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Obsesión por pri_sasukelove20

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Notas del capitulo:

 

Hola lectores, esta idea llegó a mi mente y no podía dejarla pasar. Aunque no es exactamente como quería armarla, pero a veces pierdo el hilo de la trama. Busque un poco de información solamente y espero les agrade.

(Personajes de Masashi)

Tengo pensado un final corto y preciso, pero me gustaría saber su opinión al respecto o lo dejo así.

 

 

Esta historia comienza durante la edad media. Los hermosos catillos de cimiento de piedra donde vivían reyes y reinas. Guerras épicas y leyendas legendarias. El reino de Konoha era el más famoso de la región y la envidia deambulaba por todos lados. Muchos deseaban haber nacido en cuna de oro, no tener que pasar hambre y usar harapos de mala calidad. El rey Fugaku y la reina Mikoto tenían dos hijos. Los futuros gobernantes del reino y un mar de jovencitas que suspiraban de amor por el dúo.

Itachi Uchiha el mayor de los hermanos, estaba pronto a casarse con la princesa del reino vecino. Una matrimonio arreglado por sus padres. Si bien el amor no existía de por medio, el joven príncipe estaba dispuesto a aceptar la condición impuesta por su padre. Después de todo, él también pasó por lo mismo y terminó amando a su madre. Tal vez con el tiempo, él llegaría a querer a  Konan. Lo que tanto deseaba su progenitor, era tener nietos antes de morir y quedar tranquilo de que sus hijos seguirían con la tradición.

Sasuke Uchiha de dieciocho el menor tenía constantes discusiones con su padre. A diferencia de su hermano Itachi, él tenía una personalidad fuerte y nada paciente. No estaba dispuesto a casarse con una desconocida, tampoco se sentía listo para convivir con una persona en su lecho y traer críos al mundo.  Era demasiada responsabilidad. Le gustaba ser libre. Lo que su padre no sabía es que tenía una extraña obsesión con uno de los criados de la casa.

Su sed insaciable de puro sexo por el joven plebeyo que vivía desde niño bajo su mismo techo. Naruto había llegado con su madre a pedir trabajo. Su madre fue la cocinera mientras él ayudaba con la limpieza. A muy corta edad supo que su vida sería miserable, pero mientras estuviera con ella nada lo deprimiría. Hasta que llegó algo desgarrador a su vida. Su madre murió. Una extraña enfermedad acabó con su luz. Tenía trece cuando quedó desprotegido y solo.  La reina sintió compasión por el pequeño y convenció a su esposo de no echarlo a cambio de que siguiera ocupándose de sus labores originales junto con el jardín que ella tanto amaba.

Fue entonces que en ese tiempo el príncipe Sasuke de quince años comenzó a acecharlo desde las sombras. Sus ojos no podían despegarse de ese hermoso ser que lograba cautivarlo fácilmente. Naruto no enterado seguía con su trabajo orgulloso. Transcurrió un año más y el príncipe sorprendió con la guardia baja a Naruto en su propia habitación que no era para nada lujosa. Poco le importó ese hecho a Sasuke, esa noche violó al bello rubio de ojos azules que tenía  tan solo catorce años de edad. Miedo por el azabache de ojos carbón guardó silencio ante sus desagradables amenazas, lo hizo por años.

Las violaciones continuaron, pero ya no eran consideradas como tal. Naruto no oponía resistencia y Sasuke era más gentil que las veces anteriores. Y ahora con dieciséis años de edad… los acontecimientos continuaban igual.

—¡Naruto!

—¡Ah! ¡Ah!

Sasuke penetraba rápido y duro el interior del blondo deleitándose con el calor que cobijaba su enorme miembro a punto de estallar entre las piernas del menor. Se encontraban en la habitación del príncipe, entre aquellas finísimas sabanas que solo la nobleza podía adquirir de vivaces colores como el rojo fuego. La cama acompañaba a la pareja con los potentes movimientos pélvicos del mayor que besaba sin darle tiempo al otro de recuperar oxígeno. Las lenguas se enredaban y ocasionaban un delicioso sonido húmedo junto con el obsceno de los testículos chocar fieramente los glúteos del criado.

—¡Eres tan exquisito! ¡Tu cuerpo es una droga para mí!

—¡Ah! ¡Príncipe Sasuke…!

Lo quisiera o no ya era parte del juego del Uchiha. Él disfrutaba y al mismo tiempo se tenía asco, porque era humillado y usado como un juguete sexual. Debía aceptar ese destino, un plebeyo como él debía estar agradecido de ser “el juguete favorito del príncipe” ¿pero qué ocurriría más adelante? ¿Qué pasaría cuando Sasuke se casara con una princesa? ¿Le dejaría en paz o seguiría torturándolo? Quería escapar. Su sueño era huir del castillo, cruzar la puerta, el foso, el puente levadizo e ir al pueblo más cercano.

—¡Naruto!

—¡Ah!

Se aferró con ímpetu a la ancha espalda cuando el mayor se arqueó encina suyo liberando su esencia y llenándolo por completo. Su semen salió disparado manchando ambos abdómenes y sintió el peso del otro cuerpo contra su pecho. Hubo silencio hasta recuperar el aire nuevamente. Sin embargo, no pasó mucho cuando Sasuke salió de él y se dispuso a ponerse sus ropajes de alta calidad. Camisa de seda blanca con una abertura dejando ver parte del pecho, pantalones ajustados de un azul brillante y botas de cuero negro. Tomó las joyas del mueble de roble junto a la cama, dos anillos de diamantes y un collar con un zafiro. 

—Vístete y lárgate. Vendrán pronto a limpiar mi habitación.-sin más abandonó el cuarto dando un portazo y dejando al blondo con un dolor punzante en su pecho.

Pero no sería por mucho. Estaba decidido a huir de ese infierno, no importaba vivir en la calle. Valía la pena si dejaba de ver a ese bastardo que solo usaba su cuerpo para satisfacer sus ganas. Tenía pensado escapar de noche, ocultarse de los guardias vistiendo algo oscuro y trepar el muro. La verdad parecía bastante complicado. Algo debía ocurrírsele y rápido.

El matrimonio con el príncipe mayor y la princesa del reino vecino estaba a dos días de concretarse. Los preparativos se llevaban a cabo por muchos pueblerinos que habían sido contratados en el castillo como ayuda extra. El decorado de flores, el gran banquete, ropajes nuevos que estrenar, los regalos de boda que llegaban por adelantado de todos partes. Era la perfecta oportunidad para el rubio, solo debía lograr tener un tiempo libre solo para él. Lo triste es que Sasuke no lo dejaba en paz y lo perseguía por todo el castillo para acostarse con él. En casi todas partes habían desatado una pasión incontrolable y le daba pena recordarlo.

Tenía miedo. Había pasado tanto tiempo, sentir cosas por el príncipe se estaba volviendo una costumbre. Era un hombre atractivo, pero era arrogante y egoísta. Le lastimaba. Estaba sufriendo por los confusos sentimientos hacia su persona.

Se estaba enamorando.

Debía salir a toda costa de allí.

Durante la noche quedó exhausto ayudando con el gran evento. Lamentablemente ese día no podría largarse, llegó a su pequeña habitación que poseía goteras y humedad en las esquinas, tenías pocos objetos en el interior. Un mueble de madera vieja que usaba para guardar la ropa que le daban, solo consistía en una túnica blanca con un nudo en la cintura e iba descalzo limpiando sector por sector. La dejó caer al suelo y se arrastró pesadamente a su cama algo empolvada, la tierra en esa parte era imposible de quitar. Las sábanas eran viejas y carecían de color, pasaba frio por las noches, pero era lo que había. No tenía derecho a quejarse. Se tapó completamente desnudo y sintiendo un escalofrío por su espina dorsal al tocar el colchón y la manta. Escuchó la puerta abrirse y no tuvo que adivinar quién era, el príncipe regresaba por una nueva ronda de sexo. Suspiró, otra noche sin descansar apropiadamente.

—Naruto-susurró sentándose en la cama.

Allí en la oscuridad y con solo la luz de luna, las manos grandes del azabache iniciaron un lento recorrido por la silueta que lograba moldearse tras la fina y pobre sábana. Naruto oyó el ruido de la ropa caer al suelo, luego la manta fue levantada y el cuerpo ajeno se pegó al suyo y no tardó en sentir esos labios besando su pecho y chupar uno de sus pezones. Sus ojos automáticamente se cerraron y abrazó al mayor abriendo sus piernas para que tuviera acceso a su parte baja. Esa noche sería la última vez que se entregaría a él.

—Naruto-jadeó contra su oído.

Su pene entró sin avisar en su interior, ya estaba acostumbrado, las sesiones de sexo eran continuas. El príncipe era un maldito pervertido. Comenzó un rápido vaivén sumergiéndose sin dificultad en la cálida entrada del blondo, se aferró a cada extremo de la cama suspirando de satisfacción. Naruto procuraba gemir bajito para que nadie escuchara su voz, aferrado al cuerpo de Sasuke con fuerza sintió ese enorme pene atravesarle y hacerle soñar con un paraíso sin fin.

—Ah, ah, ah…-intentaba recuperar el aliento con cada estocada que daba el mayor. Realmente aunque lo odiara, admitía que disfrutaba tener sexo con él, pero no era amor. Y eso dolía. Le dolía ser utilizado.

Sasuke jamás le había dicho algo tierno. Siempre se desfogaba con él y se iba dejándolo solo en el lecho, lloraba amargamente y luego se bañaba hasta el cansancio quitándose el semen y el olor de esa piel tan blanca y hermosa.

—Naruto, Naruto-susurraba contra sus labios. Las embestidas eran más profundas y sellaron sus labios en un apasionado beso que acallaba sus gemidos.

El pene de Sasuke palpitaba asombrosamente en su ano. El cuerpo del mayor se apretó contra el suyo y rápidamente se despegó de él mordiendo su hombro causándole un exquisito estremecimiento cuando este se corrió abundantemente una vez más en su interior. También su miembro disparó su blanquecina esencia manchándolo a ambos y caer rendidos entre las sábanas. Agotado, quedó dormido en instantes.

En la mañana despertó de golpe al sentir cierta parte de su cuerpo calentarse placenteramente. Su mirada se dirigió a su entrepierna corroborando que en efecto era el príncipe mamándosela con toda la tranquilidad del mundo. ¿Es que nunca se cansaba de eso? Apretó con sus manos los bordes de la sabana mientras Sasuke seguía con su tarea mirando con gusto las expresiones del menor para no intentar gritar y que alguien les interrumpiese.

—Que rico-se apartó del miembro del blondo limpiándose los labios con la lengua quitando el resto de la esencia blanca.-Será mejor que te vayas pronto. ¿Tienes mucho trabajo hoy, verdad?

Asintió callado y se levantó buscando sus ropas. Sasuke también hizo lo mismo y se retiró sin despedirse de él, siempre era así y a Naruto ya no le interesaba. Miró por la ventaba de piedra el exterior, un resplandeciente día se abría paso y había mucha gente circulando por el patio de armas.

—Hoy escaparé-se dijo sonriente, la primera sonrisa que se veía desde años en su rostro.

Se pasó toda la tarde ayudando a movilizar sillas y muebles. Debían espaciar un salón completo, luego le llamaron de la cocina y con algo de experiencia ayudó a la encargada de los platillos. Los reyes se la pasaban inspeccionando cada detalle y haciendo trabajar más con cero tiempo para cenar. Milagrosamente no se había topado con el azabache, seguramente estaba dándoles consejos a su hermano mayor, mejor así, para su suerte la fiesta se llevaría a cabo esa noche. Se apresuró a llegar a su habitación y juntar las pocas moneditas de oro que le habían entregado como pago en una bolsita marrón de tela. Estaba anocheciendo y entre tanta multitud ocupada pasaría fácilmente desapercibido, era ahora o nunca, lo más pronto posible antes que Sasuke diera con él. Los invitados llegaban en  el whirlicote era una especie de litera sobre ruedas tiradas por caballos. Solo la alta clase poseía una de ellas.

Recogió una capa con capucha marrón oscuro acomodándosela sobre sus hombros y salió del cuarto con rapidez tapando su cara. Cruzó los pasillos que estaban desolados y que no conectaban con el salón de fiesta, se ocultó tras la pared al ver guardias caminando animadamente en medio de una conversación, una vez que se perdieron retomó su camino en la dirección contraria a ellos. Pasó por el patio de armas esquivando a los demás criados sin detenerse a mirar, llegó al puente levadizo por donde circulaban las literas con caballos. Una vez entró una, corrió al otro extremo por la orilla y sin caer a la fosa debajo del puente. Llegó a la barbacana, una estructura de fortificación que se encontraba frente a las murallas y protegía la puerta de acceso para conseguir más defensa. La cruzó esquivando un carruaje que todavía estaban es uso sin alterar al animal, en la oscuridad su vestimenta resultaba un perfecto camuflaje. Los guardias estaban más ocupados atendiendo a los nobles, pasó el rastrillo una puerta de reja hecha con madera de roble y recubierta con láminas de hierro que brindaba una mejor defensa en caso de ataque.

Su rostro se llenó de lágrimas de felicidad al verse al fin libre y tocar suelo de tierra y ver pequeñas cantidades de césped por todas partes. Corrió lejos del castillo y tomando otra dirección que no diera con los carruajes.

Sin embargo por huir de ese sitio acabaría con la vida de una persona sin proponérselo. Sasuke llegó a la habitación del criado viendo la soledad recorrer cada extremo, había preguntado por él a los demás plebeyos y solo quedaba su cuarto por revisar.

—Naruto…-susurró sumamente perturbado. Se dejó caer contra el piso de rodillas no asimilando para nada la realidad. Había huido, le había abandonado-No…-sintió como le faltaba el aire e intentó masajear su garganta mientras ese horrible nudo se armaba dejándolo impotente y con ganas de llorar-¡Naruto! ¡NARUTO!

 Mientras no muy lejos de allí, un rubito corría feliz con la meta de tener una vida tranquila y llena de felicidad con las pocas monedas de oro que había recogido. Solo el tiempo lo dirá.

 


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