El único color que recuerda, es el negro, ese negro que esta frente a sus ojos a toda hora del día. El mundo de Jinki está basado en sonidos. Durante las mañanas no se levanta por los rayos de luz molestando su rostro, no ve el sol atravesar su venta, despierta gracias al sonido de su alarma lo suficientemente molesta como para hacerle abrir sus ojos aun cuando sabe que no verá nada más que negro.
Cuando cruza el semáforo no espera que la luz cambie a verde; ni siquiera recuerda muy bien como luce el verde. Escucha el silencio relativo de la calle indicándole que no hay autos cerca, da pasos aun sabiendo que podría estar en rojo y un auto podría aparecer de la nada – ya le ha pasado antes y así fue como consiguió perder su vista.
Cuando toma el autobús no ve el paisaje tras el vidrio esperando ver su destino, simplemente cuanta las paradas que el autobús hace y a tientas buscas las señales en sistema braille que le indican donde está el timbre. No es un método eficaz ni preciso, pero es el único que conoce. La mayoría de las veces funciona, sin embargo hoy es uno de esos días en donde baja del autobús desorientado. No escucha el sonido del vendedor de periódicos que siempre lo saluda al verlo llegar y de inmediato sabe que se equivocó de parada.
Lo que menos le gusta es pedir indicaciones, la gente suele olvidar el hecho de que es ciego y le da indicaciones que no puede seguir. “Doblando en la casa azul” “Cerca de ese auto rojo” “La persona de amarillo puede ayudarle”, se ha acostumbrado a escuchar frases como esa, seguida de disculpas compasivas. No le gusta. Pero siempre termina pidiendo ayuda. Sin embargo, hoy es un día en el que Jinki está perdido y más desorientado que nunca en un mundo que no está adaptado para su condición.
Camina con pasos inseguros y lentos haciendo uso de su bastón. Sabe por lo blandos que son sus pasos, el olor a pasto y el sonido de niños corriendo de un lado a otro que está en un parque. Eleva su mirada al cielo, aun sabiendo que no podrá verlo, la decepción es una emoción a la que se ha acostumbrado pero aun no se acostumbra a dejar sus viejos e inútiles hábitos como querer ver.
A pesar de ser ciego, sigue buscando las cosas brillantes con la esperanza de algún día ver luz. Sabe que es inútil, imposible y estúpido, pero de todas maneras se queda allí observando lo que no puede ver y se quedaría allí el resto del día de no ser por la ve.
Jinki ve lo que no puede ver.
Ve la luz en forma de melodía. Una melodía que envolvente que casi parece un señal hecha sólo para él.
Escucha una voz potente y profunda, que perfectamente podría ser la voz de un ángel. No es muy fuerte, los niños siguen gritando, los autos siguen pasando, pero es lo único que Jinki puede escuchar. Identifica el lugar de donde proviene el sonido y se dirige allí, sintiéndose como un insignificante ratón siendo hipnotizado por el flautista de Hamelín.
Estando frente a él. Su voz suena más clara, más maravillosa, más envolvente. Escucha atentamente sintiendo como parte de su alma es tocada y conmovida, su mente se hace papilla y no piensa en nada. Su corazón late entre calmado y extasiado. Hasta que se detiene todo sonido y Jinki se pierde y se desorienta más que nunca. Gira su rostro en todas direcciones buscando inútilmente al dueño de la voz. Y comienza a desesperarse, sus ojos se llenan de lágrimas ante el sentimiento de pérdida y decepción.
“Hola” Escucha decirle, y vuelve a encontrar la fuente de la voz y esta vez más cerca que antes, probablemente demasiado cerca.
“Hola” Responde, tímido, asustado, desesperado. Con ganas de querer ver más de ese destello que se produce en sus ojos cada vez que escucha la voz del desconocido.
“Soy Jonghyun” Se presenta el extraño. “¿Qué haces por aquí?” Pregunta a continuación.
“Estoy perdido” Responde Jinki con honestidad, y demasiada sinceridad. ‘Perdido’ es la palabra que resume su vida desde el accidente.
“¡Oh! ¿Quieres que te ayude?” Se ofrece entusiasmado Jonghyun, y Jinki se ve contagiado por su alegría. Siente la emoción invadirlo porque en la voz de Jonghyun no encuentra ni un rastro de lastima o compasión que tanto se esfuerza por evitar.
“No, gracias.” Sin embargo se niega, porque ya no es así. Quizás no lo ve pero lo siente, lo sabe “Ya encontré mi camino.” Responde sonriente. Porque cada vez que Jonghyun habla ve un destello de luz frente a sus ojos y aunque Jinki sea ciego, sabe que lo que siente es amor a primera vista.