la atención del otro-¿tú sabes porque los recién casados pasan siete días juntos?-

Al pequeño peliblanco le llamo la atención la pregunta, su papá le dijo que cuando fuera grande se convertiría en la pareja de un varón, aunque no sabía muy bien que significaba eso.

-pues no- dijo mientras se sacaba la bata, que era lo que le protegía de quedar desnudo- pero he visto que se llevan mucha comida, y que casi siempre dicen que van a tener un bebe, cuando salen-

El pequeño rubio se encontraba hipnotizado viendo el desnudo cuerpo de su amigo, la tenia un hermano mayor, por lo que el sabía que hacían esos siete días, su hermano se lo había explicado, al igual que su padre le había explicado porque Claude no podía andar desnudo igual que los otros niños, “sería una vergüenza para el alfa, si su hijo anda provocando a los machos con su cuerpo” le dijo un día.

-¿no sabes cómo se hacen los bebés?-pregunta el mayor

-pues no, pero he visto a Maia con la panza hinchada, ella me dijo que era porque tenía un bebe dentro- le dijo con inocencia- ¿pero, como llego él bebe dentro?- la inocencia la tenía a flor de piel.

-¿quiere ver como se hacen los bebes?- pregunto el rubio.

-pues sí, supongo-le contesto desinteresadamente, mientras se terminaba de vestir.

 

Mientras tanto ya en el salón real, un grupo de lobos se encontraban en círculo, los cuatro alfas y el líder de todos.

El reino de la licantropía estaba conformado por cuatro manadas: norte, sur, este y oeste. Todas ellas distribuidas en diferentes zonas, por ello sus despectivos nombres, en medio de ellas se hallaba la manada principal, el líder de todos los hombres lobo y el más poderoso era el hombre llamado Lucian, el primer licántropo, no se le conocía apellido ni familia sanguínea, su origen y nacimiento eran formados por leyendas y chismes entre la manada y las demás razas.

-como supongo ya todos habrán sido informados- hablo con su gutural voz ronca y profunda- del porqué de esta reunión-

-así es mi señor- hablo el líder de la manada del sur-puedo preguntar el porqué de este repentino deseo- cuestiono con todo el respeto posible.

El lobo negro tomo su tiempo para responder-díganme-hizo una pausa-¿Cuántos años llevo siendo su líder?-

-¿Cuántos años mi señor?-pregunto con cierta incredulidad Diván- pues desde siempre mi señor-

-¿Cuántas generaciones han existido de alfas?-

-diez mi señor-respondió el alfa del oeste.

-exacto-dijo con su siempre timbre serio-nosotros no envejecemos como los humanos, duramos más, pero yo he estado aquí para ver a diez generaciones morir- miro a lobos- no sé cuándo moriré, hace miles de años que no envejezco, solo mi beta ha durado tanto, es demasiado cansado vivir esta larga vida- todos los demás lo miraban exaltados.

-¡Mi señor no piense así!-!no está solo su manada esta con usted-¡por favor no se rinda!-¡no puede dejarnos solo!-¡es cierto esto se convertiría en un caos!-

Ante esta última afirmación el alfa los callo con solo una mirada.

-esa es la razón de buscar un heredero de sangre-

-con todo el respeto mi señor, que hay de sus demás esposas y… -

-por eso he elegido esta manada-interrumpió dejando en claro que él ya había decidido algo- he escuchado que tienes a un hijo fértil, un doncel- dijo mirando directamente a Diván- escuche que su sangre es especial-

-está bien informado mi señor- el rubio se había encargado de expandir rumores acerca de su hijo, sabía que su líder buscaría nueva esposa tarde o temprano- él no es completamente lobo-

-¿Qué significa eso?- pregunto uno de lobos- no estábamos informados sobre esto-

-perdonen mi descortesía- empezó Divan, podía ver la cara de frustración de sus compañeros, ya que por lo que decía su señor era obvio que ya había elegido a su hijo- con gusto les explicare la historia, aunque no hay mucho que contar- al ver que nadie decía nada empezó- hace nueve años, en el perímetro de la manada se detectó una presencia desconocida, su olor era diferente y no lográbamos identificar su raza-

-espera- le interrumpió uno- tu hijo mayor es de dieciséis ¿no?- Diván asintió tranquilamente ya imaginándose lo que dirían- ¡¿entonces engañaste a tu hembra?!- todos los lobos se exaltaron, ya que un lobo, solo tenía una pareja para toda la vida, si uno moría el otro también, el hecho de hubiera un engaño era muy raro ya que esto podría ser devastador para la otra parte.

-si así fue, pero no fue por voluntad propia- Lucían al ver que iban a volver a interrumpir los callo con un gruñido- lo que paso fue…

---------------------------------------------Flash Back------------------------------------------------------------------------

(9 años atrás)

Se podía ver a un más joven Diván caminado a paso rápido por su castillo, en su forma humana, hace poco le habían informado sobre la aparición de un joven al límite del inicio de su territorio, lo más raro era que no tenían idea de a que raza pertenecía y al parecer el joven no cooperaba con ellos.

Bajo a los calabozos y se dirigió al cuarto de interrogaciones, abrió la pesada puerta de madera y hierro, dentro lo esperaba el joven sentado tranquilamente en la única silla del cuarto, libre de ataduras y vigilado celosamente por dos guardias.

Al alfa le choco un poco la imagen, esperaba ver al joven asustado o enfurecido, o, aunque sea atado luchando por desatarse. Pero no, el joven estaba sentado, de cierta manera cómodo, en la silla de madera al parecer esperándolo ya que se le iluminó la cara en cuanto lo vio.

 Lo que más le llamo la atención fue la hermosura del joven, de piel blanca y delicada sin ninguna imperfección, cabellera blanca y lacia hasta las caderas y los ojos de un hermoso azul, con cierto toque misterioso y sabio. Sus ropas eran finas, y consistían en una larga túnica hasta los tobillos, negra con motivos plateados y un collar con una estrella de seis lados. Si no fuera por su olor diría que es un vampiro o hada.

-buenos noches mi señor- le hablo con confianza el peliblanco-le he estado esperando-

-si ya veo- dijo con timbre burlón- y se puede saber que desea tan hermoso jovencito de este simple lobo-

-más bien que te puedo ofrecer- dijo dándole una ligera sonrisa.

-¿Qué me puedes ofrecer?- cuestiono-pero antes que nada ¿me podría decir su nombre y su raza si no es mucha molestia?-

-o claro mi nombre es Maureen Fiston- le respondió- Y soy un demonio- eso dejo realmente sorprendido a Divan aunque no lo demostró, se conocía de la existencia de los demonios pero sus apariciones eran muy raras e incluso algunos pensaban que era un simple mito su existencia, pero al parecer tenía uno enfrente de él.

-veo que lo he sorprendido mi señor-dijo liberando una dulce risa, aunque con cierta burla.

-pues si me has sorprendido-admitió el rubio- jamás pensé llegar a ver a un demonio y menos de que lucieran así-

-¿así, como me imaginaba? Con cuernos, alas y una cola- afirmo el otro.

-pues… si-admitió-me has decepcionado, no me imaginaba que fueran tan… lindos-

-o pero no todos somos así de “lindos”- dijo soltando otra dulce risita-pero bueno no vine a hablar de eso-

-es cierto ¿y bien cuál es tu propuesta? - el joven no respondió, solo voltio hacia atrás mirando directamente hacia los dos guardias, haciendo obvia su petición- no te preocupes por ellos después de todo ellos son de mi manada, “la manada es uno”- le dijo el lema del clan de lobos.

-buen lema- dijo con un tono rin tintín- pero prefiero decírselo a solas-

-y porque he de confiar en ti- le cuestiono-

-porque no todos los días un demonio te ofrece algo- debía admitir que el niño era inteligente, con un cabeceo despidió a los guardias. Estos salieron a regañadientes.

-bien-aprobó el otro- ¿Qué diría si le diera algo que le beneficiaria a usted y a su señor? -

-diría que usted no tiene muy buenas intenciones-

-¿y eso porque?- replico el otro con un adorable pucherito- si te estoy ofreciendo algo bueno-

-pero a que costo, no es muy común que alguien te de algo gratis, menos un supuesto demonio- Diván se estaba empezando a exasperar con aquel mocoso.

-eso es porque el precio ya ha sido pagado, por tu mismísimo señor-

El rubio hombre solo se le quedo viendo aun desconfiado, y lo hubiera seguido haciendo de no ser porque la habitación se comenzó a hacer extrañamente caliente, todo su cuerpo comenzó a sudar y calentar, especialmente cierta parte de su anatomía.

El hombre intentó voltearse, pero en un abrir y cerrar de ojos estaba sentado en la silla y con Maureen encima.

-¡que mierda crees que haces!- le grito al ver que el peliblanco comenzaba mover las caderas encima de su muy necesitado pene.

-a veces los lobos pueden ser muy testarudos- le contesto como explicación el otro. El pobre Diván en verdad intento resistirse, pero sentía su mente nublada de placer, no se sentía el mismo, solo sabía que quería joderse a algo y ese algo era el culo que tenía encima.

-aahh- gimió el peliblanco al sentir súbitamente esas grandes manos estrujar sus nalgas, rápidamente saco ese palpitante miembro de los ajustados pantalones y levanto su túnica para penetrarse así mismo. El licántropo repartía mojados besos por todo su cuello hasta llegar a su lóbulo para darle una buena mordida-ahí- gimió aún más fuerte, antes de comenzar a moverse erráticamente sobre esa verga caliente.

El demonio tenía un vaivén rápido y duro, incluso se podía ver un pequeño hilo de sangre caer por esa entrada, el cuarto estaba caliente y con apestoso olor a sexo.  Solo se oían los sucios y acuosos sonidos que hacia el ano al chocar con esa erección cada vez más grande.

De un momento a otro el lobo agarro las caderas del otro y comenzó a enterrarse en ese glorioso agujero. Cada vez más rápido hasta que ninguno de los dos pudo más y llegaron al clímax escandalosamente, el demonio entre sus vientres y el lobo en esa entrada, rebosándola de semen en el proceso.

-------------------------------------Fin Flash Back--------------------------------------------------------------------------

-… después de eso solo supe que desperté solo en la celda- continuo- cuando pregunte a mis hombres por el demonio, ellos no sabían de que hablaba, al parecer nadie recuerda nada de lo que paso-

-¿y cuando te enteraste del bebé?-

-unos meses después- contesto con una nostálgica mirada- dejaron al bebé en medio del bosque, nadie sabía de quien era hasta que reconocí mi propio olor en el cachorro-

-¿y así sin más lo adoptaste, tu hembra no se opuso?- pregunto  extrañado un alfa.

-por supuesto que se opuso, pero seguía siendo mi cachorro-

-bueno gracias por la explicación, Divan- le agradeció Lucian- ¿Cuántos años tiene tu cachorro?-

-diez mi señor-

-¡diez, pero si debe seguir oliendo a leche!-le reclamó Lucian

-lose mi señor, pero la edad en que un doncel es fértil es a los 13, no falta mucho mi señor- le dijo con devoción el rubio.

-es cierto, no falta mucho, creo que tendré que esperar- replico con enojo.

-en verdad lo siento mi señor-

-no importa ya, ahora quiero que traigas a tu hijo, será mucho mejor si lo conozco desde ahora-

-se encuentra en su habitación, en un momento lo traigo-

-yo voy contigo- informo el otro, parándose de sus cuartos traseros para comenzar a caminar hacia el lobo.

-claro mi señor- respondió el rubio, feliz de que su hijo fuera ya oficialmente prometido de su señor.

 

Mientras el futuro de Claude era sellado, este se encontraba con James, otra vez desobedeciendo las reglas que se le habían impuesto, se encontraban caminando entre las casas de madera, buscando una en específico.

-¿Qué estamos buscando James?- pregunto con tono cansino el más pequeño, haciendo pucheritos en el proceso.

-la nueva casa de los recién casados- corto el mayor

-¡quieres espiarlos!-comprendió el otro- sabes que nos van a hacer si nos descubren- le advirtió en tono más bajo por las miradas que atrajo.

-no nos descubren- al parecer al otro no le importaba mucho el castigo- ¡ya la encontré, ven!- jaló de la mano del más pequeño. Para empezar a correr hacia la sencilla pero obviamente nueva cabaña.

El peliblanco, ya resignado, no le quedo de otra más que suspirar y seguir al otro.

Una de las ventanas se encontraba abierta y con la cortina un poco corrida, fue ahí donde vieron su oportunidad. Los dos niños se acercaron con sigilo, llegaron al borde de la ventana donde asomaron los ojitos mirones. Se escuchaban ruidos raros además de que se percibía un olor muy fuerte.

El más pequeño se encontraba confundido ya que no sabía que se suponía que era eso, había mucha comida y ropa tirada por los suelos,  cuando su vista se posó en la cama no pudo evitar un salto de la impresión, lo primero que se veía era la enorme y peluda espalda masculina, al igual que las nalgas, el corpulento cuerpo estampaba al más pequeño contra la cama, Claude estaba horrorizado, solo oía los lastimosos gemidos, parecidos a los de un gato apaliado.

Claude no estaba seguro de que pensar, el sabía que tendría que casarse con un hombre algún día, es más estaba seguro que ese hombre era James ya que este es su mejor amigo, según lo que alcanzo de oír de las pláticas, entre Maia y las amigas de esta, los recién casados se encerraban días para traer nuevos miembros a la manada, él no sabía que hacían exactamente en los siete días ni porque un tiempo después la hembras se ponían gordas.

Nunca pensó que así se hicieran los cachorros, solo alcanzaba a ver brazos y piernas enroscados en el gran cuerpo, de seguro intentando quitarlo. Él no quería eso, no quería pasar siete agonizantes días con James encima de él, en ese momento lo voltio a ver, esperando la más graciosa y horrorizada cara grabada en ese regordete rostro.

Pero lo que encontró lo desconcertó aún más, James tenía una seriedad, sus pupilas estaban dilatadas y no le quitaba la vista a aquel acto asqueroso. Su mirada mostraba deseo ¿deseo de que, de eso? Claude no lo entendía.

James lo voltio a e ver, y le dedico una sonrisa burlona. En ese momento el deseo de casarse con su mejor amigo disminuyo.

 

-¿¡donde esta!?- ese fue el grito que se oyó en todo el castillo.

Divan llevo a su señor a las habitaciones de su hijo seguro de que él estaría durmiendo. Pero al abrir las puertas encontró el cuarto vacío.

Mientras tanto Lucian miraba divertido, aunque claro sin demostrarlo, el ataque de nervios que tenía su subordinado al no encontrar a su hijo, examino la alcoba de su ahora prometido, no tenía muchas cosas era sencilla, con los típicos juguetes de madera tirados por todos lados, de cierta manera se alegro no encontrar grandes lujo o caprichos, no quería a otro mimado hijo de papi, como lo eran la mayoría de los hijos de  los alfas.

Al acercarse a la ventana descubrió que tenía colgada de los barrotes una hilera de sabanas amarradas, que al parecer fueron utilizadas como cuerdas.

-al parecer mi prometido se escapó por la ventana- dijo en voz alta.

-perdone mi señor, le juro que esto es muy raro, mi hijo siem… - comenzó a rogar.

-no importa vamos a buscarlo- ordeno, ya que, aunque nunca lo diría, tenía cada vez más curiosidad por su pequeño y travieso prometido.

-claro mi seño, aunque no se tiene que molestar, los guardias pueden ir-

-no- tajo- yo iré- en verdad tenía ganas de conocer a ese cachorro pícaro.

Notas finales:

Gracias por leer.


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