-… y ahora morirás todo por capricho mío… -
-¡¡NOO!!
Grito realmente sobresaltado, despertando e incorporándose estrepitosamente de su cama quedando sentado, su frente perlada de sudor, su pecho subía y bajaba, escuchaba claramente los latidos de su acelerado corazón y lo que apenas había notado eran la humedad que surcaba sus mejillas provenientes de ambos ojos.
La puerta de su habitación fue abierta y lentamente traspaso en umbral una figura de altura considerable y en penumbras se acercó a él lentamente, mientras secaba las lágrimas de sus ojos, la otra persona encendió la lámpara que se encontraba a un lado de su cama, al hacerlo la tenue luz dejo al descubierto el rostro de su hermano, quien mostraba una notable preocupación en sus facciones.
-¿estás bien? –Se sentó en la cama –El mismo sueño.-Afirmo.
-Si –Continuaba un poco aturdido y comenzaba a regular su agitada respiración. -¿Qué es lo que me pasa? –Se dejó caer y tapó los ojos con la curvatura de su codo.
-No lo sé Sasuke.
-… En realidad me lo preguntaba a mí mismo. –Se descubrió el rostro -¿Cómo llegaste tan rápido Itachi?
-Son las seis. –El menor se incorporó de nueva cuenta, por alguna razón no le creía. –De hecho venía a despertarte.
-Bien ya bajo –Menciono con la mirada perdida. Su mente realmente seguía en ese sueño.
-Ok. –Se levantó para salir de la habitación –Y Sasuke –Llamo a su hermano, quien levanto la cabeza para mirarlo –Deja de pensar en eso tonto hermano menor –Golpeo su frente con los dedos índice y medio.
Sasuke ni se inmuto por el leve golpe, mucho menos presto atención a su hermano cuando salió de su habitación.
Era fácil para Itachi pedirle que no pensara más en ese sueño, pero para él no era cosa sencilla hacerlo. Como olvidar algo tan recurrente, que consecutivamente se repetía innumerables ocasiones y que obviamente él no controlaba.
Inmerso en sus propias cavilaciones, armaba la historia que se repetía cada vez de forma más regular que de costumbre. El día que empezó a tenerlos, no estaba muy seguro, tal vez a los cinco, de eso no tenía certeza. Lo que le constaba era, que ahora eran más cortos los periodos en los que tenía el mismo sueño, bueno “mismo” era solo un decir, pues cada vez una nueva frase se le revelaba, jamás veía nada y todo se sentía tan real.
Saliendo un poco del trance auto-impuesto por sus pensamiento. Alargo el brazo hasta alcanzar el cajón de la misma mesita de noche en la que estaba la lámpara que le daba un poco de iluminación, lo abrió y de este saco una libreta, la cual tenía una portada algo gastada, pero seguía en buenas condiciones, también saco una pluma. Pasando las hojas se podía apreciar muchas anotaciones con diferente caligrafía, todas las notas eran hechas por él. Llego a la última página y anoto “y ahora morirás todo por capricho mío” junto a otra frase que con ella formaba claramente un dialogo.
No es que fuera una clase de loco que le tomara mucha importancia a los sueños, pero este en particular le llamaba mucho la atención. Desde que un día a los diez años decidió anotar todo lo que escuchara en este sueño, se sorprendió al encontrarle sentido a lo que se mencionaba, cada vez nuevas partes al azar eran reveladas, en el noventa por ciento se repetía siempre lo mismo, y cuando se mencionaba algo nuevo el simplemente lo anotaba, nada fuera de lo común, bueno tal vez si un poco, pero el único que sabía de eso era su hermano Itachi.
El constante y molesto sonido le hiso darse cuenta que se había quedado perdido en sus pensamientos (de nuevo), encontró la fuente del sonido al otro extremo de su cama, el despertador sonaba marcando en rojo las Seis AM. Itachi le había mentido, por alguna razón no le sorprendía, fuera en su sueño o en la realidad su hermano siempre le mentía. ¿Tanto le costaba decir por una sola vez la verdad? Parecía que sí.
Le restó importancia. Con parsimonia se puso de pie con el cuaderno en mano, pero ahora tenía que guardarlo en otro sitio. Rutina de todos los días, por la noche ponía el cuaderno en el cajón del buro junto a su cama, si el sueño se repetía y mencionaba algo nuevo, lo anota por la mañana y en cuanto terminaba de hacerlo lo ponía en una caja que tenía en el fondo del armario, ya se había acostumbrado. Y la razón por hacer lo mismo cada día era obviamente para que nadie encontrara dicho cuaderno, no quería que lo consideraran una especia de demente traumado con un sueño si alguien de su familia veía lo que tenía anotado.
Terminado de guardarlo se dirigió a su baño, seguía un poco inmerso en su ser, tratando de recordar lo que había escuchado mientras dormía, lo que sea que significara ese sueño en específico tenía mucha influencia en su él, prueba de ello era el llanto, recordar todo le hacía sentir un hueco en el pecho.
Sin si quiera darse cuenta estaba frente a la regadera, abrió ambos grifos para regular la temperatura del agua, dio un suspiro largo. Debería de hacerle caso a Itachi y dejar de pensar en ello. Tomo el borde de la camiseta negra que utilizaba para dormir y se la quitó, revelando su abdomen ligeramente marcado por el constante ejercicio y prácticas en algunos clubes deportivos en la escuela, terminada su tarea con la prenda superior la puso en el cesto de ropa sucia y se dispuso a hacer lo mismo con el pantalón de algodón, llego a la cinturilla de este tomando también el elástico del bóxer en el proceso, sin más ceremonia bajo ambas prendas quedando completamente desnudo, su parte inferior mostraba unas piernas tonificadas y fuertes. Poso su mano bajo las gotas de agua, considerándola una temperatura perfecta y se metió bajo ella para darse una ducha que esperaba lo espabilara un poco.
Salió del cuarto de baño con una toalla alrededor de sus caderas y otra más que ocupaba para secarse su abundante cabellera azabache. Gracias al agua se había despertado del todo, miro el reloj en la mesa, marcaba las seis veinticinco, todavía tenía mucho tiempo de sobra. Se dirigió con paso lento al mismo closet en el que guardaba su cuaderno y tomo su uniforme junto con unos bóxer, no sin antes revisar por última vez que la caja no estuviera a simple vista.
Bajo por las escaleras y un olor de jugo y pan recién preparado inundo sus fosas nasales. Al encontrarse en el comedor se encontró con toda su familia reunida. Su padre leyendo el periódico con taza de café en mano, su hermano con unos panqueques también leyendo el diario que tenía sobre la mesa y su madre no leía nada y se degustaba con su nata tranquilidad de la gruta en su plato.
-Buenos días –Saludo llamando la atención de los presentes.
-Sasuke Buenos días hijo –Contesto su madre. Mientras él tomaba asiento junto a su hermano.
-Buenos días hijo –Dijo Fugaku bajando el periódico. Sasuke estiro su mano para alcanzar una pieza de pan.
-Buenos días Otōto –Saludo a su lado Itachi. Y él ahora le untaba mantequilla al pan, no le apetecía la exageradamente dulce mermelada que estaba sobre la mesa.
Comenzó a comer el que sería su desayuno, y los demás hicieron lo mismo mientras se quedaban en un silencio, que al contrario de lo que parecía a simple vista, no era nada incómodo para los integrantes de la familia Uchiha. Como era de esperarse en todas las mañanas una joven sirvienta llego con una taza de café y la dispuso frente al menor de los Uchiha, descafeinado como siempre por órdenes de su madre. Era otro día normal, dicho de otra forma, de rutina, pero él disfrutaba esa tranquila forma de pasar todas las mañanas.
-Bien me tengo que ir –Rompió el silencio el patriarca de la familia y se levantó con elegancia de su asiento. –Sasuke, Itachi que tengan un buen día.
Acercándose a su esposa deposito un fugaz beso. –Nos vemos.
Pareciera muy fría o ausente la actitud de su padre a con su familia, pero todos en ella sabían que así era Fugaku por naturaleza, no mostraba muchas matices en cuanto a expresar sentimientos se tratara, pero aun así, el trato diferente que tenía con ellos sobresalía para las personas que conocieran al respetable y sereno empresario que era tan frio y calculador en su profesión que imponía-por no decir intimidaba-, casi como si no tuviera sentimientos. Pero un poco más cálido y condescendiente con las otras tres personas que complementaban su pequeña familia, claro no al punto de mostrarles una sonrisa todos los días o cosas por el estilo del típico padre de familia y esposo. Más bien mantenía un bajo perfil pero todos sabían, Sasuke incluido, que siempre contaban con su apoyo hasta cierto punto incondicional.
-Me retiro –Anuncio también Sasuke. Su hermano y madre continuaban desayunando con calma. Itachi entraba a clases en la universidad un poco más tarde que él y tenía auto. Su madre pues se quedaba en casa a esperar a que su inspiración llegara para poder escribir un nuevo libro o novela, muchas personas en Japón esperaban con ansías el nuevo trabajo de Mikoto Uchiha.
-Cuídate tesoro –Menciono dulcemente su madre.
-Ve con precaución Sasuke. –Escucho a Itachi antes de salir del comedor.
Salió de su casa con una imperceptible sonrisa en su rostro. En sus sueños, más específicamente en el que solo escuchaba voces su familia era tan diferente, en especial su hermano a quien el sueño mencionaba, mataba a su familia y a su clan y él buscaba venganza contra su propio hermano, lo más abrumador era que, al conseguir su venganza se revelaba la verdad que era todavía más oscura que solo asesinar a sus padres.
Sacudió imperceptible su cabeza, eso solo era un sueño, nada más, no había forma de que eso hubiera pasado alguna vez, solo era una historia creada por su subconsciente.
Camino despacio, de su pantalón saco un celular, la pantalla táctil mostraba que apenas eran las siete diez, aún tenía tiempo. Mientras caminaba pudo sentir en su piel el leve frio de la mañana, el invierno estaba por terminar junto con el ciclo escolar, para poder descansar un momento en las vacaciones de primavera, seguía con su caminata, admirando un poco el paisaje que le otorgaban los arboles de Sakura aun sin florecer, pero que estaban a nada de hacerlo. Dio un largo suspiro, le encantaba caminar a la escuela todas las mañanas.
-Oye Sasuke –Ahí supo que su tranquilidad terminaba. Se preparó mentalmente.
-Suigetsu –Dijo a modo de saludo, como todas las mañanas.
-Siempre tan animado –Menciono con sarcasmo el de ojos lila. –Deberías hacer algo divertido y no ser tan amargado. –Mientras comenzaban a caminar.
-Yo no soy amargado tu eres un escandaloso –Aseguro con mueca de superioridad.
-Tal vez… -El peliblanco lo ignoro -¡Ya se! Tal vez el sexo te lo quite.
-¿Qué dices? –Fue inevitable detenerse y su cara se coloreo un poco de rosa y no por el frio. Sabía que el de dientes filosos hacia y decía cosas estúpidas en ocasiones, pero nunca una tan grande como esta.
-¿Ah? –Continuaba caminando en pose pensativa. -¿Qué pasa Sasuke?
-Nada. –Intentando que el otro olvidara lo que decía.
-Oh vamos no te habrás puesto así por eso ¿verdad? –También se detuvo.-No es como si a los dieciséis años no supieras nada de sexo, como para actuar como una damisela virgen.
En parte cierto y en parte falso, él si conocía de sexo, bueno solo lo que se enseñan en las clases, y lo otro pues si era virgen, pero vamos que todo el mundo en esta época iniciara su vida sexual tan temprano no era su culpa, ok solo un poco, pues en toda su vida nunca se interesó por alguien, mujer u hombre, ni sentimental ni mucho menos sexualmente, sus hormonas seguían quietas, y lo único cercano a que se revolucionaran fue en un mísero sueño húmedo que tuvo tiempo atrás que ya ni siquiera recordaba.
El peli-blanco le sostuvo la mirada interesado, si era cierto lo que tenía en mente podría tener la mayor debilidad del gran Uchiha Sasuke, confirmar que era virgen y así poder…am poder… no sabía que haría con esa información, pero de que le servía no había duda. Lo siguió mirando esperando a que se descubriera él solo, pero el peli-negro continuaba impasible, más bien lo ignoraba, de su boca no saldría nada que delatara su puritana condición del virgen a los dieciséis.
-Saassukee~ -Y por primera vez en su vida el azabache se alegraba de ver a Karin –Idiota –Dirigiéndose a Suigetsu, mientras se prendía del cuello de Sasuke.-¿Qué es lo que hacían?
-Nada, vamos. –Mientras se quitaba a la pelirroja de encima. Y comenzaba a caminar. Internamente agradecido can la chica por llegar en un buen momento, claro, nunca se lo diría.
El camino a la escuela fue normal, el caminando al frente, Karin trataba de acercarse a él, Suigetsu impidiéndoselo, la pelirroja tratando de entablar conversación, el peli-blanco haciendo un comentario que la sacara de quicio y golpeaba a Suigetsu hasta casi dejarlo inconsciente, si todo normal.
Llegado a la escuela, entro al salón, muy pocos, o casi nadie había llegado, solo se encontraba un chico de cabello naranja que veía por la ventana, hasta que entro Sasuke y su atención se desvió de la ventana a las este y las otras dos personas que venían con él. Ahora Karin le jalaba el cabello a Suigetsu diciendo tantas palabras altisonantes dignas de cualquier Yukaza o pandillero.
Sasuke avanzo y tomo asiento justo al lado de Jūgo, el otro no dijo nada. Si esos eran sus, amigos podría decirse, las únicas personas que soportaba y viceversa, pues él era callado, rayando en lo amargado y por eso alejaba a la gente en ocasiones.
-Buenos días, Sasuke-kun~-Bueno, casi a toda. Desearía poder alejar a esa chica de voz chillona.
-Sakura, buenos días. –Contesto más por educación y obligación que otra cosa.
-Oye, pelos de chicle aléjate de Sasuke.-Dijo Karin mientras en sus manos tenía el cuello de Suigetsu.
-Oblígame cuatro ojos.
Se encararon con intenciones asesinas, Sasuke le tomo mínima importancia, si se mataba mejor para él.
-Haruno-san, Uzumaki-san a sus lugares por favor.-Menciono Asuma –sensei.
Así comenzó su día en la escuela, las clases transcurrieron con normalidad, entre descansos, una clase y la otra, llego la hora de salida. Como siempre, era de los últimos en salir, no le gustaba mucho el alboroto que se formaba al salir todos los alumnos de sus respectivas clases. Al meter el cuaderno de apuntes en su mochila se dio cuenta que no era el último en el salón.
-¿Qué quieres Suigetsu? –Que no fuera lo mismo que en la mañana. Valla que el albino era persistente.
-Nada, solo hacerte una sencilla pregunta –Mientras se acercaba con mueca burlona. -¿Prefieres el vainilla (1) o te va más el BDSM? –Se pasó todo el día ideándolo. Si Sasuke no respondía esa pregunta significaba que era un virgen, y al conseguir esa información él… él… bien, idear esa pregunta le tomo todo el día y no pensó en lo otro.
-¿Ah? “¿De qué habla este idiota?” –El peli-blanco estaba ansioso por escucharlo decir, “no tengo idea de lo que hablas”
-Sasuke. –Dijo igual que en la mañana la de gafas, a veces serbia mucho que fuera tan inoportuna.
El pelinegro avanzo hacia la chica, ignorando con eso a Suigetsu quien insultaba mentalmente en todas las lenguas que conocía a la pelirroja. Estaba tan cerca. –Oye Sasuke –Trato como ultima chance.
-Te respondo mañana.
Tecleaba rápidamente, la vista en la pantalla de su laptop alternando algunas veces al libro abierto al lado derecho. Dio un suspiro cansado al momento que pausaba por un momento su trabajo, estiro un poco los brazos sobre su cabeza, prácticamente ya había terminado, solo necesitaba guardar su trabajo en una USB y podría por fin dormir. Miro la reloj en la pantalla marcaba las once cuarenta y dos ya todos estarían dormidos a esta hora.
De un cajón de su escritorio saco la memoria y la conectó con la computadora, gurdo el archivo, retiro el pequeño aparato, el cual metió en su mochila. Justo estaba por apagar la laptop pero algo llego a su mente, no es que le quisiera hacer mucho caso, pero cuando no sabía algo siempre le picaba la curiosidad por averiguar de qué se trataba, aunque fueran estupideces de Suigetsu, y solo por curiosidad quería saber que fregados le estaba preguntando en la tarde.
Abrió el navegador y en el buscador puso la palabra “vainilla” lo único que le había salido fue la definición de la esencia y un montón de recetas de repostería. “Suigetsu Idiota” pensó. Opto por la otra palabra “BDSM” marco la búsqueda, para empezar la definición; Bondage, Disciplina/Dominación, Sumisión/Sadismo Y Masoquismo. “Idiota Suigetsu” recalco, era obvio que se trataba se sexo, dispuesto a mandar todo al traste, estaba por cerrar la página, pero algo llamo su atención (De nuevo) ¿Qué era el bondage? Sabía que se arrepentiría de su maldita curiosidad, pero vamos, que él tenía esa manía de saber absolutamente de todo aunque se tratara de cosas sexuales, puso en el buscador ahora la palabra “bondage” el primer link que le apareció, mostraba claramente en letras azules “Menma Bondage” A sabiendas de que se arrepentiría, abrió el link.
Bien, se arrepintió desde el momento de ver la página, pues tenía alrededor de unos seis tipos mostrando sus atributos por casi toda la pantalla, léase que enseñaban sin descaro sus erectos penes, tentado por cerrar la pantalla llevo la pequeña flecha a la parte superior de pantalla pero se detuvo, no podía salir de ahí hasta saciar su curiosidad, “Curiosidad de Mierda” resonó alto en su cabeza. Tratando de ignorar (inútilmente) los penes que parecieran apuntarle, busco cualquier indicio de que fuera el desgraciado bondage, ni una puñetera frase salvo “Free Sex” y un recuadro rectangular esperando a cargar un video.
Algo sonrojado por lo que estaba por hacer, puso play al video. No sin antes insultar hasta los bisnietos del cara de piraña. El comienzo del video no fue muy alentador, un chico casi, por no decir completamente desnudo, atado de pies y manos a una cama. Con eso fue suficiente para su salud mental, ahora completamente decidido a cerrar la página, con el pulgar sobre la Alt. Y a nada de cometer su objetivo, pero paro, y no solo paro si no que se quedó estático.
En escena había aparecido un pelinegro, no supo que fue, simplemente se quedó embobado viéndolo, algo de ese chico se le hacía malditamente familiar, pero a la vez sentía que algo o muchas cosas le faltaban. Paro el video y conecto los audífonos pues todo el tiempo estuvo en mudo, se sentó nuevamente y de nuevo dejo correr el video esta vez subió el adió considerablemente, esa voz, esa misma voz ya la había escuchado, en el sueño. Presto más atención como si estuviera hipnotizado, cada movimiento y gesto captados con atención por sus ojos. En un momento, el chico se subía lentamente la playera que portaba y mostraba y enorme tatuaje alrededor de su ombligo que le resulto también familiar, mientras una ola de calor lo invadió y por primera vez su miembro daba un respingo ante tales imágenes, especialmente al ver esos zafiros que el chico tenía por ojos.
Continuo viendo con real atención y sin perder detalle ahora con la pantalla completa y con un rostro rojo y caliente. El pelinegro le daba de nalgadas al chico que tenía atado y se bajaba lentamente los shorts, revelando un gran, o más bien dicho enorme pene, completamente erecto sin atisbo de vello púbico sobre este, Sasuke al verlo por primera vez sintió algo parecido a la excitación.
Esta era la primera vez que veía algo parecido, nunca tuvo interés o necesidad de hacerlo, pero ahora con solo ver a ese chico todo parecía cambiar y también por primera vez tuvo la imperiosa necesidad de tocar su miembro, el cual con cada minuto que pasaba del video se había puesto más, y más duro formándole una erección como la de los protagonistas de filme, que ahora se encontraban en pleno apogeo, uno siendo penetrado a gran velocidad por el otro en cuatro patas.
Sin pensarlo dos veces metió la mano a su ropa interior-Mmmm –Un gemido involuntario y tomo entre su palma y falanges su verga, ya mojada junto con el bóxer por el líquido pre-seminal.
Estaba tan jodidamente caliente y excitado, que iba a hacer uso de “manuela” por primera vez en su vida y le importaba un soberano comino.
Con la vista en la pantalla, su mano apreso firmemente su pene, que dio un respingo antelándose a la estimulación próxima. –Mmmm –Otro gemido pequeño, nada comparado con los casi gritos o berridos de placer que escuchaba en los audífonos que solo lo estimulaban más y estaba por comenzar un desenfrenado vaivén.
El cual nunca llego y casi le dio otro paro, ahora cardiaco, al sentir una firme mano posándose en su hombro derecho. La calentura se le bajo hasta los pies y estaba por gritar cual damisela en película de terror pero otra mano se anticipó tapando du boca.
-¿Qué haces Otōto? –Pregunto en su oído con clara señal de burla en su voz. Mientras quitaba la mano de la boca del menor.
Ahora sí, que se lo tragara la tierra, que los invadieran los aliens, que Godzilla atacara, o lo que fuera con tal de evitar lo que venía. Cualquier cosa a tener que voltear y confirmar que ahí justo detrás de él se hallaba Itachi con una clara sonrisa burlona en su rostro.
-Emm… yo… este –Bien ahora se parecía a esa chica de su salón con complejo de tartamuda.
-Tranquilo Sasu, esto es completamente normal –No se atrevía a voltear.-A tu edad, bueno yo nunca lo hice, pero creo que es normal.
-No... no… no es lo que crees. –Dijo a la defensiva con la cara tan roja que parecía y brillaba en la oscuridad.
-Aunque no sabía que te iban los hombres. –Itachi obvio no escuchaba nada de lo que decía.
-¡Que no es lo que piensas! –Se levantó estrepitosamente. Encarando al mayor.
-Wow yo no conocía esa postura –Ignorando a Sasuke viendo hacia el monitor.-Parece dolorosa.
Para Sasuke esto era por demás humillante y algo bizarro, no podía haber nada peor en el mundo que esto– ¡Escucha de una maldita vez! ¡YO NO…
-Shh –Le tapo de nuevo la boca.-Quieres despertar a Oto-san –Bien si lo había.-Sasuke ya te dije es normal…
-No tú no entiendes, yo solo… quería –Por favor que sufriera una combustión espontánea –Saber que es el Bon… Bondage.
-Ahh, y ¿Por qué?
-Suigetsu –Con eso bastó para Itachi.
-Si era eso me lo hubieras preguntado a mi Otōto –“Y hasta crees que lo haría” Pensó Sasuke –Y ya sabes que es.
Otro azote mental. Tan caliente se puso que olvido la razón de ver el desgraciado video, mejor fingir demencia. –Si ya se.
-¿Y qué piensas de eso? –Desgraciado hijo de… Mikoto –No lo sabes verdad. Te lo digo no era necesaria la mentira solo tenías que decir que querías ver eso y…
-Está bien, no lo sé, pero esa es la verdadera razón, me quede viendo al del tatuaje.-Que se enterara el infeliz, al final de cuentas nunca le podía esconder nada a Itachi, quien lo vio con una inevitable sonrisa.-No es lo que crees imbécil. Su voz la había escuchado ya antes.
-En otro video.
-No en el sueño. –Respondió con total seriedad.
-Vamos Sasuke eso es imposible.
-Lo sé pero es exactamente la misma voz. No sé cómo, pero siento como si lo conociera, y es la primera vez que lo veo.
-Bien –Mejor dejar el asunto por la paz –Me voy. Por cierto la próxima vez por lo menos ponle seguro a la puerta.
El menor no le tomo atención. Se dirigió a la computadora y ahora si cerró la página, no sin antes contemplar la última escena, el pelinegro se había corrido sobre la cara del que tenía atado. Apago la laptop y se dirigió pensativo a la ducha. No podía equivocarse era la misma voz y conocía a ese sujeto de algún lado. Se le hizo tan extraño, junto con un sentimiento de tristeza y alegría mezclado cuando le vio.
Ya con el agua cayendo por todo su cuerpo, decidió dejar de pensar en ello, por el momento, ya averiguaría más sobre ese chico. Quien inevitablemente le hizo recordar el mismo sueño de la mañana. En el cual él era tan diferente. Un desgraciado vengador sin motivos más que la venganza y odio. Rio con un poco e burla, debía dejar de pensar en ello, esta era su realidad y el sueño solo eso, una creación de su subconsciente. Y se dijo así mismo.
“Ese no soy Yo”