Era un bote,
A la deriva hacia el mar.
Las calles se ven transitadas por un incontable número de personas, Toshima, más concretamente Ikebukuro se veía inundado de gente a plena luz del día. Todos son rostros anónimos buscando el camino a su destino, es indiferente si buscan a alguien o quieren llegar a determinado lugar.
Y dejando los formalismos de lado… hace un calor asfixiante, pero yo solo puedo notar una gélida sensación que consigue paralizar mis músculos. Sé a qué se debe, lo he sabido desde hace 20 minutos. Pero soy incapaz de ir por él. De si quiera mirar sus ojos sin querer apartar la mirada; esos ojos que algún vez era capaz de ver con odio, ahora podía ver la complejidad y el dolor tras ellos, sintiéndome impotente al no saber resolver el enigma que guardaban esas pupilas brillantes.
Al principio solo era un juego, no, era una competición. Pero poco a poco, nos hundimos en un pecado inconcebible.
Alguien debía romper ese lazo que nos unía, que nos hacía débiles. Cada día más atemorizados de que alguien nos descubriera, y aun así, negándonos a abandonar nuestro lugar en la vida del otro.
Izaya cree que fue el quien rompió estas bellas ilusiones, pero yo no soy tan estúpido como para llevar un anillo sin una caja que lo guardase. Si, Izaya me odia por ser impredecible, si no fuera por cosas como esta, nuestro odio habría muerto. Es obvio que al final le utilice, era un cobarde incapaz de mirar sus ojos, su alma y decirle que todo estaba terminado. Por eso llevaba aquel anillo, para no ser yo quien diera el primer paso.
Ahora sé cómo se siente Izaya cuando planea las posibilidades inevitables de un sujeto y espera a que se hagan realidad. La sensación que me provoca es sucia y me vuelvo a dar cuenta de que quien carga con cosas como estas cada día es él.
No diré que el anillo era solo una trampa. Esta relación es un bote varado en mitad del océano, sin timón y sin lugar a algo más… tenía que tantear posibilidades.
Realmente… hablar así me hace sentir como una mierda.
No tenía nada salvo la esperanza de que algún día me encontraras.
La luz del sol rebota contra el violáceo cristal de mis gafas de sol, mientras mis ojos miran de reojo a un lado, y luego al otro. ¿Estás haciendo lo mismo? Je, claro que no. Tú eres un cabron orgulloso que no lloraría frente a mí ni aunque fuera el fin del mundo. Llevas tanto tiempo con esa mascara que has olvidado como quitártela por ti mismo ¿no es así? No me hace falta ver dentro de ti para darme cuenta de eso.
No me lo han dicho una vez, si no más de un centenar. Siempre me decían que tú eras una persona triste y transparente, como un libro abierto… ¿Y porque para mí es tan difícil entenderte?
… ¿Acaso atiendes tu móvil? No, realmente no creo. ¿Acaso tú tampoco deseas ver mis ojos? Sé cuándo me miras Izaya, porque siento como si dos agujas perforaran mi nuca en un golpe seco.
Estaba a un tiro de piedra de la tierra.
Sería tan fácil alejarme de este lugar y entregar este anillo, el cual aprieto contra la palma de mi mano en el bolsillo de mi chaleco. Solo tendría que buscar a Tom, y allí estaría Vorona, todo sería realmente sencillo.
Tendría una vida tranquila, quizás podría mudarme a algún pueblito lejos de aquí, lejos de ti.
Es como si la diosa fortuna me sonriera, y me abriera de una vez por todas, el camino fácil. A estas alturas simplemente tengo ganas de soltar todo en una sola carcajada, ¿porque ahora? Después de haber recorrido este camino lleno de dolor, ¿Es en este momento en el que me concedes abandonar la lucha y vivir como si esto nunca hubiera pasado?
Esto es una estupidez… una soberana gilipollez.
Pero a miles y miles de kilómetros de alcanzar tu mano.
Aprieto mis puños hasta que mis nudillos toman un color blanquecino, cuanto nos separan ¿6 metros? Da igual cuantas personas estén entre nosotros. Aunque no hubiera nadie, seguiría pareciéndome que lo que nos separa es una medida incalculable. Tus has vuelto a levantar ese muro que al contacto resulta tan helado que llega a quemar, intentas protegerte y alejar a los demás.
Pero tú lo sabes ¿no?, aunque intentes alejarte para no hacerte daño… siempre terminaras queriendo, necesitas querer… tener contacto con alguien.
Y si nos paramos a pensar, ¿Quién va a cumplir esa función, eh? Nadie y lo sabes. ¿Vas a morirte de una vez? Quiero verlo, quiero estar ahí.
Deseo poder abandonar todas estas dudas, las ideas de lo que la gente pensara, quiero deshacerme de todo… y poder salvarte de tu fatal destino.
Las olas que se estrellaron hacia las rocas que tú estabas tratando de caminar a lo largo,
Inclino mi cuerpo hacia atrás, es una suerte ser tan alto a veces. Y distingo tu cabellera negra, que para mí es reconocible en cualquier lugar. Veo que empiezas a caminar, te alejas de mí y de todos estos recuerdos atrapados en el fondo de este mar de gente.
¿Por qué lo único que nos queda ahora son retazos de los recuerdos dolorosos?
Mis ojos empiezan a sentirse levemente húmedos, parezco un jodido niño pequeño después de discutir con la niña que le gusta. Es tan ridículo… siempre diciéndome que la situación era muy complicada… y en verdad lo único complicado es esta jodida indecisión mía.
Si simplemente sigo caminando, ¿nuestros momentos vividos juntos van a impedirte avanzar?
En mi cabeza estaban entonando una canción,
Para ti y para mí.
Es como si una fila de recuerdos rotos se uniera en una cadena, cada vez más deteriorada, hasta romperse.
Dime, ¿Esto también te está pasando a ti? ¿Reamente solo estás pensando en mí en estos momentos?
Hasta hace unos años, yo solo podía desear que tu mente quedara ocupada por cualquier cosa, menos mi persona… hasta hace unas semanas… dos jodidas semanas en las que llevo buscándote, dando vueltas en círculos… sin el valor de ir por ti, pero también careciendo de paciencia para esperarte.
Las olas que se estrellaron en las rocas en las que estabas caminando,
Es difícil, va a serlo… soy un niño caprichoso que cambia de idea cuando le conviene, sí, soy así de infantil. Lo sabes, y aun así sé que por muy difícil que sea todo esto, el daño que puedan llegar a hacernos, lo que digan de nosotros… El único que cree que puede derrumbarse ante eso soy yo.
Y mientras yo estoy planteando un montón de estúpidas excusas, tú te alejas más y más. Y sé que esta vez yo no podré encontrarte. Eso es lo que más temó.
No me he dado cuenta, no soy consciente de cuando me he dado la vuelta y he empezado a avanzar en tu dirección. No me importa, solo quiero alcanzarte, pedirte perdón, que te burles de mí, que me llames bestia y al final poder ser al fin libres, los dos, como dos personas que se quieren sin más.
En mi cabeza las escuche entonar una canción,
Para ti y para mí.
Sujeto fuertemente tu muñeca, te conozco Izaya, sé que no vas a romperte por una cosa como esta.
Te giras y me miras desorientado, ríete joder, porque aquí el que tiene en la cara un gesto desesperado soy yo. Mi mano empieza a temblar como nunca me había sucedido, quiero decirte tantas cosas.
Me da igual por una vez en esta vida tragarme mi orgullo y decirte que necesito estar contigo. Esta va a ser la única vez que me verías diciendo una gilipollez tan cursi en lo que espero, nuestra relación duré.
Llevas puesta esa capucha, ¿Por qué? Ya no es necesario que ocultes esos ojos de mí. Quiero verlos, analizarlos como tú haces conmigo.
Perdámonos en el mar.
Que sean 1.000,2.000, 3.000 o 1.000.000 de personas las que nos miren.
Ah, Shizu-chan tu siempre tan jodidamente impulsivo.- deseo ver esa sonrisa cínica que adorna ahora tu rostro, más de mil veces. No quiero vivir mi vida con una mujer y decirla lo bonita que es, cuando en verdad pensaría en ti. Prefiero decirte lo mucho que te odio, y en realidad amarte a mas no poder.
No te pongas de puntillas, vas a parecer ridículo, siempre que lo hacías tenía ganas de reírme.
Pasó mis brazos por tus caderas y te alzo, tu cara queda recortada contra el sol.
Es un beso apasionado, y dulce. Deseando que después de este haya muchos más. Es gracioso, parece como si hiciera meses que no nos vemos. Cuando en realidad hace un par de semanas estábamos despidiéndonos.
Donde nunca nos encontrarán.
Empiezan a verse los flashes de los móviles, rompo ese beso y me giro hacia ellos con mi mejor cara de perro rabioso.
¿Quiénes se creen esos hijos de puta para hacerle foto a MI pulga y a mí? Él es mío, mi territorio, no me importa admitir que si fuera un perro le habría meado para que se enteraran de que es mío.
Una panda de niñas empieza a animarnos, unos ancianos empiezan a criticarnos, y la gran mayoría no saben ni que hacer.
Pero aun así, tu solo me miras a mí y te ríes de una forma que nunca había visto. Es dulce y delicada, una risa que quiero proteger y ver a diario.
Tenemos a las estrellas en la noche para guiarnos.
El cielo hace ya un rato que es nocturno. Y mientras giro la cabeza, oigo el ruido de los móviles al grabar y hacer fotos, pero mi mirada se para en los rostros conocidos.
El primero y más notable era el de esa chiflada que iba con Kadota, joder, gritaba como un puerco en matanza. Chillando una y otra vez que ‘’ella tenía razón’’, además de tirar de la ropa de Kadota, el cual estaba bastante sorprendido, por no decir que parecía que aunque le tirara una señal de tráfico no iba a reaccionar. Los otros miembros de la panda estaban en la camioneta algo más alejados y no distinguía sus rostros.
Y para variar, otro par que estaba fuera de la realidad. Celty que al parecer había llevado a Shinra en la moto para hacer unos recados, estaban quietos observando toda la situación. A Shinra se le cayeron las bolsas al suelo, que desperdicio… Celty en cambio saco su móvil de forma torpe y temblorosa y escribió algo, que me mostro. La verdad me esperaba que se diera cuenta de que clave mis ojos en su móvil.
‘’Shizuo… ¿Cómo…?’’
Se me escapo un pequeño ruido que en principio iba a ser una carcajada. Realmente, yo tampoco lo sé.
Perdidos en el mar.
Y en ese momento la encuentro, era esa chica a la que salve un par de veces… ¿Cómo era su nombre? Bah, no sé.
¡Shizuo-san!- Grita horrorizada y señala a mi pulga, me giro y descubro como ha sacado su navaja… ¿Qué dem…?
Y la lanza, me quedo con los ojos abiertos como platos, giro mi cabeza hasta que casi se puede oír el ‘’crack’’ de mi cuello al girarse demasiado. La navaja ha destrozado el móvil… el móvil de cierta rubia que conozco muy bien.
Tu mirada es completamente la de un asesino, con una sonrisa leve y tus ojos idos hacia ella. Chasqueo la lengua, este problema no va a solucionarse tan rápido… Mientras tanto, su cara al contrario que la tuya, luce algo contrariada.
Donde nunca nos encontrarán.
No sé cómo tomarme que hasta la televisión nacional haya tardado menos de 20 minutos en venir a joder. Pero claro, con el equipo de televisión viene mi hermano.
Aún recuerdo que en la escuela media me pregunto si era gay, y yo casi le mando a la mierda mientras le tiraba un contenedor. Y da igual que sea Kasuka, eso de restregar las cosas lo hacen todos los hermanos. Le miro a los ojos, busco su aprobación, el solo asiente con una pequeña sonrisa, y yo suspiro algo más tranquilo.
Mientras veo que tú también has estado observando a los humanos que tanto te gustan, y que me están empezando a tocar las narices. Tus hermanas que no saben si gritar por mi hermano, por nosotros, o porque ellas son muy… así. Y esa farmacéutica que trabaja para ti, que por su cara parece que va a joderte al máximo con bromitas.
Porque las estrellas van a guiarnos.
Al fin te vuelvo a dejar en el suelo, aunque la forma en la que te aferrabas parecía gritarme que no te soltara de entre mis brazos.
Nos miramos. Y lo sabemos, sabemos que seguimos tan perdidos como siempre, en mitad de ese mar, pero ahora…
Ahora estamos los dos juntos.