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Horóscopo Sexual por amorosa

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Notas del capitulo:

hola!!

Lmento la tardanza.

aki la conti

espero les guste.

 

Cada vez que intentaba correr una intensa sensación de cansancio inundaba mi cuerpo, haciéndome desistir en mi intento. Nunca había imaginado que fueran tan largas las escaleras que llevaban a la siguiente casa y como si no fuera poco, un tremendo solazo de aproximadamente medio día azotaba con sus cálidos, sofocantes rayos la ciudad de Rodorio, y por ende las doce casas...*Malditas escaleras de porquería… ¿Athena no pudo haber puesto unas eléctricas para ayudar a los visitantes a atravesar mucho más rápido todas las doce casas?? Arrgg, ya veo porqué el señor Hades siempre para diciendo que esa diosa es una inútil, descerebrada que no piensa en buenas soluciones… Seguro que siempre gana las guerras santas por sus caballeros y los consejos del patriarca!!*…-si no fuera por mis más bajos instintos y mis hormonas que dictaban buscase otra “víctima” a la cual someter, hace rato me hubiese dado por vencido.

 

Mientras subía pensaba en el encuentro pasional que acababa de tener; sin duda alguna Shion de Aries me dejó sorprendido y desde ya, muy cansado. Gasté un montón de mi energía habitual complaciendo solo a un caballero y eso que aún me faltaban once… De donde sacaría más energía?? No lo sabía, pero ya se me ocurriría algo. Tardé como 20 minutos en llegar a Tauro y para mi deleite y sorpresa, la casa estaba sola y la cosmo- energía del guardián indicaba que estaba excitadísimo. Sonreí maliciosamente al mismo tiempo que entraba haciendo resonar mis pisadas en el frío suelo. Una vez dentro me encontré con una escena muy comprometedora para ese sujeto. *En verdad parece un toro con ese gran cuerpo y tamaño…*-pensé para rápidamente interrumpir su excitante labor.

 

-Quien diría que encontraría al custodio de esta casa en una situación semejante!!-dije con mucha sorna y una sonrisa sádica a la par de maliciosa en mi rostro.

 

-No…ahhhg sé… qui-én serás…p-ero… n…o…le…ahhh…digas…a…mmm…nad-ie so...bre est-o…-me suplicó con cara de perrito herido al mismo tiempo que seguía masturbándose locamente con esa tremenda mano que abarcaba toda la longitud de su apetecible miembro.

 

-No diré nada siempre y cuando me dejes participar…-susurré acercándome peligrosamente hasta donde él estaba.

 

-Oh… sí,… yo te…ahhh…de-jo con g-us-to…gimió para al instante tirarse encima mío, sobre mi cuerpo, haciendo que callera sobre mi espalda al frío suelo.

 

Ansioso acerqué mi rostro al suyo, probando esos labios, bebiendo el néctar tan distinto al de Aries. Su sabor es una mezcla entre lo fuerte, salvaje, apasionado, silvestre… me encanta aunque ya noté que no es quien yo busco para consorte. Un poco ofuscado por no encontrar al amor de mi vida intento apartarme más no lo permite, sus piernas aprisionan las mías impidiéndome la escapatoria, sus labios siguen unidos a los míos. Desprende mi ropa salvajemente, claro que sin romperla, tirándola aún lado. Me sorprende sobremanera que no se me haya acabado el aire aún. Completamente segado por el deseo, bajo mis manos por su cuerpo, toco y acaricio cuanto tengo al alcance. Él hace lo mismo, toca mi cuerpo, baja hasta mi miembro y empieza a masturbarme rítmicamente; ante ese trato no me queda más que disfrutarlo y gemir.

 

Por ahora, lo dejo hacer cuando quiere y aunque no es mi costumbre quiero mostrarme complaciente con mis amantes por lo que opté por esa opción. Seguía besándome pero ahora lo hacía por mis hombros, bajaba por mi pecho, mordía mis pezones con algo de fuerza; pese a al dolor que esto me provocó continué disfrutando (ya que era un masoquista de primera). Continuó con su camino hasta que sentí su cálida boca sobre mi intimidad erguida. La recorría, acariciaba, succionaba, golpeteaba el glande… en resumen era toda una proeza. Por precaución agarré con cierta violencia sus cabellos, jalándolo hacia atrás, separando su cabeza de mi entrepierna. No deseaba que las cosas terminaran en ese punto; era mi turno de hacer con él lo que me plazca y además, aún no era hora de venirme, deseaba con tantas ganas poseerlo y apropiarme de su cálida cavidad.

 

Aprovechando por un momento su descontento con que apartara su cavidad bucal de mí pene, rápidamente invertí la situación. Ahora era yo quien estaba encima, llevando las riendas, sintiéndome dominante como siempre me ha gustado ser. Con algo de brusquedad lo obligué a abrir sus piernas, quedando yo entre ellas, excitándome cada vez más con el rozar de nuestros duros miembros.

 

Conforme avanzaba con mis besos por toda su imponente anatomía, descubría sin querer cuan sensible era. No necesitaba de mucho esfuerzo para hacerlo temblar de placer, cosa que conseguí tras posar mis manos sobre su gran trasero, toqueteando impúdicamente su estrecha entrada.

 

-Te…gusta??-pregunté intentando me respondiera delirando de lujuria.

 

-s-síí…-gimió en mi oído.

 

Contento con su respuesta me aventuré a prepararlo. Sabía perfectamente que en la situación tan deliciosa en la que me encontraba no duraría mucho. Un dedo irrumpía en su intimidad, tocándolo, jugueteando por el borde, introduciéndoselo hasta el fondo, tocando un punto clave que hizo que arqueara la espalda y expulsara una gran cantidad de semen. Para ser franco sentía una agradable sensación en mi interior de estar con ese hombre.

 

Decidí aprovechar su cansancio para penetrarlo de una vez, por lo que colocándolo boca abajo guía con una mano mi turgente sexo; apenas rozaba la abertura cuando fui interrumpido por sus grandes manos.

 

-No… yo quiero poseerte…-*Maldito idiota… quien se ha creído como para intentar tomar mi cuerpo??*

 

De un solo movimiento quedé recostado boca abajo, con las piernas abiertas, exponiendo mi virgen entrada; él entre mis muslos conduciendo su nuevamente hinchado y erguido miembro a mi anillo. Una corriente fría recorrió mi espalda, por reflejo me contraje mientras mil y un maldiciones abandonaban mi boca:

 

-A no, eso sí que no, idiota, tú nunca tomarás mi cuerpo…!!-exclamo intentando apartarme. Esto ya no me parece divertido, es más, nunca en mi vida había sentido miedo hasta ahora. Su gran tamaño podría doblegar de una sola mis más vanos intentos por escapar.

 

-jajajaja… no te preocupes que yo te haré gozar!!

 

Enfurecido, usando la fuerza bruta y sacándola de no sé dónde lo empujé, levantándome de golpe, cogiendo a toda prisa mi ropa, corriendo semi-desnudo hacia la salida; estaba por atravesar el templo, huyendo cobardemente como nunca a causa de no poder usar mi cosmo, cuando una potente mano me jaló con fuerza del cabello, tirándome al piso y ya sin importar el lugar, ni quien nos estuviera viendo, se colocó sobre mí, cuidando de no aplastarme y me besó con furia.

 

*Con que así te gustan las cosas no… Jajaja, ahora sabrás de lo que soy capaz…*

 

Una vez más me defendí, volteando hasta quedar arriba, demostrándole que quien mandaba era yo… Ninguno quería ser penetrado por lo que cambiamos varias veces de posiciones… Casi rendidos por el cansancio hicimos un “trato”: Solo toqueteos, besos, caricias, mamadas; nada de penetraciones. En un principio me pareció algo tonto no llegar a “eso”, pero  analizando bien la situación fue lo mejor que pudimos haber hecho…

 

Después de hacerlo como tres veces (en menos de una hora), de llegar por octava vez al orgasmo, cogí mis ropas y me vestí. Finalmente, antes de abandonar aquel lugar, pensé en preguntarle algo:

 

-mmm… me dices tu nombre??

 

-Soy Hasgard de Tauro…-dijo a media voz, internándose en su casa.

 

Completamente agotado me encaminé rumbo a Géminis. De nueva cuenta las malditas escaleras se interponían con mi destino y me quitaban las pocas energías que me quedaban...*Genial, lo hice con Hasgard sin llegar a la última parte pero, a pesar de todo, el horóscopo volvió a acertar… sentí diferentes sensaciones con cada vez que empezábamos con…el “rito”*-pensé mientras sonreía para mis adentros.

 

Estuve caminando por casi media hora, incluso me demoré más de lo previsto porque se me ocurrió sentarme en las gradas a descansar un rato; ya no aguantaba tremendo cansancio. Lo ultimito que me quedaba de energía se gastó cuando subía las escaleras, era preciso recuperarlas para continuar con la “diversión” en la siguiente casa. Finalmente llegué. Ya estaba descansado y más calmado. Mi sonrisa demostraba claramente mis intenciones, incluso el más ingenuo podría haberse dado cuenta.

 

Dirigí mis pasos presurosamente y sin hacer ruido hacia el pequeño cuarto oculto entre unas gruesas cortinas en lo más profundo de aquel lugar; encontrando la razón del silencio sepulcral que reinaba el recinto: los gemelos Aspros y Defteros (de ellos si había oído hablar) se hallaban cómodamente acoplados en un abrazo, completamente desnudos durmiendo placenteramente desparramados en toda la cama. Se veían tan apetecibles como para tomarles una fotografía XXX que no deseaba interrumpir una escena como esa; sin embargo, era necesario hacerlo para poder cumplir mis pervertidos deseos de poseer a aquellos dos guapos y atractivos hombres.

 

-Despierten “bellos durmientes” que ya amaneció!!-exclamé fuertemente, riendo a carcajadas por el respingo de uno y la caída al suelo del otro.

 

-Por la mierda… quien fue el hijo de puta que se atrevió a despertarme??-insultó el mayor de los gemelos.

 

-Quién diría que el famoso y poderoso caballero dorado de Géminis es un maldito grosero y pervertido que sucumbió a sus más bajas pasiones acostándose con su propia sangre…Jajaja, me encantaría ver la cara del patriarca y de los demás santos cuando se enteren que Aspros de Géminis ha caído en el pecado de incesto!!-exclamé maléficamente al mismo tiempo que miraba a ambos alternativamente. Los muy descarados ni siquiera se preocuparon en cubrir su desnudez, seguían ahora de pie frente a mí sin importarles que estuviera observando sus formados cuerpos.

 

-Deja de decir idioteces, no te atreverías a decirles nada; además, quién demonios eres tú??-me preguntaron al mismo tiempo.

 

-Soy Minos Matsumoto un estudiante de astrología que ha venido a buscar “algo” de ustedes dos!!-argumenté haciendo énfasis con mis dedos en esa palabra.

 

-jajajaja… el niñito queriendo tener sexo con nosotros… puedes creerlo, Defteros??-dijo comenzando a hablar entre ellos como ignorándome.

 

-Aspros, es mejor que aceptemos “hacerle el favorcito”; de lo contrario, no creo que quieras ser expulsado como un perro del santuario y señalado por todos!!-Definitivamente el menor me parecía mucho más sensato.

 

En un santiamén quedé completamente desnudo. Por un momento parpadeé perplejo por el salvajismo y pasión de esos dos. Quedé sorprendido cuando los jirones de mi vestidura quedaron olvidados en un rincón de la habitación. Rápidamente se acercaron a mí; mientras Aspros se encargaba de besar mi boca, Defteros recorría con sus labios y lengua todo mi trabajado torso, degustando cada centímetro de mi piel, deleitándose con la suavidad, con el sabor, con la esencia impregnada en mi dermis.

 

Yo no podía hacer otra cosa más que gemir extasiado por las placenteras sensaciones que azotaban mi cuerpo como una corriente eléctrica. Para estos momentos los papeles habían cambiado: Defteros gozaba con todo mi cuerpo de la cintura para arriba mientras que Aspros probaba mi miembro una y otra vez, pasaba su lengua, toqueteaba el glande, succionaba, mordía, lamía, besaba… Mis piernas flaqueaban, temblaban, necesitaba un soporte para no caer al piso por lo que girando mi cuerpo con algo de dificultad, caminé con los dos a cuestas, llegué y me apoyé mientras ellos seguían con su labor. Unos cuantos minutos más estuvimos así hasta que sentí que pronto llegaría al orgasmo por lo que los separé de un empujón.

 

-Es…hora de la mejor parte…

 

Sin objetar alguna opoción me guiaron a la cama, una vez ahí nos colocamos encima, quedando arrodillados formando un tres en raya: Yo detrás de Aspros y él detrás de su gemelo. Por unos momentos preparamos nuestros sexos erguidos y ansiosos con nuestras propias salivas para luego colocarnos en posición y mientras yo me adentraba en el cálido interior del mayor, este hacía lo mismo con su hermano, metiéndosela con cólera, sacándole gritos por lo estrecho de su anillo.

 

Fueron unos instantes de quietud donde ninguno sabía si ya era hora de empezar a movernos. Fue Defteros quien moviendo su cadera de una forma sumamente erótica nos dio la señal que necesitábamos. Al instante empezamos con nuestro intenso vaivén acompasado, como un ritmo fuerte de música; en un inicio las embestidas eran suaves, como acoplándonos perfectamente a las sensaciones para luego convertirse en arremetidas salvajes, rudas, feroces, con fuerza pero aun así nunca dejaron de ser placenteras.

 

Los gemidos que escapaban de nuestras bocas sincronizaban a la perfección formando una especie de coro prohibido y sumamente lujurioso.

 

-ahhh… Aspros, eres jodidamente estrecho…!!-gritaba extasiado, a punto de llegar al tan ansiado orgasmo.

 

-ahhh… Minos… ya no aguanto…-gimió a la par que conducía su mano a la entrepierna del otro, masturbándolo al ritmo en que ambos envestíamos.

 

-aaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh…-gemimos los tres al unísono, desbordando nuestras simientes.

 

Sentí por un momento que me faltaba la respiración y que el oxígeno no llegaba correctamente a mis pulmones. Nunca en mi vida había experimentado algo así, esos dos eran una combinación perfecta, además de ser 100% profesionales haciéndolo… nuevamente descubrí con gran deleite que el horóscopo acertó una vez más.

 

Cuando recuperé el ritmo normal de mi corazón, salí de él, sin decir nada busqué en sus roperos alguna vestimenta para ponerme; encontré un pantalón jeans azul y una camisa negra que sentaba muy bien con mi cabello plata… de seguro me veía mejor que un galán de Hollywood. Cuando ellos volvieron a recostarse en la cama para descansar salí del templo con una sonrisa hipócrita sobre los labios.

 

*Esos gemelos son un proeza, cualquiera sucumbiría ante ellos; sinceramente fue un orgullo haberlos tenido solo para mí durante un rato…*-razoné mientras subía las escalinatas hacia Cáncer…

 

Afortunadamente no me costó tanto trabajo llegar a la siguiente casa. En menos de lo que canta un gallo ya me encontraba parado frente a la gran entrada del recinto.

 

Ingresé apresuradamente. No tenía tiempo que perder. Al caer la media noche tendría que regresar a mi aburrida y solitaria vida de siempre... Aunque no lo creen he de confesar que pese a ser un poco engreído, pervertido y no sé cuántas cosas más, algunas veces me siento muy solo. No hay una persona especial que me entienda, me quiera, me comprenda, me apoye… mi vida como humano fue un desastre total a la par de solitaria y pues, mi vida como espectro aún más. Todo en ese mundo es dolor, tristeza, agonía, melancolía… y a pesar de que una parte de mí a veces lo disfruta, la otra quisiera alejarse de aquel lugar para siempre.

 

Caminé a paso ligero, las piernas ya me dolían de tantas escaleras, las sentía sucumbir ante el cansancio, más no me dejaría, cumpliría con mi travesía por todas las doce casas. Sin saber por qué fui a dar a un pequeño cuarto con puerta de madera que me llamó la atención. Se oía ruidos de agua corriendo. Al instante supuse que se trataba de la regadera y sí, efectivamente, el santo de aquel recinto se estaba dando un baño; probablemente para quitarse tremenda resaca que de seguro tendría por haberse tomado tantas botellas vacías de cerveza que encontré tiradas en la sala.

 

Inconscientemente y sin medir las consecuencias de mis actos, abrí la pequeña puerta, ingresé para luego cerrarla despacio para que no oyera nada y siguiera bañándose. Como hechizado por su escultural anatomía me saqué la ropa, empujé con mis manos la transparente cortina y antes de que voltee lo abracé por la cintura, pegando mi pecho a su morena espalda, sintiendo un inmenso placer tras el roce de mi flácido miembro que poco a poco iba irguiéndose con el simple roce directo con la abertura trasera del caballero de cáncer.

 

-Quién es el perro de mierda que se atreve a poner sus asquerosas manos en mí???!!!!!-como era de esperarse, el caballero de cáncer nunca me dejaría hacer con él a mi antojo por lo que antes de que lo suelte por el forcejeo que hacía, lo tomé con brusquedad del cabello azul, lo jalé y tiré al piso de la ducha. Furioso intenta apartarme dándome una patada en el estómago. No me doy por vencido, lo vuelvo a sujetar, aprovechándome de su estado de fragilidad lo golpeo, lo pisoteo, le pateo por el abdomen hasta dejarlo sangrando; el agua sigue corriendo, mojando su cuerpo y el mío también, de una vez lo pongo de rodillas, con las manos en el piso sujetándose, me coloco a su atrás y sin previo aviso lo penetro.

 

Grita, maldice, llora, odia… nada me detiene. Arremeto con fuerza a la par que me burlo de su virginidad. Sabía que era virgen porque su entrada estaba estrechísima, cerrada. Mientras meto y saco mi miembro con ímpetu pienso en qué posición usaré para follar con los otros dorados; debía de ser muy creativo para no decepcionarlos usando siempre la misma pose. Con este usé la pose perrito.

 

Los tan anhelados gemidos salen de su boca cuando toco un punto exacto en su interior, su excitada y delicada próstata….sí, sé que ahora lo gozas al máximo. En contra de su voluntad jadea, gime, se retuerce de placer; continuo adentrándome en su ser una y otra vez hasta llegar al límite, me tenso al sentir un orgasmo muy potente... derramo mi esencia en su interior, marcándolo como mío por estos momentos. Salgo sin delicadeza, veo sangre y sin decir nada lo dejo tirado, me visto recorriendo con mi mirada su cuerpo golpeado. La verdad fue toda una delicia haber abusado de aquel caballero, aunque se ve a leguas que a pesar del dolor lo disfrutó.

 

Sin abrir la boca salgo corriendo, no me interesa saber su nombre porque una violación no la disfruto tanto como tener sexo y ser correspondido con todas las de la ley. Mientras subo las escaleras hacia Leo pienso en el horóscopo y no, no sé si habrá acertado esta vez o no ya que lo violé;  si hubiéramos tenido sexo quizás, y solo quizás hubiese descubierto el verdadero potencial sexual de ese sujeto. Ofuscado por mi mala suerte bloqueo mi mente por un momento, intentando no pensar en nada y es justamente en ese estado que llego al templo de leo sin darme cuenta.

 

Vuelvo en mí. Realmente es grande ese templo pero no encuentro rastro de su custodio por ningún lado. Con poca paciencia recorro a grandes pasos todo el lugar y no… no estaba. Maldigo en voz alta, doy media vuelta y justamente estaba por retirarme a Virgo cuando escucho una muy varonil voz proveniente de la entrada delantera del recinto. Rápidamente me doy la vuelta y me llevo la gran sorpresa de que este caballero estaba completamente desnudo, dejando ver su hermoso cuerpo, sus fibrosos brazos y todos esos atributos dignos de admirar.

 

-Hola, soy Régulus de Leo… me acompañas a tomar el sol??-me preguntó desvergonzadamente, abriéndose más de piernas como diciendo: “Te invito a que me devores”. Yo siendo todo un casanova asentí con la cabeza, me acerqué, lo tomé entre mis brazos y así subimos unas escaleras  ocultas detrás de un montón de plantas verdes justo al lado de la casa; en cuanto llegamos quedé sorprendido: estábamos justamente en el techo de aquel lugar.

 

El sol era perfecto para broncearse.

 

-¿Cómo te llamas?-preguntó al mismo tiempo que se acomodaba boca arriba, exponiendo su deseable pecho a los rayos del sol.

 

-Me llamo Minos Matsumoto…-contesté con algo de dificultad... en verdad que me está afectando las neuronas semejante desnudez. Su cuerpo es como un manjar que debo probar.

 

-Bueno Minos… tengo que pedirte un gran favor: Puedes echarme bloqueador en el pecho por favor??

 

*Yo me encargaré de que pronto quieras mucho más que una echadita de bloqueador…*-pensé con un dejo de sorna. Sin duda alguna este jovencito era una verdadera “joyita”.

 

-Claro…-contesté. Al instante me acerqué a su lado, tomé el bloqueador, lo unté entre mis manos y poco a poco empecé a masajear aquel torso. En un principio se tensó por lo frío del gel pero poco a poco conforme pasaba el tiempo, su respiración se iba normalizando, incluso puedo decir que se relajaba bajo mis constantes caricias.

 

-Creo que ya es suficiente…-me dijo incorporándose-…podrías desvestirte?? Quiero verte completamente desnudo, tal y como estoy yo. Deseo con todas mis fuerzas que me tomes hasta hacerme gritar.

 

*Sí, lo sabía… eres un maldito pervertido igual que yo….Jajaja… nadie se me resiste!!*

 

-Sí es lo que quieres por mí está bien.

 

-Claro que quiero… ven aquí…-me señaló con un dedo.

 

De un salto quedé frente a él. Ahora parado nos mirábamos, mi vista se clavaba en tan bellas facciones. Por unos minutos estuvimos así mientras sus manos recorrían mi cuerpo acariciándome a la par que apartaba mi ropa, buscaba las formas solo para tirar de ellas con fuerza. Estaba desesperado, se le notaba claramente y es que era tan evidente que hasta gracia me causaba.

 

Una vez que terminó de deleitarse con mi cuerpo, me acerqué pegándome más al suyo, estrechando su cintura entre mis brazos. Rápidamente besé su cuello, mordiendo con algo de fuerza, dejándole una marca como diciendo “mío”. Sus manos acariciaron mi cabello, enredándolo, revolviéndolo y chascoseándolo. Encantado con esta acción lo solté, me aparté un poco, me arrodillé ante él y sin previo aviso metí su erguido miembro en mi boca. Gimió estrepitosamente, echando la cabeza hacia atrás, agarrándose con fuerza de mis hebras plateadas, moviendo su cadera de un lado a otro al ritmo de mis succiones.

 

Con mis manos acaricio sus muslos, abro un poco más sus piernas, las separo para poder tener más espacio y seguir degustándolo. No quisiera separarme, sin embargo, me veo obligado a hacerlo pues de lo contrario eyacularía arruinándome la diversión. Sin pensarlo más me alejo tan solo para poder recostarme en el techo, quedando sobre mi espalda.

 

Ni una palabra salió de su boca; simplemente se acercó, se colocó encima de mí con su entrada apuntando justo a la altura de mi erguida entrepierna y así, lentamente se dejó caer, auto penetrándose. Lo sujeté por las caderas mientras esperaba lo más pacientemente posible a que Régulus se acostumbrara. Cuando lo sentí listo comencé con el movimiento, adentrándome una y otra vez, gimiendo acompasadamente, jadeando, gritando…

 

Las embestidas eran casi animales, la pasión nos envolvía a ambos, la respiración se nos cortaba por momentos… era como tocar las puertas del abismo con las manos (no podía decir el cielo pues solo sentiría eso con el amor de mi vida). Finalmente entre feroces y fuertes arremetidas llegamos al orgasmo juntos, yo derramándome en su estrecho interior y él sobre mi vientre.

 

*Qué deleitable pose… que bueno que se te ocurrió usar la segunda pose del Kamasutra original: La hamaca…*

 

-Minos… esto n verdad fue una experiencia grata. Gracias por cumplir con una de mis más retorcidas fantasías aquí, en el techo de mi propia casa…-susurró separándose, alejándose, bajando las escaleras hasta internarse  en el lugar, dejándome solo.

 

De un salto quedé parado, tomé mis vestiduras y me vestí. Luego bajé, me interné en el templo, saliendo después de un rato, subiendo a paso ligero las escaleras… el cansancio me estaba matando.

 

-Bien, los de leo sí llegan a lo que nunca nadie llegó…-murmuré al aire. Ya nadie podía escucharme.

 

No supe cuánto tiempo me tomó llegar a Virgo. La verdad es que estaba tan distraído pensando en el castigo que recibiría de Hades por haber salido del inframundo sin su permiso que ni cuenta me di que en menos de lo que canta un gallo (no sé ni porqué menciono a ese condenado animal que no me cae, me da miedo) ya había llegado a la entrada de la sexta casa del zodiaco.

 

-Qué carajos… he venido a divertirme… no puedo dejar que una idiotez como esa me distraiga…-grito enfadado conmigo mismo.

 

-Qué vocabulario tan vulgar… a propósito… quién eres?? Nunca te había visto por aquí!!-oí una voz desde el interior del recinto. De no ser por la risa que acompañó a aquella frase no me hubiese dado cuenta de la cara de “WTF” que tenía.

 

-Soy Minos Matsumoto, estudiante de astrología y tú??-interrogué con toda la serenidad posible.

 

-Soy Asmita de Virgo y pues, como no tengo nada que hacer te invito un café. Ven, acompáñame a la cocina…-*genial... lo que me faltaba, me costará trabajo follármelo. Maldición!!*

 

-Bien. Vamos!!-Argumenté mientras caminaba detrás de él admirando la tela blanca que cubría su cuerpo; afortunadamente era algo fácil de quitar.

 

Cuando llegamos ni tiempo me di para admirar la decoración, de un solo tirón quité sus ropas, dejándolo desnudo y paralizado por el descaro. Sin mediar palabra lo acorralé contra la mesa, lo tomé de los muslos, lo senté en el filo de esta para acto seguido besar sus labios.  No tenía tiempo que perder intentando convencer a un simple santo por lo que medio desesperado haría las cosas a la apuradas… así lo decidí.

 

Sus brazos se movían tratando de apartarme más no me dejé. Lo apreté aún más con mi cuerpo, besando su cuello, mordiéndolo algo brusco, chupando. Bajé por su cuello, su torso, degusté sus pezones, jugué con ellos a mi antojo… en resumen… me apropié de su ser. Felizmente con el paso del tiempo ya no se me resistía.

 

Ahora estábamos en una posición distinta. Él apoyando su estómago sobre la mesa, con las piernas alrededor de mi cintura, yo apuntando a su entrada apunto de penetrarlo. Completamente cegado por la pasión entré en su interior de una sola, causándole dolor que lentamente fue reemplazado por placer.

 

-ahhh…mmmm…ri-co…más…fu-er-te…ahhfff…

 

Obedeciendo sus deseos lo embestí de una forma desenfrenada. Entra y salía, mi vaivén era intenso. En cada estocada tocaba su sensible próstata, la asaltaba una y otra vez mientras lo sentía retorcerse de placer entre mis brazos.

 

-aahhhh…-gimió al correrse. Minutos después lo acompañé también.

 

Me quedé unos minutos en su interior, recuperando el aliento perdido. En cuanto me disponía a salir de él me sujetó con sus piernas, apretándolas con fuerza en mi cintura, evitando que me fuera. Un poco confundido le pregunté qué pasaba y me dijo:

 

-No puedes irte…

 

-Y se puede saber por qué no??

 

-Porque ya anocheció y almenos que quieras pasar la noche en las escaleras, a la interpedie tendrás que quedarte en mi casa; además, podemos pasarla muy bien juntos…-esto último lo dijo en un tono muy seductor y atrevido.

 

*Mil veces maldita mi mala suerte… ¿Cómo anocheció tan rápido?..* Estaba sumido en mis pensamientos hasta que me volvieron a hablar.

 

-Y bien, te quedas o no??

 

-No tengo opción y lo sabes…

 

-Bien. Ahora sí te aviso que pasaremos unas horas muuuuy placenteras…-susurró moviendo sus caderas para excitarme de nuevo.

 

Ba…que más daba…ya me importaba un cacawate el castigo de mi Dios… incluso creo que ni mi ausencia notó. Y sí, esta noche la pasaría en la casa de Virgo aunque lo que menos haría sería dormir…Jajaja…

 

 

Continuará…

Notas finales:

ojalá haya sido de su agrado.

cuidense mucho

nos leemos en la conti.


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