Miku caminaba tranquilo por los pasillos de la empresa con los audífonos puestos, escuchando una de sus propias canciones. Se suponía que ese día debían ensayar una nueva coreografía para su próximo lanzamiento, además de presentarse en la bienvenida del nuevo miembro en el sello discográfico, un tal solista Ruki del que él jamás había escuchado en su vida.
Dio la vuelta a la derecha en una esquina hacia la que era su sala de ensayos, pero se detuvo unos instantes a observar su reflejo en una de las ventanas. Sonrió por lo que veía, ya fuera vestido como mujer o como hombre, él siempre se vería bien, pensó arreglándose un poco el cabello y siguió caminando.
- ¡EN QUÉ DEMONIOS ESTABAS PENSANDO!
Le asaltó el grito de alguien por encima de la música, desde el otro lado de la puerta. Aquello sólo podía ser indicativo de una cosa, al fin habían encontrado a Uruha. Empujó la puerta, quitándose los audífonos al mismo tiempo, y se preparó para entrar al campo de batalla, pero se llevó una sorpresa al ver que a quien regañaban no era a su líder sino a la princesa del grupo.
- Buenos días –se atrevió a decir él pero Kai, quién vociferaba, no le hizo el mínimo de caso y Hizaki permaneció estático en su lugar con la mirada gacha pero con una sonrisa boba en el rosto. Sólo Hyde que se encontraba tirado en una esquina de la sala se dignó a mirarle y regresar el saludo.
- Hola Akiharu –le dijo haciéndole espacio en el piso para que se sentara a su lado.
- ¿Qué es lo que pasó? –Le preguntó en un susurro al mayor.
- Al parecer a Hizaki se le ocurrió abandonar a Kai ayer para irse a jugar a los enamorados –Habló Hyde más que divertido con la escena.
- ¿Y los demás? –Continuó indagando el rubio de grandes ojos.
- No han llegado –le respondió el moreno con simpleza- Ya sabes lo perezoso que es Shinya y Uruha debe seguir tirado en algún callejón. Por cierto, aquí está la nueva letra para otra de las canciones del próximo álbum.
Akiharu tomó en sus manos las hojas de papel y leyó en silencio imaginándose la melodía. Aunque, finalmente, no era muy distinta a todas las demás letras de sus canciones.
- No está mal –Dijo al final.
- Es una basura –Le corrigió el mayor con una sonrisa amarga- Pero es lo que hay.
- Supongo –Miku volvió a concentrarse en la letra, tratando de memorizar sus partes.
Cuando de repente las puertas de la sala fueron abiertas nuevamente de par en par, pero esta vez de forma escandalosa.
- ¡Buenos días chicas! –Les saludó la voz de su coreógrafo Miyavi, un altísimo pelinegro y antiguo solista que ahora se encontraba retirado de la música a pesar de su corta edad, seguido a su espalda por Shinya y más atrás, tratando de pasar desapercibido, se encontraba la fuente de todas las disputas en el grupo: Uruha.
- Mira nada más que tenemos aquí –Exclamó Hyde desde su lugar con toda la intención de que Kai le escuchara- ¡Nuestra encantadora y siempre atenta líder ha tenido el gusto de acompañarnos!
Uruha miró con odio al mayor y le hizo una seña obscena con uno de sus dedos, para después darse la vuelta y encontrarse de frente con el rostro furioso de su manager. Sonrió con nerviosismo y dijo lo único que se le pudo ocurrir en ese momento.
- ¿Lo siento?
Pero aquel descaro no hizo más que hervir la sangre del otro que terminó por darle una bofetada en la mejilla.
- ¡¿En dónde te habías metido?! ¡¿Tienes idea de los problemas que pudiste habernos causado?! –Le dijo obligándolo a verle de frente- Esta ya no es la primera vez Uruha, y me temo que de seguir así tendré que verme en la penosa necesidad de hablarle sobre esto al productor.
- ¡Esta bien! ¡Ya lo entendí! –El castaño se zafó de un empujón- No tengo derecho a vivir fuera de ésta compañía.
- Estoy hablando en serio Shima, y esta advertencia también va para ti Hizaki –recalcó Kai ya cansado de tener que cuidar a ese montón de malagradecidos. Dirigiéndose a la puerta de salida.
- ¿Y tú que hiciste princesa? –Le preguntó Uruha al rubio en cuanto el manager salió.
- P-pues yo… -Hizaki se ponía de todos colores de tan sólo recordar: Ambos, él y Kamijo caminando por la calles mientras conversaban de música, con el brillo de la luna volviendo más resplandeciente su sonrisa, y el suave tacto del castaño sobre su mano en todo momento.
- ¡Suficiente parloteo por hoy! –Les reclamó su coreógrafo arrastrando a ambos al centro del salón, en sus respectivas posiciones para el escenario, y haciéndole señas a los otros tres para que se acercaran- ¡Menos plática y más baile! ¡Comencemos!
Miku, Hyde y Shinya obedecieron al ademán del pelinegro, caminando a sus respectivos lugares deshaciéndose en el trayecto de sus abrigos para estar más cómodos y, en el caso del más alto, sujetando su largo cabello castaño en una coleta. En cuanto cada uno estuvo en su lugar, Miyavi fue hasta el equipo de sonido a preparar la música y dar comienzo al ensayo.
Dile que lo amas
Dilo en voz alta o lo lamentarás
Todavía te amo ¡Sí!
El amor es todo en esta ciudad ¡Hazlo! ¡Hazlo!
¡Está empezando! ¡El amor está en camino! 1
La música comenzó a sonar a la par que iniciaron con sus movimientos.
Durante el ensayo cada uno de ellos dio lo máximo como si realmente estuviesen parados arriba del escenario y aunque individualmente su cabeza estuviese dispersa en algún otro lugar, todos sus movimientos se mantenían certeros. Sin embargo, siguieron repitiendo la coreografía las veces que fueran necesarias hasta que Miyavi estuvo satisfecho con el resultado. Lo mismo con una lista larga de pistas hasta que la práctica terminó. Para ese momento ya todos parecían cansados de las pegajosas cancioncitas excepto Hizaki, que seguía tarareando una de ellas alegremente aun cuando se dirigieron a las duchas.
Así que Miku, como buen curioso que era, cuando ya se encontraban todos en los vestidores probándose el vestuario que usarían para el evento que tendría la compañía esa noche, se acercó hasta Hizaki mientras éste se encontraba secando su largo cabello con la secadora eléctrica. Lo sorprendió picándole las costillas con uno de sus dedos y le dirigió una mirada pícara.
- Ya me enteré que anoche tuviste una cita –le dijo con una sonrisa traviesa.
Hizaki sólo soltó una risita nerviosa.
- ¿Hombre o mujer? –Uruha se acercó también, colocando sus brazos alrededor de los hombros de Hizaki.
- Hombre –Se atrevió a decir el interrogado comenzando a igualar el color de los tomates. Sabía que no podría evadir ese interrogatorio por siempre.
- ¿Lo conocemos? –Ahora era Shinya quien se unía a la conversación. Sentándose al lado de sus compañeros con el vestido a medio cerrar.
Hizaki asintió.
- Es Kamijo, el vocalista de Lareine –Les contó emocionado- Pero sólo dimos un paseo e intercambiamos teléfonos. Aunque debo decir a su favor que se portó como todo un caballero.
- ¡Perfecto entonces! –Exclamó el castaño más alto de los cinco con una sonrisa de oreja a oreja, estrechando a Hizaki en un abrazo por el cuello- Un príncipe para nuestra princesa.
- Sí, claro. Todo es un cuento de hadas hasta que el productor se entere y te obligue a dejarlo, o él se dé cuenta de que eres un hombre y salga corriendo. -Hyde les regresó a la tierra, saliendo después de regreso hacia la sala de ensayos.
Pero aquel comentario bastó para hacer que Hizaki pusiera atención en un pequeño detalle, que hasta ese momento no le había dado importancia: Kamijo no tenía idea de su doble identidad. Lo más seguro era que su interés fuera dirigido a su doble femenina y en cuanto se enterara de su género real saldría huyendo.
Hizaki bajó la mirada afligido.
Uruha en cambió frunció el ceño realmente molesto con el mayor del grupo. Últimamente Hyde se comportaba más borde de lo normal. Aunque entendía que con él estuviera molesto, porque Uruha siempre se comportaba un poco irresponsable, además de que nunca fueron los mejores amigos, pero Hizaki no tenía nada que ver con aquello y, el que al menos él si tuviese la oportunidad de enamorarse aun estando en ese odioso ambiente de música vacía, vestidos y maquillaje; debería alegrar al moreno, no disgustarle.
- No te preocupes –Miku reconfortó a la princesa del grupo- Hyde sólo no quiere que te arriesgues a salir herido -le dijo y mientras él y Shinya se encargaban de reanimar a Hizaki, Uruha se levantó de su lugar y fue detrás del moreno.
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Mientras tanto, en el mismo edificio, pero en el área de oficinas, un hombre mayor de cabello rubio hasta los hombros y gafas oscuras veía con una sonrisa cómo otro muchacho igualmente rubio con algunas mechas castañas pero muchísimo más bajito, firmaba un largo contrato, después de haberlo leído con detenimiento. Cuando éste terminó le entregó el documento al mayor y estrechó su mano.
- Es un placer que ahora oficialmente forme parte de nuestra familia, Ruki-san –le dijo el rubio de gafas con una sonrisa.
- El placer es mío señor Hayashi -Aceptó Ruki con una sonrisa ladina. Despidiéndose de su nuevo productor con una reverencia.
Saliendo al pasillo con parsimonia, pero nada más al cerrar la puerta de la oficina dio un brinco de felicidad y corrió hasta la pequeña salita dónde uno de sus músicos le esperaba leyendo una revista.
- ¡Lo conseguimos Rei-chan! –Celebró con alegría, que de inmediato fue correspondida por el otro, quien se levantó y cargó al pequeño rubio en brazos para darle vueltas y vueltas, ambos gritando de emoción.
- No lo puedo creer –Le dijo el más alto, que también era rubio, pero en una tonalidad mucho más clara a la de Ruki.
- Ahora somos músicos importantes –Bromeó el cantante.
- Y yo que estaba por mencionar que lo mejor era que no se te subieran los humos.
Ambos rieron de nuevo. No era para menos tanta emoción, ya que aquella era una de las compañías discográficas más importantes de todos Japón. Y, aunque aquel sólo era un pequeño paso en su carrera, para ellos significaba un paso más cerca del sueño de poder difundir su música por todo el mundo.
- Aunque había un apartado muy extraño en el contrato –recordó el menor frunciendo el ceño pensativo- Era algo sobre infringir la confidencialidad en los asuntos internos de otros grupos en la empresa o algo por el estilo… ¿Me pregunto para qué incluirían algo como eso?
- Debe ser porque todos los hombres ricos son celosos de sus cosas –Reita le quitó importancia- ¡Es momento de celebrar con un buen trago!
- O con algo más –Le sugirió el vocalista acercándose al oído de Reita para morder el lóbulo de la misma.
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Hyde veía su rostro en aquel enorme espejo, observado a detalle cada línea en él, sorprendiéndose de lo finas que eran sus facciones a pesar de no llevar casi nada de maquillaje encima, más que un poco de mascara y delineador. Maldiciendo al destino por darle aquel rostro que no había hecho más que encerrarlo en la mentira que ahora vivía y preguntándose qué era lo que había hecho para recibir tal castigo.
- Esto no es para nada lo que tú querías –Le dijo a su reflejo.
- ¿No crees que pudiste haber sido un poco menos cruel? –Cuestionó una voz a su espalda, haciendo que prestara atención a la otra silueta que ahora se proyectaba sobre el espejo.
Uruha le miraba con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre el pecho.
- ¿Y tú no crees que eres la peor persona para venir a reclamarme? –Respondió Hyde con tranquilidad girándose para encarar al más alto, teniendo que levantar su mirada debido a la enorme diferencia de alturas- Quizá tú puedas hacer las locuras que quieras pero deberías dejar de fomentar que otros hagan lo mismo.
- Lo siento, pero lamentablemente para ti y para todos, el líder sigo siendo yo, así que puedo reclamarte cuanto quiera –Sus miradas chocaban con una fuerza abrumadora- Además, no me parece malo que Hiza-hime quiera vivir su propia vida.
- Claro –Hyde soltó una risa sarcástica- Ya me dirás después que dicen los directivos de su bella historia de amor.
- Qué tu vida amorosa sea una verdadera tragedia no quiere decir que la de todos deba ser igual –Le espetó Uruha, con toda la intensión de que aquellas palabras hirieran al pelinegro, cansado de la actitud prepotente de Hyde. Siempre quejándose de los demás, nunca viendo los propios errores. Como si no tuviera cada uno suficiente con sus problemas.
Ante el comentario la sonrisa de Hyde desapareció de repente y sus puños se cerraron con fuerza, conteniendo las desbordantes ganas de atestarle un certero golpe a Takashima. Sabiendo que cualquier marca en la tersa piel de su líder le podría costar su carrera, sin exagerar.
Uruha sonrió con suficiencia.
- ¿No será que lo que tú tienes son celos? –Le cuestionó Uruha con sorna- Celos de que todos en el grupo somos menos miserables que tú y de que no puedes hacer nada más que estar a la sombra de un personaje que ni siquiera existe…
- Estoy harto –Susurró Hyde interrumpiendo al más alto. Sintiendo su orgullo romperse en pedazos al saberse expuesto- Estoy harto de ti y también de toda esta farsa ¡Quizá ustedes quieran seguir jugando a las princesas pero yo no! –Vociferó corriendo el maquillaje que enmarcaba sus ojos al restregar en ellos el dorso de su mano, en un vano intento de que el castaño no descubriera la traviesa lágrima que bajaba por su mejilla.
- ¡Pues si tan harto estas de todo por qué no simplemente te vas y nos ahorras el tener que aguantar tu mal humor todo el tiempo! –Le retó el más alto.
De inmediato comenzaron a llegar más personas pendientes de cualquier pelea, y entre ellos Kai y los demás miembros del grupo, ya que era bien conocido por todos que ese par no se llevaba nada bien y que cualquier conversación podía desencadenar una rencilla. Por lo tanto, siempre había que estar al pendiente por si había la necesidad de interferir. Lo que nadie se esperaba fueron las siguientes palabras pronunciadas por el pelinegro:
- ¡Entonces renunció! –Sentenció con decisión encaminándose a la puerta con rudeza y rapidez, sin que nadie pudiera detenerle. Sólo Hizaki salió corriendo tras él.
Kai palideció en extremo desde su lugar y se acercó a Uruha a pedir una explicación de lo que había presenciado, rogando que las palabras de Hyde fueran una broma.
- ¿Qué hiciste Kouyou? –Le preguntó al castaño que permanecía estático- ¿Dime porqué acabo de ver renunciar a mi vocalista principal?
- Y-yo –Uruha aún veía el lugar por el que había desaparecido el pelinegro- Yo no creí que se lo tomaría enserio.
- Disculpen… -Les interrumpió una mujer con timidez- Un joven busca a Uruha-san en recepción... Dice que su nombre es Shiroyama Yuu o algo por el estilo.
- Dile que espere un momento por favor, gracias y puedes retirarte –le contestó el manager con rapidez.
Kai frunció más el ceño de ser posible y cruzó los brazos sobre su pecho. Uruha soltó un suspiro profundo. Si las cosas se iban a poner mal, era mejor que todo viniera junto en avalancha.
- Kai-chan, creo que también hay un par de cosas sobre la noche anterior que debí haberte dicho –Soltó Uruha sintiendo que ese no debía ser su día de suerte.
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Hizaki corría por el estacionamiento tratando de alcanzar a Hideto, agradecido por tener esa agilidad para andar en tacones conferida por las largas sesiones de baile en ese tipo de zapatos. Creyendo que aún estaba a tiempo para hacer reaccionar al moreno. Sabiéndose culpable de la discusión que éste había tenido con Uruha y temiendo terriblemente que el grupo se separara.
Vio como el mayor estaba a punto de abrir la puerta de su auto y se apresuró para alcanzarle antes de que abordara, tomándolo del brazo que sostenía la puerta del vehículo.
- Hyde-chan, de verdad lo siento. –Le dijo sintiendo las lágrimas queriendo desbordar de sus ojos cuidadosamente maquillados, por la culpa que sentía- En verdad no tienes que irte sólo por mi culpa, prometo que no volveré a ver a Kamijo si eso te molesta, no le llamaré, ni siquiera le contestaré el teléfono. Mejoraremos en el baile, le pediremos a Kai más vacaciones y…
Hyde se mantuvo estático escuchando las palabras que salían en tropel por la boca del rubio, sabiendo que Hizaki no tenía la culpa que se adjudicaba. Aquello era algo que había pensado hacer desde hace mucho tiempo e iba mucho más allá de dejar abandonar Lip Gloss.
- Hizaki-hime –Le habló con suavidad dándose la vuelta, aparatando las bien cuidadas manos que encerraban su brazo- Esto no tiene nada que ver con lo que dije en los vestidores –Le aclaró- Ni mucho menos con un berrinche de diva.
- Entonces es definitivo…
Hizaki lo miró con tristeza al saber que el mayor estaba dejando caer el sueño que entre los cinco habían construido, pero la profunda mirada de Hyde le decía que había tomado una decisión que no pensaba cambiar.
- Tiene que ser una broma, Hyde. No puedes dejarnos así –Le dijo rogándole con la mirada.
Hideto negó con la cabeza y esbozó la mejor sonrisa que pudo revolviendo el flequillo del otro en un movimiento rápido. Reconociendo que una parte de él les iba a extrañar.
- Estarán bien sin mí –Aseguró- Al menos ya no tendrán que lidiar con mi humor.
Lo último le hizo recordar a Uruha.
- Sólo traten de mantener al líder alejado del alcohol –bromeó.
Hizaki negó frenéticamente bajando la vista, derrotado. Al mismo tiempo, Hyde abordó su auto y antes de encenderlo dijo:
- Suerte con Kamijo, Hizaki.
El menor levantó la vista de sus zapatos y compartió una última mirada con el pelinegro antes de que este partiera, dejando a Hizaki abandonado en el estacionamiento, sintiendo que el lugar era mucho más inmenso de lo que siempre había creído.
Entendiendo la disculpa implícita en las últimas palabras de Hyde. Suspiró saliendo de su trance y sacó de su bolsillo un pañuelo bordado con sus iniciales y limpió los rastros de agua en sus mejillas. Repitiéndose en el interior que todo iría bien.
Comenzó a avanzar con pesadez escuchando el eco de sus tacones sobre el asfalto. Cuando un estridente sólo de guitarra sonó desde su bolsillo anunciando una llamada entrante. Esbozando una ligera sonrisa al ver el nombre en la pantalla.
Yuuji-chan
Contestó y el escuchar la profunda voz del castaño vocalista del otro lado, le hizo sentir un poco de calma.
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- ¿Lo encontraste? ¿Qué fue lo que dijo?
Todas las miradas se dirigieron a su persona en cuanto ingresó a la sala de ensayos de nueva cuenta. Negó con un movimiento rápido y habló:
- Dijo que es definitivo.
Kai soltó un resoplido pesado y se levantó de su asiento.
- Será mejor que lo dejemos de ésta manera por ahora –razonó- Quizá dándole un poco de espacio para pensar recapacite un poco las cosas.
- ¿Y qué haremos con el evento de ésta noche? –Soltó Shinya desde su lugar siendo, al parecer, el único que se mantenía impasible con todo el revuelo.
- Fácil, adaptaremos las cosas para nosotros cuatro –Resolvió Uruha- De todas maneras quién necesita de Hideto.
Miku iba a replicar al respecto, ya que en realidad el moreno no sólo era el que tenía más líneas en las canciones, sino que, además, era quien encabezaba la lista de popularidad del grupo. Pero prefirió morderse la lengua para no causar una nueva pelea.
- Bien, entonces que así sea –Kai aceptó la propuesta de mala gana- Ustedes se encargarán de tener todo listo. Mientras, yo iré a deshacerme del fan número uno de Uruha.
Lo último lo dijo con ironía y salió al pasillo pensando en la mejor manera echar al joven, que Uruha le había contado que conoció la noche anterior. Caminó hasta recepción y fue ahí que se encontró con un pelinegro con varias perforaciones en la cara, vestido casi en su totalidad de negro, pero definitivamente sin la apariencia que normalmente tenía un fan obseso.
- Disculpa –Le llamó formando en su rostro una amable sonrisa, a pesar de que en ese momento despedía todo menos amabilidad- Tú debes ser Yuu ¿Cierto?
El pelinegro asintió, reconociendo a ese hombre por acompañar siempre a sus divas.
- ¿Dónde está Uruha-san? –Le preguntó buscando con la mirada al alto castaño.
- Lo siento, pero ella en éste momento está ocupada con un ensayo –Continuó Kai haciendo un esfuerzo inmenso por mantener su sonrisa en su lugar- Aun así agradecemos tu visita y apoyo al grupo…
- Usted no lo entiende. Uruha estaba demasiado apresurado ayer así que olvidó su teléfono en mi departamento –El moreno sacó de su bolsillo el móvil y se lo entregó al otro, sin darse cuenta que éste se había quedado como piedra- Yo sólo quería entregárselo.
- Espera un segundo –Kai llevó una mano a su cien masajeándola, queriendo creer que había escuchado mal- ¿Qué es lo que acabas de decir?
-Que Uruha-san dejó su móvil en mi departamento y lo más seguro es que él lo necesite. Aunque hubiese preferido entregárselo en persona.
Para su mala suerte no había escuchado mal. El chico se estaba refiriendo a Uruha como “él”.
- T-tú ¿Lo sabes? –Fue lo único que se le ocurrió decir y entonces entendió el nerviosismo de Takashima al contarle de dónde conocía a aquel pelinegro- Entonces ¿Cuál es el verdadero motivo de tu visita?
- Ya se lo dije –Afirmó Aoi con cansancio.
- Sí, claro –Resopló Kai- ¿Qué es lo que quieres a cambio de tu silencio? ¿Autógrafos? ¿Pases para conciertos? ¿Dinero?
Aoi estuvo a punto de replicar ante la desconfianza del moreno, pero en ese momento algo cruzó por su mente. Quizá no era tan malo aprovechar esa oportunidad como remuneración por la decepción que Uruha le había hecho pasar la noche anterior.
- A decir verdad –Comenzó- Sí hay algo que me gustaría pedirle…
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