Era una noche mas recorriendo los pasillos de ese hospital, todos llenos de gente, algunos dormidos, otros históricos, otros aun en shock.
En la planta de quirofanos, en las salas de espera el ambiente siempre era amargo, aun amando su trabajo como a nada su corazon se acongojaba siempre que pisaba esa planta, normalmente no salia la zona publica, se dedicaba ha hacer su trabajo y huir siempre por los pasillos privados de el personal medico, pasando por algunas salas de enfermos, incluso ha llegado huir por el pequeño pasillo que unia el almacén de equipo, camillas y algunos conectores para no ver rostros de familiares.
Ese día en particular todo había salido mal, gracias a un accidente grave de trafico el día había estado movidito, y sumándole mas situaciones inoportunas llevaba allí todo el día, incluyendo parte de la noche, por eso estaba por acabar por fin. Necesitaba volver a casa, darle un beso a Yongguk y dormir plácidamente hasta que su turno de tarde volviera. Hundirse bajo las sabanas con el calor de otro a su lado.
Esa noche las cosas fallaron, todo estaba demasiado lleno.
Se encontraba cambiándose para irse cuando lo llamaron para una urgencia mas.
Dejó su ropa de nuevo donde estaba para atender la urgencia
Corría por los pasillos, ignorando todo lo que se le ponía por delante hasta llegar al quirófano.
Allí de nuevo su corazón desaparecía entre espuma al ver tendido en la camilla a un joven de 19 o 20 años, este había sufrido un accidente de trafico también, un enorme cristal doble de la luna del coche estaba afilado, roto y clavado en medio de su pecho, cortando de forma horrible parte de posiblemente su corazón. Tenía rotas mas de tres costillas y podríamos sumarle la perdida de sangre.
Su enfermera lo durmió en un momento.
Himchan, tratando de dejar atrás el hecho de que era solo un chaval en una situación asquerosa se acerco a el decidido a sacar ese cristal e intentar salvar su vida.
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No sabia muy bien porque había accedido a hacerlo el, jamas lo hacia, prefería evitarlo porque nunca podía soportarlo, no solo por decírselo a los familiares, sino por decirse a si mismo que lo había hecho mal, que no había sido suficiente.
Decidido salio del quirófano atravesando un par de puertas, unos cuantos ojos se clavaron en el, esperando por saber a quien daría noticias esta vez.
Paso de largo cerca de un par de ancianos, y de una pareja lacrimosa que lo seguían con la mirada.
En medio de la sala paro en frente de una chica joven bajita y delgada, de unos 19, esta empapaba un pañuelo entre lágrimas y mocos.
Himchan dio un suspiro.
- Hola... - Dijo por fin.
La cabellera negra de la chica se levanto hacia el, al momento al ver al cirujano se levanto de la silla haciendo una reverencia.
A continuación lo miro expectante, intentando ver si ese rostro blanquecino llevaba buenas o malas noticias.
- ¿Usted acompaña al paciente lee?
- La chica trago duro - Si... - Balbuceo.
- El paciente Lee Sooyong ha sido operado de urgencia. - Explicó Himchan, sin saber exactamente aun como decirlo - Su estado era muy grave, y el cristal le corto parte lateral del corazón.
La chica seguía mirando mientras pasaba el pañuelo repetidas veces por sus ojeras.
- No hemos podido hacer nada para salvarle. Ha muerto - Soltó Himchan, sintiéndose como una mierda - Lo siento.
Huyo de allí rápidamente, mientras oía a su espalda como la joven caía en uno de los asientos, rompiendo en un llanto tan amargo como escandaloso.
Las personas que antes lo miraban lo hacían de nuevo, posiblemente preguntándose si les esperaba la nueva noticia, el no seria el que se la diera si fuera así, jamas daría de nuevo una noticia así.
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La velocidad que llevaba excedía el limite de esa carretera, sin embargo no freno en ningún momento, deseaba llegar rápidamente a casa, para descansar, para olvidarse de todo, para comprobar que su Yongguk seguía en perfecto estado.
Rozando la velocidad de la luz llego a una zona residencial, allí aparcó de mala manera, para después ignorar por completo las buenas noches del portero del bloque de pisos y subir a carrerilla las escaleras de los cuatro pisos.
No espero a sacar la llave, aporreo la puerta de madera frente a el como si pudiera atravesarla solo con los puños.
Al poco tiempo la puerta se abrió dejando ver a un sonriente Yongguk, que con ya el pijama puesto frotaba una toalla en su negro pelo mojado.
- ¡Himi! Por fi... - Saludo sonriente.
Sin tiempo antes de decir nada mas recibió el abrazo desesperado de un moreno en sus brazos, cerro la puerta con el pie mientras retrocedía hacia dentro debía casa con el mejor aun envuelto en sus brazos.
Llego al sofá donde presiono la cabeza del otro en su cuello, notando como este se empapaba poco a poco.
- Himi... - Susurro preocupado.
Oyó un hipido y un verso en su cuello, el menor lo ahogaría si apretaba mas su abrazo.
- J-Jamas.... - Titubeo - Jamas conduzcas mal - Ordeno dejando otro beso en el cuello de Yongguk.
- ¿Que? - Sonrió confundido, acariciando la espalda del menor.
En un segundo pensó en la situación de esa joven, posiblemente ese chico era su pareja, seguramente un día bonito se había convertido en el peor de su existencia, y el lo había visto, había visto las lágrimas de perdida de alguien.
Si el lo sufriera, reaccionaria así o moriría sin mas?
Perder a alguien.... perder a un familiar... Perder a Yongguk.
Un nuevo hipido y un llanto mas fuerte al pensar en el simple hecho de perder al mayor y vivir esa situación de angustia y dolor.
- Si tu mueres.... Yo no... - Dijo con voz entre cortada. - Dios mio Guk jamas me dejes solo en una sala de espera, nunca.
Yongguk sonrió besando la cabeza morena de Hinchan, entendiendo al momento la preocupación lacrimosa de perdida de Himchan.