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AGONIA por DRAGIOLA

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Notas del fanfic:

Harry Potter no me pertenece, sino a J.K. ROWLING. Solo utilizo su historia y personajes para dar vida a otras historias sin fines de lucro y con el unico fin de entretener.

Notas del capitulo:

Bueno con esta historia inicio la serie "31 Historias cortas de Terror, Fantasia y Tragedia" en la cual espero leer alguna de sus propias historias en este mes tan especial para los amantes del terror.

AGONIA

 

 

 

 

 

Oh, como deseaba morir, como anhelaba aquello que muchos otros rehuirían hasta el final de sus días,  ellos no conocian el suplicio de estar vivos o mejor dicho el suplicio de vivir en aquel cuerpo, sintiendo como dia tras días se descomponía en vida, como el ardor insoportable le carcomía por dentro, como sus venas estaban a punto de estallar deteniéndose solo por la vendita poción que le obligaban a beber.

 

Cuantas veces había deseado la inmortalidad, cuantas veces temió la llegada de la dama de la guadaña, cuantas veces se negó a ir de mano del peligro para evitar cualquier accidente que lo acercara a esta y para que, para descubrir tardíamente que al final era la única que le daría descanso de aquel tortuoso sufrimiento que no tenía fin.

 

-Todo estará bien amor- le dice como todos los días tras escucharlo aullar de dolor su pareja -Tranquilo bebe, bébete tu poción- le pide suplicante al notar como se niega a beber lo único que tranquiliza su agonía -Te meteré en la tina y el dolor se ira, lo prometo, esta vez sí funcionara- le dice con voz ahogada intentando que no se le note el nudo que tiene en la garganta y sobre todo las lágrimas reprimidas a duras penas al verlo retorcerse de dolor al ser colocado en el líquido que en vez de aminorar su sufrimiento solo parece hacer lo contrario.

 

Amaba a ese idiota  y quien dijera lo contrario se arrepentiría, porque aun enfermo como se encontraba podía levantar la varita y usar la escasa magia que le quedaba en tomar venganza en contra quien levantara tal calumnia. Pero no por ello podía evitar que muchos continuaran criticándolo por mantenerlo a su lado cuando era más un alma en pena que un alma viva.

 

Muchas veces  había intentado alejarlo de su lado, muchas veces encontrándose con su rotunda negativa, porque aunque le doliera él lo amaba y aunque él también lo hiciera y quisiera lo mejor para él, sin el…definitivamente…su vida no tenía razón de ser.

 

Era un mezquino, lo sabía, debio haberlo dejado ir cuando tuvo la primera oportunidad, liberarlo del lastre que se había transformado su traicionero cuerpo luego del incidente, luego que la enfermedad atacara cada célula de este y que los mendi magos lo diagnosticaran como un caso sin solución.

 

Estaba desahuciado, lo sabía y él lo sabía y por eso no lo dejaría, al menos no hasta que dejara de respirar.

 

Hundia la cabeza lo más que podía cada vez que le daba un baño de tina para descubrir cómo sus cálidas manos le sacaban antes de siquiera poder tomar una bocanada de agua para poder ahogar sus pulmones y tener que escuchar en tono de broma.

 

-Ni lo pienses mi Huroncito, que mientras tengas a San Potter nada malo te pasara-

 

Apenas podía comer, todo le sabia insípido, desabrido, pútrido por eso cuando él le dio a probar aquel bocado y su estómago lo resistió sin querer expulsarlo no pudo evitar continuar comiendo con ganas ante la mirada penetrante de  su novio.

 

Todos opinaban que era increíble que luego de estar en una cama apenas moviendo un dedo para comunicarse ahora el pudiera levantarse de esta, aun si con cada paso que diera fuera una Azaña monumental para él.

 

Es un milagro decía su madre  para entonces el responder.

 

-No, es gracias a mi Santo Personal-

 

Y miraba a Harry, le daba las gracias con un beso que por un extraño motivo cada vez que lo hacía un extraño sentimiento afloraba en su interior provocando que su estómago rugiera incomprensiblemente.

 

-Deberías probar esto- le había dicho  en incontables ocasiones a su novio para este negarse a probar bocado alguno, pues según él, aquellos platillos eran preparados especialmente para controlar su enfermedad.

 

La duda tras aquel comentario no se disipo como deseara solo aumentando al notar como el sudor de su pareja le despertaba no solo su miembro, sino sus ganas insaciables de comer.

 

Algo estaba mal con él, lo sabía, pues no era normal que un de un dia para otro rechazara los deliciosos biscochos de Tutsy y dejara a medio él te programado con su madre para huir del que fuera su hogar despavorido al sentir en su piel misma el corriente sanguíneo de su madre apenas la tocara y sobre todo al ver una pequeña venita palpitar en su cuello.

 

Por primera vez desde que se había recuperado tenía miedo, no quería ni saber si estaba recayendo o si su enfermedad solo había mutado en algo peor a lo que los médicos creyeron en alguna oportunidad. Pero aun asi con todo su temor debía hablar de alguien sobre aquello.

 

Harry era el único que lo comprendería, el único en quien podía confiar, el único que jamás lo abandonaría y por eso no dudo en buscar una respuesta en él.

 

La casa estaba completamente sola, sus dudas deberían esperar un par de horas hasta que el regresara de trabajar, o al menos eso debería haber sido la actitud fría y lógica de su parte pero que luego de años de agonía y sufrimiento ya no le interesaba para nada tener.

 

El peli rojo no fingió su alegría al saber que su amigo no solo se había marchado del trabajo tras una mentira, sino además al estar seguro que si él estaba ahí, era porque el otro se encontraba con alguien más, para sin dudarlo  darle la pista más segura de su ubicación actual.

 

¿Debería conformarse si Harry tenia a alguien más? Pero porque tendría a alguien más si él ya estaba bien. ¿Y qué tal si ya no le amaba y todavía estaba a su lado por lastima? No, eso era imposible, él lo amaba, él no le haría eso. ¿Pero era San Potter después de todo? No, no, debía borrar todas esas malditas dudas de su mente, toda esa basura que había leído sin querer con su legerimancia al idiota de la comadreja, porque eso era lo que él quería, que dudara de Harry, que lo odiara, que terminaran, pero no le daría en el gusto, eso jamás.

 

Grinmuld Place como siempre se mostraba lúgubre y en tinieblas, con el paso del tiempo más que notorio en sus paredes y el descuido notorio de su actual dueño en su mantenimiento. Se dio un golpe mental por estarse preocupando por nimiedades cuando lo que lo llevaba hasta ahí era mucho más importante que el mantener en pie esa casucha que una vez perteneciera a parte de una rama ya extinta de su familia por parte materna.

 

Se había tardado casi una hora en encontrar el paradero de Harry hasta que finalmente recordó que gracias a Merlín aún era un mago e invoco un hechizo localizador para el dueño de la casa llegando directo a un cuarto que para su desconcierto no solo le dejaba escuchar unos gemidos y suplicas, sino además una voz que por mucho tiempo le dijera que lo amaba.

 

Su corazón estaba roto, sus esperanzas perdidas, sus recuerdos aniquilados y su futuro…a quien mierda le importaba su futuro si el ya no estaría presente en este.

 

-Es hora de comer amor- le había llamado como todos los días su novio con una gran sonrisa en el rostro -¿Qué sucede, acaso no tienes hambre?- pregunto al verlo esquivo con él.

 

Fingiría, era bueno haciendo eso, siempre lo fue y no tenía por qué cambiar ahora al igual que la relación que llevaba con Harry. Si, fingiría y todo seguiría igual, igual que siempre. Asi que Draco, se dijo a sí mismo, sonríe, sonríele a tu novio pero hazlo con ganas, con tantas que jamás olvide quien es el que realmente lo ama.

 

Pero el amor no es suficiente para seguir ocultando la ira y el dolor de una traición y un dia cualquiera el vuelve a ese cuarto  para ocultarse en un armario de donde ve a una bella mujer recostarse en la cama feliz al saber que el Gran Harry Potter la ha escogido para pasar un buen rato con ella y quién sabe si algo más.

 

Estúpidas, estúpidas y estúpidos todos, porque mientras él estuviera vivo les demostraría tanto a ellas como al mismo Harry quien era no solo dueño de su corazón, sino además de su cuerpo y de su alma.

 

La idiota ni siquiera se lo había esperado, cielos las brujas de hoy en dia sí que eran no solo unas libertinas si no unas idiotas de primera que no dudaban en dejar sus varitas en cualquier lado sin tomar el peso real de sus acciones, vaya que a esa generación le faltaba una buena guerra para ser más responsables con sus preciadas varitas, pensó el rubio.

 

Solo dos mechas de la idiota en una pócima que tal como recordaba era de un gusto bastante desagradable para sentir el cambio en su cuerpo. Para luego ocultar su ropa lo más rápido posible y tirarse en la cama en la pose menos sexi posible, pues inconscientemente, aun si lo iba a hacer con su novio para darle una lección de fidelidad, no por eso dejaría a la susodicha como una diosa ante él.

 

-Vaya, vaya, ya te has puesto cómoda- dijo con una sonrisa lasciva su Harry.

 

-Creí que te gustaría- le respondio coqueta y descaradamente pensando en si sería o no una buena idea quedarse a su lado toda la maldita hora que duraba la pócima o simplemente marcharse antes y dejarle descubrir el cuerpo congelado de la furiosa chica que les observaba estupefacta desde el armario entre abierto mínimamente, mientras tuvieran sexo.

 

-Para serte sincero creo que es genial que estés asi- le sonrió ocultando algo a sus espaldas que el rubio noto con algo de molestia al imaginarse que le daría a esa que acaba de conocer, negándose a creer lo contrario -Odio desvestirlos-

 

-Guauuu, traes muchos a este lugar- pregunto con una sonrisa forzada mientras se aguantaba las ganas de maldecir al infiel de su pareja.

 

-Muchísimos- le confirmo el moreno sin culpa alguna.

 

-Vaya,  entonces debe ser cierto lo que dicen con respecto a tu novio- ronroneo de forma molesta para ver una mueca que el muy bien sabía lo que significaba en el rostro de su pareja sintiéndose aliviado porque tal insinuación provocara eso -Ya ni para la cama te sirve ¿no?-

 

-No te permito que hables mal de mi novio- respondio de mala manera el moreno para escucharle reír.

 

-¿Y porque no?-

 

-Ya estoy cansado de esto- soltó el moreno sacando tras su espalda su varita -Petrificus Totalus-

 

 

Qué diablos, que diablos era lo único en que pensaba el rubio al ver aquellas gemas mirándolo con profundo odio hincado sobre el casi escupiéndole cada palabra ponzoñosa que decía y para colmo mostrándole sin un mínimo de remordimiento un gran machete en sus manos.

 

-Yo amo a Draco maldita zorra- decía el moreno alegrando brevemente el corazón del rubio que no paraba de palpitar lleno de pánico ante algo que definitivamente debía ser un juego sexual -Y todo lo que hago es por eso- dijo raspando su piel con el filo del arma blanca -Por su bien, para que siga por muchos pero muchos años más a mi lado- Sentencio agriamente el moreno para enterrar el machete  para su horror en su hombro.

 

-No te preocupes preciosa, que no te matare, al menos no por ahora- sentencio arrancándole el brazo de cuajo con un simple movimiento de la navaja y de su propia mano -Mi Dragón necesita carne fresca a diario y si es de una bruja fuerte y sana como tú, aun mejor- añadio con una gran sonrisa el moreno para levantarse de la cama e ir por un maletín pequeño que guardaba en un mueble mientras el brazo del rubio era depositado sobre un velador.

 

 

ooooooooooooooooooooooooooooooOOOOOOOOoooooooooooooooooooooooooooooooooooo

 

 

Le había curado lo humanamente posible con el único objetivo que resistiera hasta que acabara de faenarle hasta fin de mes, cuando nuevamente debería cambiarle el menú a su rubio por la carne de un sucio muggle que de seguro le produciría malestares por la falta de magia en sus células pero que lamentablemente su cuerpo debería comenzar a asimilar poco a poco tras la escasa población de Magos y Brujas en Inglaterra Mágica que tras dos desapariciones harían saltar las alarmas ministeriales poniendo en peligro su tarea.  Le tranquilizaba un poco el saber que dentro de dos meses por fin tendría vacaciones y entonces si le daría las suficientes proteínas mágicas a Draco para que su recuperación fuera completa y no volviera a recaer a causa de una maldición tapada por el ministerio como una enfermedad sin cura conocida.

 

Tapo con una sábana el cuerpo de la chica despidiéndose de ella con un ademan de mano para salir con su preciada mercancía directo a su casa o mejor dicho directo a su cocina y de ahí al plato de su rubio.

 

 

Cuando  no encontró a Draco en su hogar no se preocupó al recordar que tras su recuperación milagrosa, iba casi a diario a visitar a su madre, quien no miraba con buenos ojos su relación, echándole la culpa a él en más de una ocacion del estado de su hijo por lo cual no era para nada agradable encontrarse con la mujer pero que lamentablemente al notar lo tarde que era y ver como su comida se enfriaba quedara sin más opciones que ponerse su túnica e ir a donde menos él deseaba para encontrarse con la fría y preocupada mirada de una madre que le aseguraba que su hijo se había marchado de su hogar hacia horas.

 

 

Algo no estaba bien, su Dragón jamás le preocuparía en vano, mucho menos después de lo que habían vivido tras su enfermedad. Debía tratarse de un secuestro, de una venganza, de alguien disconforme con que el noble hijo de la familia Malfoy huyera de una maldición con un solo final posible. Pero eso no quedaría asi, porque los encontraría y los mataría con sus propias manos pero antes, antes debería ir por ayuda y quien mejor que sus dos grandes amigos de toda la vida para esa tarea.

 

 

Por la cara que puso Hermione supo enseguida que estaba pálido, más cuando le pidió que tomara asiento tras escuchar lo que le había dicho el idiota de su ex mejor amigo.

 

 

Debía correr, volar, ¡no, desaparecerse e ir al único lugar posible en donde estaría su Dragón!

 

 

Volvió aquel cuarto saltando de tres en tres los escalones de una forma tan atlética que quien lo viera no dudaría que alguna vez él fue un gran deportista. Entro al cuarto azotando la puerta para agacharse y ver bajo la cama por alguna pista posible sobre si su amado estuvo ahí ese dia, rebuscando por todos lados hasta que se encontró de frente con un armario de dos puertas con estas entre abiertas un milímetro, suficiente para ver lo que sucedía en ese lugar.

 

 

Trago en seco pasándose una mano por sus cansados ojos, no quería ni imaginarse lo que pensaría su rubio si lo había visto hacer aquello y mucho menos al escuchar que hasta ese dia se había alimentado cual bestia salvaje con carne humana.

 

 

Aun con temor y con sus manos temblorosas abrió la puerta del closet para ver un par de pies tras la ropa vieja que se encontraba en este.

 

 

Dios, no, por favor, no. Se dijo mentalmente imaginándose como el pobre debía haber visto toda aquella barbarie y quedado en shock tras esto.

 

 

Con manos temblorosas corrió la ropa para darle una buena explicación a su pareja que se mantenía oculta en aquel closet, para encontrarse estupefacto al ver en su lugar a la joven que supuestamente le había cercenado el brazo y no solo eso, sino además sin ningún rasguño visible.

 

 

-¿¡Que mierda haces aquí!?- pregunto notando por su semblante que estaba congelada -Finite  incantatem- casi susurro para escuchar los gritos histéricos de la muchacha rogandole por que la dejara ir, asegurándole que no le contaría a nadie lo que había visto u oído en ese lugar -¡Cállate!-  fue lo último que la muchacha alcanzaría a escuchar cuando un furioso y fuera de sí Potter la tomara de la nuca para estrellarla con fuerzas contra una de las paredes del interior del mueble.

 

 

Se alejó del closet dispuesto a salir corriendo del cuarto en busca de su rubio cuando noto en la cama el cuerpo tapado de alguien que aun ignoraba quien era y que por un extraño motivo temía descubrir.

 

 

oooooooooooooooooooooooooooooooOOOOOOOOooooooooooooooooooooooooooooooooooo

 

 

Todo estaría bien, todo, el siempre solucionaba los problemas ajenos, él era San Potter y asi como había llorado como un niño en su pecho explicándole lo que había pasado, asi mismo lo había perdonado, porque no había mayor consuelo que el saber que el aun lo amaba y que si le quitaba la vida a otros era para dársela a él.

 

 

-Siento tanto lo de tu brazo amor- apenado decía su Harry, mientras servía como cada noche la cena.

 

-No te preocupes amor, soy un mago y mientras tenga el otro no hay problemas- respondia sonriente ante el manjar que su amado moreno le servía con premura e incógnita -Uuuuu Potter-dijo algo serio -Tal parece esta noche te has esmerado, sí hasta lo traes en charola y con tapa además-

 

-Por ti lo que sea Dragón- dijo besando su frente pues ya sabía bien lo que podía causar si lo hacía en los labios de alguien hambriento -Vualaaaa- anuncio emocionado quitando la tapa para ver los ojos grises de su amado brillar llenos de malicia como en sus años escolares.

 

-No lo puedo creer- se relamió los labios al tan solo imaginárselo en su boca -Y es todo para mí –pregunto dudoso sin quitarle la vista de encima aquel platillo tan especial.

 

-Todo tuyo amor- sentencio Harry haciendo un corte en la carne para servírselo directamente en la boca al rubio que disfruto el trocito con total deleite.

 

-Esta…exquisito…mmm, esto es afrodisiaco Harry- menciono relamiendo sus labios con una sonrisita picara -Quien hubiera dicho que este idiota tuviera tan buen sabor-

 

-Bueno amor, no por nada Ron comio como cerdo toda su vida, hasta que un buen dia…- alzo sus hombros el moreno al recordarle el triste deceso del peli rojo al sufrir un infarto que lo llevo directo a la tumba apenas unos días antes.

 

-Si…ñam, ñam- masticaba con deleite el rubio un nuevo trozo de carne que había rebanado de las mejillas del occiso -que casualidad…que muriera…justo cuando se…nos acababan las…provisiones- le guiño el ojo al moreno que solo le sonreía satisfecho porque se alimentara.

 

-Bueno que puedo decir, lo infartos están al orden del dia en el mundo muggle y en el mundo mágico no tiene por qué ser diferente-

 

 

El rubio rio a sus anchas apenas tapando su boca para no dejar entre ver la comida que tenía en esta.

 

 

-Me hubiera gustado ver su cara-

 

-Draco, me ofendes, él estaba muerto- dijo sonriente el moreno pues sabía bien que a su rubio no se le escapaba nada al igual que el inventario de sus pócimas y más sus idas y venidas de Grinmuld Place, más aun cuando había insistido en que se fuera a casa tras el funeral de Ronald dejándolo a el expectante en el cementerio.

 

-Vamos amor, que cara puso-

 

-Una de gran alivio que se vio borrada cuando en vez de llevarlo a su hogar lo lleve a nuestra carnicería personal-

 

 

Su rubio rio feliz tomando la cabeza entre sus manos para arrancarle los labios de un mordisco.

 

 

-Debe…haber chillado…como un…puerco….-

 

 

Harry al solo recordar los gritos histéricos de Ron al no comprender lo que pasaba y más al verlo arrancándole una pierna con su ya recurrente machete no pudo más que olvidarse de su técnica de preservación de la carne de Draco, porque sinceramente soportar a Ron en ese estado sería mucho más insufrible que antes cuando aún con un golpe de por medio no dejaba de burlarse por la suerte de su rubio al perder en un accidente de laboratorio su brazo izquierdo, mucho menos cuando chillaba que se había vuelto completamente loco o peor aún, que se había transformado en un mago oscuro cuando esos ni siquiera sabían lo que era el sacrificio por el ser amado, cosa que el si sabía, pues tenía a Draco como prueba de ello.

 

 

-No pienses en eso amor y disfruta de tu cena-

 

 

Le pidió su moreno para ver como él se devoraba hasta el último pedacito de carne de esa peli roja cabeza hasta relamerse los dedos por completo.

 

 

 

 

 

FIN

 

 

Notas finales:

Bueno como siempre gracias por leer y mucho mas por comentar.


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