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Inmortal. por alessa san

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Notas del capitulo:

Este fic salió de un par de ideas, una lectura, un ruego, una petición y amenza :)

En fin, la pareja es algo crack (o demasiado) y fue inspirada en las notas de un capitulo que leí hace un par de dias, y pues como esa autora o autor (._.) va a manejar esta pareja me dije "¿por qué no intentar?"

Pareja Crack: Sor-pre-sa :D

Otra cosa, este fic es completamente mpreg. Sé que el tema aun causa ciertas polemicas... pero por favor, si dejan review (quien deje) No me cuestionen sobre "por donde salio" por que sino le quitan lo hermoso (ademas yo tampoco sé xD!) sadsadasdasdsd

“¿Alguna vez has sentido el dolor del parto? Dicen que es muy doloroso, uno de los peores dolores que pueden existir. Pero que la experiencia de ser madre es la más hermosa que hay...”

Mayuzumi frunce el entrecejo, apagando el televisor y recostándose todo lo que podía en el sofá, claro, dejando un amplio espacio para su, según él, enorme panza.

Casi nueve meses manteniendo a la pequeña criatura dentro de su cuerpo, todo por el capricho del padre del pequeño bebé en su interior. Aun recuerda las palabras que le dijo en plena sesión de brutos roces y carisias: “quiero un hijo tuyo”.

Suspira, tocando su vientre con mucho cuidado. Habían quedado de ir juntos a ver al doctor para el último chequeo, pero no entendía porque el otro se tardaba horrores en llegar: -si no se atreve a aparecerse en este instante te juro que le pateare donde más le duele para hacerte hijo único o hija única-.

He ahí el detalle, a cada chequeo que se hacía era lo mismo: omitía claramente el sexo del bebé solo para hacerlo “sorpresa”. En ese momento un recuerdo le invadió de nuevo, justo cuando ambos creaban a la pequeña criatura. Las claras palabras que decía el otro a pesar de lo entrecortado que hablaba, le escuchó claramente sobre sus propios gemidos y quejidos cada que se movía o detenía: “si es hombre tú decides el nombre… si es mujer, Miyuki…”.

Niega con la cabeza tratando de sacar los pensamientos obscenos al recordar como lo hicieron esa vez. Aunque no es como si hubiese sido la última, recuerda que incluso tuvo insinuaciones por parte de otro en los cambiadores de una tienda comercial: -tu padre es un verdadero pervertido y depravado, espero no salgas como él, ya que si eres niño me veré obligado a “corregirte” y si eres niña… se verá muy mal de tu parte-

Chihiro se levanta, mirando por última vez el reloj de la pared, falta menos de media hora para su cita con el médico: -pues ya no llegó, y no pienso llamarle… bueno, no es como si me importara tanto, pero es su responsabilidad el llevarnos… y no quiero ir en esa estúpida motocicleta, ya no cabemos,  su promesa de cambiarla por un carro nunca se cumplió- bufa un tanto molesto, volviendo a recostarse en el sofá y en ese instante le invade el sueño, el cual le obliga a quedarse dormido en ese lugar.

“¿Alguna vez has sentido el dolor del parto? Dicen que es muy doloroso, uno de los peores dolores que pueden existir. Pero que la experiencia de ser madre es la más hermosa que hay… pero el que seas hombre lo hace más complicado, más doloroso y laborioso, pero sobretodo peligroso…”

Esta profundamente dormido, se siente incluso con una gran paz interior. En su sueño, camina con tranquilidad por la orilla de la playa, mientras sus pies son mojados por las olas que llegan lentas. Contempla la vista: un bello atardecer que se oculta en el horizonte, el canto de las gaviotas y al costado pequeñas olas que rompen contra los riscos.

Todo tranquilo, calmado, en paz. Sonríe aunque no quiera, y lentamente camina entrando al agua, mojando su blanco manto que le cubre en ese instante. Sigue adelante, hasta que no siente la orilla en sus pies. Toma una bocanada de aire y se sumerge por completo, el agua clara y transparente, cálida y tibia, es comodidad lo que siente, eso y las pequeñas pataditas del bebé contra su piel desde el interior de su cuerpo.

Una voz conocida le perturba, el sonido molesto e irritante, no quiere abrir los ojos, porque sabe que si los abre le verá y solo se enojará, prefiere mil veces esa paz que la agonía de escucharle, aunque no le odie del todo.

Lo claros ojos grises se abren, pensando claramente en el padre del bebé. “Que molestia” piensa antes de sentir húmedo entre sus piernas: -no jodas, me ori… ¿ah?…- un dolor agudo, punzante en su vientre. Posa sus ojos en la mancha húmeda y niega con la cabeza: -maldición, no jodas. Tu naces en dos días… ¡Dos malditos días! Esta programado, así que no jodas-.

Hace un pequeño sobre esfuerzo para ponerse de pie, pero eso solo lo empeora, escucha claramente el sonido de como agua golpea contra el piso. No se atreve a ver, tiene miedo quiere pensar que es un sueño, pero un dolor más intenso le dice que es la cruda realidad y que esta de parto, y para su asquerosa suerte... natural.

El dolor le obliga a doblarse, teniendo de apoyo el brazo del sofá. Quiere sentarse pero no puede, quiere caminar pero no puede, cualquier movimiento le hace escuchar mas ese golpe del agua contra el suelo, no le gusta, no le agrada, suelta un pequeño grito de dolor al sentir como sus piernas se entumecen.

Mira a su alrededor y divisa el teléfono, hasta el otro maldito lado de la sala: -tú y tu puto lado americano- se queja, tomando el sofá como apoyo –es mucho pedir que lo pongas a un costado del sofá… no claro que no, “se ve mejor ahí”… ¡aaah!... idiota-.

Tambalea una que otra vez antes de poder tomar el teléfono pegado a la pared. Suspira pesadamente y tiembla al sentir ganas de pujar: -¡aaah!... ¿Por qué ahora?... si todo iba bien entre tú y yo- habla con el bebé antes de que un dolor fuerte entre sus piernas le haga estremecerse por completo –va-vale… toda mi atención a ti cuando realice las llamadas, solo dos, te lo prometo- habla con el pequeño todavía dentro de él –una ambulancia y pequeña sutil amenaza a tu padre… umm… vele el lado positivo, serás el o la consentido o consentida al ser el único o la única en esta familia- la sonrisa un tanto perturbadora se posa en sus labios, y como si el pequeño le hubiera entendido o escuchado el dolor aminora por un momento.

Realiza la primera llamada, el cual le manda directo a buzón: -vale, se la corto cuando lo vea- jadea, y se alista para marcar el segundo, pero de nuevo los dolores le invaden, obligándole a soltar el teléfono: -¡aaah!... ¡te dije dos llamadas joder!... aah… ah… va-vale vale, al sofá, vamos.

Camina lentamente, procurando no volver a sentir esas ganas de pujar, pero al tomar asiento no lo evita. Su respiración se pone irregular y se agita, las piernas le duelen poniéndose rígidas. Un grito, luego otro, jadeos y respiraciones entrecortadas. Mayuzumi se mueve, hasta poder usar el brazo del sofá como respaldo. Le duele como los mil demonios, punzadas en su cuerpo por todos lados, dolor insoportable y fuertes contracciones que le hacen abrir la boca todo lo que puede y gritar a todo pulmón, alarmando inconscientemente a los vecinos. La respiración irregular, los jadeos y el sudor extendiéndose por su rostro y mojando su pecho.

Se tranquiliza y espera un poco, ha recordado el cómo demonios dan a luz las mujeres, gracias a esas horas aplastado frente al televisor mientras no tenía nada bueno que hacer. Si bien, el karma se la estaba regresando con todo al burlarse él de las chicas adolescentes que se embarazaban por “tontas”, el dolor le hizo entender el porqué gritan como locas. Realmente se arrepentía un poco.

Respira profundamente, esperando la contracción que le hace pujar con todo lo que tiene, pero está cansado. Otra contracción y repite la acción, y en un sobresfuerzo escucha el pequeño llanto del bebé: -Eres un bastardo con suerte…- susurra mientras se recarga en el brazo del sofá y el bebé sigue llorando.

“¿Alguna vez has sentido el dolor del parto? Dicen que es muy doloroso, uno de los peores dolores que pueden existir. Pero que la experiencia de ser madre es la más hermosa que hay… pero el que seas hombre lo hace más complicado, más doloroso y laborioso, pero sobretodo peligroso, aun así… el resultado es igual de satisfactorio que como una mujer y debes de sentirte orgulloso de poder traer vida a este mundo”

Chihiro trata de acercarse, haciéndolo con lentitud y cautela para no lastimarse. El pequeño bebé sigue llorando, sintiendo el frio en su diminuto cuerpo.  Sus manos recorren la pequeña cara, dándole tranquilidad al instante. Le toma con cuidado al ver que aun siguen unidos en cierto punto: -hey, hola… sabes, me la has dejado difícil, mira que tenerte completamente solo no es fácil… cuando llegue tu padre, me aseguraré de ponérsela difícil hasta que puedas caminar decentemente, Miyuki.

El sonido de la puerta siendo abierta a golpes solo le llama la atención, los policías y paramédicos entran rápidamente, los primeros con sus armas apuntando en todas direcciones como si buscaran a algún maleante y los otros listos para tender algún herido de guerra: -¿se les ofrece algo?- pregunta Mayuzumi con toda tranquilidad antes de ser detectado por todos.

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Estaciona la motocicleta en el garaje, antes de alejarse por completo de ella le da un chequeo rápido por si algo tiene mal. Suspira cansado dejando el casco en la mesa que usa para dejar sus herramientas y refacciones. Se da un masaje en el cuello al sentirse un poco tenso y se recarga en la misma mesa mirando la puerta que da asía la cocina de la casa.

El trabajo duró más de lo esperado y no contaba con eso. Le había prometido a Chihiro ir con él a la última revisión médica y esta vez le pediría al doctor que le dijera, aunque fuera en secreto, el sexo del bebé.

Mira la puerta frente a él, justo al lado esta un calendario con la fecha marcada dentro de los próximos dos días. El escrito de “nacimiento del bebé” decorado graciosamente con una cigüeña solo le llenaba de  gusto. Decidido entra a la casa, pasando de la cocina a la sala.

Justo cuando iba caminando patea algo y al agachar la mirada encuentra el teléfono en el suelo. Ya lo veía venir, un berrinche tamaño colosal por faltar a la cita, un berrinche tan grande como cuando se negó a ir a las tres y media de la mañana a conseguir helado de pistache con chispas de chocolate. Recuerda claramente ese berrinche, porque gracias a eso estuvo reparando su motocicleta por casi cuatro meses.

Siguió caminando hasta el sofá y le encontró mojado. Suspiro frustrado, la tapicería saldría cara, ya podía irle descontando a su pago de ese día. Camino un poco más y escuchó la puerta azotarse. Y ahí estaba la gota que derramo el vaso: la manija de la entrada principal estaba totalmente destrozada y parte del vidrio decorado que le cubría se encontraba quebrado. Pareciera que una estampida de elefantes se abrió paso por el lugar.

Molesto tomó una silla y la usó para bloquear la entrada, subió lo más rápido que pudo para decirle sus verdades a Mayuzumi, si bien había aguantado lo suficiente, estaba ya harto de que se comportara así.

Abrió la puerta y se acerco amenazante: -es suficiente, estoy har… to… ¿eh?- su mirada se clavo en el pequeño bebé que Chihiro atendía con cuidado, acariciando su cuerpo con cautela y jugueteando con los pequeños deditos.

-¿Decías algo?- cuestiono con una mirada punzante al otro.

-Yo… espera, ¿Qué no nacía en dos días?- arqueó una ceja, la única visible de hecho.

Mayuzumi suspira y acaricia los finos cabellos grises de su pequeña: -si, estaba programada para dentro de dos días… pero es igual de cabezota y testaruda que su padre, y dijo “hoy”, así que nació hoy.

Él se acerca para tomarla en bazos con cuidado, como si se fuera a romper y mira a la pequeña: piel blanca, cabello gris, ojos de igual color. Suspira, su única herencia es el pequeño lunar cerca del ojo derecho. La pequeña respinga y comienza a amenazar con llorar si no es devuelta a la seguridad de su “madre”.

Himuro sonríe y se la entrega con cuidado: -no me quiere- menciona tristemente pero jugando.

Chihiro suelta una risita y acuna a la pequeña en brazos: -claro que no, eres feo y por eso no te quiere… además de que no llegaste a tiempo y me dejaste el trabajo solo… cuando me recupere te la cortaré, compraré un rottweiler y se la daré de juguete-.

La risa de Himuro inunda el cuarto. Se acerca y le deposita un beso en los labios de Chihiro: -siempre de amoroso, pero no lo niegues… que a ti también te gusta- pone una sonrisa de superioridad al poner sonrojado a Mayuzumi, justo como esta en ese instante.

-Imbécil…- susurra para después arrullar a la pequeña. Si bien no son la pareja del año, ambos se quieren a su estilo. “Una madre” amargado, un padre depravado y una pequeña bebé.

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Omake, extra, epilogo o lo que sea:

-oye… ¿Qué es?-

-Humano…-

-No me refiero a eso, ¿niño o niña?-

Chihiro le mira dudoso, frunciendo el entrecejo y torciendo la boca: -Se llama Miyuki…- menciona desviando la mirada a la pequeña para ignorar al padre.

No lo sabe, pero en ese instante hace a Himuro el hombre más feliz sobre la tierra.

Notas finales:

Espero les haya gustado y pues, a las que les gusta el Himuro seme pueden gritar conmigo UuU <3 sadasdasdasdsad

Una vez más gracias por la opotunidad y sus lecturas y reviews me hacen feliz :)

YEI!!!


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