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Enfermizo por yuujilover

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Notas del capitulo:

¡Hola!

¿Qué creen? Apenas actualice ayer mi fic en progreso y ya me tienen aquí molestando otra vez XD

Esta vez les traigo un one-shot original que empecé a escribir un 11 de octubre de 2012, hace ya casi un año y lo termine hasta hoy ._.

Resulta que el día amaneció un tanto lluvioso y me es imposible ponerme melancólica y dramática en días así, por eso es que decidí dedicarme hoy a este.

En realidad es muy corto y ciertamente estoy feliz porque es la primera vez que escribo algo tan corto ¡Felicítenme! XD

Espero les gusté, al final les dejó una breve explicación del título, los dejo leer :)

La maleta estaba hecha, no había otra cosa que hacer o decir. Entonces se puso la chaqueta de cuero y tomo sus gafas oscuras, dispuesta a caminar por un rumbo nuevo, lejos de ella, que seguía sentada en el sofá mirándola con el ceño fruncido, completamente callada, J volteo a verla por última vez antes de irse y ella cruzó los brazos...estuvo a punto de echarse a llorar. Así que se coloco las gafas; otra vez ese gesto que tiempo atrás le parecía de lo más adorable. Cuando se enfurruñaba era como un pequeño gato, siempre que lo hacía J terminaba riendo a carcajadas, luego la abrazaba, la besaba y ocurría lo inevitable. Pero esta vez no, no podía hacer eso, tampoco podía quedarse más ahí, ni ponerse a llorar. Por primera vez en su vida había tomado una decisión madura, no podía echarse a llorar...aunque doliera, no podía. 

J suspiro larga y hondamente, tomo la maleta y se rasco la cabeza en un distraído gesto, pero entonces lo notó, se había vuelto tan cotidiano que ya apenas le prestaba atención, el lazo con que amarraba su larga cabellera oscura, el mismo desde hacía 4 años...si, aquel día eran 4 años desde que la conoció. Desato su cabello y lo estrujo entre sus manos, sintiéndose tan impotente y frustrada que deseo morir en ese preciso instante. "Nada que me recuerde a ella" repitió para sus adentros. 

Entonces recordó la conversación de la noche anterior:

Habían peleado otra vez, J derramaba tantas lagrimas que apenas le era posible ver las de ella, y aunque verla llorar era como si le enterraran pequeños cuchillos por todo el cuerpo, decidió anteponer su bienestar, como debió haber hecho hacía mucho tiempo. 

-No tengo nada más que hacer aquí, ya no puedo, estoy agotada. Di todo de mí, lo di todo y lo único que recibí fueron siempre migajas, ya no las quiero. No quiero nada de ti. 

"¡¿Migajas?! Migajas dices, cuando sin que me lo pidieras y aún cuando nunca llegué a comprenderte me quede contigo cada vez, cuando aguante malos tratos, cuando recibí indiferencia, cuando me entregue tan completamente a alguien que ni siquiera está seguro de quien es o que quiere...si, lo hice porque quise, porque te amo idiota caprichosa" Pensó ella, pero como tantas otra veces guardo silencio y la miro con los ojos enrojecidos. 

-Vete ¿Es lo que quieres? Pues vete ¡Lárgate! Pero no vuelvas a aparecerte por aquí, sal de mi vida. Esfúmate, pero no se te ocurra volver...y si lo haces no esperes que te reciba con los brazos abiertos, es más ni siquiera esperes que recuerde quien eres- y limpio sus lagrimas con rabia. 

J salió de la habitación sin decir nada más, con el cuerpo tembloroso, sentía como si fuera a caerse a pedacitos de un momento a otro, entonces se rodeo con sus brazos fuertemente y bajo hasta la sala, se derrumbo en el sofá y se deshizo, se retorció de dolor...se murió por dentro. 

 

A la mañana siguiente cuando despertó con la sensación de no haber descansado nada, su realidad la absorbió, no podía explicarse cómo es que algo podía doler tanto y como era que seguía en pie, como demonios era que seguía en una pieza y por dentro se sentía tan irremediablemente rota…

 

Se sentó en el sofá y abrazó sus rodillas, ocultando su cabeza, sumiéndose en su propia oscuridad…no era la primera vez que peleaban, aunque lo cierto era que las últimas semanas lo habían hecho más que nunca…pero era normal, todas las parejas tenían sus crisis ¿No?

¿Entonces por que habían dicho cosas tan hirientes? ¿Por qué esta vez se sentía como si no hubiera vuelta atrás? Esta vez de verdad deseaba irse, no tenía ganas de volver ahí y pedir perdón, no tenía ganas de volver a entregarse tan completamente a la chica infantil que solo sabía recibir. ¿Pero que no se suponía que el amor consistía en dar todo sin esperar nada a cambio? Sí en verdad era así ¿Por qué se sentía tan harta de jamás recibir nada? ¿Es que ya no la amaba tanto? No…la amaba más que nunca, de eso estaba segura.

Entonces ¿Qué había pasado? ¿¡Como se había torcido tanto todo?!

 

Tomó un cojín del sofá y lo puso sobre su rostro apretando tan fuerte que casi se quedo se quedó sin aire, entonces gritó, gritó, gritó con todo lo que tenía en los pulmones, se lastimo la garganta pero apenas y fue consciente de ello, alguien podría llegar y comenzar a torturarla, desollarle, atizarla, descuartizarla…daba igual porque nada, nada hería tanto como toda la mierda que tenía dentro de sí.

 

“Levántate J, y para de llorar niñata estúpida” se dijo así misma mientras alejaba las molestas lagrimas que acariciaban sus mejillas. “Vas a subir a esa maldita habitación, tomarás tus cosas y te vas a largar de aquí de una buena maldita vez. Hazlo ya” Subió las escaleras obedeciendo a la voz en su cabeza, entró a la habitación, la jodida habitación en donde ella seguía durmiendo plácidamente, con la carita hinchada, hecha un ovillo junto a las sabanas.

Error, gran error. ¿Cómo pensaba marcharse ahora que había visto al mismísimo ángel sobre su cama? ¿Cómo pensaba salir de ahí cuando estaba absolutamente llena de recuerdos, de su olor, de su esencia? Recordó su primera  noche ahí, estaban tan agotadas por la mudanza pero eso no les impidió hacer el amor como un par de posesas en cada rincón de su nueva casa, de su propio rincón alejado del mundo donde nadie podía meterse con ellas y con su amor. Ahora ese día parecía muy lejano, todos los recuerdos parecían más un sueño que algo que de verdad hubiera pasado alguna vez.

 

El ángel se revolvió en la cama, estaba despierto ahora y mirándola completamente paralizada en el umbral de la puerta.

 

-J… ¿Qué haces ahí? –dijo con esa voz raposa de niña pequeña y enfurruñada que siempre tenía al despertar. J soltó una risilla mientras lagrimas nuevas escapaban de sus ojos -¿Por qué llo…? -el ángel abrió los ojos de par en par cuando recordó todo lo que había pasado, lo que había dicho…lo que J había dicho…se iba, J iba a irse de su lado. ¿Iba a permitirlo? …sí, lo haría, no diría nada al respecto, tan solo…simplemente dejaría que se fuera, después de todo lo que ella le había dicho la noche anterior no tenía ningún arreglo, J había que ella no la quería lo suficiente, que solo recibía migajas de su parte, en ese caso, estaba bien, que se fuera, porque no quería verla más.

 

-Date prisa y recoge tus cosas…-dijo el ángel con un tono de voz tan duro que resultaba extraño en ella. Se levantó de la cama y salió de la habitación sin decir nada más.

 

J obedeció, saco sus maletas del armario y su ropa. Metió todo a trompicones sin importarle un poco, decidió que no iba a llevarse nada más, no quería nada que le recordará al ángel, ni siquiera se tomo algo de tiempo para sí misma y su apariencia, seguía con la ropa del día anterior, con el cabello enredado y atado ¿Qué importaba?

 

 

Y ahora estaba ahí parada lista para irse con él listón color verde hoja entre su puño, no iba a llevárselo y supuso que tirarlo por ahí en el camino era una mejor elección pero no podía hacerle eso a algo que significaba tanto para ella, así que se dio la vuelta y la miró a los ojos.

 

-¡Si vas a decir algo quítate las malditas gafas! –J le ignoró y tomo su mano no sin que ella pusiera cierta resistencia, coloco el listón en su palma, el ángel lo miró en silencio.

 

-¿Lo recuerdas?

 

“Sí” pensó ella, en cambio un reticente No fue lo que salió de sus labios. J trago saliva.

 

-Me lo diste el día en que nos conocimos, en el ascensor, yo tenía una entrevista importante de trabajo y un ventarrón me había arruinado el peinado, te lo conté y tu sacaste este listón con el que mantenías tu cabello lejos de tu rostro y me hiciste una coleta, dijiste que tenía que devolvértelo porque era tu favorito así que…supongo que lo has olvidado, da igual, fue hace mucho tiempo.

 

“¿En serio me crees capaz de olvidar el día en que te conocí, imbécil?”

-Idiota –le dijo el ángel y lanzó el listón a su rostro –No lo quiero.

 

-Es tuyo, haz con él lo que quieras.

 

J tomó su maleta, salió por la puerta y se dirigió a su auto sin mirar atrás; cuando estuvo dentro del vehículo golpeo su cabeza contra el volante con una furia que hacía años no sentía y se puso a llorar. Arranco el auto, sabía que no debía conducir estando así, pero si tenía algo de suerte podría matarse por el camino, estar muerta era definitivamente mejor que tener el corazón hecho añicos.

-¡Jessica! –escuchó al ángel gritar su nombre con desesperación justo antes de meterse en el trafico de la avenida. Piso el freno de inmediato y la vio por el retrovisor correr descalza por la calle. -¡No te vayas! ¡No me dejes! Lo siento, lo siento tanto, jamás quise que te fueras, estaba enfadada y muy dolida, lo lamento.

 

El órgano que hasta hacia unos momentos creía haber perdido para siempre revivió con una fuerza dolorosa bombeando sangre helada a todo su cuerpo. Sabía que si bajaba del auto todo volvería a ser como antes, absolutamente todo, ella simplemente seguiría dando todo de sí y su egoísta ángel seguiría con los brazos abiertos recibiendo todo lo que ella ofrecía, porque las personas nunca cambian, porque nunca nada iba a ser diferente. Puso el pie sobre el acelerador.

 

-¡Jessica te amo, no te vayas!

 

Bajo del auto, viendo como su ángel seguía corriendo con la carita hecha un desastre por las lágrimas, se tiro a sus brazos y J la recibió, condenándose en ese mismo momento. ¿Estaba feliz? No, estaba más triste que nunca, sin embargo se sintió aliviada, aprendería a vivir con las lágrimas, el dolor y la pena. ¿Pero sin su ángel? Jamás, no había vida después de ella. 

Notas finales:

¿Cuál es la enseñanza que nos dejo este fic? 

¿No saben? Bueno, sé los diré XD

Ustedes pudieron ver que el ángel amaba a J, sin embargo J no lo sabía ¿Adivinan por qué? Porque nunca dijo nada, y muchos de ustedes pensaran que las cosas del amor no hace falta decirlas porque simplemente se sienten. Mis queridos amigos tengo que decirles que en ocasiones hay personas tan poco expresivas que incluso estando felices es difícil saber que lo están ._. 

Algunas cosas es bueno decirlas, no se callen, eso es enfermizo y no es nada bueno, exactamente igual de enfermizo que empeñarte en mantener una relación que te hace tanto daño. Las personas no cambian, recuérdenlo :)

Espero les haya gustado y de ser así, déjenme un review para saber que piensan ^^

Saludos.

-H-


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