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Marvel Zombies por arelii-ierOo

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Con mucha cautela golpeó el cristal para hacer evidente su presencia.— ¿Tony?— La puerta se abrió en seguida y logró observar a un hombre moreno, fornido, aunque no tanto como él, soldando un par de placas metálicas sobre un escritorio cubierto por varios planos.

 

Aquel genio ególatra retiró la máscara que cubría su rostro y giró para encontrarse con el Capitán de ojos azules.— No era necesario que tocaras, sabía que estabas aquí y JARVIS ya te había abierto la puerta principal.

 

El rubio ignoró su comentario y fue directo al grano.— ¿Para qué pediste que viniera?

 

Tony se sentó encima del mismo escritorio donde estaba soldando y miró con gracia al ojiazul. — ¿No puedo llamar a un viejo, muy pero muy viejo amigo, para que pasemos la tarde?

 

Rogers se cruzó de brazos y  lo miró irritado. —Ya te cansaste de estar con Banner y me llamaste para tener con qué desaburrirte.

 

—Vamos, cuando lo dices tú, suena muy cruel. —Bajó del escritorio y se aproximó al Capitán.

 

—Tony, no puedes utilizar a las personas como a tus juguetes, si quieres compañía por qué no mejor vas y…

 

El moreno interrumpió la frase del rubio con su dedo índice en sus labios. —No es bueno decir blasfemias Steve. —Dijo el castaño con una sonrisa burlona.

 

—Yo no iba a decir eso. —Apartó la mano del millonario y miró hacia otro lado, no entendía por qué de pronto tanta amabilidad en Stark.

 

—Estás demasiado tenso y para ser franco como ya dijiste, sí estoy aburrido de estar todo el día con Bruce. —Steve suspiró y esperó a que continuara.— No tengo intención de molestar a risitos de oro en su castillo dorado flotante con arcoíris para ir a beber una copa, sacar a Clint de su nido o domar a la fiera de Romanoff, así que, tú eras la mejor opción.

 

—¿No querrás decir “la única”?

 

—¿Por qué todo suena tan mal viniendo de ti? —Steve frunció el ceño y estaba dispuesto a salir del taller. —De acuerdo, te propongo una cosa. Una apuesta.

 

El rubio se detuvo en seguida. —Te escucho. —Debía admitir que le intrigaba.

 

—Hagamos esto interesante. Pasaremos todo lo que resta del día en donde yo quiera y te divertirás.

 

— ¿Y si no?

 

—Seré tu esclavo el día de mañana, sin objeciones, haré lo que me pidas.

 

El rubio lo meditó un segundo. —Debes estar muy aburrido cómo para querer intentarlo.

 

—Como no tienes idea. Entonces… ¿aceptas?— Tony arqueó una ceja.

 

El Capitán tenía un mal presentimiento. —¿Y qué ganarás tú?

 

—El mismo premio, serás mi esclavo el día de mañana.

 

—Eso no suena nada justo, tú escogerás los sitios el día de hoy, es un doble premio.

 

Tony rió un poco. —No creí que fueses tan listo. Será un lugar escogido por mí y después uno por ti.

 

El Capitán lo meditó por un momento. —Bien...

 

—Debes estar muy aburrido cómo para querer intentarlo. —Steve sonrió levemente y rodó sus ojos, hace mucho que no tenía una misión y había caído en la rutina. Tal vez salir con Stark no sería tan mala idea después de todo. –Bien, creo que podemos empezar con…

 

Una voz interrumpió ahora al moreno. —¿Señor?

 

—¿Qué ocurre JARVIS? Estamos a punto de salir. —El tono de molestia del castaño era más que evidente.

 

Steve se ruborizó un segundo, ya que para él un sinónimo de “Salir” era una “Cita”.

 

Lamento la interrupción, señor, pero Reed Richards lo solicita al teléfono.

 

—¿Teléfono? Como si él no tuviese comunicación por video llamada. En fin, dile que estoy ocupado.

 

Sí, señor.

 

Sin demorarse aún más, ambos partieron de la torre en uno de los más lujosos autos del millonario. La charla en el transcurso del viaje no fue muy entretenida, el que más hablaba era Tony y casi todos los temas eran acerca de él. Steve no sabía a dónde se dirigían, únicamente se limitaba a mirar por la ventana del copiloto y recordar cómo era Nueva York décadas anteriores.

 

—¿Me estás escuchando?

 

—¿Ah? Claro. —Tony notó la ausencia del Capitán y frenó en seco, provocando una gran sacudida en el interior del vehículo. —¡Ten más cuidado! —Se quejó.

 

—Ya llegamos.

 

El moreno bajó primero del auto y estiró sus brazos, había sido un viaje relativamente largo, pero que Steve no lo había notado.

 

—¿Coney Island? —Preguntó incrédulo al cerrar su puerta. Aún desde el estacionamiento en el muelle, la gran rueda, montaña rusa y el estrépito de la multitud era muy evidente.

 

—Creí que sería bueno pasar un rato aquí y tal vez después pueda convencerte de ir a un bar.

 

Steve no podía disimular su emoción, aquel parque de diversiones se encontraba casi en las mismas condiciones que lo recordaba. Tantos años y lo veía prácticamente igual, excepto por una cosa, más bien por una persona. —Bucky. —Susurró para sí mismo, pero el castaño lo escuchó claramente y no pudo evitar sentirse un poco incómodo.

 

—Compraré las entradas...— Se alejó, tratando de ignorar la actitud causada en el rubio.

 

Rogers observaba a lo lejos el parque. Varios recuerdos inundaron su mente, recuerdos muy felices, pero que se llenaron de amargura al saber que no volverían.

 

—Aquí están. —Tony mostró los dos pequeños pedazos de papel y miró el rostro inexpresivo del capitán.— ¿Estás bien?

 

—Sí…

 

Ambos entraron y Tony no paraba de hablar. Explicaba cómo funcionaba cada juego mecánico, cómo él podía mejorarlo tan sólo con partes desechadas de automóviles y otras cosas que Steve no entendía. Realmente no estaba prestando atención.

 

Al notar de nuevo la mirada vacía del soldado, Tony se acercó a uno de los juegos de tiro al blanco para ganar uno de los animales de felpa gigantes. Trató arrojando tres aros de plástico al cuello de una botella, pero no lo consiguió. Intentó nuevamente en otro juego, ahora disparando a unos patos con una pistola de agua.

 

—Este juego es estúpido. —Gruñó y dejó caer el arma de juguete para ir a otro juego de azar.

 

Steve rió al ver los intentos fallidos del castaño y su rabieta de niño pequeño. Se dirigieron a otro juego donde se tenía que golpear una plataforma con un pesado martillo y hacer que una pieza de metal se elevara hasta la parte más alta. Tony lo intentó repetidas veces y no llegaba más que a la mitad. Bufó, llamando al dueño del juego un charlatán. El rubio tomó el pesado martillo y golpeó con todas sus fuerzas la plataforma. Rápidamente el metal tocó la campanilla de la cima, recibiendo el juguete de premio.

 

—Toma. —Le ofreció el enorme conejo de felpa al castaño.

 

—No, quédatelo. —Lo rechazó sin pensar.

 

—Haz estado por horas intentando ganártelo, creo que ni siquiera nos dará tiempo de ir a otro sitio. —Volvió a ofrecérselo.

 

—Lo quería porque iba a dártelo. —Dijo el moreno casi en un suspiro. Ante esto Steve no pudo evitar sonrojarse, no sabía porqué, pero había algo en Tony que le agradaba, a pesar de su personalidad que lo hacía enfurecer casi siempre.

 

Todo ocurrió demasiado rápido, sin darse cuenta Tony sentía los labios del capitán contra los suyos, aprisionándolos y evitando que se separaran. El beso se intensificó cuando el castaño correspondió. Steve lo acercó con su brazo libre, mientras que el otro lo tomaba fuertemente rodeándolo por el cuello.

 

Antes de que pudiesen llegar a más, escucharon fuertes gritos provenientes de una multitud que corría. Se separaron al instante y observaron una extraña criatura que mordía a un hombre por la pierna, arrancándole una parte de su pantalón y con ella un trozo sangriento de su carne.

Notas finales:

Página: HAIL Stony Armour And Shield

Firma: Areli-iero

 


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