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No promises por NarutoYaoiLove

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Notas del capitulo:

¡Hooolaa a toood@s!

 

¡Dios mío, estoy estresadísima! Tengo que hacer dos trabajos de Literatura Castella de tropecientas páginas, una exposición oral de Literatura Catalana, veintemil ejercicios de Filosofía y un exámes de Biología 0.0

Pero más importante que todo eso es actualizar mi fic, así que aquí os dejo el segundo capítulo. ^.^

 


-¡Naruto!- Vaya, hoy la hamburguesería estaba vacía; era extraño, la gente solía venir a estas horas para llenar sus estómagos vacíos con algo de comida rápida.

-Hola, Sai- Entré en el almacén para cambiarme de ropa, como no, Sai me siguió. Era como el hermano plasta que nunca te deja en paz.

- Vaya, hoy llegas pronto. ¡Te ha tenido que pasar algo en el colegio para que un tardón como tu llegue a la hora!-

Pum.

Sin querer Sai había dado en el clavo. Normalmente llegaba sobre las 15:30 a trabajar porque salía del colegio a las 15:00 y tenia que llegar a casa, comer y ducharme. Hoy, como me había peleado con Sasuke y sus amigos, salí 3 horas antes y me había dado tiempo de llegar de sobras. No sabía si era por la cara de amargura infernal que traía o porque Sai era adivino, pero siempre acertaba con lo que me atormentaba

- ¿Sasuke otra vez?- Asentí lentamente y él suspiró.- Voy a matar a mi primo.

-No Sai, da igual. Además, ahora llegarán las vacaciones de Navidad y no lo voy a ver. Quizás en ese tiempo logre olvidarlo.-

-Naruto, llevas 2 años pillado hasta las trancaspor él. ¿de verdad te crees que en 1 mes vas a poder olvidarle?.-

No respondí. Oí las voces de la gente al otro lado de la puerta y cogí una libreta y un bolígrafo. Los clientes habían llegado.

-Eso espero…- Suspiré.

Ese día Jiraiya me echó la bronca como nunca. Hacía los pedidos mal y repartía lo que no era en las mesas equivocadas. Sai intentaba ayudarme como podía pero no había remedio, mi cabeza estaba en otro lado por completo.


-¡Hasta mañana ero-sennin!-

-¡Hasta mañana jefe!-

-¡Adiós, chicos! ¡Recordad que mañana es el último día, no lleguéis tarde!

Sai salió conmigo como de costumbre y nos paramos frente a la puerta para ponernos nuestros abrigos. El sol ya se había escondido y las estrellas relucían en mitad de la noche. Que rápido oscurecía…

-¿Te acompaño a casa?-

-No, gracias Sai. Prefiero ir solo.- Me abroché el abrigo y me giré para irme, pero el brazo de Sai me detuvo.

-Naruto, por mucho dinero que tengan mi entupido primo y sus amigos, tu vales mucho más que todos ellos juntos, no lo olvides.- Yo simplemente sonreí agradecido; él me soltó lentamente y me encaminé a casa sin mirar atrás.

Sai intentaba animarme con sus palabras, pero no lo conseguéa.
Siempre estaba ahí para ayudarme en lo que pudiera y sabía que siempre estaría ahí cuando lo necesitara, pero por mucho que lo intentara sus palabras no hacían efecto en mí.

 

By Sai

Flash Back

Caminaba por las frías calles de la ciudad con una barra de pan en la mano. Como Jiraiya no se acordó de comprarla por la tarde, me mandó a mi a hacerlo. Maldito viejo. ¿A quién se le ocurre mandar a un crío de 13 años a comprar el pan a las 11 de la noche solo? ¿Y si me secuestraba un loco? Eso le había preguntado antes de salir, pero me contestó la misma frase de siempre: “Si te secuestran, te devolverán a los 5 minutos cuando vean lo estúpido que eres.”

Me toque la frente con la mano en la que llebaba el pan. Ese viejo era borde cuando quería. Pase por al lado de un oscuro callejón, pero me detube al escuchar unos extraños ruidos.

¿Un gato?

Estaba dispuesto a irme, pero la curiosidad del ultimo momento me quemó el interior. Me adentre al callejón con sigilo, sólo la tenue luz de una farola rota alumbraba el pequeño espacio ocupado por unos cubos de basura. Los ruidos se hicieron más nítidos conforme avanzaba.

Sollozos

Me acerqué al contenedor de basura y me asomé con cuidado. Pude ver una paqueña mata de pelo rubia que temblaba con fuerza. ¿Una niña?

Avancé unos pasos para poder verla mejor, quizá se habría perdido. Estaba sentada al lado de la basura con apenas una camiseta totalmente mugrienta y unos pantalones rotos, rodeaba sus rodillas con sus brazos y ocultaba su rostro en ellas.

Me agaché a su altura y le rocé el hombro pero lo retiré enseguida cuando empezó a tener espasmos y sollozaba con más fuerza.

-¿Que haces aquí?- Le pregunté con la voz más suave que pude poner. La pequeña niña, que deveria tener unos 10 años, lebantó su cabeza con lentitud i me miró con los ojos azules totalmente rojos y llenos de lágrimas.

-¿Sasuke?- Su voz era muchisimo más suave que la mía y me alivié cuando vi que sonreía.

-No, soy Sai.- Pero cuando le dije eso su sonrisa desapareció por completo y volvió a esconder su rostro entre sus piernas. -¿Estás sola?- Ella asintió levemente sin levantar su cabeza. Me quité el abrigo y le rodeé con él; no tapaba mucho, pero almenos le quitaría algo de frío.- ¿Y tus padres?-

-No tengo padres.- Abrí los ojos con sorpresa. Era huerfana y estaba sola en la calle a mediados de invierno, me recordó a mí.

-Vamos, te llevaré con Jiraya-sama. Yo también estaba solo hasta que él me encontró. No te preocupes nunca volverás a estar sola.- Vaciló un poco antes de volver a mirarme con los ojos muy abiertos.-¿Cómo te llamas?- Se secó las lagrimas con mi chaqueta y sonrió enseñando todos sus dientes.

-Naruto.-


Fin Flash Back

El recuerdo de la primera vez que vi a Naruto se desvaneció de mi mente sacándome una pequeña sonrisa, pero enseguida la borré al darme cuenta de algo. ¿Sasuke? Ese dia Naruo me confundió con él, pero era imposible que lo conociera. Si mal lo recordaba, Naruto me contó que conoció a Sasuke en la Universidad, no nombró nada de él en su pasado.

Pensando en eso me encaminé a mi casa, bueno, más bien a mi pequeño piso. Cuando murieron mis padres, mis tíos Mikoto y Fugaku quisieron adoptarme en su lujosa familia, pero yo no quería lujos, quería valerme por mi mismo, sin mencionar la mala relación con mi primo. Sasuke siempre me llamaba molestia, copia barata, estupido, cualquier cosa menos bonito, pero almenos nos hablábamos, ahora ya ni eso y , la verdad, poco me importaba. Pero no siempre fue así, antes de que eso pasara… él era diferente.
Yo tuve que ir a otro colegio, ya que desafortunadamente no conseguí la beca que le dieron a Naruto. Pero pese a eso, me alegraba de no tener que verle la cara cada día a esos ricos egoístas. En ese momento pensé en Naruto y en lo mal que lo debería de pasar algunas veces…

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By Naruto


El irritante timbre de mi casa me obligó a abrir mis pesados párpados despertándome al instante. ¿Qué hora era? Me incorporé con lentitud y miré el reloj de mi mesita con pesadez.

Las 7:45.

-¡Mierda!-

Me levanté de un bote de la cama y bajé las escaleras a la velocidad de la luz casi cayéndome en el acto. Mierda, mierda, en 15 minutos empezaban las clases, ¡Me había dormido! Abrí la puerta de la calle arrancando prácticamente el pomo y miré a Hinata desesperado.

-¡Me he dormido Hinata! ¡Vamos a llegar tarde!- Me estiré de los pelos con desesperación y volví a entrar en casa tirando al suelo todo lo que se ponía en mi camino. ¡Joder, si llegaba tarde una vez más me expulsarían! Subí las escaleras como un rayo y me quité el pijama rompiéndolo y resquebrajándolo porque no podía desabrocharme los putos botones. Entré en la ducha y me empapé de agua congelada, no había tiempo de esperar a que saliera el agua caliente. Cuando salí me sequé a duras penas y me puse el uniforme como pude. Volví a bajar las escaleras saltando a la pata coja mientras me ponía los zapatos y miré hacia el recibidor; Hinata estaba apoyada en la pared con los brazos cruzados mirándome con tranquilidad y una intensa parsimonia mientras yo luchaba por atar el nudo de mi corbata.

-Naruto…- Se acercó a mi con tranquilidad y me ayudó con el nudo- ¿Sabes que hoy entramos a las 7:30?- Me soltó tan pancha.

-¿Qué?-

-Hoy es el último día de clase, así que entramos 30 minutos más tarde. Lo dijo Kakashi-sensei ayer al principio de la clase, ¿No le oíste?

-¿Crees que si llego a saber eso me hubiera arrancado la mitad de mi pelo?- Hinata se rió, ¡Se estaba riendo de mí en mi cara!

-Anda, vamos tirando a paso lento.-

Por primera vez en mi vida pude ver el camino de mi casa al colegio con claridad. Siempre llegaba tarde, así que a la velocidad que iba no podía fijarme en absolutamente nada.

Se notaba que quedaba poco para el invierno, las calles se bañaban con la humedad del ambiente, enfriando los cuerpos de las pocas personas que paseaban a esas horas de la mañana. Ya pronto tendriamos que usar guantes y bufanda.
Los gruesos abrigos de piel, habían substituido a los pantalones cortos y las camisetas de tirantes, y los árboles se habían quedado sin hojas, dándole un desolador aspecto a la ciudad.
Algunas panaderías y cafeterías empezaban a abrir sus puertas a la gente que madrugaba, ofreciendoles un rico chocolate caliente o un tierno bocata de embutido.
Caminábamos totalmente en silencio, cada uno escuchando su música con sus propios auriculares. Por la mañana estábamos demasiado dormidos como para entablar una conversación, así que nos sumergíamos en nuestro propio mundo hasta llegar a la Universidad.

Al entrar, apagamos la música y nos quitamos los auriculares dispuestos a empezar el último día de colegio. Solo esperaba que ese día pasara tranquilo y rápido, pero la suerte estaba en mi contra.


-¡Naruto!- Cuando oí el grito de Hinata ya estaba tirado en el suelo; me había tropezado con algo y me había caído de bruces nada más entrar en la clase, bajo la atenta mirada de mis compañeros.

-¡Jajajaja!.- Al escuchar esa conocida carcajada irritante comprendí lo que había pasado.

-Sakura…- Me levanté del suelo con la ayuda de Hinata y me giré para comprobar mi teoria.

- Vaya Naruto, te has tropezado con algo?- Efectivamente; Sakura, miembro de los Chidori, me miraba con una falsa mirada inocente apoyada por su compañera Karin.

- Sí, hay mierda de por medio y se a tropezado con una.- Dijo Hinata interponiéndose entre Sakura y yo. Ésta solo la imitó poniendo voz de pito y haciendo gestos con las manos mientras Karin sonreía. -¿Que te pasa Sakura? ¿Te has dado cuenta de que tienes tanta poca personalidad que me tienes que imitar a mi? Ey, ¿qué tal si te pides una para estas navidades?

Un brusco silencio se apoderó de la clase, nadie se atrvía a decir nada. Si lo ubieramos dicho Kiba, Shikamaru o cualquiera de los becados de este instituto ya nos habrían abucheado. Sin embargo, Hinata estaba a la altura de todos esos ricos, por lo tanto, la respetaban.

-¿Pasa algo?- La voz de Kakashi-sensei cortó la tensión del ambiente. ¿Cuándo había entrado?- Venga, todos a buestros sitios.

 

Obedecimos sin rechistar y nos dirigimos a nuestros respectivos sitios. Sakura y Karin se sentaron detrás de Sasuke y Suigetsu, mientras Hinata y yo nos sentamos al final de la clase, al lado de la ventana.
Me encantaba ese sitio. Me gustaba mirar por la ventana, ver la gente pasear y los niños jugar en el patio.


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El timbre sonó dando por finalizadas las 2 primeras clases. La gente aprovechaba esa media hora libre para comer algo en la cafetería o irse a dormir a los inmensos jardines alrededor del edificio.

Hinata y yo fuimos a comer y esperamos en una mesa a que vinieran Kiba y Shikamaru. Ellos iban a una clase diferente a la nuestra, así que siempre quedábamos en la cafetería.
Cuando llegaron, seguidos por la avalancha de risas y empujones, se sentaron con nosotros.
La sala no tardó en llenarse; docenas de alumnos hacían cola para que les sirvieran su refinado y lujoso desayuno y sentarse en sus impecables mesas. Solo faltaba que fueran de oro.

-Voy a por algo de comer.-

-Espera Kiba- Hinata rebuscaba algo en su bolso mientras hablaba despreocupada.- Ya sabes como están los precios aquí, si quieres yo te puedo pagar algo.- dijo ofreciéndole unas monedas.

Hinata, a diferencia de nosotros, no entró al colegio por una beca de estudios, sino porque realmente tenía dinero, mucho dinero. Su padre era el dueño del banco Hyuga, uno de los más prestigiosos del país. Kiba al principio no se fiaba de ella, creía que sería como Sasuke, una egoísta rica malcriada; pero con el tiempo pudo comprobar que ella era todo lo contrario.

- No, gracias Hinata, puedo pagármelo yo.- La voz de Kiba sonó algo molesta. El tema del dinero no le gustaba nada, y ella le había tratado como un pobretón sin darse cuenta.

Nos quedamos unos segundos en silencio hasta que perdimos de vista a Kiba.

- Naru, estas navidades volverás a venir conmigo, ¿verdad?- Me encojí en mi asiento algo avergonzado. Cada año Hinata me invitaba a pasar las Navidades con su familia; ella decía que quería estar conmigo, pero sabía perfectamente que lo hacía para que no estuviera solo. Quería decirle que no, que odiaba ser una molestia y que no pintaba nada, pero ella se adelantó.- Y no me vengas con el tema de que eres una molestia porque sabes que mis padres están encantados contigo.- Joder, ¿Tan previsible era?

- Que problemáticos sois…- susurró Shikamaru mirando hacia la puerta de la cafeteria, que se abrió de golpe dando paso a los Chidori.
Parecía una película americana. El tiempo se ralentizó en cámara lenta, enfocando a los diferentes integrantes. Sasuke iba en el centro, cogido del brazo por un pegajoso chicle rosa que no se despegaba ni un milímetro. Karin y Suigetsu, algo apartados, discutían como siempre sobre alguna tontería. Finalmente, a la izquierda de Sasuke, Neji y Jugo caminaban en silencio con un porte indiferente.

-¿Y tu Shikamaru?- Preguntó Hinata ignorando cinematográfica entrada.-¿Qué harás estas navidades?

-Lo más seguro es que me vaya de viaje con mi familia a ver a mis abuelos.-

-¿Sí? ¿Dónde viven?-

-¡MALDITO IMBECIIIL!- El furiso grito de Kiba no le dejó contestar, nos levantamos de golpe y miramos al centro de la ahora silenciosa cafetería. Nuestro amigo estaba sentado en el suelo con la bandeja de comida bocabajo y todo su contenido esparcido por su ropa y cabellos. Sus ojos irradiaban una ira incontrolable dirigida la persona causante del estropicio, Neji, el cual cruzó sus brazos con indiferencia sin intención de ayudarlo.

-Cuida tus palabras niño o puedo hacer que te ex…- Kiba le interrumpió, se levantó con rapidez y le propinó un inesperado golpe en la mejilla que le hizo retroceder.

De repente todo se volvió un alboroto, Shikamaru, Hinata y yo corrimos a coger a Kiba para evitar que descargase toda su furia contra Neji mientras éramos rodeados por todas las personas de la cafetería y algunas que entraban de fuera. Suigetasu y Jugo cogieron a Neji que también luchaba por soltarse y reventar a Kiba a puñetazos.

Y de repente, todo paró.

-Neji.-

La voz de ultratumba del líder de los Chidori silenció la cafetería entera. Fue avanzando con lentitud entre los alumnos que se apartaban para dejarle pasar; haciendo eco al pisar el suelo con sus zapatos de diseño, que seguramente valdrían una fortuna, hasta llegar al lado de su compañero.

-¿Qué?- Más que una pregunta sonó como un gruñido, Neji se había calmado pero aún parecía cabreado.

-Te he dicho millones de veces que no te rebajes a su nivel- La profunda pero tranquila voz de Sasuke retumbaba por cada centímetro de pared haciendo eco en nuestros oídos. Sabíamos perfectamente a quiénes se refería aunque no nos hubiera ni mirado.- Tienes algo que ellos no tienen, así que utilízalo. No hace falta que pierdas el tiempo con… eso.- Vi cómo Hinata apretaba los puños con rabia. Eso le había dolido. No éramos personas para ellos, eramos “eso”, la escoria, la basura, los desechos de esa escuela de ricos hipócritas en la que solo reinaba algo: el dinero. Y a Sasuke le encantaba recordárnoslo arrastrando a Hinata con nosotros.

¿Cómo puede llegar cambiar tanto una persona?

-Sí, lo siento.- Al final se relajó, arregló sus ropas y se marchó de la cafetería con una última mirada de “Os vais a cagar” hacia nosotros.

-Y tú, Inuzuka- Dijo Sasuke acercándose a Kiba hasta quedar a menos de un metro de él- Relaja las malas pulgas, te recuerdo que los negocios de tu familia dependen de las empresas Uchiha, es decir, las mías; así que sea la última vez que tocas los huevos.

Dicho esto se giró y salió de la sala con prepotencia, seguido de los demás integrantes de la banda.

 

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-¡Malditos hijos de puta!-

La puerta rebotó con fuerza contra la pared provocando un estruendoso ruido seco que seguramente se oyó por todo el pasillo.

-Kiba, relájate. No vale la pena que pienses en eso.-

Después de lo que pasó en la cafetería acompañé a Kiba al baño para que se limpiara los restos de comida, pero lo que hizo fue desahogarse con todo lo que encontraba por medio.

-¡Capullos!¡Pijos!¡Hipócritas de mierda!- Cada insulto que decía equivalía a un puñetazo contra la pared. Si seguía así se destrozaría los nudillos.

-¿Quieres parar ya? ¡No arreglarás nada destrozándote las manos!-

-¡Me la suda!- Luego la tomó con el secador automático. Se lió a meterle patadas a más no poder hasta tirarlo al suelo y seguir apaleándolo.- ¡Todo fue por su puta culpa! ¡Me tiró al suelo y me convirtió en una puta ensalada andante! ¡¿Por qué cojones tengo que pagar yo por eso?!- Se giró para mirarme, como si yo tuviera la respuesta. Y en realidad la tenía.

-Porque ellos son los que mandan aquí.-

Era la cruda realidad. Nosotros éramos los intrusos, el “eso” de esa sociedad superficial. Allí no teníamos ni voz ni voto; tu valor dependía de tu fachada, de tu título, y nosotros no teníamos nada.

-¿Cómo los aguantas?- Dejó de darle patadas al pobre objeto y se apoyó sobre el mármol del grifo quedando frente a mí.-¿Cómo aguantas sus burlas sin explotar?

-Yo..-

Quise contestarle, quise contarle todo pero, ¿qué le iba a decir?. Es echar de menos algo que en su día tuve y siempre vivió en mi memoria. Volvería el tiempo atrás vara volver a verle y sonreír cómo lo hacíamos. Yo se qué el no se acuerda, pero a mí no se me olvida, no se me olvida nada. No se me olvidan sus palabras, su sonrisa ahora inexistente, sus ojos llenos de luz ni esa forma que tenía de hacerme feliz, no consigo olvidar los días que pasé junto a él o las noches en las que no pegaba ojo por las ganas que tenía de que amaneciera para poder volver a verle. No se me olvida su nombre ni su apellido, no se me olvida él, seré un idiota, pero se me olvidó olvidarle. Pero quizás es mejor ahora. Tal vez todo me parezca una mierda y que ahora nada tiene ni tendrá sentido, tal vez ahora quiera huir, alejarme de ese mundo egoísta en el que me encontraba y en el que tu nuevo yo me atormentaba las 24 horas del día. Quizás era mejor sacarte de mi memoria de una vez por todas.

-Es por él, ¿verdad?- Claro que era por él, todo mi puto mundo giraba entorno a él. Pero no a su “yo” actual, sino al que conocí hace años. Ese pequeño Sasuke que venía a visitarme cada día, que se preocupaba por mí, que nunca me dejaba solo. Ese Sasuke que, aunque serio, era la luz me iluminó cuando todo mi alrededor estaba oscuro.

Pero ese Sasuke, había muerto.

 

 

Notas finales:

¡Espero que os haya gustado! Y espero vuestros reviws^^


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