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Troublemaker por Heidi

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Notas del fanfic:

Con mi amor ghei para mi mascota fiel(?) Love you! :D

Notas del capitulo:

Feliz cumpleaños amor mio(?)~~! No te esperabas un seriado, cierto? Well, no sera grande ni la gran cosa... recuerda que solo lo hago porque es tu cumpleaños y te lo mereces ^^

 


 


Dicen que justo antes de morir, puedes ver toda tu vida pasar delante de ti en segundos, bueno, pues yo estoy viendo algo de eso ahora.


Desde el nacimiento de mi primer diente hasta lo que estaba haciendo exactamente hace dos días, todo por culpa de la pistola que descansa en mi sien. ¿Cómo es que llegue a estar en una situación así? Fácil, fui tomado como rehén. Recapitular con exactitud porqué es esto así me parece aburrido, pero tampoco es que tenga nada mejor que hacer, así que cuanto antes comencemos, más pronto terminaremos.


 


Fue en verano, ¿¡cómo olvidar ese verano!? Salía del colegio por la tarde, con mi pantalón azul marino, saco del mismo color y camisa blanca, zapatos negros casuales bien lustrados y como omitirlo, mí preciada boina que hacia un perfecto juego con las demás prendas. Para llegar a mi hogar, había dos caminos; ese en el que tenía que atravesar a toda la gran urbe ataviada, —nunca lo use— y el otro donde había un enorme lago, —mi favorito—, que se cruzaba a través de un puente que parecía pronto se iba a caer, —la mayoría de la gente pensaba que era peligroso, pero ¡bah! Viles miedosos—. Era una caminata tranquila, normal, como todas las otras que había hecho antes… o al menos eso pensé hasta que lo vi. Corría, corría a todo lo que sus largas piernas daban, casi tan rápido como el mismo flash.


De acuerdo, hagamos una pausa para aclarar. No estaba corriendo tan rápido como ese superhéroe, pero comprenderán que yo me lo figure así porque me dejo impactado… el tipo era muy lindo para ser real.


Como decía, corría casi tan rápido como el mismo flash, y yo me detuve en seco para admirarlo, ¿amor a primera vista? No, por supuesto que no, yo no creo en esas cosas, ¿calentura y ganas de tenerlo en mi cama? Sí, eso es más creíble, más mi estilo. Su pelo tan despeinado y respiración irregulares lo hicieron ver hermoso, —y peligroso—, a mis ojos. Se iba acercando cada vez más a mí y sacudía los brazos como un loco, por un momento reconsidere si en verdad me había gustado alguien como él.


 


—¡Idiota, muévete del camino!


 


Me grito y no supe que responder, su voz tan varonil me había descolocado más de lo que ya estaba. Cabe decir que hasta pase el apelativo de «idiota» por alto, a mí nadie me insulta y menos un muerto de hambre como él. —Detalle que más tarde descubriría—. Trastabille unos pasos hacia la orilla del rio y lo deje pasar, observe su espalda solo unos segundos antes de que también comenzara a correr detrás de él, ¿porque lo hice? Pues no sé en qué clase de problemas se había metido, pero dos hombres armados lo perseguían y al parecer pensaron que era su cómplice porque me intentaban atrapar también.


 


—¡No me sigas, estúpido niñato!


 


Volvió a gritar y fue entonces que me toco la fibra más sensible que tengo... odio que me digan niño y que me subestimen por ello. Suerte que estamos casi de la misma estatura y tenemos las piernas iguales, además de que descubrí que era más rápido que él. Con todas mis fuerzas me impulse y lo tire al suelo, la expresión en su rostro me decía que estaba bastante sorprendido y enojado por lo que acababa de hacer, sin embargo no le tome importancia y aproveche su confusión, nos hice rodar hacia el rio, y lo ahogue. Sé que fue estúpido, pero mi enojo era tanto que no me fije en que él era un hombre mayor y con músculos, no como yo, tan escuálido. Me derribo y empezamos a forcejear, me dio un buen golpe en el labio pero yo le respondí con un cabezazo, directo a la nariz… y me desmaye por el impacto. —Sí, estoy al tanto de lo patético que me vi ese día—. Desperté y estaba atado de manos y pies, echado como un bulto de papas duras sobre el frio suelo, además de que no venía nada, si señores, ese día también fui secuestrado.


Paso bastante tiempo —tanto que se me entumeció todo el cuerpo, ¡ya no sentía mis extremidades!—, hasta que alguien se dignó a quitarme la cosa esa que cubría mis ojos. Entonces nuestras miradas se cruzaron, ambas frías, ambas demostrando lo que pensábamos del otro.


 


—¿Puedo saber porque me tienes encerrado aquí? —Dije sin rodeos, y ese moreno solo se rio. —Si esto es un secuestro y lo que quieres es dinero puedo dártelo, solo llama a mis padres y pagaran lo que quieras pero déjame ir.


 


Lo único que conseguí con mi apresurada proposición fue que se riera todavía más.


 


—¿Qué es lo gracioso?


 


Volví a preguntarle y se encogió de hombros, sin borrar claro, la estúpida sonrisa que se dibujaba en su rostro. Dio varias vueltas por todo el lugar y luego de un rato se acercó a mí. Confesare que su cercanía me provoco un terrible sonrojo…


 


—Estas en un lugar que no conoces, —dijo, —con una persona a la que tampoco conoces; que te tiene amarrado de manos y pies, y aun así, ¿te atreves a ponerte altanero? Perdóname pero eso es bastante gracioso. Sé que eres un niño rico, tu pinta me lo dice, además de que tu uniforme sacado de ese colegio de muñequitos no te hace pasar muy desapercibido que digamos… la pregunta es, hace un rato, ¿por qué me seguiste? ¿Por qué hasta tuviste el valor de golpearme? ¿Sabías que los tipos que me perseguían pudieron habernos matado?


—Idiota. —Le solté sin pensar y me tomo con extrema fuerza del cuello, yo por reflejo cerré los ojos… y más carcajadas se escucharon.


—Te pones digno pero me tienes miedo, ¡eres tan divertido!


 


Lo mire con todo el odio y la rabia que me eran posibles en ese momento, me devolvió la mirada y salió de la habitación. No paso mucho y regreso, levanto mí ya rígido cuerpo del suelo y soltó los amarres que tenía.


—Ya te puedes ir.


 


Yo sin poder creerlo me quede parado frente a él, estupefacto.


 


—¿Pero…?


—¿Pero…? Nada, que te vayas te dije, no me interesa tenerte como rehén.


—¿Y porque no?


—Porque no me agradas… anda, vete, eres libre pequeño niño.


—¡No soy un niño! Ya tengo mis 21 años, soy mayor de edad.


—Hablo en serio, ¡vete!


—¡Pues no quiero! Anda, pide un rescate por mí.


—¡Tengo cosas más importantes que hacer que jugar contigo al secuestro!


—¡Pues no me voy a ir! ¿Es que acaso no merezco ser secuestrado?


—Jamás había conocido a un niño tan terco y estúpido como tú, si no te vas por la buena, te sacare a la mala.


—Sácame entonces.


 


Camine directo hacia una esquina del cuarto y me senté allí, cruzado de brazos, no pensé en moverme. Entonces mi acompañante me miro molesto y se giró para salir de la habitación.


Al cabo de un rato comencé a sentir hambre, mi estómago ya hacia ruidos y decidí salir a buscar algo para alimentarme, sin embargo, unos sonidos que venían de afuera, me alertaron, creí prudente entonces buscar al pelinegro para saber si era él el causante o era alguien más. La casa por suerte era pequeña, constaba de tan solo tres habitaciones y la cocina, en esta no estaba, y quedaba descartada la habitación de la que yo salí, así que solo tenía dos lugares por buscar. Afortunadamente lo encontré al primer intento, estaba durmiendo cual bebe sobre una cama vieja, me acerque a despertarlo:


 


—Oye…


 


Apenas me aproxime unos centímetros y sus ojos se abrieron al instante en que sentí una navaja pegada a mi cuello:


 


—¿No te has ido aun? ¡Pude haberte matado! —Trague saliva y me aleje de él, y su hoja afilada.


—No, ya te dije que no me voy a ir, solo vine a avisarte que cuando fui a la cocina escuche unos ruidos extraños de afuera.


—¡Nos siguieron! —Exclamo sorprendido y se puso de pie de un salto. Tomo una mochila negra y se puso a correr como un loco, yo me limite a observarlo y seguirlo.


 


Empaco balas, muchas balas, —admito que eso me asusto un poco— y algunas latas de comida.


 


—¿A dónde vamos? —Me atreví a preguntarle pero ni siquiera me miro para responderme.


—Yo me voy de aquí, y a menos que quieras morir, tú también deberías hacerlo.


—¿Pero a donde voy a ir? ¡Ni siquiera sé a dónde me trajiste!


—Ese ya no es mi problema, no eres mi responsabilidad.


—¡Si lo soy! —Le grite ya algo asustado, no quería morir.


—¡No lo eres!


 


Y después de ese grito, vino la primera detonación… a la que le siguieron muchas más.


 


—¡Oh Dios, como te odio! Sígueme y no me sueltes.


 


El moreno me tomo de la muñeca y comenzamos a caminar en cuclillas, no sabía a donde me llevaba pero, ¿qué más me quedaba?


 


—Choi, Choi~… —pronuncio una voz que se escuchaba algo lejana. —¿En dónde te has metido? Yo sé que sigues aquí, sal que quiero hablar contigo, como los amigos que somos.


 


Al término de esa frase, sentí como la mano de mi acompañante se tensó.


 


—¿Lo conoces?


 


Le susurre y el movió la cabeza afirmativamente. Llegamos a la habitación en la que yo había estado y me hizo entrar por una pequeña puerta que daba a un sótano, que a la vez tenía una salida hacia el exterior.


 


—Cuando salgas, corres como si no hubiera un mañana, derecho, no te desvíes, llegaras a la orilla del puente donde nos conocimos y te vas, de ahí ya sabes el camino.


—No quiero irme. —Espete.


—¿Por qué no? Si te quedas te van a matar.


—Porque no quiero dejarte solo, además de que me salvaste la vida hace rato, y me gustas… aunque suene apresurado. —Él sonrió, como si lo supiera desde antes.


—Entonces, ve a donde te indique y espérame, cuídate de las balas perdidas, no quiero que mueras, también me gustas, no por buena gente te salve.


 


Un sonrojo de colegiala enamorada invadió mis mejillas, y luego el me dio un beso superfluo, fue un simple rose que a mí me hizo volar. Sostuve sus manos con fuerza entre la mías y le dije que no tardara mucho, después salí corriendo como un cautivo de guerra que desde hace años no veía la luz.


Nadie me vio, ni me persiguió, y en cuestión de minutos ya estaba yo sentado al pie de aquel puente viejo, esperando la llegada de mi «amigo».


Pero pasaron horas, ya estaba oscureciendo, y él no aparecía. Comencé a preocuparme mucho y a considerar el regresar sobre mis pasos, ¿y si le había pasado algo? ¿Y si esos hombres lo habían encontrado y lo habían matado? Me escandalice al pensar en esta última.


Justo cuando tome la decisión de volver, él se hizo presente frente a mí, venia todo sucio y desaliñado, ¡era un completo desastre! Me sonrió, con esa sonrisa tan suya, me volvió loco y me atrapo con sus garras para nunca más soltarme.


 


Y ese, fue el día en que nos conocimos, un momento loco e inesperado, que aunque Siwon niegue, yo sé que fue culpa del destino, nada pasa porque sí. 


 


 


 


**********

Notas finales:

Bueno, hasta aqui. Que les parecio a todos los que leyeron? Espero que les haya gustado :D 

Dejen sus criticas o lo que sea, gustosa los leo.

 

Gracias a los que lean y/o comenten. Hugs~ ღ


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