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MAMI, PERDONAME por DRAGIOLA

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Notas del fanfic:

Harry Potter no me pertenece, sino a J.K.ROLLING. De la cual utilizo su grandiosa historia y personajes para realizar otras historias basadas en ellos pero sin fines de lucro.

Notas del capitulo:

Hola a todos aqui les traigo el segundo capitulo de esta locura que se me ocurrio, siempre invitandoles a participar en ella si es que se lo desean.

Y agradeciendo a todos quienes han leido la primera historia pero mucho mas a quienes han dejado comentarios para ellos va dedicado este segundo capitulo, besos y abrazos.

 

MAMI PERDONAME

 

 

 

 

 

La Sra. Black acababa de llegar de sus compras cuando vio en medio de la sala a la oveja negra de su familia con un gran moretón en estampado en la cara.

 

 

-¿Qué demonios te paso ahora Sirius?- pregunto está molesta porque de seguro el otro estaría peor -¿Con quién fue esta vez?- pregunto intentando de oírse serena pero siendo casi imposible con ese tono de voz frio y siniestro que le salía desde la mismísima alma como algo tan propio y suyo -¡Vamos muchacho respóndeme!-

 

-Mami…perdóname- pidió el chico arrepentido ante la molestia de su madre.

 

-¿Mami?- cuestiono la mujer pues sus hijos no la llamaban asi desde la cuna por lo cual pensó que este se tramaba algo -Un momento, ¿Cómo es que has llegado aquí Sirius?-

 

-Mami…perdóname, por favor, perdóname- repitió el joven sin moverse de su lugar.

 

-¡Maldición, Sirius Black no me digas que te han suspendido de Hogwarts!- alzo la voz la mujer tan fuerte que el chico llego tembló en su lugar.

 

-Mami… perdóname- repitió otra vez el muchacho sin cambiar por ello la rabia que ya era más que notoria en el rostro de su madre.

 

-Perdóname, perdóname, ¡perdóname como si con eso fueras a solucionar algo ¿no?!- grito furiosa la mujer alzando los brazos y escuchando entonces como el sonido tan característico de la chimenea se hacía escuchar ante la llamada de alguien.

 

-Mami…perdóname- le escucho gemir entonces a su hijo para verlo bañado en lágrimas.

 

-¡Oh por favor Sirius, ni creas que voy a caer en ese truco!-

 

-Mami perdóname,… por favor,… perdóname- gimoteando ante aquella bruja que le ignoraba olímpicamente a no ser para regañar.

 

-¡Por un demonio Sirius entre tú y esa maldita chimenea terminaran volviéndome loca!- grito ya histérica la mujer posando una de sus manos sobre su frente -Sinceramente ya no sé qué voy a ser contigo, a veces creo que tu padre tenía razón y debimos mandarte a Durmstrang‎, ahí si te habrían enderezado como Merlín manda-

 

-Mami perdóname,… por favor,… perdóname- repitió otra vez aun con lágrimas en los ojos el muchacho sin ser escuchado, ni tomado en cuenta por la mujer que le había dado la vida.

 

-Pero no, ¡yo fui la estúpida que insistió que mis hijos fueran a Hogwarts, aun tras las advertencias de quienes me dijeron que por culpa de ese idiota de Dumbledore el colegio se estaba yendo a la ruina! pero eso no me importo, o no, o no, ¡porque solo deseaba que estudiaran en el mismo recinto que nos formaron tanto a su padre como a mí! – gritaba cada vez más fuerte la mujer al escuchar el llanto de su hijo de un lado y el llamado de la chimenea por otro sin darse cuenta cuando su hijo se había desaparecido de su vista hasta que decidió ir a contestar a quién demonios insistía tanto.

 

-¿Qué desea?- pregunto molesta la mujer reconociendo al viejo líder de su casa escolar y maestro de pociones reflejado en su chimenea.

 

-Buenas tardes Sra. Black-

 

-Buenas tardes- contesto secamente la mujer notando el nerviosismo en el sujeto frente a ella.

 

-Vera…le hablaba para informarle acerca de su hijo….¡No de Regelius por supuesto, no! Si no de…de Sirius- dijo bajando cada vez más el nivel de su voz.

 

 

La mujer que ya se imaginaba lo que vendría se acomodó en su lugar soltando quitada de la penas ante un sorprendido profesor -¿Cuánto será esta vez?-

 

-¿Perdón?- dijo extrañado el hombre que ya se secaba el sudor de su frente con un pañuelo.

 

-Me ha escuchado bien, cuanto es esta vez, cuanto me va a costar el maldito desatino de mi muchacho, porque de seguro se ha metido en un lio, verdad-

 

-Bueno, no exactamente- contesto nervioso el hombre dudando de si debía o no dar aquella noticia.

 

-¿Cómo que no, hizo o no hizo algo?-

 

 

Vio como el hombre tragaba en seco para con todo el valor que le quedaba responderle.

 

 

-Sra., Black, me temo que su hijo… con otros compañeros esta mañana… se adentraron sin el permiso de nadie al bosque prohibido y…-

 

-¡Sirius ven aquí en este mismo instante!- llamo la mujer a su hijo sin tener respuesta alguna de este.

 

-Sra. Black como le decía ellos se adentraron sin permiso de nadie por lo cual no pudimos prestarles la ayuda necesaria con prontitud y-

 

-No se preocupe Slughorn,  yo castigare como es apropiado a mi hijo, ya vera que si- aseguro la mujer con pose altiva, aun a través de una chimenea, teniendo en mente el castigo perfecto para que esta vez su hijo se enderezara y nada más perfecto que el prohibirle visitar aquella desgracia de mago que alguna vez pensó como el consorte perfecto para su hijo hasta que descubrió que tanto el cómo su familia eran unos traidores a la sangre.

 

-Es que Sra. Black eso no creo que sea necesario, pues vera-

 

-No me diga que lo van a expulsar- pregunto  con tono punzante -acepto que sea suspendido pero expulsado, no, eso es inaceptable- decía la mujer viendo mentalmente todas sus cartas a utilizar para evitar tal deshonra en su familia.

 

-Sra. Black- reitero esta vez con tono más firme el profesor -Su hijo y sus amigos fueron atacados por acromantulas-

 

-¡Maldición!- soltó furiosa la mujer volviendo a llamar a su hijo -¡Sirius baja aquí inmediatamente!-

 

-Sra. Black, Sra. Por favor escúcheme- pidió el hombre con tono preocupado llamando la atención de la mujer –Su hijo, el joven Sirius Black al intentar defender a uno de sus amigos recibió un golpe de una de estas y…-

 

 

Entonces por eso tiene el moretón en la cara pensó la mujer haciendo un gesto al hombre tras la chimenea para que apresurara su cháchara y por fin le dijera cual sería el castigo que había decidido darle el colegio a su rebelde hijo.

 

 

-Para su desgracia y la de sus amigos fueron rodeados en escasos segundos, ellos están fuera de peligro pero lamentablemente su hijo…su hijo recibió la peor parte, ya que una de esas cosas… le atravesó el corazón con una de sus patas-

 

-¿Qué cosa?- pregunto incrédula la mujer con una media sonrisa dibujada en el rostro.

 

-Sra. Black, el cuerpo de su hijo ya fue trasladado junto a los otros alumnos a San Mungo y la necesitan ahí para que lo identifique-

 

 

La mujer lo quedo mirando como de un loco se tratara gritando una y otra vez el nombre de su hijo sin que este le contestara.

 

 

-¡Sirius, Sirius, Sirius!-

 

 

Se levantó lo más rápido que pudo del piso perdiendo toda elegancia posible y echándose a correr por toda esa gran casona que era su hogar, buscando al mayor de sus hijos sin dar con el por ninguna parte y solo encontrando en medio de su cuarto un par de gotas de sangre, único vestigio de su corta estancia en su hogar antes de partir al más allá.

 

 

-¡Sirius no me dejes!, ¡hijo mío!, ¡no!, ¡no me dejes!, ¡no me dejes!, ¡por favor, no me dejes, Sirius!, ¡Sirius hijito mío, no me dejes, no!-

 

 

 

 

 

Fin

Notas finales:

Casi se me olvida, esta historia es una adaptacion del cuento, "Mami, perdoname" transmitida por Radio Universal el año 2000, si, lo se, hace muchos pero muchos años atras.

Bueno como siempre gracias por leer y mucho mas por comentar, hasta la proxima.


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