El comiezo de ester amargo final
Primer día de colegio, del último año.
Ya había pasado un cuarto de mi estúpida vida encerrado en esta cárcel, digo, colegio.
Era el infierno, sonara muy exagerado pero para mi si lo era y ya casi me iba a graduar, bueno, si se le llamaría "graduar" 13 o 14 años de mi vida ahí metido, ya hasta perdí la cuenta de cuantas veces me patearon, golpearon y amordazaron, pero que va, supongo que algún día le patearé el trasero igualmente a todo esos bastardos.
Mi nombre el Billie, Billie Joe Armstrong, tengo 18 años… baja estatura, cabello negro, ojos verdosos, pinta de punk, no espera, es que soy un punk… Vocalista de una pequeña banda de garaje… algún día cumpliré mis sueños, lo sé.
Me considero un chico desesperado por hacer algo nuevo y salir de la rutina, inquieto, rebelde y fastidioso por turnos.
Tengo dos mejores amigos, uno desde toda la vida, Mike, lo considero mi hermano, hasta me cuida mejor que yo mismo. Y Frank, pero le gusta que lo llamen "Tré Cool" llego hace dos años de Alemania, es un jodido loco, ni yo sé cómo es que está vivo, pero, son mis mejores amigos e integrantes de nuestra banda, nada mejor que hacer una banda con tus mejores amigos, ¿no?
Todo era nuevo, otra vez, este colegio siempre hacia cambios estúpidos en toda la infraestructura y manejo de todo y como no, a mí me afecta parte de eso, un salón nuevo, con la misma gente de hace 13 años, profesores diferentes, misma y diferente rutina, es realmente fastidioso estar aquí.
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Todos los estudiantes estaban dentro del salón ya, solamente eran dos salones de ese grado, por mala suerte, Mike quedo en el otro salón pero Billie y Tré por suerte quedaron en el mismo salón de clases.
Como siempre Billie sentado en la última fila, en el último puesto, pegado a la pared con una ventana, le encantaba estar atrás, lo veía todo y estaba seguro que nadie lo podía ver, pues tampoco quería estar muy cerca del frente para que los profesores no lo notaran.
Como era lunes, empezando clases la mitad de las clases eran de reconocimiento de profesores y adaptación de horarios. Nada de otro mundo, hasta que…
Era ya última hora, las clases naturalmente a esa hora son fastidiosas y sólo esperas a que suene el timbre para salir corriendo de ahí; Pues nada más y nada menos que artística, un lunes a última hora, anunciaba el horario. Sonó el timbre de entrada y todos los alumnos se encontraban en el salón, sentados esperando al profesor.
5 minutos y el profesor al fin se presentó en la sala.
Un hombre de mediana estatura se paró en el umbral de la puerta, vestía una camisa manga larga negra, pantalones de igual color, zapatos de vestir negros y una peculiar corbata roja, con el cabello negro unos centímetros más arriba de los hombros, tez muy blanca, ojos con una gama de verdes pálidos. Sus facciones de la cara eran perfectas con una nariz perfilada un poco respingada, se le calculaba unos 25 años, muy joven para ser profesor de esa institución.
Detallo a cada estudiante haciendo una vista panorámica del salón, avanzo un paso y cero la puerta detrás de sí, paso por todo los pupitres hasta más adelante que se encontraba el escritorio, dejando su carpeta llena de papeles y dibujos en el escritorio se dispuso a escribir su nombre en la pizarra, con letra medio cursiva y una bonita caligrafía escribió: “Prof. Gerard Way”
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