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JooMir ~ Lo esencial es invisible a los ojos. por Stereophonia

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Notas del fanfic:

Si han jugado Otomes, y han jugado X-Note, esto les traerá recuerdos porque está basado en un pasaje <3

Notas del capitulo:

QUE YO NO ESTABA MUERTA NI ANDABA DE PARRANDA kdsjbvcdskjv se llama universidad y trabajo y estoy colapsada xDDDDDD

Les traigo lo que será un Two-Shot [Ya terminado, asi que no crean que lo dejaré botado ;A;] JooMi que me tiene BASTANTE contenta porque la idea me gustó desde el principio <3

- amor yaoi me trolleó la descripción 77 -

Esto está dedicado a Pri, Luces & Yuki que me extorcionan por Twitter cada vez que quieren leer algo (?) Y claro, como yo escribo TAN seguido... lalalalala xDDD Ya si igual las amo <3

Sin más que decir, espero que les guste <3

 ¿Él? ¿Quién es él?

¿Por qué está todo cubierto de sangre?

¿Mamá? ¿Dónde estás?

 

- Tu mamá ya no está… los humanos son tan frágiles…

- ¿Por qué lloras? ¿No es el ciclo de la vida el que los seres humanos mueran cuando deben morir?

¿Mamá? ¿Por qué él dice cosas así?

¡MAMÁ!

El chico rubio se despertó llamando a su madre con los ojos abiertos, empapado del sudor y respirando agitadamente mientras miraba al techo una vez más como cada mañana desde ya hacía no sabía cuanto tiempo, ya había perdido la cuenta de cuantas veces aquel odioso sueño, más bien pesadilla, lo visitaba casi todas las noches. El chico sabía que por el ambiente del sueño, eran sus retorcidos y casi olvidados recuerdos del día en que su madre murió hace casi 10 años. Para él aún era increíble que todo eso fuera lo único que recordara de aquel día, aun cuando había sido él la propia victima.

¿Quién era el chico que tenía al frente mío?

¿Él había provocado el accidente?

¿De verdad quería seguir pensando en ello?

Como siempre, las respuestas no llegaban y, en cambio, un dolor punzante en su cabeza crecía poco a poco. Era lo único que ganaba día a día después de la detestable pesadilla. Se removió un poco entre sus sabanas intentando conciliar nuevamente el sueño, pero le fue imposible ya que los pequeños y débiles rayos del sol se iban colando gradualmente a través de sus cortinas. Rebeldemente, se tapó hasta arriba de su cabeza, pero le fue imposible seguir resistiéndose, ya estaba despierto y seguiría así al menos durante 12 horas más.

Se arrastró fuera de la cama con todo su esfuerzo mañanero y fue a buscar la correspondencia fuera de su puerta como cada mañana, no sin antes darle los buenos días correspondientes a su madre en el pequeño rincón de la entrada. Hacía 3 años que vivía sólo y cada día sentía que la ausencia de su madre pesaba menos en su vida, pues ya se había acostumbrado a que nadie estuviera diciéndole constantemente “Mir, haz ello” “Mir, tráeme esto otro”, aunque habían días en que sólo extrañaba los incontables abrazos que su madre le daba nada más llegar a casa. Tiró las cartas en el piso y se acostó en el suelo a leerlas con tranquilidad, dejó a un lado las cartas de deudas, cuando su atención se centró en un sobre plateado con aplicaciones azules en los bordes.

¿Quién podría haberme enviado un sobre tan bonito? Mi cumpleaños es recién a fin de mes…

Miró el sobre detenidamente en busca de algo sospechoso, pero nada. Revisó a quien iba dirigido y se encontró con que su nombre completo estaba grabado con una sutil y elegante letra manuscrita en el frente y al reverso sólo encontró un nombre, al parecer de un instituto.

- Xen Academy – recitó en voz baja antes de que su curiosidad lo dominara y terminara por romper el delicado sobre.

 “Bang Cheol Yong,

Has sido seleccionado entre muchos jóvenes para asistir a esta escuela debido a tus grandes aptitudes poco convencionales. Creemos que este instituto puede ser de mucha ayuda para mejorar tus capacidades psicomotoras, así como también esperamos que mejores en el manejo de tus habilidades extra-sensoriales.

 Esperamos que esta carta, logre llegar a tus manos antes del domingo, pues el lunes deberás presentarte aquí para comenzar con tus clases.

 Esperando siempre contar con tu disposición.

 Atte.

 Yang Seungho

Director Xen Academy”

- ¿Pero de que va esto? Ese… es el nombre de donde trabajaba mi mamá – murmuró Mir al leer y releer la carta más de 4 veces.  ¿Había sido asignado a otra escuela? Pero si él jamás lo había pedido, aunque había algo que le preocupaba aún más que ser transferido en pleno Noviembre a otra escuela. Al parecer ellos sabían de sus habilidades y eso no le gustaba para nada.

Cuando tenía 8 años aproximadamente, Mir comenzó a tener mucha fiebre de un día a otro sin ninguna explicación por parte de los doctores y después de 1 semana de delirar constantemente, así como vino, la fiebre se fue. Desde aquel día, el chico podía mover los objetos con su mente sin quererlo, a veces era capaz de leer la mente, pero sólo cuando se concentraba demasiado. Cuando se lo contó a su madre, el recuerda que ella nunca lo rechazó, pero si le dijo que debía mantenerlo en secreto de los demás porque podría ser peligroso para él mismo. Su madre comenzó a llevarlo a su lugar de trabajo y se sorprendió al encontrar a muchos niños como él, aunque sólo duró un par de semanas ya que un día volviendo a casa el auto en el que iba con su madre cayó al mar con él adentro. Si, la vida del pequeño Mir cambiaba constantemente.

Desde que se lo prometió a su madre, nunca le mencionó a nadie sobre sus habilidades, incluso cuando su madre murió no reveló a nadie el hecho de que posiblemente se hubiera salvado debido a ellas, en el fondo, él se sentía culpable por no poder haberla salvado, aun cuando ni siquiera él mismo sabía todo lo que era capaz de hacer.

Cheol Yong volvió a leer la carta y sonrió de lado, iría a esa Academia para freaks como él pero sólo con la intención de descubrir cómo era que sabían de él y si ese lugar podría darle las respuestas que necesitaba sobre la misteriosa muerte de su madre. A Mir siempre le causó mucha curiosidad el porqué el accidente había sido catalogado como asesinato, siendo que todos hablaban de un mero accidente de transito.

Miró el calendario y de inmediato comenzó a correr por todo su departamento como loco, la carta había llegado el mismo día lunes en el que debía entrar al nuevo instituto y ciertamente, el chico no estaba preparado aun. Maldijo mentalmente al servicio de correos por haber tardado tanto en entregar la carta mientras se dirigía al baño a intentar arreglar su cara de recién amaneciendo, claro que eso nunca era fácil. Salió del baño, se vistió con lo que encontró, sin preocuparse demasiado por lo que llevaba encima y emprendió el rumbo hacia su nuevo mundo, algo inseguro de lo que podría encontrar, pero pese a todo, quería intentar esclarecer lo que pasó con su madre hacía 10 años atrás.

Como era propio de él, llegó justo cuando sonó la campana que anunciaba el inicio de la jornada. Se detuvo a mirar su alrededor y vaya que era una academia lujosa, según lo que poco que había averiguado en la red, no era una escuela muy conocida por sus alumnos, más bien últimamente se había vuelto famosa por el reciente asesinato del antiguo director de la escuela.

Al parecer, esto será muy entretenido – iba pensando Mir mientras recorría los pasillos en busca de la oficina para registrarse cuando una voz a su espalda lo detuvo en pleno pasillo.

- ¡Hey tú! – Mir se dio vuelta de inmediato intentando no parecer demasiado asustado ya que iba metido en sus pensamientos.

- ¿S-Si?

- No está permitido el pase a personas que no sean estudiantes o profesores de esta escuela

- Perdón, me han transferido hoy y estoy algo perdido – murmuró Mir al darse cuenta de que la persona que lo había llamado tenía un aspecto familiar.

- ¿Cheol Yong? … ¿Eres tú?

- Hasta donde sé… si – respondió el chico aun sin poder recordar quien era el que estaba enfrente de él.

- Soy Yang Seungho, el que te envió la carta… - Mir observó como el hombre se relajaba de inmediato -  Me siento aliviado al verte aquí hoy

- Perdón pero… ¿De dónde me conoce?

- Oh, ¡cierto! Discúlpame – Seungho se arregló un poco su camisa y se puso serio – Yo era amigo de tu madre, pasabas mucho tiempo aquí siendo niño haciéndole compañía mientras trabajábamos.

- Perdón, pero no lo recuerdo – respondió Mir sonriendo como le era usual, aunque era una mentira, recordaba haberlo visto rondando por los laboratorios con su madre años atrás, pero si se encariñaba con él, no iba a ser capaz de conseguir descubrir la verdad y en ese momento, era lo que más le importaba, incluso sobre sus ganas casi incontrolables de hacer amigos con todo el mundo.

Mir siguió a Seungho hasta su oficina donde completó su registro escolar para ser oficialmente un alumno de la escuela. Quiso preguntar sobre los asesinatos apenas Seungho le dio el pase para hablar, pero no supo cómo empezar el tema, por lo que se puso un poco ansioso antes de salir de la habitación y el mayor, lo notó enseguida.

- Cheol Yong… Te debes estar preguntando porque te mandé esa carta de inscripción, ¿cierto? – Seungho se sentó detrás de su escritorio y esperó que Mir se sentara en frente de él para poder hablar con más tranquilidad.

- Llámame Mir, por favor – murmuró el chico – y sí, estoy algo ansioso por saber los detalles.

- Al hombre que mataron hace algún tiempo, él… bueno, era mi padre – el rubio vio como Seungho suspiró al decir aquella frase. No se lo esperaba, pero más que asustarlo, esa declaración sólo hizo que Mir se volviera aún más curioso acerca de la historia detrás de su llamada. Si bien recordaba ver siempre al lado de Seungho a un hombre que lucía bastante joven, no pensó que aquel era el padre del director.

- Y necesito, de tu ayuda para conseguir atrapar al culpable – sentenció el mayor mirándolo fijamente.

Wow, otra bomba – pensó el rubio, pues él sabía que de suerte se mantenía con vida día a día debido a lo torpe que era.

- Se de tus habilidades como psíquico, que puedes sentir la presencia de las personas antes de verlas, que puedes mover cosas con tu mente… y precisamente necesito de eso ahora mismo – Seungho suspiró y miró por la ventana, pensativo

- Tú… ¿Cómo lo sabes? – Mir no recordaba haber dicho nada acerca de eso y era imposible que en su expediente lo dijera, se había esforzado demasiado como para decirlo a alguien.

- Soy el director de esta escuela Mir, mi tarea es saberlo todo acerca de mis alumnos – Seungho siguió mirando hacia afuera mientras hablaba.

- Entonces… ¿También sabes algo acerca de mi madre? – Mir habló incluso antes de pensar en lo que estaba diciendo, quizás estaba demasiado ansioso por eso también.

- Tu madre… - Seungho aclaró su garganta y dirigió su mirada hacia Mir como si supiera que aquella pregunta iba a venir tarde o temprano – Ella era amiga de mi padre, y ambos, junto a otras 2 personas fundaron esta escuela.

Ahora Mir no sabía que pensar, por eso era que esta escuela le era tan familiar, recordó súbitamente que acompañaba casi a diario a su madre a trabajar allí, mientras él jugaba con otros de los niños que estaban en los alrededores, pero nunca se molestó en preguntar el porqué iban todos los días. Él sólo creía que era por el trabajo de su madre, no que ella era una de las fundadoras.

- Wow, eso no lo sabía… pero si recuerdo haberte visto cuando era niño – murmuró Mir sin saber si creer o no todo lo que estaba escuchando.

- Así es, nosotros… jugábamos con mi hermano mayor y otros más mientras nuestros padres trabajaban – el rubio vio como la mirada de Seungho se entristecía de un momento a otro, por lo que decidió no preguntar acerca de su hermano, pues aunque quisiera saber más de él, no parecía como si Seungho quisiera hablar de ello. Al menos, no en ese momento.

- Seungho, yo te ayudaré a encontrar al culpable de todo esto – sentenció Mir mientras se ponía de pie frente al escritorio del mayor – Lo encontraré y le preguntaré si tuvo algo que ver con la muerte de tu padre y de mi madre.

- Muchas gracias, Mir – Seungho sonrió y ambos se estrecharon las manos, era el inicio de un largo camino en busca de la verdad y Mir no estaba dispuesto a detenerse  por más doloroso que fuera lo que se encontrara en el camino.

Mir salió de la oficina de Seungho y de inmediato se encontró con alguien a quien no había visto antes. Era un chico de pelo castaño, un poco más alto que él y de piel aparentemente suave. Mir se debatió un momento en si debía hablarle al desconocido o no, pero sus palabras se vieron ahogadas cuando el misterioso chico le devolvió la mirada.

Demonios que es lindo – pensó Mir ruborizándose un poco ante sus pensamientos un poco locos.

- ¡Hola! – sonrió Mir mientras se le acercaba, el chico era un más lindo una vez que se le veía de cerca.

- Tú… ¿me ves? – murmuró el castaño

- Pues claro que te veo… - respondió Mir con una amplia sonrisa, haciendo que el otro chico le diera otra de vuelta. Se veía feliz, pensó Mir al verlo sonreír.

- Me llamo Cheol Yong, pero llámame Mir que no me gusta mi nombre – Mir hizo una mueca de desagrado al decir su nombre, lo que le causó gracia al extraño chico.

- Hahahaha… Mi nombre es Joon, sólo Joon

- ¿Por qué tu nombre es más lindo que el mío? – Mir infló sus mejillas imitando a un niño pequeño, todos tenían nombres más bonitos que el suyo, pensó distraido.

- Hahahaha, tú nombre también es bonito, Cheol Yong – Joon sonrió y su vista se fijó nuevamente en la ventana. Mir lo quedó mirando un momento más y por enésima vez confirmó que el chico frente a él era bello, muy bello.

Perfecto para mis estándares – pensó Mir antes de golpearse mentalmente por lo que acababa de pasar por su cabeza, no fue algo muy sano que digamos ya que su imaginación siempre tendía a ir más rápido que sus propios pensamientos.

El rubio miró el reloj y se dio cuenta que iba a llegar tarde a sus clases por lo que se despidió rápidamente del misterioso chico de la ventana con su sonrisa habitual. No entendió porque, pero cuando estaba a su lado, se sentía tranquilo y como si nada de lo que pasara alrededor importara.

No le tomó importancia a esas sensaciones  y se dirigió a las clases de esa mañana, donde descubrió que había más gente como él, incluso cuando los demás no se lo dijeran y, por primera vez, no se sintió fuera de lugar en la escuela. El profesor que tenía en su clase era de lo más simpático y siempre estaba haciendo bromas al resto, definitivamente mucho mejor que la señora gruñona que tenía en su otra escuela.

-¡Profesor ByungHee!

- ¡QUE ME LLAMEN GO LES DICEN! – era lo que siempre gritaba cuando alguien lo llamaba por su nombre real, a pesar de que no tenía más de 28 años, no le gustaba sentirse más viejo que sus alumnos, ya le bastaba con su abundante bigote que le hacía ver al menos 5 años mayor.

O quizás 10 – pensaba Mir cuando lo veía de reojo.

Con el pasar de los días, GO empezó a ayudar a Mir con las prácticas de sus habilidades en el patio de la escuela o en la plaza de juegos cercana al instituto y se dio el rubio no tardó en darse cuenta de que su profesor era un adulto con alma de niño, siempre bromeando por todo y dándole ánimos aun cuando Mir casi siempre se equivocara en los entrenamientos. Pero con el pasar del tiempo, Mir fue viendo los resultados de los mismos, cometiendo cada vez menos errores y estaba más feliz de lo que pudo estar nunca, al menos, hasta ese momento de su vida.

- Yaaah, Mir… estás mejorando mucho pequeño – sintió como GO lo abrazaba por encima del hombro y le sonreía en su forma habitual.

- Ya sabes señor bigotes, algún día tendría que mejorar ¿No? – Mir sonrió lo mejor que pudo, pero dejó ese sentimiento de lado al mismo tiempo en que vio que la expresión de GO cambiaba.

- Eres… tan parecido a tu madre Mir – murmuró GO sentándose en el piso, dejando a Mir con un signo de pregunta enorme grabado en su cara. ¿GO conocía a su madre? ¿Qué tan cercanos habían sido?

- ByungHee… ¿Qué tanto conocías a mi madre? – se apresuró a preguntar el chico, había pasado mucho tiempo desde que había conocido a alguien que hubiera sido cercano a su madre.

- Éramos compañeros en el instituto, solíamos salir siempre a cualquier lado, ella… era mi modelo a seguir – murmuró GO mirando hacia el cielo

- ¿Tanto así?

- Si Mir, ella era una estupenda psicóloga, y es por eso que yo seguí sus mismos pasos, quería ser como ella, ser igual de bueno que ella… claro, hasta que dejó la profesión – GO sonrió pesadamente y se volvió hacia Mir.

- ¿Por qué dejó de ejercer? – Mir no sabía nada de eso, ya que siempre vio a su madre trabajando arduamente en el instituto al cual él estaba yendo en ese momento.

- El padre de Seungho, tu madre, Thunder y yo, somos los fundadores de esta escuela – comenzó a decir el castaño – Y lo hicimos para que chicos como tú, Seungho y los demás tuvieran un lugar seguro para ir a estudiar y vivir una vida normal.

-…-

- Pero cuando tu naciste, tu madre dejó todo de lado por cuidarte – GO sonrió al recordar a la madre de Mir – Antes de cualquier cosa, ella era tu madre y nadie iba a quitarle eso.

- Mi madre… ¿Era así? – murmuró Mir al recordar los abrazos que le daba cuando estaban juntos, las veces que salían a comprar dulces y cuando lo cuidaba porque estaba enfermo. Nunca se había dado cuenta de lo buena, al punto de dejar su carrera por él, que había sido su madre hasta ese día.

- Ella era la mejor, y cuando se dio cuenta de que tenías ciertas… habilidades… - GO hizo una pausa para sentir el viento en su cara – ella quiso formar parte de este proyecto ya que quería, por sobre todas las cosas, una vida normal para ti… hasta el final.

Mir sintió como unas lágrimas amenazaban con salir de forma apresurada de sus ojos, y como pudo las mantuvo adentro. Si bien, él si recordaba que su madre siempre lo estaba protegiendo, pasó demasiado tiempo pensando en que ella sólo trabajaba y trabajaba y nunca se había detenido a pensar que quizás, todo lo estaba haciendo por él.

- Mir, no debes estar triste, ella siempre quiso lo mejor para ti y ver cómo estás 10 años después, me hace pensar de que ella es aún mejor de lo que yo creía – GO sonrió como el rubio no lo había visto nunca, deberían haber sido muy buenos amigos, pensó el chico antes de abrazar al mayor por los hombros.

- Gracias GO… gracias, por contarme todo esto – murmuró el chico antes de romper el abrazo y levantarse. Ahora iba a practicar con aun más intensidad que antes, iba a demostrarle a su madre de que todo lo que ella hizo no fue en vano. La iba a hacer sentir orgullosa de él dondequiera que ella estuviera.

Luego de practicar el resto de la tarde, ambos chicos se despidieron y cada uno se fue por su lado. Fue allí donde Mir recibió un mensaje de texto de Seungho.

De: Seungho Panda-Director

Para: Mir

Mir, ¿lo estás haciendo bien? Espero que si…

A las 11PM ven al frontis del instituto, veremos la escena del crimen de mi padre para ver si logras descifrar algo.

Te espero”

Tengo un mal presentimiento – pensó el chico apenas leyó el mensaje, pero como era usual, no tomó en cuenta sus intuiciones aun cuando la mayoría del tiempo resultaban ser correctas. Se dio prisa en su camino a casa, se dio una ducha rápida y con la mente más tranquila fue a hablar con su madre como cada tarde.

- Mamá… no he sido un buen hijo ¿Sabias? Pero desde hoy viviré cada día de mi vida para hacerte sentir orgullosa de mi. Ahora, me voy a dar un paso más cerca de lo que te pasó. Te amo mamá – murmuró el chico antes de dejar la casa en dirección al instituto, haría lo posible por descubrirlo todo, por él y por su madre.

Como estaba acordado, se encontró con Seungho puntualmente a las 11PM y juntos se dirigieron hacia el laboratorio de ciencias a ver si Mir era capaz de descubrir algo en aquel lugar que los ayudara a destapar la verdad, pero apenas entró al lugar sintió como si algo no estuviera bien.

- Seungho… algo anda mal – murmuró el chico aun si poder ver nada

- ¿Por qué?

- No lo sé, hay… siento muerte… - susurró el rubio mientras dejaba el brazo de Seungho a un lado

- Prenderé las luces – dijo Seungho antes de seguir caminando por la sala.

Apenas Seungho hubo encendido las luces, Mir soltó un grito ahogado al ver la escena macabra que había en una esquina cercana a la puerta de entrada.

- No… esto… no…

- Mir que te suc… ¡NO! – gritó Seungho al ver lo que Mir estaba viendo.

Era GO, su maestro, el que lo ayudaba en todo… era él, el que estaba ahí, en el piso cubierto de sangre. Rápidamente Mir fue a revisar los signos vitales del mayor pero no encontró nada, aun cuando su cuerpo aun estuviera cálido. Vio a Seungho de pie, sin hacer nada, mirando el cuerpo inerte del bigotudo, incrédulo.

Pero si hace unas horas nos estábamos riendo… juntos…

Mir tomó del brazo a Seungho y lo arrastró fuera del instituto para luego llamar a la policía.

Para la próxima, me haré caso yo mismo… No tenía que haberme despedido de él hoy así… tendría que haberlo llamado para que viniera con nosotros y no sólo… yo… - Mir ya no sabía que pensar y su cabeza le daba vueltas y vueltas ante lo que acababa de presenciar y aún más, ver a Seungho paralizado, no le hizo mayor bien.

¿Por qué Seungho se quedó sin hacer nada? Acaso…. – Mir seguía pensando, pero no era capaz de encontrar respuestas.

Llegó la policía y les hicieron preguntas de rutina, sobre porque estaban allí, que estaban haciendo a esas horas en la escuela, como lo habían encontrado, si habían visto a alguien más, pero todo fue inútil porque la policía pensaba que los chicos estaban mintiendo sin remedio.

- Mir, yo me iré con la policía ¿Si? Ya sabes, no me soltarán hasta saber que no fui yo quien lo mató – dijo Seungho cuando dejó al rubio en la estación de buses

- ¿TU? ¿Matarlo? ¡ES UNA ESTUPIDEZ SEUNGHO! – gritó el menor, él había estado con Seungho en todo momento y sabía que el director no era capaz de matar a nadie y menos a GO.

- No es una estupidez cuando yo mismo fui el primero en encontrar el cuerpo de mi padre en el primer asesinato Mir, pero no te preocupes todo estará bien – respondió el mayor dejando a Mir allí en la parada con más preguntas que respuestas.

- ¡YAH! ¡MIR! ¡RECUERDA PRACTICAR QUE EN UNO DE ESTOS DIAS VUELVO! ¿EH? – le gritó Seungho antes de entrar en la estación de policía otra vez. Mir sonrió y volvió a sentir que era su deber descubrir la verdad; esto ya no era sólo por su madre, sino que era por la inocencia de Seungho y por la vida de ByungHee, por todos ellos él descubriría la verdad costara lo que costara.

Al día siguiente, volvió al instituto por inercia sólo para encontrarse con que GO ya había sido reemplazado por otro profesor, parecía simpático, pero nadie iba a poder ser comparado jamás, como el profesor bigotes. NADIE.

Terminó sus clases y salió corriendo en busca de la única persona que sabía que iba a ayudarlo a sentirse tranquilo. Buscó por las salas y pasillos y no lo encontró, pero cuando buscó en el último corredor del edificio encontró lo que buscaba; a él.

- ¡Joon! – gritó Mir sonriente al ver al chico que estaba de pie en el corredor, como si lo hubiera estado esperando desde hacía rato.

- Miiiir, ¡Hola! ¿Qué tal las clases de hoy? – preguntó el chico y en efecto, la sonrisa de Joon lo tranquilizaba aun en sus estados más locos y euforicos.

- Algo aburridas… ya sabes… ¿Y las tuyas?

- Ehhmm… si… también jeje – sonrió el castaño algo nervioso, pero Mir no le dio importancia alguna.

- ¿Supiste lo del profesor?

- ¿Cuál de todos?

- Ya sabes, el bigotudo, ByungHee, el que bromeaba todo el día… ¿No lo conoces?

- Ehhh no… no lo conozco, él… bueno… no me hace clases…

- Que raro Joon, él le hacía inglés a todos los cursos… ¿Estás seguro?

- Si, creo haberlo escuchado alguna vez, pero nunca me lo tope – Joon soltó una risa nerviosa y Mir comenzó a sentirse de forma extraña con respecto a su nuevo amigo del instituto. Todos en aquel lugar conocían y DEBÍAN conocer al peludo profesor. Se debatió un rato entre insistir o no con el tema y finalmente decidió no seguir dándoles más vueltas al asunto, quizás era cierto que nunca le hizo clases a ese curso en particular.

Hablaron de trivialidades, acerca del clima y de cómo Joon pensaba que los tiempos avanzaban muy rápido para su gusto. No le gustaba lo diferente que estaba todo de tiempo atrás y que notaba que con el pasar de los años, la gente se iba alejando más y más una de otra. Para Mir, Joon era como un romántico extrañando los lentos.

Pareciera como si hubiera nacido hace 30 años hablando de esa forma – pensaba Mir mientras escuchaba a Joon rabear por el exceso del uso de las computadoras, teléfonos móviles o del internet, pero más que llamarle la atención, sólo provocaba que Mir fuera cayendo más y más en el mundo de Joon.

Esperen.

¿Caer?

¿Mundo de Joon?

No, eso no estaba pasando. No.

Entre tropezones con hormigas de cabeza enorme y frases incompletas, Mir decidió que ya era hora de irse a casa. Estaba anocheciendo y quería llegar temprano. ¿A hacer que? Ni él mismo lo tenía claro, pero necesitaba huir de donde estaba. ¿Nervioso? Claro. ¿Por qué? Causas desconocidas para su torpe estado consciente. O quizás si lo sabía y no quería admitirlo.

Llegó a su departamento, y se puso a practicar con lo que había a la mano, movió cuanta cosa quiso, por lo que aprovechó de ordenar un poco su casa que estaba patas hacia arriba luego de lo sucedido con su profesor hace sólo una noche atrás.

¿Cómo todo podía cambiar tan radicalmente como había sucedido? Eso era lo que el rubio se preguntaba, aun sin saber que todo podía cambiar aún más en su vida.

Se despertó al día siguiente con el cuerpo cansado y toda la nariz repleta de amigos no tan bien esperados. Se tomó la temperatura y en efecto, tenía fiebre. Debería haber cogido un resfriado el día en que descubrió el cadáver de GO en el instituto, sabía que tenía que haber cogido la chaqueta en vez de un simple polerón. Aun cuando su cuerpo y su mente le decía que no hacía falta que fuera al instituto, para varias el no hizo caso y fue igual.

Llegó a duras penas a la entrada del instituto y se dio cuenta de que no debería estar caminando por el instituto; no se podía los pies y no paraba de estornudar. Pero ya estaba allí y sólo tenía 3 clases aquel día, él podría resistir o al menos eso pensaba. Se adentró entre los alumnos que iban llegando a clases, y sus risas normalmente contagiosas tronaban en sus oídos como si fueran los sonidos mas desagradables del mundo. Se afirmó de una pared para poder llegar sano y salvo a su clase, pero cuando faltaban unos pequeños pasos sintió como las piernas le fallaban y que el piso estaba cada vez más cerca de su cara.

Si sólo Joon estuviera aquí para avisar que me siento mal – fue lo último que pensó antes de que su mundo se le fuera a negro indefinidamente.

Abrió los ojos después de no sabe cuanto tiempo, para encontrarse a Joon muy preocupado a su lado gritándole para que volviera en si mismo.

Debo seguir en algún sueño, sólo faltan los ponys salvajes vomitando arcoiris y todo estará completo – murmuró el chico mientras seguía escuchando los gritos de Joon de fondo – Que realista es todo esto – El rubio abrió los ojos y volvió a cerrarlos al darse cuenta de que tenía la cabeza apoyada en las piernas de Joon mientras éste le hacía caricias en el pelo. Que bien se sentía que alguien cuidara de ti estando enfermo – fue lo que pensó antes de que todo se tornara negro por enésima vez esa mañana.

- Mir... – Escucha la voz de Joon que lo llama otra vez, pero ahora suavemente siente que va alejándose desde donde él está, por ello, vuelve a abrir los ojos, luchando contra el sueño y las ganas de volver a dormir y ve que se había quedado dormido contra una pared en el piso en pleno pasillo del instituto. Vio hacia todos lados y se dio cuenta de que Joon no estaba a su lado.

Demasiado bonito y agradable para ser cierto….

Se levantó como pudo, aun medio dormido, y comenzó a buscarlo por todo el corredor. Miró la hora y se sorprendió al ver que eran las 8PM, por eso no había nadie dando vueltas por el lugar.

- ¡Joon!... ¡Joon!... ¡JOOON! – comenzó el rubio a llamar al contrario casi frenético, le asustaba la idea de que lo dejara sólo, no quería que lo dejaran sólo nunca más, menos él. No.

Mir volvió al corredor donde había despertado y nada, no estaba. ¿Dónde podría haber ido? Joon no podría haberlo abandonado ¿Cierto? No, él no era capaz de eso… No.

Cayó de rodillas al piso por el cansancio, la fiebre aun no lo dejaba tranquilo y el haber corrido tanto, le estaba jugando una mala pasada. Se sorprendió cuando unas pequeñas lagrimas comenzaron a caer poco a poco por sus coloradas mejillas producto de la fiebre. Él quería ver a Joon, se sentía sólo estando allí sin nadie, quería estar con él.

Ya me acostumbré a tener aquí siempre Joon…  - murmuró el chico mientras se llevaba ambos brazos a su cara y la escondía entre sus extremidades. No. No. No. No.

- ¿Mir?

El rubio sintió la voz que había creido perdida y como pudo corrió hacia donde estaba y abrazó al chico con toda la fuerza que tenía en ese momento.

No, él no podía haberse ido.

- Mir… me…estás… Mir… no…respiro… Mir… - El rubio sintió como el contrario intentaba removerse de sus brazos pero él no era capaz de soltarlo, no quería que se fuera y lo dejara allí, a la deriva.

Fue cuando Joon correspondió el abrazo en que Mir aflojó un poco sus musculos y dejó que la adrenalina se drenara de su cuerpo por completo. El fuerte llanto de antes, ahora se había transformado en pequeños y dulces sollozos que provocaban pequeños espasmos en el cuerpo del menor.

- Joon… ¿Por qué no pude sentir que estabas aquí? – preguntó Mir cuando ya se hubo calmado por completo. No había reparado en eso, él no era capaz de sentir la presencia de Joon y eso le parecía sumamente extraño ya que nunca le había pasado. Y menos ahora que llevaba mejorando sus habilidades extra sensoriales  desde hacía más de un mes.

- Eso… ¿Te sientes mejor? – murmuró el castaño dándose la vuelta, dejandole ver a Mir nada más que su espalda.

Cambió el tema… creo que le preguntaré a Key a ver si sabe algo de esto. Después de todo, él parece saber mucho más acerca de todo esto más que yo – pensó el chico antes de levantarse de donde estaba.

- Si Joon, ya me siento mejor… ¿A donde habías ido? – intentó probar con otra pregunta el menor.

- Sólo fui a caminar por ahí un momento – Joon hizo un tic medio extraño con su ojo cuando respondió y Mir supo de inmediato que el castaño mentía.

Otra pregunta sin respuesta, Fantastico.

- Mir… yo, no puedo salir de este instituto porque vivo aquí – murmuró Joon mientras volvía a mirarlo – Es por eso que siempre me encontrarás aquí, en este mismo lugar; Nunca me iré Mir.. ¿si? – Joon le sonrió a Mir de tal forma que le hizo olvidar todo el mal rato que había pasado tiempo atrás, aun cuando Mir no olvidaría averiguar más, por mientras era feliz con ver aquella sonrisa una vez más.

- Esta bien… si no puedes salir de aquí, yo vendré a verte ¿si?

- No Mir, no hagas eso… Tu eres joven aun y debes aprovechar tus fines de semana…

- ¿Aprovechar?

- Ya sabes, salir con tus amigos al parque, a beber por ahí… no sé lo que hacen los chicos de tu edad para entretenerse o… con tu novia quizás… – Joon volvió a sonreir nervioso y Mir se ruborizó hasta las orejas. Diablos, como amaba esa sonrisa. Esperen… ¿Amar?

- ¡NO! Dsjvnjdksvnkd… Noo Joon, yo no salgo con nadie… - gritó Mir al escuchar la palabra “Novia” en la misma oración que “salir” No, Mir no era de salir con nadie… aunque si fuera con Joon, el caso sería distinto; completamente distinto.

- Ah bueno… y ¿amigos?

- Nunca he tenido amigos la verdad, siempre terminan por odiar la forma en que me comporto, por lo que me quedo solo siempre al fin y al cabo.

- No los entiendo, Mir.

- ¿A quienes? ¿A ellos? ¿Por qué?

- Porque si fuera ellos, gastaría hasta mi ultimo minuto saliendo contigo.

Mir pidió que lo pellizcaran mentalmente al haber escuchado eso. Joon había dicho que quería salir con él. El bastardo lo había hecho y Mir no podía aguantar ni esconder su felicidad.

-… Como amigos, claro – terminó la frase Joon y Mir bajó casi al instante de la nube rosa en la que estaba volando. Diablos que Joon si sabía como romper ilusiones en un microsegundo.

Claro, no podía ser todo tan fácil… ¿No?

- Bueno, ya que no puedes salir… - Mir tragó saliva, después que lo dijera, ya no habría vuelta atrás – Yo vendré a verte, como dije recién.

- Pero M-

- No – lo interrumpió el rubio - me aburro demasiado en casa, asi que también sirve como distracción para mi – sentenció el chico sin dar pie a los reclamos del mayor hasta que vio como éste se daba por vencido y Mir podía, por fin, sonreir triunfalmente. Ahora podría ver a Joon cualquier día que el quisiera, claro, si no le daba por aparecer y desaparecer como hacía un rato.

Mir vio la hora y decidió que ya era tiempo de volver a su casa. Se despidió de su amigo y se encaminó hacia su solitario apartamento. Sin poder conciliar el sueño, se descubrió pensando demasiado en la desaparición de Joon de aquel día y en que sólo por recordar lo sólo que se sintió en aquel momento, su corazón comenzó a doler de forma inexplicable.

Ya no era que Mir estuviera extrañando a su amigo, él quería que Joon estuviera, y esperaba que estuviera, siempre a su lado, ya no quería sentirse sólo, no cómo antes de que Joon entrara en su vida de golpe y porrazo. Se odiaba por volverse dependiente de alguien en tan poco tiempo, pues sólo habían transcurrido unas semanas desde que se habían conocido, pero para el chico rubio, Joon ya era alguien imprescindible en su vida y de cierta forma, le gustaba que fuera así.

Se levantó apenas pudo el día sábado para entrenar sin que nadie lo molestara en el parque de siempre, movió un par de cosas como era usual y se estaba dando cuenta de que los entrenamientos estaban teniendo sus frutos, ya no se sentía tan fatigado al hacer sus ejercicios. Tambien veía que podía mover objetos cada vez más pesados con el pasar del tiempo, cosa que lo hacía muy feliz. No podía esperar a contarle a Seungho los avances que estaba teniendo su arduo trabajo.

¿Cómo le estará yendo a Seungho? ¿Lo habrán soltado ya? – pensaba el chico mientras bebía un poco de agua. Si bien ahora le era más fácil que en un principio, ahora que ya había avanzado se estaba esforzando el doble, quizás el triple y de cierta forma eso le estaba agotando. Bebió su agua y cuando dieron las 4 de la tarde se dirigió casi por inercia hacia la escuela a ver si encontraba a Joon por los pasillos.

Sonrió al ver que el castaño estaba esperándolo en el mismo lugar de todos los días, sonriéndole y con los brazos abiertos. Mir se detuvo a mirarlo un momento y escuchó como su corazón bombeaba con fuerza la sangre a cada parte de su cuerpo, como si quisiera saltar fuera de él y salir corriendo por los pasillos del instituto. El rubio suspiró y fue sonriente al encuentro con el contrario, esperando que el fin de semana fuera eterno para poder estar tranquilos.

Pero claro, Murphy siempre estaba presente en la vida de todo el mundo, y contra los deseos del rubio, el fin de semana acabó en un abrir y cerrar de ojos. Fue cuando se despidió de Joon el día domingo por la noche en que se dio cuenta de que todo su mundo daba lo mismo si Joon no sonreía, o si el castaño no estaba allí para abrazarlo. Se dio cuenta de cuan pesado se sentía su corazón al tener que dejar al chico allí sólo en la escuela. Se odió a si mismo por no ser más valiente y quedarse allí con él. Mir se dio cuenta de que algo más fuerte que él mismo iba creciendo sin control en su interior, algo con lo que no estaba preparado para encontrarse, pero sin duda le haría frente.

Quizás... esto es lo que la gente llama...

Comenzar a querer a alguien.

 

Notas finales:

Si, es LARGO! iba a subirlo de una todo el fic completo, pero me di cuenta de que podría ser demasiado y Luces me lo confirmó xD!

Sobre Mala Suerte... algún día me dignaré a escribir el capitulo que falta; por favor esperenlo ansiosamente ;A;

Espero que les haya gustado, que Pri quede lista con su cuota de fics por 2 semanas (?) Y que Luces actualice El Pacto y que YUKI termine el de ella algún día xDDD

La segunda parte, la subiré el Domingo, quizás el Lunes en la noche <3

Recuerden seguirme en twitter ~ (Está en mi perfil)

Y denme RWS con odio o amor <3

Adiooos ~~~


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