Era noche de brujas y todos estaban ansiosos por ir a alguna fiesta de disfraces disfrutar de la misteriosa noche, donde se supone los demonios y seres del inframundo hacen sus travesuras, y no era la excepción en la residencia Phantomhive donde el joven Ciel terminaba de ponerse su traje ultimando cada detalle cómo era tan perfeccionista no le gustaría que hubiera algún error en su disfraz quería que todos lo contemplaran y ser el centro de atención en el baile, sobre atraer la atención de alguien.
-Ciel, cariño ¿Te ayudo? Exclamaba Rachel la hermosa madre de Ciel entrando a la habitación de su hijo que parecía sonrojado y no era para menos pues lo sorprendieron pensando en ese chico un par de años mayor que él.
-Oh madre me asustaste... Exclamaba Ciel con nerviosismo.
-Veo que necesitas ayuda. Decía con una pequeña sonrisa la mujer arreglando un poco la ropa de su hijo de 15 años.
-Debo maquillar un poco mis ojos, que parezcan un poco oscuros y pequeños. Dijo el jovencito viendo a su madre a manera de ruego.
-Nunca creí que maquillaría a mi hijo, pero iré por mi maquillaje enseguida vuelvo... Hablaba resignada Rachel saliendo de prisa para su habitación en menos de un minuto estaba de regreso, trayendo consigo unos estuches con sombras, delineadores y demás maquillaje.
-Debo verme así... Dijo Ciel enseñando una imagen de su personaje de quien se disfrazaría ante la sonrisa sospechosa de su madre.
-Pero... será un poco complicado tus ojos son muy vivaces y grandes... Respondía Rachel con duda mirando la imagen del personaje.
-No tiene que ser exacto, pero algo parecido... Explicaba el joven con tranquilidad, su rostro era tan suave y bello que su madre emocionada lo maquillaba porque era un reto hacer maniobras para que en algo se pareciera a ese personaje, después de unos minutos su obra terminaba y ambos viéndose en el espejo se admiraban de lo bien que había quedado, en eso los dos escucharon el timbre de la puerta, Ciel tratando de disimular su emoción pues sabia quien había llamado a su casa en unos segundos unos pasos se escuchaban hacia su habitación.
-Hijo, tu amigo esta aquí... Decía el amable Vincent padre del joven quien trataba de disimular su sonrisa al ver a su hijo disfrazado de esa manera, pero debía admitir que se veía encantador.
-Me voy, no quiero llegar tarde... exclamaba emocionado Ciel despidiéndose de sus padres con un beso en la mejilla de ambos, sus padres amorosamente se despedían de él siguiéndole el paso pero al llegar a la entrada de la casa la puerta se cerraba, Ciel y su amigo ya habían desaparecido.
-Estos muchachos de hoy y sus locuras... Exclamaba con gesto de resignación el padre de Ciel mientras se abrazaba a su delicada esposa.
-Vamos ya están dando esa película que queríamos ver. Hablaba con una sonrisa Rachel caminando cariñosamente junto a su esposo a la sala. Mientras tanto dos jóvenes corrían por las calles tomados de la mano.
-Ya Ciel, no debemos correr ya nos alejamos de tu casa... Dijo el galante joven que acompañaba a Ciel deteniendo ambos su carrera.
-Sí, es que seguramente mi madre hubiera querido tomar fotos, eso hubiera sido vergonzoso. Explicaba Ciel con un sonrojo pues sentía la mirada de su amigo sobre él.
-Debo decir que estas muy lindo y todo el traje te quedó perfecto... Halagaba Sebastian con mirada seductora a la delgada y pequeña figura de Ciel.
-No en vano gaste mis ahorros en él, debo decir también que te ves bien... Respondía Ciel con una mirada coqueta ambos rozaban sus manos como jugando.
-Gracias, me disfrace de él solo porque me lo pediste, pero la verdad que este traje está muy interesante valió la pena gastar mis ahorros. Hablaba Sebastian retomando el paso se dirigían hacia la fiesta que estaba cerca de sus casas,
-Claro tú debes hacer todo lo que te pida, mi querido Sebastian. Dijo Ciel con una enorme sonrisa que fascinaba a Sebastian, quien deteniendo su paso se arrodillaba frente a él como señal de reverencia tomando su mano miraba fijamente a Ciel que sonrojado se emocionaba.
-Si mi señor… eso sonó a un mayordomo o algo así... A lo dicho por Sebastian ambos se echaron a reír, tomando sus manos corrieron nuevamente llegando a la casa donde harían la dichosa fiesta pero recibieron una mala noticia la fiesta había sido suspendida, con enojo ambos se retiraron como lo hacían algunos que llegaban allí.
-Sus trajes están increíbles, Exclamaba una joven vestida con un uniforme escolar japonés y una larga espada.
-Sí, son maravillosos, tómense una foto con nosotros... Dijo otra de cabello negro y ropa atrevida que acompañada de otros amigos se tomaron varias fotos con Ciel y Sebastian en el exterior de la casa. Después de unos minutos los dos caminaban para regresar a sus hogares.
-¿Se van? Dijo la joven de ropa atrevida abrazada de quien sería su novio.
-Sí, ya que no hay fiesta será mejor irnos... Respondió Ciel con mala cara.
-No sean aburridos ya que no hay fiesta que tal si vamos a la casa de la calle Eastwood sería estupendo celebrar ahí en esta noche... Respondió la chica muy emocionada.
-Esa casa abandonada donde dicen que vagan fantasmas, espíritus y además tiene un cementerio en el sótano. Hablaba Ciel con recelo ante la mirada de sus nuevos amigos.
-¿Tienes miedo? Preguntó uno de ellos con burla.
-No, claro que no... Solo que no me dieron permiso para ir allá, me permitieron esta fiesta porque estaba cerca de mi casa y de la de Sebastian. Respondía Ciel con soberbia no le gustaba ser la burla de nadie.
-Solo vamos un rato ahí podrán retirarse, sería triste que llegaran a su casa y ser el hazme reír de su familia porque los dejaron plantados con una supuesta fiesta, vamos... Dijo la joven con el afán de convencerlos.
-¿Que dices Sebastian? Preguntó Ciel mirando a su acompañante.
-Vamos un rato, no te preocupes si te asustas yo te protegeré... Contestó Sebastian mirando tiernamente a Ciel acariciando su rostro.
-Awwwwwww eso es tan tierno... Dijeron todas las chicas del grupo al ver esa escena tan romántica. Ciel y Sebastian avergonzados desviaron la mirada uno del otro.
-¿Ustedes son novios?... preguntó con un brillo en la mirada la joven de ropa atrevida y la emoción era evidente.
-NOOOOO… Respondieron con un grito los dos con un notorio sonrojo causando la sonrisa de todos.
-Ah que pena, yo quería ver algo de romance entre hombres... eso es tan excitante... Dijo la joven que sonrojada parecía pensar en algo más que romántico pues su rostro mostraba gestos de satisfacción.
-Pervertida...Dijeron todos a la vez, a lo que la joven con una enorme sonrisa hacia señas con sus manos a manera de timidez.
-No se ve tan tenebrosa como parece... espero nadie se nos haya adelantado... Unas ocho personas entraron a la casa que estaba llena de polvo y totalmente oscura, mientras caminaban el piso rechinaba en el absoluto silencio.
-¿De verdad no son novios? Preguntaba ansiosa la joven emocionada pues veía a los dos tomados de la mano de forma tan tierna.
-Ya te dijimos que no… Respondieron los dos a la vez de forma sincronizada haciéndolos apenar un poco.
- Pero los dos se ven tan lindos juntos y agarraditos así de la mano hacen que uno se emocione. Exclamaba la joven que se abrazaba emocionada a su novio que iba junto a ella.
-Somos amigos desde pequeños, siempre hemos estado juntos… Respondió tímidamente Ciel y la verdad era que estaba enamorado de Sebastian hace mucho tiempo pero por su amistad no quería aclararlo por miedo de perderlo.
-Bueno el amor a veces nace de la profunda amistad, además no sé sus miradas me dicen algo… Dijo ella con mirándolos fijamente a ambos, los dos solo desviaban la mirada, todos seguían recorriendo la casa.
-No digas esas cosas los estas incomodando, no se preocupen chicos ella inventa amor entre cualquier pareja de hombres… Acertó a decir el novio de ella al notar la incomodidad de la pareja.
-Además no quiero ser molestosa pero están disfrazados de una pareja del anime que me encantan… Exclamó ella con emoción contemplándolos con una sonrisa iluminándolos con una de las linternas que llevaban.
-Yo escogí este tema porque me gusta mucho el anime de Shingeki no Kyojin, me gusta mucho Rivaille… Dijo Ciel con un sonrojo viendo a Sebastian.
-Pues yo quise ser Eren ya que combinaría así con Ciel… Habló Sebastian con una sonrisa traviesa dirigida a Ciel.
-Los dos hacen una pareja hermosa, como se complementan… Ustedes en sí y también Eren y Rivaille… He visto muchos doujinshis y son tan….. Decía la joven pero su boca fue tapada por su novio que sabía que si comenzaba a hablar del tema no había quien la callara después.
-No le hagan caso… Exclamaba el novio adelantándose con ella que se retorcía para que la soltara, dejando un poco atrás a Sebastian y Ciel que se quedaron viendo con una sonrisa.
-Ciel, debo decirte algo… Aclaraba Sebastian con una pequeña sonrisa.
-Dime… Respondió Ciel algo ansioso.
-Aquí no, después… Dijo Sebastian pues el también se había enamorado de su amigo de la infancia ese que vivía a una cuadra de su casa, y había escogido esa noche para declararse, pues sería algo que recordarían una declaración amorosa en la noche de brujas seria inolvidable.
-¿Por qué tanto misterio Sebastian? Preguntó Ciel con complicidad tratando de que le dijera de una vez lo que quería decir.
-Después… Dijo Sebastian a lo que Ciel frunció el ceño en señal de molestia, no le gustaba que lo dejaran con la zozobra, cuando iba a discutir con él un grito se escuchó en la casa y todos salieron corriendo… empujando a Ciel que cayó al piso lastimándose un pie imposibilitado por correr ahora mientras todos se alejaban dejando solos a Ciel y Sebastian en medio de la oscuridad.
-¿Qué pasó? Preguntaba Ciel asustado pues no sabían que podía ser el motivo por el que todos salieron en precipitada carrera, Sebastian se abrazó a él con ternura, ambos sentados en el piso escuchaban que algo se acercaba a ellos aferrándose más uno al otro.
-Ciel si morimos aquí, debo decir que te amo, me he enamorado de ti completamente, y aunque esto puede afectar nuestra larga amistad es algo que no podía seguir callando. Confesaba con sinceridad y la mirada llena de amor Sebastian a su pequeño, en medio de un brisa fría que en ese momento recorría sus cuerpos.
-Sebastian… yo también te amo al principio pensé que era algo malo pues somos amigos, pero este sentimiento crece cada día más… Aclaraba Ciel en un susurro mirando fijamente el rostro de su amado a quien tenía de amigo desde pequeño, ambos se acercaron con timidez juntaron sus labios en un dulce beso saciando sus seres de forma tan exquisita, cuando una sombra aparecía frente a ellos.
-Miau… Decía un gato de color negro acercándose a la pareja, los dos con una sonrisa sarcástica miraban al gato quien aparentemente era el fantasma que hizo correr a todos.
-Travieso… Exclamaba Sebastian emocionado acariciando al gato, Ciel celoso comenzó a toser un poco pues estaba siendo ignorado.
-Lo siento amigo, pero mi capitán me necesita… Susurraba sensualmente Sebastian soltando al gato recostando en el piso a Ciel, sin esperar más ambos comenzaron a besarse apasionadamente en medio de un caluroso abrazo, sus agitadas respiraciones inundaban esa parte de la supuesta casa maldita.
-Ahhh Sebastian… Gemía Ciel al sentir los labios cálidos de Sebastian recorrer su boca y cuello a la vez sentia como las manos de su amado pretendía quitarle la ropa con ansiedad, pero Sebastian intentando no podía quitarlas tenia muchas prendas encima.
-Maldito uniforme... Será difícil… Comentó Sebastian quien no podía quitar la ropa con facilidad en medio de su frustración.
-De todas formas debemos irnos… Mis padres están llamando… Respondió Ciel al sentir como su celular vibraba, ambos se separaron arreglando sus ropas antes de que Ciel respondiera el teléfono le regaló un amoroso beso a Sebastian quien parecía deprimido de no haber podido quitar la ropa con rapidez, Ciel respondió el teléfono y después de unos segundos comenzó a hablar.
-Mamá no respondía porque estaba ocupado… Hablaba Ciel con molestia pero sentía como Sebastian sentado detrás de él besaba su cuello, pasaron unos segundos al parecer Rachel le decía sobre que se había enterado de que no hubo fiesta y le preocupaba saber dónde estaba su pequeño.
-No hubo fiesta, pero Sebastian y yo decidimos caminar un poco para mostrar nuestros trajes. Respondía Ciel conteniendo el deseo a esas atrevidas caricias que lo enloquecían.
-Mamá ¿Puedo quedarme hoy en la casa de Sebastian? Preguntó Ciel pues ya estaba en su límite y quería probar más de esos deliciosos besos y caricias.
-Si tendré cuidado… Nos vemos mañana… Se despedía Ciel al parecer habia conseguido ese anhelado permiso.
-Vámonos… ¡Que suerte que no hay nadie en tu casa! Dijo Ciel guardando su teléfono, Sebastian tomó entre sus brazos al más pequeño que él, saliendo a paso firme y de prisa de la casa en medio de besos y caricias atrevidas que se daban en el camino en que iban.
-Si ves nunca me equivoco… Dijo la joven con una enorme sonrisa a su acompañante ambos permanecían escondidos en unos arbustos sin ser vistos mientras veía a la cariñosa pareja alejarse donde al parecer celebrarían la noche de Halloween a su manera.