Jiraya se despertó pero no se movió, tenía resaca, escuchó con fastidio como alguien tocaba la puerta con insistencia, supuso que era una de las doncellas de aquella posada mas no respondió y pronto cesó el ruido. Bostezó y se incorporó dándose cuenta por fin de su desnudez, pero también de algo más, algo que lo sobresaltó: las sabanas estaban llenas de sangre. Aturdido de pronto le llegaron visiones de la noche anterior y su corazón dio un vuelco, esa noche había hecho algo terrible, había violado a su alumno.
Desesperado miró a su alrededor buscándolo pero no lo halló, había huido de él y no podía juzgarlo, recordaba ahora sus suplicas y su llanto ¡por qué no se detuvo! Atormentado se vistió con rapidez y salió en su busca, la mañana era fría y había un poco de neblina, corrió y no tuvo que avanzar mucho, pronto lo encontró, estaba de rodillas sosteniéndose de un árbol, al parecer no tenía fuerzas para incorporarse.
-Naruto-llamó quedo intentando sostenerlo.
Pero su voz alteró sobremanera al rubio quien gritando desesperado le suplicaba que no lo tocara.
-Tranquilo, no te haré nada-intentó explicar mientras lo sujetaba por la cintura para levantarlo.
Pero el rubio, angustiado, comenzó a golpearlo y a gritar que lo soltara. Preocupado porque alguien los escuchará le tapó la boca, lo que provocó que el chico comenzara a llorar temiendo que se repitiera aquella horrible experiencia.
-Naru, lo siento, cálmate por favor, no te haré daño-susurraba intentando vanamente tranquilizarlo. En medio de aquella angustia el rubio se desmayó-“es mejor así”-pensó el mayor tomándolo en brazos. Ahora que el chico estaba quieto pudo apreciar los estragos de su maltrato; estaba pálido, tenía una pequeña herida en el labio, una herida que le había hecho al morderlo lujuriosamente, en su cuello lucía un chupón y sabía que debajo de aquella ropa el frágil cuerpo estaba lleno de marcas similares. Con desazón comenzó a andar repitiendo en su mente imágenes de esa terrible noche, él no había pensado en hacerle eso a su discípulo, de hecho nunca había pensado en hombres para el sexo, pero había bebido mucho y su mente estaba aturdida, además ese condenado muchacho duerme de una manera que la ropa deja al descubierto ciertas partes…sacudió la cabeza, a él no le gustaban los hombres y en todo caso menos su propio alumno que era como su nieto, entonces por qué…se sintió terrible, la voz de Naruto retumbaba en su mente “Sensei no…por favor” “Me duele, ya no más…no más” “por qué me hace esto…” y sus golpes tratando de zafarse, pero él era considerablemente más grande y más fuerte, Naruto no tuvo posibilidad, lo peor es que recordaba como la sensación de poder sobre el chico lo ponía más caliente y avivaba su lujuria…-Soy un bastardo- se dijo a sí mismo al entrar en una cueva para revisar las heridas del muchacho. No podía ir a otra posada porque no sabía cómo iba a reaccionar Naruto, estaba arrepentido por haberlo lastimado, pero tampoco podía permitir que lo acusara, la gente querría lincharlo y ni hablar si la noticia llegaba a Konoha, Tsunade pediría su cabeza. No, definitivamente tendría que convencer a Naruto para que callara. Por lo pronto busco un poco de agua y limpió el cuerpo del rubio, tragó grueso al ver como estaba de lastimada la entrada del pobre y no era para menos, sus cuerpos no encajaban, él era demasiado grande y Naruto muy pequeño.
Después de asearlo buscó algo de fruta para cuando el chico despertara y ciertamente así lo hizo minutos después. Al abrir los ojos celestes Jiraya se acercó, Naruto algo mareado tardó un poco en enfocar la imagen, pero apenas lo hizo soltó un grito de pánico, silenciado rápidamente por Jiraya que le tapó de nuevo la boca con la mano.
-No me hagas amordazarte-dijo con voz profunda-cálmate un poco, por favor.
El terror en el rostro de Naruto era inmenso, su vida de pronto se le había convertido en un infierno, abrumado por la situación asintió levemente.
-Te voy a soltar y me sentaré, pero si haces un escándalo no dudaré en atarte y amordazarte-amenazó. No es que le gustara ser cruel, pero tenía miedo de las consecuencias de sus actos.
Cuando Jiraya lo soltó suspiró, pero no pudo evitar que algunas lágrimas salieran de sus ojos, trató rápidamente de limpiarlas temiendo enfurecer a su maestro. Jiraya lo miró de soslayo, no le gustaba verlo así, pero qué diablos podía hacer.
-Puedes llorar, sé que lo que te hice fue espantoso, lo único que no quiero es escándalo.
Naruto bajó el rostro y se mordió el labio llorando quedo.
Así transcurrieron varios minutos hasta que Jiraya volvió a hablar:-lo siento.
Y entonces un lluvia torrencial comenzó a caer…