— ¿Crees que le guste, aunque sea un poquito?
— Tal vez. No te lo dice. No te habla con cariño como a las demás personas. No te abraza ni te pide disculpas, no te saluda y hace como si le importaras poco. Pero son solo sus acciones y tal vez solo su tono de voz. Pero yo sé que te quiere. Ve sus ojos cuando habla contigo. No habla con nadie más con ese mismo brillo. A veces sus preguntas son duras, bastante directas, pero creo que es porque no sabe cómo hacerlas. Tú respondes corto, sin entusiasmo, como si la respuesta fuera obvia pero nunca le cuestionas nada. No sé si esté bien, pero al menos, tratas de no meterte en su vida como te gustaría. Lo sé, no eres una persona que suela indagar en la vida de alguien ni preguntar sobre temas delicados. — Contestó Sehun mientras daba un sorbo a su té helado, él era el mejor amigo de Jongin y única persona que le podía decir aquello con tanta normalidad.
— No sé qué me pasa. Podemos estar en el mismo sitio, pero si no habla conmigo o si no está al menos interesado en algo que yo haga, me desespera. Me dan unas ansias terribles. A veces juega conmigo sin saberlo y termino llorando, no porque me duela, no porque lo haga con afán de molestarme. No, no necesito que me diga que siente por mí. La respuesta me va a doler. Pero al menos, quiero que algo esté en su corazón o en su conciencia. No sé si juegue conmigo, pero si lo hace, al menos, espero me recuerde por aquello, aunque me mate cada día más. — Contestó el moreno mientras miraba al piso. Tenía años de querer sacar aquello y después de tanto tiempo tuvo el valor necesario para confesárselo a su mejor amigo. No solo el hecho de que su corazón y mente fuesen un caos, sino, que sus preferencias no eran tan 'normales' como otra gente asumía, sin embargo, Sehun sabía descifrar a la gente y años atrás se había dado cuenta, después de tantos años de amistad, pudo saber enseguida que le atormentaba al que consideraba casi su hermano.
Para hablar con su amigo, lo invitó a un café recién inaugurado, el cual, estaba lleno de revistas de temas políticos y ambientales, era un lugar ecológico y el café era maravilloso. Estaba en un edificio del periódico local, casi llegando a la azotea y la vista era muy buena, era tranquilo y desconocido por la mayoría de la gente que prefería cafeterías más conocidas.
— A veces creo que le doy lástima — Continuó el moreno, ahora con la vista hacia el techo, sus ojos seguían las lineas del extravagante diseño de la parte superior, pero siempre con lentitud, como si tuviera miedo de seguir por siempre esas líneas. — Me ve como alguien pequeño, triste y sin ganas de vivir. Yo también me veo así de vez en cuando, pero no quiero que piense que soy un idiota en la última etapa de pubertad. Tampoco quiero hacer cosas por él siempre, no quiero terminar herido. No otra vez.
— ¿Todavía con el pasado, Jongin? No puedo creer que en tantos años no lo puedas superar. Él te destrozó y te hizo el cobarde que eres ahora ¿quieres seguir así? Por favor, si Luhan te tiene lástima es porque esa impresión le vas a dar siempre. Quiérete un poquito, respétate y date tu mismo un lugar. Si te valoras y crees en ti como solías hacerlo, todo va a cambiar. No esperes por un milagro ni porque tu amado venga y te confiese su amor de la nada.
—Lo sé, Sehun — Replicó el moreno, moviendo su tasa de café a un lado, haciendo espacio para poner su cabeza sobre la pequeña mesa de madera. — Me refiero a que... no quiero terminar con Luhan igual que con él. Quiero ser feliz, pero vamos ¡Luhan ni siquiera es gay! ¡Hace tantos comentarios despectivos que me avergüenza decirle que lo amo! Me da tristeza. Cuando habla de como ama a las niñas lindas, con buen cuerpo, con el cabello largo y ojos hermosos me duele todo y dejo de mirarle.
— Ese es el verdadero problema aquí, mi estimado. Tal vez ya sepa que eres gay y babeas por él y por eso te trata así ¿no crees? o tal vez lo intuye y quiere que te retuerzas por dentro. Tal vez ya lo sepa y tiene miedo de aceptar que le atraes ¿por qué sentirte tan mal, hyung? No es común de ti. En tantos años de conocerte y después de él no te había visto tan mal por alguien. Mejor dicho, nadie te había llamado la atención en todo ese tiempo hasta que lo conociste ¿verdad? y la primera vez que me hablaste de cómo se llevaban, te veías feliz. No tengas miedo, que no sé qué aconsejarte en sí, pero si lo quieres, si lo amas, al menos, esfuérzate porque lo sepa, después ve si le importas o te va a tratar como una mierda para siempre. ¿Entendido?
—Entiendo, entiendo. Haré lo que pueda. ¿Nos podemos ver en un mes? Así, siento que al menos tendré las cosas más claras. Gracias por escucharme, aunque hayas hablado más tú que yo.
—No es nada, anda, vete que me enteré que te quedaste de ver con Luhan a las 5 ¡Suerte!