El secreto de los números
“—Jaehwan—murmura el guapo muchacho, lo mantiene abrazado hacia su pecho y sus piernas se encuentran cruzadas. El mayor huele lo que el menor tiene que decirle y puede decirse que él mismo quiere empezar la conversación que va a reducirlos a nada.
—Lo sé… Yo también—murmura con suavidad—, ¿quién?
—Hyuk… Se llama Hyuk, es menor que nosotros y yo… Yo tengo miedo.
Ken lo estrecha más en sus brazos—lo sé Hongbin—murmura—pero sabes que no puedes hacer nada para protegerlo.
— ¿Por qué no estás enfadado? —Pregunta con curiosidad y el mayor le sonríe de manera amplia.
—A mí también me gusta alguien más.
— ¿Es Taekwoon? —Pregunta viéndole fijo, el otro asiente—menuda suerte te cargas Jaehwan, ¿qué tal si alguno de los dos termina muerto?
—No importa Hongbin, yo moriría por el con gusto.”
—Hongbin será cazador pronto—murmura Leo viendo a Ken y el otro muchacho asiente en señal de entendimiento.
— ¿A quién mató? —Pregunta con curiosidad.
La mirada que le da Leo lo consume con lentitud, sabe que se ha equivocado de pregunta y se mantiene callado, esperando el regaño o la respuesta—. A la familia de Hyuk—murmura con el semblante preocupado.
— ¿Hyuk? —Tartamudea el menor, intentando saberse en una pesadilla— ¿Por qué? —Pregunta viendo hacia todos lados, buscando la salida, empezando a hiperventilar.
“—Tienes que salvarlo, por favor Jaehwan… No soportaría que el viera el asco de mundo donde vivimos.
Era la primera vez que veía a Hongbin tan desesperado. Generalmente estaba jugueteando con querer llevárselo a la cama mientras hacía comentarios que terminaban con la paciencia de Taekwoon; a pesar de que Ken le había pedido un par de ocasiones que parara y había hablado otras tantas con Leo para que no le hiciera caso, siempre terminaban en bronca.
—Hongbin—murmura el mayor mientras le acaricia el cabello—sabes que no podemos hacer nada, si ellos dicen que quieren a Hyuk irán por él sin importar nada.
—Lo sé, pero no puedo evitar pensar que…
—No lo pienses Hongbin—lo interrumpió el mayor tomándolo por los hombros—será peor si lo haces.”
El mayor suspira y estrecha a Ken entre sus brazos—inteligencia artificial, ellos creen que es un peligro para el nuevo régimen, igual que tus padres.
—Mataron a mis padres porque querían su tecnología y no se la dieron, pero no porque pensaran que eran un peligro, pero los padres de Hyuk estaban dispuestos a negociar sus conocimientos, de tal manera que el gobierno pudiera manejarla y ellos pudieran vivir de manera cómoda y sabes que por cómoda no me refiero a una vida de reyes, sino a una vida tranquila.
—Lo sé, pero nunca sabes con lo que vas a encontrarte en el campo de batalla.
— ¿Hyuk?
Leo asiente—así es, ellos quieren a Hyuk.
—Pero Hyuk no sabe nada sobre armas.
Niega—sabe más de lo que crees, no por nada sus padres son parte de la más grande tecnología construida en estos tiempos.
—Voy a contarte un secreto—murmura Ken y toma la mano de Leo, jalándolo hacia el sótano—. Ellos no han revisado nunca los sótanos, pero seguro empezarán a hacerlo pronto, cuando descubran lo que traemos entre manos y van a encontrarlo.
— ¿De qué hablas?
—Antes de que Mary muriera me enseñó un juego, yo era un niño cuando me reclutaron después de todo y era su hijo, así que era completamente natural que ella me enseñara juegos, historias y adivinanzas. Siempre hubo un juego que me gustó más que todos los demás. Ella ponía una manta en el piso y empezaba a contar.
Se llamaba el secreto de los números.
—Dentro de cada número había una frase y juntos conformaban toda una historia, si los acomodabas como eran te contaban la verdad, pero si los manipulabas de tal manera de que ni siquiera ellos mismos supieran lo que significaban, entonces podían crear historias de terror y muerte. Mary me enseñó tres combinaciones diferentes y después de su muerte, justo cuando me volví cazador empecé a procesar lo que realmente significaba cada historia y cada número. Hasta que descifré lo que ellos traían entre manos.
Es por eso que me quieren muerto.
Los ojos de Leo se abren en demasía—, ¿cómo supieron que tú lo habías hecho?
—Cariño, yo era un buen rastreador, pero hay personas mejores que yo y el gobierno los reserva para ellos; tienen cazadores y rastreadores por montones. Si no muere alguno de los dos en ésta entrega nos perseguirán hasta que no haya más gente en el mundo a la cual matar y reclutar, tal vez tú no lo has notado, pero la paga que ellos nos dan está marcada, nuestros dedos están marcados, tú y yo no tenemos otra opción. Debemos matar o morir.
—En todo caso Jaehwan—murmura—si lo que ellos quieren es la información que tú sabes, puedes dársela y nos dejarán ir, ¿no es así?
El menor alza una ceja y se hecha a reír—no lo has entendido Leo, papá y mamá no quisieron que el régimen se enterara de lo que traían entre manos, no puedo defraudarlos, no puedo darle la información de mis padres al gobierno.
— ¿Ni aunque fueran a disolverme en ácido?
Ken suelta una risa amarga—ni aunque fueran a cortarte en pedazos y servirte de cena… Lo siento.
— ¿Por qué es tan importante?
—Porque es la única manera en la cual las demás personas podrán sobrevivir. Voy a morir, pero nadie más tendrá que hacerlo ya.
Leo niega con la cabeza en varias ocasiones—no vas a creerlo Ken, pero aunque tú mueras, habrá más muertes, ellos no se conformarán con la sangre derramada, porque esa es parte de su vida, necesitan eso para poder seguir viviendo como hasta ahora.
Ken sonríe—eso no pasará Leo—lo ve con dulzura—mis padres no fomentaban la inteligencia como todos la conocen, últimamente se le ha dado más importancia a la tecnología que a las cosas que provienen de la tierra, Mary... Las componentes que ella compraba eran solamente para profundizar en el mundo de las drogas. Sí, compraban maquinaria y componentes electrónicas, papá se encargaba de manejarlas y crear el entorno perfecto, mamá en cambio ponía las plantas que descubría a cada tanto cuando iba a las montañas.
Hasta que lo encontró.
Va a matarlos a ellos y va a matarme en el intento, pero eso estará bien.
Leo suspira— ¿cuál es el secreto de los números?
—Cada número tiene en su interior un tipo de droga y el efecto que esta produce—. Murmura extendiendo la manta sobre la mesa del sótano, poniendo sobre esta las tarjetas con los números marcados en su interior— si lo hago bien, tú sobrevivirás y huirás lejos, si no lo hago bien vas a matarme y vas a hacerlo antes de que yo te mate.
— ¿Qué pasa si no quiero matarte?
Los ojos del menor se detienen en los fieros de Leo y sonríe de lado —entonces ellos van a hacerlo.
—Tus padres… ¿Cómo sabían qué hacía cada droga?
El menor lo ve atentamente —, papá se encargaba de someterlas a las condiciones que mamá le decía, los datos se registraban en la computadora y ellos a su vez, las convertían en mi juego —alza una de las tarjetas para que vea lo que dice.
—Tal vez quieras vivir durmiendo—. Lee Leo al reverso de la tarjeta marcada con el número tres— ¿Y dices que creaba historias con esto?, ¿acaso no tiene una secuencia normal?
Ken ríe divertido—claro que no Leo, mis padres no eran tan estúpidos para que fuera así.
— ¿Qué es lo que va a hacer la droga si resulta la combinación ganadora?
—Va a convertirme en el monstruo que se esconde dentro de mí—murmura Ken, viendo a Leo directamente a los ojos.
—Es por eso que acabarás con todo…
El menor asiente y Leo se interesa aún más en lo que ve. Para media noche Ken ha revivido más de la mitad de su infancia, haciendo conclusiones con la ayuda del mayor y tomando notas al respecto; quemará ese pequeño libro de cuero antes de que salga en busca de la suerte que a sus padres les faltó, porque teme que el objeto termine en las manos equivocadas.
Leo lo ve caer rendido a media noche y le lleva andando entre sueños a la habitación compartida, le retira los zapatos y se saca los propios antes de acomodarlo en la cama, no se molesta en desvestirlo y ponerle el pijama, pues hace tiempo que no lo hacen.
Suspira y lo abraza contra su pecho suavemente, el menor al sentirlo a su lado se remueve buscando la posición deseada y cuando la encuentra una sonrisa se marca en sus labios, se ve tranquilo y feliz a pesar de que el reloj haya avanzado y los días hayan volado. Se ve tranquilo a pesar de que no le quede más que morir o ser salvado mágicamente por algo que no se ha percibido nunca y aunque Leo lo odie, también siente la paz que irradia el menor.
Le acaricia suavemente el cabello—. Siempre estaré a tu lado, incluso si debes morir… Yo moriré a tu lado—murmura a su dormido novio.
“—No me dejes—lo toma fuerte por el brazo y el mayor sonríe regresando hacia el menor, hacía tiempo que había empezado a sentir algo por el menor.
—No te dejaré, estoy aquí… A tu lado.
— ¿Siempre hyung? —Murmura asustado el castaño.
—Siempre Ken.”