Hyung, quiero tarta...
No ha sido un buen día para mi, es mi cumpleaños, nadie se ha acordado, hemos tenido un terrible y cansado día de prácticas y, para el colmo, me han mandado a mi a comprar. Me presento: Soy Park Ji Min y este es el peor día de mi vida.
¿Cómo cambió mi opinión respecto a este día? Sencillo, una fiesta sorpresa. Regresé al estudio con las bolsas de la compra y me sorprendí al ver que todas las luces estaban apagadas. De pronto, vi una pequeña luz en movimiento, como de fuego, y unas voces que reconocía perfectamente me empezaron a cantar “Cumpleaños feliz”. Sin esperármelo empecé a sonreír, contento de que no se hubieran olvidado. Soplé las velas y seguí sonriendo sin poder evitarlo, tapándome la boca con la mano. Todos siguieron felicitándome, dándome palmadas en la espalda. Vi como JungKook pasaba el dedo por la tarta y sin que me diera tiempo a apartarme, me puso tarta por la cara. Mi sonrisa se desvaneció momentáneamente, aunque volví a sonreír cuando todos imitaron a JungKook y a mi, en ese momento, no me importaba estar lleno de tarta.
Empezamos a comer lo que había traído en el suelo, todos menos JungKook, que no podía comer por la dieta y se sentó en la silla.
Por alguna razón, todos se han ido sin dar una excusa exacta y hemos terminado tan solo JungKook y yo. Apoyo la espalda en la pared y suspiro sonriendo cerrando los ojos, alegre, a diferencia de como había estado minutos atrás. Cuando abro los ojos, me sobresalto al ver a JungKook con la cara a tan solo unos centímetros de la mía, mirándome intensamente, con ojos de cachorrito y un pequeño puchero formado en los labios.
-Quiero tarta, hyung.- susurra, su voz me produce un escalofrío y el lo nota, por lo que una risilla silenciosa sale de su boca.- Dame tarta, hyung...
-Lo siento Kookkie, pero sabes que no puedes comer...
-Por favor hyung... Nadie tiene porque enterarse. Solo un poquito.- suspiro y me pregunto como puedo ser tan fácil de convencer, entonces me dispongo a cortar un trocito de tarta para dársela, pero me sorprendo cuando su cálida y húmeda lengua me lame la mejilla, arrastrando a su paso la mayor cantidad de tarta y tragándosela con gula. Se aparta de mi cara y me mira sonriente, como un niño que ha conseguido un juguete nuevo. Siento mis mejillas arder y estoy seguro de que me he sonrojado.
-Mm... Eres delicioso, hyung. ¿Te puedo comer? ¿O también estoy a dieta de ti?- creía que era imposible, pero más sangre se acumula en mis mejillas ante sus “inocentes” palabras. Ríe suavemente y esta vez su lengua pasa por mi labio inferior, y acto seguido, nuestros labios se unen. Por inercia cierro los ojos, algo me dice que eso está mal, pero por otro lado mis impulsos me llevan a corresponder con pasión al beso que me está dando. Dejo la tarta de nuevo en el suelo para que no se caiga y llevo mis manos a la nuca de Jungkook para profundizar el contacto, mientras que él me separa de la pared y me abraza por la cintura, sentándose a horcajadas en mis piernas. Al principio son solo besos suaves, roces de labios y pequeñas lamidas, poco después eso cambia y pasan a ser besos desesperados, pasionales y mordidas en los labios. No se como hemos terminado así, pero pronto nuestras lenguas están jugando en la boca del otro. Hacía tanto tiempo que deseaba esto que ya no podía recordar ni mi nombre al sentirlo. Mi pregunta es: ¿JungKook siente lo mismo que yo? ¿Desde cuando?
Abro los ojos para verle mientras nos besábamos, el mantiene sus ojos cerrados y está extremadamente sonrojado. Nos separamos ligeramente para respirar un poco y solo entonces me doy cuenta de que mis manos ahora están en su cabeza y está bastante despeinado. Aún con la respiración agitada nos sonreímos y nos damos un pico.
-Me gustas hyung...- me confiesa en voz baja.
-Te amo.- le respondo sin poder esconderlo.
FIN