Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

LA VECINA por DRAGIOLA

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Harry Potter no me pertence, sino a J.K. ROWLING, de quien utilizo esta grandiosa historia para crear fics sin fines de lucro y con el unico proposito de entretener.

 

Notas del capitulo:

 

 Bueno esta historia se me ocurrio al recordar el cuento de "Hansel y Gretel" pensando en hacer algo especial con Hermione pero bueno, todo cambio en el proceso creativo.

Historia numero 26.

LA VECINA

 

 

 

 

 

 

 

-Come, vamos come-

 

 

Le pedía la amable mujer poniéndole más comida a su reciente limpio plato que alegremente veía lleno otra vez devorándolo con alegría y premura al recordar que una vez que regresaran sus tíos y primo debería volver aquel lugar que llamaba hogar pero que para él no era más que una prisión.

 

 

-Vamos pequeño, come, come- insistía poniéndole enfrente un gran vaso de leche con chocolate-Come que estas muy flaco-

 

-Gla…cias….Sra….-

 

-Y recuerda, puedes venir aquí cuando gustes que yo te estaré esperando con un gran platón de comida- sonrió la mujer dándole una bolsita llena de galletas que el niño oculto entre sus ropas, pues bien sabía que si su primo la veía se las quitaría y devoraría solo para fastidiarlo.

 

 

Sus días eran un calvario que solo eran menguados por las deliciosas comidas de la Sra. Posh que se las arreglaba para hacerle llegar deliciosos manjares cuando él no podía ir hasta su casa, esquivando magistralmente la feroz vigilancia de sus tíos y sobre todo la potente nariz de su primo.

 

 

-Vamos come, come mi niño, come- le insistía la amable mujer poniendo sobre la mesa tartaletas de fruta que de tanto tragar se atoraba -Toma, bebe, bebe- le pedía la viejecilla poniendo en sus manitas un gran vaso de leche tibia -eso es, bebe, bebe y come tranquilo que nadie te quitara la comida como en esa casa- sonrió la anciana para recibir en respuesta un asentimiento por parte del niño que como siempre le daba las gracias.

 

-Gla..cias…Sra….-

 

 

No podía ser más feliz, porque contrario a lo que creían sus tíos aquel castigo para él no era más que una recompensa a todos esos años de maltratos y sacrificios a los cuales estos le habían expuesto impunemente sin que nadie le brindara una mano amiga para salvarle con excepción de ella.

 

 

-Sra. Posh, Hola-

 

-Hola pequeño, entra por favor, entra- pidió con una gran sonrisa en el rostro para dejar pasar al pequeño niño y llevarlo justo frente al televisor -Toma asiento cariño y mira lo que tú quieras-

 

-¿En serio?-

 

-Por supuesto pequeño-

 

-Pero se supone que he venido a ayudarle en las labores domésticas-

 

 

La anciana rio a sus anchas por un buen rato para luego acariciar su cabecita con cariño.

 

 

-Querido, si yo quisiera una domestica contraria una-

 

 

El niño sonrió ante aquello pues sospechaba desde el principio que él no levantaría ni una pelusa del suelo.

 

 

-Pero mi tía-

 

-Tu tía, bueno ella no hubiese permitido que me vinieras a visitar si no tuvieras que trabajar ¿o me equivoco?-

 

 

El niño negó con la cabeza.

 

 

-Bien, ahora prende ese aparato y sírvete uno de esos dulces sobre la mesa, que enseguida te traigo algo más sustancioso- dijo la mujer retirándose a la cocina.

 

 

El niño no podía más de la felicidad, porque desde que tenía conciencia no recordaba el haber comido tan bien o estar tan tranquilo, sin miedo a ser golpeado o atacado verbalmente por uno de sus parientes llegando a imaginarse que estos desaparecieran de sus vidas para asi poder quedarse por siempre con la amable Sra. Posh. Entonces paso algo que sin lugar a dudas le hizo creer definitivamente en dios.

 

 

Sus tíos se marcharían de vacaciones al extranjero pero como no deseaban llevarlo le habían pedido a su amable vecina que se quedara con él, advirtiéndole que debía mantener mano dura con él o sino quería lamentarlo, contándole un sinfín de cosas perversas sobre su comportamiento motivo por el cual ninguno de sus otros vecinos le miraba con buena cara, ni mucho menos le permitían jugar con sus hijos, aislándolo y tachándolo de bicho raro.

 

 

-Vamos pequeño, come, come- le pedía su amable vecina en el desayuno dándole de comer ricos panqueques cubiertos con jarabe de frambuesa y una fresa sobre esta, mientras le dejaba como siempre un gran vaso de leche caliente, unas tostadas, huevos revueltos y un trozo de pastel que devoraba ansioso para luego ir corriendo a echarse frente al televisor.

 

-Vamos mi pequeño, vamos, vamos- insistia su vecina a la hora del almuerzo para darle una rica sopa de fideos, un delicioso pollo con papas duquesas, un rico helado de tres bolas cubierto por crema y chocolate, que como siempre iba a acompañado de su gran vaso de leche para luego irse corriendo a jugar con los juguetes que la amable mujer le había comprado.

 

-Vamos mi pequeño, vamos, vamos come, come- le pedía su vecina a la hora del té para servirle un gran baso de chocolate, junto a deliciosos pastelitos, galletas, dulces y más. Para luego de esto llevarlo directo frente al vendito televisor.

 

-Vamos mi pequeño, vamos, vamos, come, come- pedía su vecina poniéndole enfrente a la hora de la cena una gran filete con papas fritas que le repetia antes de que pudiera siquiera abrir la boca para luego llevarlo a la cama leer un cuento y darle de beber un gran baso de chocolate caliente.

 

 

Su vida no podía ser más perfecta y feliz, no, no podía.

 

 

Asi sus días se volvieron rutinarios entre manjares exquisitos, viviendo como un rey, jugando hasta altas horas de la noche y metiéndose cuantas golosinas se le ocurrían en la pansa.

 

 

-ahora entiendo porque mi primo no puede parar de tragar- rio lleno de alegría al recordar al cerdo de su primo sintiendo un escalofrió al mirar el calendario y darse cuenta que solo faltaban un par de días para su regreso -Ojala y pudiera quedarme aquí por siempre-

 

-¿Te gustaría?- pregunto su vecina con una cálida sonrisa en el rostro -¿en serio te gustaría quedarte para siempre aquí?-

 

-¡Si, no hay nada que no quiera más que esto Sra. Posh!- se abrazó a la anciana para llorar como nunca -¡por favor Sra. Posh, déjeme vivir con usted por siempre, por favor, por favor!-

 

-Si es lo que deseas, solo pídelo con todas tus fuerzas y asi será- le dijo la anciana tomándole de los hombros -¿es lo que deseas, lo es?-

 

-Si-

 

-¡Dilo con más fuerzas mi pequeño! ¡Es lo que desea lo es!-

 

-¡Si, quiero quedarme con usted para siempre, para siempre!-

 

-Entonces asi será mi pequeño, asi será- dijo la anciana para sentir el pequeño cuerpo del niño aferrado a su pecho.

 

 

Sentía su cuerpo pesado, su boca pastosa, su cabeza adolorida pero no tanto como su estómago que desde que había llegado a ese paraíso, pues no había parado de dolerle por la gran ingesta de comida que se metía dentro del cuerpo.

 

 

Debería hacer un poco de ejercicio pensó el niño al extrañar la bola hecha con restos de calcetines rotos para jugar al futbol que sin lugar a dudas era lo único que extrañaba de su antiguo hogar, porque si bien en la casa de la Sra. Posh tenía gran variedad de juguetes ninguno de estos le permitía ejercitarse.

 

 

Quiso levantarse de la cama pero no pudo, abriendo con algo de dificultad  sus ojitos para notar que a su alrededor todo era sombrío y que un olor dulce rodeaba por completo el ambiente.

 

 

-Que….que pasa…Sra.…Posh…-

 

-Tranquilo mi pequeño, tranquilo- decía la anciana acariciando sus azabaches cabellos- todo estará bien-

 

-No…no puedo…mo…verme-

 

-Claro que no tontito, después de todo estoy preparándote-

 

-¿Para…que?-

 

-Voy a cumplir tu deseo mi pequeño, voy a hacer que ellos jamás te alejen de mi lado, estarás por siempre en esta casa, conmigo- le aseguro sonriéndole al niño que por primera vez sintió miedo ante su gentil vecina -para siempre-

 

 

Con escasas fuerzas el niño levanto su cabeza para ver como alrededor suyo se encontraban extraños artefactos, velas, frascos y… ¿Una olla?

 

 

-¿Que es todo…esto?- pregunto el pequeño para darse cuenta que tanto sus muñecas como sus piernas estaban atadas en lo que sin lugar a dudas no era su cálida cama, sino una mesa, la mesa de la cocina -¡Sra. Posh!-

 

-Shhhhhhhh, mi pequeño, shhhhhhhhh, que todo esto es necesario para que te quedes a mi lado para siempre- dijo la mujer lamiendo su labio inferior y dirigirse hasta una gran olla puesta al centro de la cocina -Esto ya está listo- decía la mujer revolviendo con una cuchara de madera el líquido en su interior -Ahora mi pequeño, ahora solo faltas tú y todo estará listo-

 

-¿Qué?…. ¡No, no, no! ¡Aléjese de mí, aléjese!- gritaba aterrorizado el niño al recordar cierto cuento que escuchara en el jardín infantil -¡Por favor no, yo sabo bien! ¡Además estoy raquítico, soy muy flacucho!- alegaba el niño desesperado para escuchar la estruendosa risa de su vecina sobre su cabeza.

 

-¡Mi niño!- rio la mujer -¡acaso no te has visto en un espejo!- rio con más ganas acercándose a él, mientras el pequeño rehuía su mirada -¡Mira!- le pidió la mujer muerta de la risa -¡solo mira!- exigió para ver la negativa del niño teniendo que agarrarle del mentón para que se viera frente a un espejo -¡Te he dicho que mires!- volvió a exigir la mujer para ver el rostro despavorido del niño que no podía creer que aquel cerdo fuera él y no su primo -¡Eres tú, tú y solo tu mi pequeño cerdito!- rio la mujer alejándose de el para tomar un cuchillo.

 

-Pero…pero usted…usted… ¡usted es buena!- chillo a punto de echarse a llorar el pequeño ante la total frialdad de quien por mucho tiempo considero su salvadora -Usted no puede…snif…no…no usted….-

 

-Oh vamos pequeño, en serio no pensarías que alguien se ocuparía de ti con tus antecedentes, verdad- le miro de reojo mientras se cercioraba del filo del cuchillo.

 

-¡No puede comerme mis tíos, ellos, ellos preguntaran por mí!- lloriqueo el niño.

 

-Tus tíos, esos que se fueron de viaje dejándote atrás con un total extraño, ¿En serio crees que les importe buscarte cuando les diga que huiste?- sonrió de oreja a oreja la anciana tomando otro cuchillo con forma de hacha.

 

-¡Los vecinos!, ¡todos ellos sabrán la verdad, ellos me han visto entrar aquí, ellos llamaran a la policía!- chillaba el pequeño fuera de sí.

 

-Eso…lo dudo, no después de que tus adorados tíos te dejaran como un vándalo frente a todo el vecindario y sobre todo cuando después de que estos se han ido de viaje no te han visto salir para nada de aquí-

 

-¡Pero yo entre aquí!-

 

-¿Lo hiciste?, ¿en serio?- pregunto  la mujer poniendo un dedo sobre sus labios y girando divertida sus ojos -Porque por lo que yo recuerdo tu solo viniste a despedirte de mí- dijo para escuchar el llanto a todo pulmón del niño.

 

-¡Por favor…no me coma…no voy a saberle bien…por favor…no…no!-

 

-Vamos calla ya que me está empezando a doler la cabeza-

 

-¿Porque, porque?, yo no le he hecho nada-

 

-Vamos amor, no pensarías que te estaba alimentando simplemente por bondad-

 

-No quiero que me coma- gimoteaba el pequeño al ver a la mujer aproximándosele.

 

-¿Pero quién ha dicho que te voy a comer?- sonrió para ver al niño hacer lo mismo con un dejo de esperanza.

 

-Es…es una broma-

 

 

La mujer le acaricio el rostro secando las lágrimas de este para depositar sobre su frente un beso y luego decir.

 

 

-No, no lo es-

 

-¡Pero dijo que no me comería!-

 

-Y no lo hare-

 

-….- el niño volvia a mirarle aterrado.

 

-Pequeño, yo soy una pocionistas y tu cuerpo me servirá para crear una cura muy importante-

 

-¿Qué?-

 

-Vamos deja de llorar que gracia a ti muchos Squib recuperaran lo que por derecho les pertenece y que han perdido solo por mala suerte- dijo pensando en su queridísimo hijo y yerno que rogaban por una cura inmediata para luchar codo a codo contra aquellos magos que los habían hecho a un lado por su condición no mágica, impidiéndoles contraer nupcias solo por eso.

 

-¡No, no quiero que me coman, por favor suélteme, no deje que me coman esos Squepes, por favor, por favor!-

 

-¡Que nadie te va a comer pequeño zángano! ¡Entiéndelo!- grito ya furiosa la mujer -Y ahora cálmate que me desconcentras- dijo tomando un gran libro que puso sobre el estómago del niño -Bien, esto dice que primero debo-

 

-¡No, no, por favor no!-

 

-¡Que te calles!- abofeteo al niño creyendo que con esto se quedaría quieto pero solo provocando todo lo contrario pues el pequeño aun atado comenzó a dar pelea -¡Mocoso del demonio quédate quieto o juro que en verdad te cómo!-

 

-¡No, no, no, no!- repetia incesantemente el niño ante la furia creciente de la mujer.

 

-¡Tú te lo buscaste, después de todo no importa si estas vivo o muerto para elaborar la poción!- grito alzando el cuchillo sobre el pecho del niño que no alcanzo a tocarlo siquiera pues salió disparado de la mano de esta junto con el libro y varios de los instrumentos a postrados a su alrededor que no solo volaron, sino que estallaron hiriendo a la mujer que se había tenido que echar bajo la mesa en busca de algo de protección hasta que la furia del pequeño se aminorara.

 

 

Todo estaba quieto, tranquilo, respiro hondo, ya estaba, al fin el mocoso se había tranquilizado o desmayado. Salió de su escondite para ver al niño aun sollozando pero aun atado a la mesa. Sentía nauseas de tan solo verlo y pensar que ese mocoso se convertiría en uno de los más grandes magos de la historia cuando ella y muchos otros ni siquiera contaban con la habilidad de mover una pluma siendo que eran hijos de magos verdaderos.

 

 

-Bien, este será tu fin y el inicio de una nueva era- dijo la mujer empuñando nuevamente el mismo cuchillo que recogió del suelo dispuesta a clavárselo en el pecho -Adiós mi pequeño-

 

-¡Expulso!- grito alguien entonces y la mujer salió despedida hasta la alacena quedando inconsciente al golpearse con esta.

 

 

 

 

 

Una mujer con cuello de jirafa y un hombre con cuerpo de elefante miraban con mala cara a cierto medico mientras este les daba indicaciones acerca de los cuidados que deberían darle al niño que llevaban en una silla de ruedas tras su trágico accidente del cual sus tíos aún tenían serias sospechas sobre el cómo se habían dado los hechos.

 

 

-Y eso sería todo y por favor, tráiganlo a su hora dentro de una semana, esta claro-

 

-Bien, bien- respondio secamente el hombre tomando bruscamente la silla para comenzar a andar por los pasillos del hospital.

 

-Pobre Sra. Posh, pobre- se lamentaba la tía mientras fingía secarse una lagrima inexistente del rostro -Mas te vale no haber tenido nada que ver en esto pequeño demonio- dijo dándole un piñizco al pobre niño que apenas se estremeció ante esto al tener casi todo su cuerpo entumecido.

 

-Según los bomberos fue la bomba de gas- gruño su tío -Que desgracia que la única muerta haya sido la vecina-

 

-Bueno querido, bien conoces el dicho-

 

-Sí, sí, hierva mala nunca muere ¡pero este!- agrego indicando al niño -parece tener la suerte de un maldito gato- gruño el regordete hombre -¡pero eso si te digo muchacho! Hay de ti si intentas algo en contra de mi familia porque entonces yo-

 

-Tranquilo querido- pidió su esposa tomándole del brazo -recuerda que esto no te hace bien-

 

-Lo sé, lose pero es que este mocoso me saca de quicio Petunia, además, por el tuvimos que regresar antes de tiempo de nuestras vacaciones-

 

-Lo sé pero ya vamos a llegar a casa y podremos darle el castigo que se merece- sonrió la mujer a su esposo que le correspondió con agrado.

 

 

Dejando una silla de ruedas atrás dos individuos con mala cara han subido bruscamente a un niño en el asiento posterior de su auto, mientras dos individuos los vigilan de cerca, sin estos estar siquiera enterados.

 

 

-Moody ¿está seguro que esos sujetos son sus familiares?-

 

-Si Shacklebolt-

 

-No me parecen muy afectivos con el muchacho, quizás deberíamos informarle a Dumbledore-

 

-Olvídalo, eso es lo que menos le interesa a el-

 

-¡Pero como puedes decir eso cuando quien nos salvo es tratado de esa forma!-

 

-Lo importante aquí es que lo hemos salvado de esa loca squib, que está vivo y que dentro de tres años volverá al mundo mágico para salvar nuestros culos otra vez-

 

 

El moreno negó ante lo que escuchaba, sobre todo al ver el rostro sombrío de aquel pobre niño que en su mundo era considerado un héroe y en el cual sería tratado como un rey a diferencia de ese lugar.

 

 

-No es justo-

 

-La vida no es justa pero como dicen, lo que no te mata te hace más fuerte y eso es lo que necesitamos para el futuro Shacklebolt- dijo el hombre levantando su varita -Vámonos que ya no tenemos nada más que hacer aquí- agrego desapareciendo ante los ojos del moreno que aún tenía sus ojos puestos en aquel extraño artefacto que llevaba consigo al salvador del mundo mágico.

 

-Sinceramente…espero que lo logres…solo tres años más Harry, solo tres años más y la pesadilla se acabara-

 

 

 

 

 

 

 

Fin

 

 

Notas finales:

Como siempre, gracias por leer y mucho mas por comentar, hasta la proxima.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).