“No es que piense que mi vida es miserable, sé que no es así. Con una vida como la mía ¿Quién podría quejarse? Una familia completa y tranquila, situación económica acomodada, buenos amigos, buen barrio, buena escuela etc. ¿Qué si mi vida es perfecta? No. En lo absoluto. Se ha vuelto tan trivial y vacía, que lentamente estoy perdiendo mi cordura, o lo que queda de ella.
No me mal entiendan, no soy un ingrato. Es solo que en los últimos años me he dado cuenta de que todo sigue exactamente igual, mi vida es simplemente una aburrida rutina de la cual no puedo huir y eso podría repugnar a cualquiera. No podría estar seguro con exactitud de cuando empecé a desear un cambio o que pasara algo emocionante en mi vida, claro que nunca se me cruzo por la cabeza si quiera que mi deseo se haría realidad, o más bien que todos mis deseos se cumplirían”
Un joven de cabellos rubios abrió sus azulinos ojos lentamente siendo cegado por los rayos que se colaban por su ventana, tomo la sábana entre sus dedos y se cubrió hasta la cabeza enterrando su cabeza en la almohada. A pesar de que era muy temprano y además día de escuela una leve sonrisa se dibujaba en sus labios, ese día era su cumpleaños, y no puedo evitar sentirse emocionado. Cuando pudo reunir toda su fuerza de voluntad para moverse se sentó en la cama estirando sus brazos hacia arriba, cerrando fuertemente sus ojos y bostezando.
- Al fin despiertas–dijo con gracia una voz grave – ya era hora..
-Hm… ya voy, ya voy. –contesto de manera automática manteniendo aun sus ojos cerrados y rascándose detrás de la nuca. Luego abrió los ojos de golpe, cayendo en cuenta de que esa voz no era de nadie que el conociera. Miró hacia todos lados de su amplia habitación sin encontrar a nadie o nada fuera de su lugar. Dio un pesado suspiro, recién empezaba el día y su mente ya lo hacía imaginar cosas. Corrió las frazadas dispuesto a ponerse de pie cuando..
-Buenos días bello durmiente
-¡Aaaah!- gritó dando un brinco y poniéndose de pie sobre la cama.
-¿Qué te ocurre?- pregunto con voz serena. ¿Cómo se atrevía a preguntarle eso? ¿y más encima con esa tranquilidad? ¡Había un hombre extraño debajo de su cama!
-¡¿Quién o que eres?!- gritó alterado
-Mi nombre es Kakashi.- ¡Había un hombre llamado Kakashi bajo su cama!- ¿Por qué me miras así? Te ves perturbado. -claro, como si encontrar a un desconocido en la bajada de tu cama fuera de lo más normal.
-¿Qué haces metido ahí?
-Esperaba a que te despertaras. –dijo con simpleza.
-Va.. claro, eso lo explica todo.-dijo rodando los ojos- ¿Y se puede saber para que esperabas a que me despertara?
-Para hablar contigo, Naruto- dijo sin más. El aludido apretó los labios, al parecer conocía su nombre eso era preocupante. Luego de meditarlo un poco ladeo la cabeza confundido. ¿Por que querría hablar con él un extraño?
-¿Para que quieres hablar conmigo?- el blondo frunció enseño y se arrodillo en la cama sin dejar de mirar hacia abajo donde el hombre de cabellos blancos lo observaba con su ojo que no estaba cubierto..
-Para decirte algo- a Naruto le salió un tic en el ojo, ese hombre llamado Kakashi comenzaba a irritarlo.-Agradece que no te desperté yo, ahí si te hubieras aterrado
-¿Qué me quieres decir?
-Vaya.. creí que nunca lo preguntarías –Naruto miro bastante molesto e irritado como el sujeto salía que estaba debajo de su cama, haciéndole preguntarse como demonios había logrado meterse ahí, su cama era baja, ni si quiera él podía entrar ahí (no es que lo hubiera intentado, claro) Pero aquel sujeto era realmente alto y no era precisamente escuálido, incluso a través de las extrañas ropas que vestía, similares a la de los brujos de los cuentos, podía notarse su atlético cuerpo. Naruto sacudió la cabeza sacando los absurdos pensamientos de ella.
-¿Y bien? –preguntó Naruto sentándose en la cama con las piernas dobladas. Kakashi arqueo la espalda haciendo sonar un par sus huesos, dio un par de pasos alrededor de la habitación (impacientando aun más al rubio) para luego apoyar su espalda en una de las paredes y cruzar sus brazos.
-Has sido escogido-vociferó con (lo que Naruto pensaba) era una sonrisa tras su mascara.-Felicidades.
-¿Qué?- dijo Naruto arqueando una ceja, aparte de raro el tipo esta chiflado y ni si quiera era original “Has sido escogido..” que frase tan cliché, pensó.
- Lo que has oído, eres el escogido.
-¿Yo por qué? ¿Por quién? Más importante ¿Para qué?
-Calma, calma. Demasiadas preguntas en muy poco tiempo.- replicó Kakashi haciendo ademán con la mano. – No hay un motivo en particular, simplemente te escogieron por que Kyūbi así lo quiso. Lo que nos lleva a la respuesta de tu segunda pregunta, fuiste elegido por Kyūbi un ser divino; el “porque” aun no es claro y puede que nunca lleguemos a saberlo, llámalo azar, destino, suerte..
-Espera… ¿Te refieres a esa criatura mitológica? ¿al zorro de nueve colas?
-Vaya, vaya. Parece que no eres tan inculto como creí, eso ahorra tiempo.
-¿Eso realmente existe?
-¡Claro! Son mejor conocidos como Kyūbi no kitsune o zorro de nueve colas, tienen la habilidad de ver y oír cualquier suceso que ocurra en el mundo, por ello se le atribuyen sabiduría infinita, esencialmente omnisciente, además de los poderes y habilidades tradicionales, o más simple lo que la gente comúnmente llamaría “poderes mágicos”..
-También se dice que son criaturas infernales, demonios.-dijo Naruto- ¿Debería alegrarme que un ser así me escogiera por mero capricho?- un momento ¡¿Por que hablaba como si lo que dijera fuera en realidad cierto lo que ese desquiciado decía?!
-Deberías y mucho- dijo con equidad- Pero basta de platica inútil, vamos al grano con el “para que”
-Me gustaría saberlo.-Kakashi se paro en frente de él y chasqueó los dedos, enseguida apareció un collar con cuentas de cristal y un pergamino en su mano izquierda. El blondo se sobresaltó y se quedo mirándolo abrumado.-¿Qué demonios eres tú? ¿Un brujo?
-Algo así… digamos que soy como un mensajero de la divinidad o demoniaco si prefieres, llámalo como quieras –contesto sin darle importancia extendiendo el pergamino para poder leerlo, Naruto arqueó una ceja escépticamente- Bien, ahora escucha.. “Namikaze Naruto..-comenzó a leer de manera áspera y sin emoción- en el día de tu decimoséptimo cumpleaños, es mi deber y honor comunicarte que has sido elegido para poseer el “collar del Bijū”…
- ¡¿collar de qué?!-
-¡No me interrumpas mocoso!- dijo alterado, ya estaba empezando a perder la paciencia- “collar del Bijū” el cual tiene el poder de conceder tus plegarias y anhelos, convirtiéndose en un Jinchūriki. Lo llaman Jinchūriki ya que quien lo utilice podrá acceder al poder del Bijū y utilizarlo en su beneficio, sin embargo…
-¿Conceder plegarias? ¿Jinchūriki? ¿es enserio? –rió el blondo.
-Al diablo..- suspiró el mayor haciendo desaparecer el pergamino- más en la antigüedad la gente no era tan pretenciosa, lo haré más simple. Me han enviado aquí para entregarte esto-Kakashi le mostró el collar que tenía en su mano, era una cadena negra que poseía ocho cristales redondos pequeños y en el centro uno en forma de rombo, todos de color aguamarina.- cada uno equivale a un deseo. Apenas toque tu cuello oficialmente serás un Jinchūriki.
-¿Qué pasa si no quiero serlo?-refunfuño Naruto
-Creo que eso no esta en discusión- Kakashi volvió a chasquear los dedos y el collar desapareció- Ahora no hay vuelta atrás, oficialmente eres un Jinchūriki.- el menor se sobresaltó ver que estaba en lo cierto, podía sentir con claridad el frio cristal en su clavícula. Lo tomó entre sus dedos mirándolo con detenimiento y luego suspiro. – Te recomiendo que no subestimes el poder que se te ha otorgado.
Naruto sacudió la cabeza ¿Criaturas míticas? ¿Poderes mágicos? ¿Mensajero divino? ¿un collar capaz conceder deseos? ¿Jinchūriki? Ese tipo estaba definitivamente loco y fuera de sí. Lo peor era que al parecer comenzaba a afectarle, acababa de ver como un objeto desaparecía frente a sus ojos y reaparecía en su cuello. Pero aun así no podía darse el lujo de creer en sus palabras, podría que solo quisiera tomarle el pelo. Pero lo mejor era seguirle el juego para no discutir, tal vez así se iría sin causar alboroto.
-¿Cómo se supone que funciona?
-No es muy complicado, tomas un cristal entre tus dedos de ambas manos, te arrodillas y debes decir la palabra “deseo”-Naruto arqueo una ceja- luego dices lo que quieres. Y listo, tu deseo se cumple. ¿Increíble, no?
-Demasiado- dijo con desconfianza, Kakashi rodó los ojos (el ojo) y se sentó en la cama pesadamente.- ¿Se cumplirá cualquier cosa que pida?
-Cualquiera, pero debes tener cuidado. Sea lo que sea que pidas, no hay vuelta atrás.
-¿Reglas?
-Ninguna, solo advertencias. Debes ser muy especifico en lo que quieres, no queremos malos entendidos. Y es en serio, no hay vuelta atrás una vez que el deseo es concedido. - Naruto torció la boca mientras jugueteaba con uno de los cristales entre sus dedos.
-Suena increíble.. en serio. ¿cualquier cosa?
-¡Ya te dije que si mocoso! Si tanto te cuesta creerme, haz la prueba.
-Bien. –contesto con simpleza. Se arrodillo al pi de su cama como Kakashi le había indicado, pero entonces Naruto se dio cuenta que no tenia la menor idea de que desear. Lo medito por varios segundos hasta que recordó algo que lo hizo sonreír, un deseo que tenía cuando pequeño que si se cumplía, al menos saldría un poco de su aburrida rutina. Soltó una risita por lo absurdo que sería, pero dudaba que se cumpliera, así que no tenia nada que perder. Llevó sus manos hacia su pecho cerca de la clavícula donde colgaba el collar sujetando con sus dedos una de las pequeñas esferas.
-Deseo tener poderes ninjas – vociferó (procurando no reírse) Pequeños destellos blancos, provenientes del cristal comenzaron a rodear a Naruto y luego se oyó un crujido, y sin más uno de las esferitas desapareció. El rubio parpadeó varias veces y lentamente se puso de pie.
-Me cuesta creer que hoy cumplas diecisiete años…
-No me siento diferente.-replicó
Kakashi mantuvo la serenidad de su rostro y fue acercándose a él lentamente, sin previo aviso lo sujeto por los hombros agarrándole fuertemente de la tela del pijama. Y aun manteniéndose sereno lo arrastro encaminándose hacia la ventana. Naruto comenzó a removerse intentando soltarse, siéndole inútil el sujeto era impresionantemente fuerte.
-¡¿Pero que haces?!
Sin hacer uso de la palabra levanto al menor por el borde de la ventana acercándolo cada vez más hacia una caida fatal. El blondo trago en seco ¿acaso aquel psicótico hombre planeaba matarlo tirándolo desde la ventana de un sexto piso?. A pesar de que Naruto gritaba y le decía uno que otro insulto, Kakashi lo empujo sin contemplación alguna; haciéndole perder el equilibrio y caer.
Naruto viendo el cemento de la acera aproximándose y sintiendo sus cabellos revoloteando; cerró fuertemente sus ojos y espero recibir el fatal impacto. Sin embargo esto no ocurrió. Se quedo paralizado al oír un ruido sordo su respiración estaba agitada y su corazón latía frenéticamente, abrió los ojos de golpe. Estaba vivo. Recorrió su pecho con sus manos asegurándose de estar entero, no lo podía creer. Miro a su alrededor encontrándose en plena vía publica, en piyama, pero estaba vivo.
-¿Lo ves? Has aterrizado como todo un ninja- exclamó Kakashi mirándolo desde la ventana. El blondo apretó los dientes enfurecido.
-¡Maldito bastardo! ¡Voy a molerte a golpes cuando suba!
- No te lo recomiendo, se te hará tarde para la escuela.
Era verdad, casi olvidaba que aun era día de semana. Llegaría tarde a la escuela, peor aun ¡Sasuke estaba esperándolo!
Sasuke era su amigo de la infancia, Usualmente solían juntarse en la avenida central para caminar juntos al colegio. Este no era nada paciente además se enojaba con facilidad. ¡Y no era precisamente un terrón de azúcar!
-¡Joder!
-Mejor apresúrate, Naruto –el rubio se disponía a correr cuando el áspero cemento bajo sus pies desnudos le recordó algo ¡No podía ir en piyama!- ¿a tus amigos no les gustan el estampado de ranas?
-¡Cállate! – gritó Naruto sintiendo ardor en la mejilla sin saber si era por el enojo o el bochorno. Estaba pensando en varias formas de matar a Kakashi cuando un vio un destello azul lo deslumbró por unos breves instantes, sacudió la cabeza y se halló a si mismo ya vestido con su uniforme y su mochila colgando del hombro. ¿acaso se había vuelto demente de la noche a la mañana?
-Considéralo un gesto amable de mi parte, ahora apresúrate.-el blondo asintió varias veces con la cabeza dispuesto a marcharse- otra cosa más –volteó a mirarlo- Feliz cumpleaños Naruto- y sin más el extraño, chiflado y psicópata hombre se desvaneció en una ráfaga de viento. Sí, se había vuelto completamente loco.
Aunque había sido la mañana más extraña de su vida emprendió su carrera a la avenida lo más rápido que pudo sin mirar atrás. Para su desgracia encontró una de las calles de su recorrido habitual cerrada por una construcción. Gruñó molesto, ese era el camino más corto. Dio media vuelta caminado con desgano en dirección opuesta, pero entonces recordó lo de la mañana. Rió por lo bajo ante lo que planeaba hacer, miró hacia todos lados y sin más cruzó la barra de seguridad como si nada.
* * *
-¡Naruto! – exclamó un joven de piel blanca y cabellos azabaches haciéndole señas para que viera donde estaba.
-¡Buenos días, Sasuke! – dijo acercándose con una amplia sonrisa al ver a su amigo esperándole.
-Idiota ¿por que tardaste tanto?
-Larga historia
-Como sea –suspiró su compañero- Por cierto.. Feliz cumpleaños –le dijo evitando el contacto visual y entregándole un libro. El cual Naruto miro con detenimiento para luego sonreír.
- ¿”Criaturas mitológicas”?
-Sé que te gustan esas cosas, el otro día dijiste que lo querías…-dijo restándole importancia
-Muchas gracias, Sasuke. Tu realmente me conoces.-Sonrió de manera cálida.
-Sí, bueno… ¡vámonos, se nos hace tarde!
-¡Oye! ¡Espérame! –al ir tras su amigo sintió como el collar de su cuello se balanceaba, lo que le hizo reír un poco al recordar lo ocurrido.
Bueno debía admitir que su primer deseo había sido una tremenda estupidez pero había sido útil después de todo, sin el no habría podido escabullirse en aquella importuna construcción y habría tenido que tomar el camino largo. Nunca creyó que realmente funcionara, fue por eso que había deseado eso sin reales esperanzas de que se cumpliera. Sin embargo ahora era todo un ninja experto; pero seamos realistas, quien creería las palabras de un extraño hombre de cabellos blancos que sale de bajo tu cama temprano por la mañana. Todos seriamos algo escépticos si nos dijeran que un simple collar con un nombre raro cumpliría cualquier cosa que le pidas por más absurda que sea. Al parecer Naruto había errado y el hombre no era un psicótico o un borracho, y al parecer no metía. Se encogió de hombros y miro hacia el cielo mientras trataba de seguirle el paso a su amigo.
El problema ahora es que si realmente el collar concedía todos tus deseos.
¿Qué haría Naruto con los ocho deseos que le quedaban?
Por la satisfecha sonrisa dibujada en el rostro del blondo, nada bueno podría resultar de esto o tal vez todo lo contrario.