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Classic Love por NeSLY

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Notas del fanfic:

 

Ninguno de los miembros de B.A.P me pertenecen, solo me siento a escribir, escribir, y pues... escribir más. xD

 

Notas del capitulo:

 

Classic Love: [1/12]

 

Classic Love

 

Parte 1: Desde el día en que apareciste ante mí.

 

 

Daehyun llegó temprano, como cada noche de verano a las nueve en punto, con el balón bajo su brazo y una sonrisa pequeña en los labios. Curiosamente Himchan ya estaba ahí, sentado en la mitad de la cancha, mirando el cielo oscuro y con los audífonos blancos colgando de sus oídos. Era bueno que la gente fuera tan predecible, porque cada lunes la cancha como de costumbre se encontraba vacía.

 

—¡Hey!

 

Agarró por los hombros al mayor que apenas dio un salto al sentir su tacto y ya luego le pudo mostrar una de esas sonrisas plagadas de emociones que tanto tenía, mostrándole más dientes de los que debería.

 

—Idiota, me asustaste —Himchan apenas tuvo tiempo de levantarse— ¿cómo así has llegado temprano?

—Oh, extrañaba a mi mejor amigo.

 

Pero Himchan solo rodó los ojos y Daehyun se permitió reír abiertamente mientras empezaba a dejar que el balón cayera sobre el suelo y rebotara directo a sus manos. Le gustaba la paz y el silencio que había en ese lugar cerca a la casa de Himchan. Lo único que se podía escuchar eran las canciones del mayor como un murmullo ligero a través de los audífonos.

 

—¿Jugamos?

 

El mayor sonrió, sin tomarse la molestia de responder antes de robarle el balón y correr hacía uno de los aros, Daehyun se movió de inmediato tras él. Sabía bajo mérito propio que Himchan no era de aguantar demasiado tiempo el esfuerzo físico, y Daehyun sabía bajo a conciencia que él se encontraba mucho más entrenado para gastar energías, pero siempre era mucho más divertido jugar con Himchan.

 

El cabello un poco largo de Kim se movía en cada movimiento brusco mientras que Daehyun con aquella gorra solo mordía sus labios cuando no podía quitarle al mayor la pelota. Pronto había pasado una hora, el cuerpo de Daehyun incluso se había agotado y Himchan ya yacía rendido en el suelo con el cuerpo sudado y la respiración agitada.

 

—Hoy has aguantado bastante hyung.

—Es porque estoy saliendo a correr en las mañanas.

 

Daehyun inmediatamente alzó una ceja. —¿Sales a correr? ¿Por qué?

 

—Por mi salud. —Daehyun entonces agudizó su mirada y Himchan bufó con hastío.— Bien, quiero bajar un poco de peso.

 

El menor rió divertido antes de sentir el golpe de Kim sobre su brazo. A veces Himchan en verdad podía ser muy divertido. —¿Y cómo te va con Youngjae?

 

Finalmente la risa de Jung se calmó, y terminó por sentarse junto a él, con la mirada un poco perdida y una sonrisa tenue entre los labios. —Bien, supongo…

—¿Supones?

 

—A veces no sé qué pensar de él. Cuando estamos juntos parece que respondiera a mis indirectas, pero otras veces simplemente se aleja y no sé qué sucede en realidad.

—¿Son indirectas sutiles o son tus indirectas?

 

Esta vez fue el turno de Himchan para sonreír burlonamente mientras el otro lo golpeaba despacio en el brazo. El piso estaba más frío de lo habitual y Himchan pronto se removió sintiendo el calor de su cuerpo disminuir mientras transcurrían los segundos.

 

Daehyun se había sumido en sus pensamientos y el silencio atacaba voraz a su compañía. Himchan no era muy amigo del silencio y la pasividad, le incomodaban las situaciones gastadas y miraba de soslayo a su compañero que jugaba con el balón entre sus manos y suspiraba a ratos. A Daehyun parecía gustarle de verdad ese amigo suyo del trabajo.

 

Cuando hablaba de él le salía esa sonrisa tonta e idiota que Himchan había presenciado en las demás personas cientos de veces, Daehyun podía hablarle de las cosas más simples acerca de Youngjae y aun así sus ojos parecían tener ese brillo particular casi inaccesible.

 

—¡Oh, por cierto! —Daehyun pareció reaccionar de repente, y Himchan que se encontraba contemplándolo retrocedió asustado, con sus ojos bien abiertos y mirando al menor levantarse apresurado hasta la mochila que había dejado en el suelo minutos atrás al llegar— Tengo algo para ti.

 

Poco a poco el pulso de Himchan fue disminuyendo ante la atrocidad de su amigo por actuar tan descabelladamente impulsivo. Lo vio acercarse con un sobre entre las manos y una sonrisa un poco más amplia que las que normalmente le regalaba.

 

—Sé que tu cumpleaños es en unas semanas, pero quise ser buena persona y cumplir uno de tus absurdos sueños.

 

Himchan únicamente rodó los ojos ante el eufemismo que Daehyun solía utilizar ante sus pequeños deseos, por un momento se preguntó ¿cuál de todos ellos Daehyun había sido capaz de cumplir? A veces sus integras palabras no eran suficientes para cubrir cada gusto que el mayor tenía.

 

—¿De qué se trata?

 

—Siempre has querido ir a una de estas tontas fiestas de niños ricos.  La familia para la que trabajo de guardaespaldas ofrecerá una fiesta mañana en la noche en honor al hijo menor de la familia Bang, que está en el país desde hace unas semanas.

 

Himchan le dio varias vueltas al dichoso sobre que ahora que lo tenía entre sus manos en verdad parecía demasiado costoso y elaborado como para tratarse de una simple broma por parte de Jung.

 

—¿Es en serio?

—¡Por supuesto! —Se quejó el otro— ¿Por qué bromearía con algo así?

 

—Porque eres tú.

 

Daehyun hizo un puchero pequeño mientras movía un poco su boca y miraba hacía cualquier otro lugar que no fuera el mayor, Himchan sonrió, porque Daehyun a pesar de sus veintitrés años seguía pareciendo el mismo chiquillo de secundaria que alguna vez conoció años atrás.

 

—¡Eres grandioso!

 

Terminó en sus brazos, apretándolo con fuerza en cuanto leyó la invitación y corroboró que todo pareciera real y no una torpe broma de esas tan acostumbradas que solía hacerle su amigo.

 

—¡Más te vale! —Rió el menor— No fue nada fácil conseguirlas.

—Lo sé, lo sé…

 

Cuando al fin lo soltó la sonrisa de Himchan imperaba en su rostro, contemplaba la invitación entre sus manos y sus ojos parecían haber adquirido ese brillo especial que pocas veces tenía.

 

—No lo arruines hyung, y recuerda que esa gente no suele ser muy agradable con la gente que no pertenece a su… ya sabes, “circulo”.

 

Himchan volvió a sonreír ante a mueca que puso el menor al hacer comillas con sus dedos, debido a la última palabra que salió e sus labios. Pero por el momento no importaba mucho, su corazón saltaba alegre y la invitación en sus manos lo haría pasar una velada agradable al día siguiente.

 

 

 

Yongguk solía tener esa mirada cansada cuando de mantener una conversación con Hara se trataba, ella solía ser bastante metódica y clara para hablar, y Yongguk apreciaba eso, sino fuera por esa inevitable manía suya por hablarle siempre de trabajo y sus responsabilidades como un heredero más de la familia. Por eso Yongguk amaba Nueva York, aunque años atrás la ciudad no le trajera muy buenos recuerdos.

 

Desde que había regresado a Corea, Hara se había encargado de llenarle la cabeza sobre lo maravillosa que era Seúl y lo cómodo que debería sentirse por estar una vez más en su país. Pero Yongguk nunca había tenido ese sentido de pertenencia con una sociedad tan cerrada y tan lejana sus intereses.

 

—A veces hay que dejar en claro desde el principio tus intereses.

 

Asintió educadamente, comiendo poco y fingiendo tener un interés que no poseía, sonrió brevemente ante la mirada molesta de su hermana que finalmente había optado por beber un poco de jugo ante su mutismo y actitud pasiva. Hara pasó una mano por su cuello y su cabello largo se movió sutilmente.

 

—¿Por qué nunca pareces interesado en nada de lo que digo?

— Porque solamente hablas de trabajo y cuando yo hablo del mío tu solo ruedas los ojos.

 

—Es diferente, lo mío son negocios, lo tuyo…

—Lo mío es música. Soy productor y es una profesión igual de importante que la tuya.

 

Hara pareció morderse la lengua, como si muriera por decir algo más, sin embargo la mujer solo respiró hondo y prefirió beber otro poco de jugo ante la sonrisa ladina que su hermano le mostraba. El desayuno de pronto le sabía amargo.

 

—Por cierto Hara, ¿dónde está tu esposo? —Yongguk como siempre sabiendo exactamente dónde golpear— No lo he visto desde que llegué.

—Está en Japón, arreglando unos contratiempos que tuvimos con una exportadora.

 

El menor asintió tranquilo, llevando un poco de fruta a su boca como si en realidad no le importara escuchar excusas que ya conocía de memoria, pero Hara frunció el ceño y exhaló con fuerza.

 

—Yongnam pronto estará aquí, ya terminó su tesis de doctorado y regresara a Seúl en unas semanas según me comentó hace unos días.

—¿Y va a casarse?

 

—Seguramente para eso vuelve.

 

Yongguk sintió el peligro asomarse desde el momento en que Yongnam entró a la conversación.

 

—Quiero presentarte a alguien esta noche en la fiesta.

 

De pronto Hara parecía un poco más calmada, ya no comía pero si evitaba mirarlo directamente mientras leía el periódico y lo usaba como excusa. Yongguk sintió su estómago retorcerse inevitablemente, sabía que hablar sobre eso traería gritos y problemas.

 

—¿Ah, sí? ¿De quién se trata?

—Song Jieun, es la heredera de la cadena de hoteles más grande de toda Asía, ¿has oído de ella?

 

—No, pero supongo que debe ser muy importante si ha llamado tu atención.

—Lo es, diría que es la mujer ideal para ti…

 

El sonido estrepitoso de la silla arrastrándose por el suelo hizo a Hara cerrar los ojos brevemente mientras Yongguk limpiaba su boca ignorando por completo sus últimas palabras.

 

—Iré arriba, tengo una video conferencia muy importante en unos minutos con el representante de un grupo canadiense que quiere una asesoría. Nos vemos en la noche.

—Yongguk…

 

Sin embargo llamarlo fue bastante inútil, pronto los pasos del menor se habían alejado de la mesa y Hara apretaba la servilleta de tela entre sus manos sin saber todavía cómo controlar a ese hermano suyo tan determinado como la suerte suya.

 

 

 

 

Himchan se encontró esa tarde cerca de las siete de la noche mirándose constantemente en el espejo, una y otra vez hasta asegurarse que su apariencia fuer la indicada, que su cabellera rubia estuviera en buen estado y que la sonrisa que portaba en sus labios fuera perfecta.

 

Como era de esperarse tardó más de cuarenta minutos en llegar al lugar indicado, porque la dichosa reunión sería un lugar un poco alejado, sin embargo el taxi que no cobró demasiado afortunadamente, a pesar de que su billetera lo lamentara, lo dejó lejos de la puerta principal debido a que esta se encontraba atiborrada de lujosos carros  y limosinas que iban dejando a cierta cantidad determinada de personas.

 

Himchan caminó poco en realidad, sin demasiada prisa porque lo que menos quería era empezar a sudar, al menos no mientras se encontrara con aquel traje, la persona que atendía en la puerta le sonrió brevemente luego de corroborar su invitación y extendió una de sus manos permitiéndole el paso.

 

Estaba maravillado con la fastuosidad que había, el lugar decorado tan minuciosamente que parecía una delicia para los sentidos, cuidando cada detalle a la perfección. En su trabajo rara vez podían cubrir cada espacio de un salón de eventos porque bueno, el presupuesto nunca era suficiente, y Himchan hasta ahora no se había podido dar el lujo de trabajar con gente con el presupuesto requerido como para cubrir cada uno de los castillos que Kim armaba en su cabeza cuando le proponían encargarse de la decoración de algún lugar.

 

Así que estaba ahí con uno de esos trajes bellos que había comprado una temporada atrás, porque siendo el decorador principal tenía que verse incluso mejor que los mismos invitados, y casualmente hoy se dedicaba a recorrer el gran salón con genuino interés mientras miraba los puntos fuertes y débiles de tan considerable decoración a una de las familias más importantes de Corea.

 

Caminaba sin demasiadas preocupaciones, sonriéndole a chiquillas hermosas que se lo quedaban mirando más allá del tiempo debido y conversando de cosas triviales con personas que ni siquiera conocía, pero que su mente traviesa no le permitía pasar desapercibidas, porque uno resultó el editor de un periódico importante y el otro un empresario inglés que estaba de paso por el país. Himchan ni siquiera sabía cómo, pero de pronto se había visto involucrado en una particular charla sobre surfing, en dos idiomas al mismo tiempo.

 

 

 

 

Bang se sentía incómodo de nuevo, movía el corbatín de su cuello a cada instante y procuraba no poner esa expresión molesta cada que recordaba la cara de su hermana advirtiéndole que no le saliera con alguna tontería a la mitad de la fiesta.

 

A veces pensaba que Hara lo veía aun como chiquillo aunque desde joven Yongguk no fuera ni de cerca un niño inquieto o malcriado, suspiraba a ratos, cansado y hastiado con aquel vaso a medio llenar de whisky que finalmente apenas probaba. Se había cansado de saludar a un montón de gente que ni siquiera recordaba y había optado por ir hasta una pequeña esquina donde nadie lo viera demasiado.

 

—Aquí estás —Pero como siempre, Hara parecía ser la excepción a toda regla— Te he estado buscando por un buen rato. Ven.

 

Así que finalmente se vio obligado a dejar el vaso en la primera mesa que encontró, no era de seguirle cada locura a su hermana, pero ella a pesar de su estoicismo y rarezas, de algún modo era algo así como su debilidad. Hara no comprendía mucho a Yongguk, pero Yongguk la comprendía mucho a ella, sabía de su corazón agotado y lo herida que se encontraba por dentro.

 

Aunque Hara nunca lo dijera, odiaba que sus padres la hubieran casado con aquel sujeto de su misma edad que apenas había visto un par de veces antes de que los comprometieran, no importaba que ya tuvieran casi cinco años de casados. Hara guardaba el mismo resentimiento mudo de años atrás. Y que Yongnam estuviera a punto de casarse bajo las mismas circunstancias lo hacían sentirse preocupado por la tormenta de problemas que se vendrían, porque a él no le harían lo mismo.

 

—Ella es Song Jieun.

 

No importaba lo hermosa que la muchacha frente a él fuera, Yongguk leyó en sus ojos tímidos y carentes de intención por mirarlo demasiado tiempo a la cara, que la muchacha estaba en la peor de sus circunstancias, pero deliberadamente resignada.

 

—Es la muchacha de la que te hablé. —Hara sonrió, sosteniéndose con fuerza del brazo de su hermano— Él es Yongguk, mi hermano menor. —Esta vez la mirada de la mayor de los hermanos Bang se dirigió con presteza a los ojos de la muchacha que asintió tímidamente.

 

En algún momento tanto Yongguk como Jieun hicieron una pequeña venia de reconocimiento. El vestido pequeño y menudo de Jieun la hacía verse aún más delicada de lo normal, con aquella coleta de su cabello largo que caía y la ponía en contraste con todas aquellas jóvenes repletas de ostentosas joyas.

 

Bang pensó que a eso se refería su hermana cuando le hablaba maravillas de ella, al menos no era una niña hueca comprometida con su tarjeta de crédito, ostentosa de un dinero que no le pertenecía, porque era producto del trabajo de sus padres. Yongguk la encontró linda, linda y correcta cuando se refería a él con expresiones educadas y sonrisas tímidas.

 

Song Jieun era preciosa. Bang lamentaba tener que compartir ese destino lamentable.

Quizá en otra circunstancia hasta se hubiera podido enamorar de ella.

 

 

 

 

—¿Qué tal señor diseñador, cómo la está pasando?

 

Himchan sintió el cuerpo de Daehyun pegándose al suyo como una leve broma mientras le sonreía amable y Kim solo pudo ampliar su sonrisa un poco más al ver a su amigo por primera vez con su ropa de trabajo. El traje negro de Jung apenas se ceñía a su cuerpo y auricular de comunicación visible desde su oreja derecha lo hacía verse como todo un profesional, cosa que Himchan jamás creyó posible.

 

—Estupendamente. No hay gente portándose como idiota y eso es gratificante.

 

—Bueno… —suspiró Daehyun un poco consternado mientras bajaba la voz— Aquí no te vas a encontrar con gente haciéndose idiota por culpa del licor o esas cosas. Aquí vas a encontrar a gente idiota hablando mal de otra gente. Créeme, estoy acostumbrado a eso.

 

—No lo creo… Las personas con las que hablé…

—Las personas con las que hablaste son profesionales con un trabajo que les permite ganar bien, no son estirados ostentosos con los que mejor será no te cruces.

 

Himchan calló por un instante, había olvidado ese pequeño detalle que se vio opacado por aquellas dos personas con las que había conversado y que le hizo olvidar, que en el buen o mal sentido, nunca se debe generalizar.

 

—Pero no le tomes importancia, solo aléjate de ellos y pásala bien ¿de acuerdo?

—¿Ah? ¿Ya te vas? Quédate un rato.

 

Himchan no lo notó pero brevemente su propio rostro mostró una impecable muestra de cariño que hizo al otro sonreír y negar discretamente.

 

—No puedo, estoy trabajando. Ya me he escapado lo suficiente. Diviértete.

—¡Espera! —Himchan esta vez sostuvo levemente su brazo antes de que los pasos de Daehyun lo alejaran— Al menos muéstrame al dichoso Youngjae, quiero tener una imagen visible de ese dolor de cabeza tuyo.

 

Daehyun apenas pudo sonreír mientras perdía su mirada entre ese mar de gente que había, ubicándolo entre uno de los laterales hablando con algún guardia delegado para ese salón de eventos, la sonrisa en sus labios pareció ser suficiente para Himchan que de inmediato trató de ver hacía el mismo lugar que sus ojos veían.

 

—¿Es él? ¿El de traje azul oscuro?

—No, Youngjae viste igual que yo, de negro.

 

Entonces los ojos de Himchan se abrieron al máximo porque en ese instante el mencionado Youngjae giró un poco terminando su charla con el muchacho más bajo y encaminándose hacía otro lugar del salón, quedó sorprendido por las facciones y el rostro particularmente bello que descubrió, Daehyun adoraba.

 

—¿Ese es tu jefe?

—Es el jefe de todo el escuadrón de guardaespaldas de la familia Bang —Aclaró Daehyun— Y es el guardia personal del hijo menor de la familia.

 

—Pues parece menor a ti.

—Lo es, por unos meses.

 

Himchan se cruzó de brazos observando la figura de Youngjae alejarse y perderse de su campo de visión. —En realidad parece un niño mimado.

—No lo es, tiene una personalidad muy fuerte y a veces parece demasiado serio, aunque es bastante fuerte físicamente rara vez lo demuestra ante los demás, supongo que su apariencia le ayuda a que el contrario se sienta confiado hasta que siente sus golpes.

 

—¿Lo dices por experiencia propia? —Comentó burlón el mayor.

—No seas idiota.

 

Daehyun suspiró, comprobando la hora en su reloj y arreglando su traje una vez le hubiera sonreído de nuevo al mayor. —Bien ahora si debo irme, ten mucho cuidado y nada de andar ligando con algún millonario.

Himchan sacudió de inmediato la cabeza ante la burla del menor. —¡Imbécil! —pero poco pudo hacer para golpearlo puesto que este ya se encontraba lo suficientemente lejos y había mucha gente alrededor como para perseguirlo.

 

 

 

—¿Deseas beber algo?

 

Bang estaba aturdido y sofocado por igual, los constantes silencios, aunque no es cómo si él hablara demasiado, pero la sola idea de tener que llamar a Jieun como su prometida lo hacía sentir escalofríos, porque sentía que no había modo de rechazar ese compromiso sin que la pobre Jieun quedara mal parada. Porque Hara podría decirle que no, pero Yongguk conocía más que bien esas intenciones raras de su hermana mayor.

 

—Sí, un poco de champagne estaría bien.

—Bien, vuelvo en un rato.

 

La expresión de alivio en el rostro de Yongguk duró poco, apenas había andado un par de metros cuando aquella cabellera rubia pasó frente a él, la sonrisa despreocupada al igual que su dueño lo hizo detenerse abruptamente mientras lo veía caminar a lo largo del salón como si fuera el mejor de sus días y no se sintiera igual de fastidiado que él con esa ostentosa fiesta. Bang siempre pensó que las personas así le provocarían escalofríos, sin embargo verlo a él fue totalmente diferente.

 

El resultado de su parada abrupta fue que uno de los meseros chocara contra su cuerpo con fuerza obligándolo a regresar a la realidad y que el tiempo dejara de correr lento. De inmediato el joven pareció reconocerlo porque se abalanzó es disculpas y moderados intentos por ayudarlo a limpiarse, el licor sobre su ropa le provocaba cierta reticencia y aunque no lo pretendía había arrugado un poco el entrecejo.

 

—Lo… lo siento mucho. En verdad, no fue mi intención, pero yo... solo…

 

Calmó las manos inquietas del muchacho que buscaban limpiar ese traje oscuro que portaba y sonrió complaciente, tratando de calmar al muchacho que seguramente era varios años menor a él.

 

—Está bien, fue culpa mía. Y no me mires de esa manera que no soy la neurótica de mi hermana.

 

El mozo pareció detener su incesante racha de disculpas y asintió pasmado mientras lo veía quitarse restos de licor que todavía no se impregnaban en su totalidad en la ropa.

 

—¿Sabes dónde podría cambiarme de ropa?

—Por allá hay unos vestidores.

 

La mano del joven se levantó y Bang asintió con calma mientras se alejaba de aquel lugar que seguramente se encargarían de limpiar de inmediato, su mirada se perdió un par de veces por aquel lugar donde el tipo culpable de todo se había perdido, pero su suerte parecía ser poca, y ya no lo volvió a ver.

 

 

 

 

—¿Sabes que una de las meseras es de China? Tiene un pésimo manejo de nuestro lenguaje, a cada rato se le salen sus modismos raros.

 

Himchan apretó con fuerza el vaso entre sus manos, las mujeres junto a él hablaban sin reparo, y con aquel tonito arrogante que lo hizo beberse el vaso de whisky tan velozmente que incluso se sintió aturdido por momentos. Había un desinterés total en aquella gente por el mundo más allá de sus comodidades, y por supuesto estaban estas personas que no hacía más que hablar idioteces. Tanto que Himchan debía morderse la lengua varias veces.

 

—Hace unos días pasé por una de esas calles medio marginales, había un carro entregando comida a la gente pobre o algo así, esa gente se amontonaba desesperada a coger porciones. Realmente patético.

 

En momentos como ese Himchan odiaba tener que darle la razón a Daehyun, aunque bajo consciencia sabía que podía encontrarse con algo así, ya iban dos veces, iba moviéndose de lugar en lugar porque en todos lados encontraba la misma peste. ¿Por qué no podía volver a encontrarse con personas como los dos primeros con los que pudo charlar de cosas que en partes no entendió porque a veces comentaban en inglés y él fingía entender?

 

—¿Y qué hacías en un lugar como ese?

—Fui a recoger a mi hija, está haciendo sus prácticas sociales.

—Deberían prohibirles hacer cosas como estas, nuestros hijos no están hechos para cosas como esas.

 

Se hartó de aquello, dejó el vaso sobre la mesa y giró dispuesto a marcharse, sus sentidos parecieron fallarle porque no había notado que ambas mujeres habían empezado a caminar en dirección hacia él y chocó con una de ellas que de inmediato frunció el ceño.

 

—Lo lamento mucho.

 

Su voz masculina se alzó con cuidado, una expresión que parecía genuinamente preocupado, además de su rostro, todo en conjunto pareció jugar de su lado. La mujer lo analizó por un par de segundos antes de sonreír un poco y asentir despreocupada.

 

—Está bien, a un muchacho tan apuesto se le puede perdonar cualquier cosa.

 

Himchan sonrió incómodo.

 

—Dime, ¿acaso eres heredero de los emporios Kang? Porque te pareces mucho a Kang Seohun.

—Oh, no. Para nada —Dijo con algo de reticencia— Tengo un asunto que atender, con permiso. Y mis disculpas de nuevo.

 

Apresuró el paso, como si lo estuvieran persiguiendo por vez primera y pasó incluso una mano por su cabello, si su rostro no fuera agraciado, como era consciente lo era, quizá hubiera tenido una pésima escenita frente a sus ojos.

 

 

 

 

Ya era la quinta vez que Youngjae encontraba a Daehyun un poco distraído mirando hacía el salón, perdiendo su mirada entre las personas que no hacía más que moverse de un lado a otro. Sus sentidos decían que debería llamarle la atención, pero otra parte suya una molesta e inquieta alegaba que no había un estado de peligro real, que Daehyun podía distraerse a ratos.

 

—¿Qué tanto ves?

 

Daehyun pareció sorprenderse ante su intervención y carraspeó con cuidado antes de negar lentamente y mirarlo directamente a él.

 

—Nada. Solo verificaba que todo estuviera en orden.

—Más bien parecías buscar a alguien.

 

Por un instante Daehyun lamento su falta de discreción.

 

—¿A quién podría buscar yo entre tanta gente de poder?

—No lo sé… Quizá a la persona para la cual hiciste de todo para conseguirle una invitación.

 

Los ojos de Daehyun se abrieron tanto, que Youngjae se vio tentado a dejar escapar una pequeña risa por aquella expresión que no parecía ser la de un adulto sino más bien la de un adolescente confiado hasta que es descubierto ante su torpeza.

 

—Tú… ¿cómo es que…?

 

—Soy el responsable de todo aquel que entre y salga de este evento, por lo tanto debo saber dónde ha sido enviada cada invitación, y créeme si no hubiera sabido que era para ti, de ningún modo un empleado cualquiera hubiera conseguido una de esas invitaciones para poder impresionar a alguna noviecita suya.

 

—Oh… Así que no soy cualquier empleado. —Comentó coqueto y Youngjae de inmediato arqueó sus cejas.

—No empieces Daehyun.

 

El mayor había podido zanjar la indirecta de Youngjae por enterarse de para quien era la dichosa invitación, pero Daehyun, astuto como siempre, pudo fácilmente  distraer la conversación antes de que llegara alguien más para hablar con él y que solucionara otro de los tantos inconvenientes de la noche.

 

 

 

 

—Solo pude conseguirle una camiseta y unos jeans, pero no creo que sean de su estilo. Si gusta puedo…

—Está bien, con eso es suficiente para salir de aquí.

 

—Pero…

—Dije que estaba bien.

 

Yongguk tomó la ropa que incluso desde lejos se veía cómoda en manos de aquella muchacha que asentía nerviosa mientras lo veía encerrarse en el pequeño cubículo para poder cambiarse. A los pocos segundos Bang pudo escucharla alejarse y un rato más pudo finalmente salir mucho más relajado con la ropa que llevaba.

 

El choque con el mozo, había sido la excusa perfecta para vestirse como le daba la gana.

 

Imaginó que si se la pasaba paseándose por la fiesta con aquella ropa Hara pondría el grito en el cielo, así que dedujo que lo mejor para ese instante era sin duda retirarse a casa y esperar por la llamada histérica de su hermana preguntándole dónde estaba y porqué había dejado abandonada a Jieun.

 

Oh, sí. Jieun. Debía buscarla y justificarse debidamente antes de irse porque después de todo…

 

Entonces ocurrió, la suerte pareció abrazarlo un instante porque esta vez, en su segundo choque de ese día, el rostro de facciones finas y cabellera rubia estuvo contra él y su cuerpo tambaleó mientras que el de él cayó al suelo con un leve quejido que hizo a Bang poder apreciarlo mejor incluso desde aquella perspectiva. Era el mismo muchacho de hace un momento, solo que sin esa sonrisa apreciable de hace unos minutos atrás.

 

—Uhm, ¿estás bien?

 

Ofreció su mano tranquilamente y la de él, que por cierto era sorprendentemente suave, se agarró de la suya y se pudo levantar sin demasiado cuidado o elegancia como solían hacerla la mayoría de presentes en aquel lugar.

 

—Supongo, al menos no me quebraste algún hueso.

 

Yongguk se vio sonriendo por aquel comentario, notó que su cuerpo era ligero porque pudo levantarlo sin el mayor esfuerzo y porque bueno, su cuerpo delgado hacía gala de ello. La mirada del otro lo recorría con curiosidad y Bang recordó que desentonaba totalmente con aquella ropa.

 

—Vaya manera más inusual de venir a una fiesta de estas.

—Sí, bueno… —Bang no quería ser relacionado, de ningún modo con toda esa ostentosidad que lo rodeaba— No es cómo si me importara demasiado lo que toda esta gente diga de mí, solo estoy de paso.

 

—Me imagino, ya debieron haberte destrozado entre sus conversaciones forzadas.

 

El rostro de aquel muchacho rubio se había distorsionado un poco, en medio de una mueca graciosa que hizo a Yongguk sonreír, porque parecía un niño pequeño y molesto.

 

—Yo nunca había venido a una de estas fiestas, pero siempre le pedí a un amigo mío que trabaja para gente de mucho dinero que si algún día podía conseguirme una entrada a un lugar como este pues hiciera todo lo posible por dármela.

 

—¿Y por qué tanto interés?

 

Yongguk se encontró mirándolo fijamente, ya no su rostro o su particular sonrisa que todavía no le mostraba, se encontró escuchándolo y apreciando cada palabra que salía de su boca, porque de pronto sintió un interés que no había sentido desde que pisó Seúl hace varios días.

 

—Soy decorador de interiores y además trabajo planeando eventos. Así que ver cómo funcionan estas reuniones de la alta sociedad fue un deleite para la vista,  sin embargo las personas aquí…

—No son muy agradables.

 

Lo vio asentir de inmediato hasta que finalmente giró hasta él con una mano en alto, en un gesto de reconocimiento mucho más común en lado occidental del planeta.

 

—Soy Himchan.

—Yongguk.

 

Volvió a tocar su mano y la estrechó sin demasiada fuerza porque de pronto Himchan le regaló esa sonrisa que había visto de lejos. —Sabía que podía encontrarme con más gente como tú por aquí.

—¿Gente como yo?

 

—Sí, ya sabes. Gente agradable. —Himchan se arrimó un poco en el pequeño pilar tras él y Yongguk encontró encantador ese gesto pasivo mientras observaba a la gente de lejos en el salón—. ¿Y qué te trajo por aquí?

—Mi hermana.

 

Su respuesta tan automática pareció llamar la atención de Kim quien lo miraba con la interrogante dibujada en sus ojos. —¿Tu hermana también está aquí?

—Sí, bueno… vine a traerle algo que se le había olvidado y me pidió que se lo trajera. —Oh, si Hara se enteraba seguramente lo mataba—. Ella está trabajando de mesera.

 

—Ya veo…

—Este lugar es demasiado aburrido —Yongguk estiró un poco su cuerpo y sonrió—. ¿Qué te parece si vamos a divertirnos a un lugar menos cuadrado?

 

Himchan sonrió. —Tal vez… ¿qué propones?

—La verdad no conozco mucho Seúl, viví… en otra ciudad muchos años, apenas tengo diez días desde que volví y no conozco mucho.

 

—¿Y planeas irte con un completo desconocido en una ciudad que no conoces?

—No me pareces realmente peligroso Himchan.

 

Kim volvió a sonreír, había algo en ese espíritu libre que rodeaba a Yongguk que lo invitaba a hacer cosas que normalmente no haría, o tan solo eran sus ansias locas por salir huyendo de ahí sin que fuera demasiado obvio, al menos huyendo los dos, no sería tan obvio.

 

—De acuerdo, vamos.

 

Yongguk amplió su sonrisa, sus dientes blancos a disposición de todo aquel que lo veía mientras caminaba con Himchan fuera de aquel ostentoso salón que se empezaba a quedar atrás, mirando de un lado a otro esperando no ser reconocido y luchando más que todo por salir victorioso, sin que su mentira se cayera a pedazos. La oportunidad de conocer a alguien completamente desde cero, sin antecedentes ni vida previa, era tan exquisitamente tentador, como Himchan mismo.

 

 

 

 

Youngjae estaba preocupado, había perdido de vista a Yongguk desde hace bastante tiempo y por más que Daehyun se había dedicado a ayudarlo con su infructuosa búsqueda, de la manera más discreta posible, esta no había dado resultados y Yoo empezaba a sospechar que eso no terminaría bien de ninguna forma.

 

—¿Lo encontraste?

—Nada, parece haber desaparecido.

 

Youngjae lamentó escuchar esas palabras, respiró hondo tratando de calmarse y marcando el celular del menor de los Bang por enésima vez, esperando y esperando, hasta finalmente oír la contestadora y que esta solo empeorara su estado de ánimo.

 

—¡Youngjae! —Y como rara vez algo puede ser oculto para Bang Hara, los tacos de la mujer resonaron tras él y la mirada de Daehyun no ayudaba mucho en ese instante—. ¿Se puede saber dónde está Yongguk?

—No lo sé, señora. Pero ya lo estamos buscando.

 

—¿Y su celular? ¿Ya intentaste llamarlo?

—Sí, pero no contesta.

 —Pues entonces haz magia, pero quiero a mi hermano aquí y en este instante.

 

Hara entonces le dio la espalda sacando de su diminuta cartera el celular que velozmente llegó a su oído antes de marcharse murmurando un par de cosas que parecían poco entendibles. Seguramente llamar y llamar a Yongguk sin que sus constantes llamadas fueran contestadas la iba a poner de peor humor.

 

Fue fácil escoger a un determinado grupo que lo ayudara con una búsqueda exhaustiva del menor de los hermanos, el recién llegado, cómo solían llamarlo por interno no aparecía por ningún lado y Song Jieun alegaba haberlo visto por última vez cuando se ofreció a traerle una bebida pero nunca más regresó. Sinceramente ni Youngjae ni Hara se encontraban preocupados por el bienestar de Yongguk, él no corría peligro, el problema real era esa mala costumbre del mayor por querer pasarlo demasiado bien todo el tiempo.  Esa libertad codiciosa que solo Bang Yongguk parecía tener.

 

Cuando el grupo de búsqueda se volvió a reunir en el jardín externo, Youngjae supo que era caso perdido. La presencia de Hara hizo a todos los presentes erguirse mientras los tacones de la mujer se abrían paso igual de férreos que su rostro adusto y mortalmente atemorizante.

 

—No puedo creer que me haya hecho lo mismo de nuevo. —Recorrió con la mirada a todos aquellos que parecían firmes a alguna nueva orden, pero los ojos de Hara se cerraron sobre Youngjae y este alzó incluso un poco más su barbilla—. Escúchame bien Youngjae: Es tú responsabilidad encontrar a Yongguk, no te atrevas a volver sino es con ese desconsiderado bajo el brazo.

 

Las palabras que parecían cuchillas dispuestas a herirlo en cualquier momento fueron suficientes para que Youngjae asintiera de inmediato y el resto de presentes mirara de soslayo el atrevimiento del menor al no atreverse a responderle ni siquiera con palabras.

 

Sin embargo, Hara, molesta como se encontraba no pareció notar aquello y para ella bastó con verlo asentir mientras gira de regreso a la dichosa reunión, dejando atrás a ese grupo numerosos de guardaespaldas que de algún modo Yongguk había vuelto a burlar a vista y paciencia.

 

—Bien, todos vuelvan a sus puestos.

 

Daehyun dio la orden al notar que Youngjae no estaba con muchos ánimos de dirigirse a los demás, y cuando al fin se quedaron solos Youngjae comenzó a reprochar en voz baja que Yongguk no era un maldito niño como para ser perseguido por todo Seúl, pero las expresiones molestas de Yoo parecían detenerlo de aportar con algo o siquiera intentar calmarlo debido a que su respuesta podía ser en verdad poco agradable.

 

Le recordó mucho a Himchan cuando se ponía de mal humor y pensando en su amigo recordó que en algún momento de la noche dejó de prestarle atención a aquel que se había prometido en secreto vigilar toda la noche, finalmente Himchan podía ser un poco problemático cuando se lo proponía.

 

Suspiró contrariado por el hecho de que no tendría oportunidad de buscar más a Himchan porque seguramente Youngjae saldría a buscar a Yongguk por toda las calles de Seúl, y él definitivamente no le permitiría ir solo, por más que Youngjae alegara y a Daehyun le constara, podía defenderse solo.

 

Himchan podía esperar. Mañana a primera hora lo estaría llamando para disculparse como es debido.

 

Fin Primera Parte

Notas finales:

 

Si, lo sé... la hermana de Yongguk se llama Natasha. Pero seamos sinceros: la verdad no creo que sus hermanos se llamen Yongguk y Yongnam y ella se llame Natasha xD aunque quien sabe...

A menos que esté equivocada, y corrijanme si lo estoy, pero en esta ocasión decidí poner  a la sexy Natasha, como Hara... Ya saben algo un poco más coreano. Matenme, pero no pude evitarlo xDD

En fin espero, que haya sido de su agrado y nos leemos en el próximo capitulo. ;)


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