Halloween
Kuchiki Byakuya caminaba furioso por las calles del Gotei 13, alejándose de la multitud de shinigamis borrachos que estaban disfrazados de las maneras más estúpidas posibles y ¿Por qué? Porque al idiota de Kurosaki se le había ocurrido la genial idea de que festejaran una fiesta humana llamada Halloween y claro Yamamoto-sotaicho había aceptado después de que sus dos favoritos insistieran, bufó molesto causando que dos shinigamis se apartaran asustados.
Después de unos minutos de usar shunpo, por fin llego a su escuadrón, al entrar a su oficina se quedó petrificado, su teniente, Abarai Renji, el sexy pelirrojo con el que muchos hombres y mujeres se querían acostar, se encontraba semi-desnudo, peleándose con un sinfín de vendas.
-Renji…. –su voz salió fría, estaba completamente enfurecido, ¿Cómo se atrevía el también a festejar?
-Ta-taicho…. –por fin Renji se dio cuenta de que no estaba solo y girándose lentamente se encontró cara a cara con su serio capitán.
-¿Qué estás haciendo….Renji? –lentamente, comenzó a desenvainar a Senbonzakura, enfurecido porque su teniente festejaba esa estúpida fiesta, pero lo que le había hecho perder los estribos, había sido que Su Renji había querido salir mostrando su esbelto cuerpo a todo el mundo.
-Yo…Taicho, ¡cálmese! Yo solo…. –y calló cuando sintió el filo de la katana en su cuello y a su capitán extremadamente cerca.
-Tú… ¿planeabas salir vestido de esa manera? –con su mano libre tiro de una tira que no estaba sujeta y se extrañó al sentir la suavidad del material, ¿acaso no estaba usando vendas?
-¡No es así Taicho! Déjeme explicarle…. –lentamente Renji fue retrocediendo hasta encontrarse con la pared y encender la luz (la verdad nunca me fije si tenían electricidad, pero aquí asumiremos que si >w<) dejando ver toda la habitación, la cual se encontraba decorada al estilo Halloween, pero con unos toques más…. ¿adultos? ¿Pervertidos? Y en lo que realmente estaba envuelto nuestro pequeño teniente, era un listón negro con algunas manchas rojas, envolviendo tan solo sus partes nobles y un pedazo de cadera, por lo demás estaba todo enredado, pero eso sí, con un coqueto moño en su cabeza. –Yo…quería prepararle una sorpresa…y… -miro nervioso a su querido Taicho, quien tan solo mostraba sorpresa en su rostro.
-Renji… -hablo con su voz seria como de costumbre, aunque parecía estar conteniéndose de hacer algo. -¿Sabes lo que has hecho? –envaino a Senbonzakura y la dejo apoyada contra la pared, justo al lado del pelirrojo. -¿Estas consiente, de que ya no me puedo controlar? Por que más vale que lo estés, para haberme provocado de semejante manera.
-¿Ah…? –el aturdido pelirrojo no tuvo tiempo de reaccionar cuando sintió los labios del otro poseer los suyos de manera salvaje, bestial, que lo hicieron gemir, nunca espero que Kuchiki-taicho besara de esta manera.
No podía soportarlo por más tiempo, a pesar de la promesa hecha a Hisana, siempre le gustaron los hombres, y que hombre tenía enfrente, correspondiendo a su beso con igual pasión que la suya, poco a poco comenzó a perder el control, se notaba que Renji tenía más experiencia que él, así que, simplemente se dejó llevar por primera vez en muchos años, ahora era él que estaba empotrado contra la pared, con su teniente sosteniendo sus caderas y devorándole la boca con desesperación, una traviesa mano, guio a su pierna derecha para que se enganchara a la cadera contraria, y entonces, ambos gimieron, rompiendo el beso, al sentir como sus ya duros miembros se frotaban entre sí.
-Taicho… -su piel se erizo, al sentir el suave aliento de Renji susurrar su nombre y lamerle el cuello lenta y provocativamente. –Quiero hacerlo mío… -y acto seguido comenzó a chupar su cuello, creando una marca.
-Byakuya… --jalo el cabello rojo para que sus miradas se encontraran. –Llámame Byakuya…
Y con esto Renji por fin se descontrolo por completo, arranco (de manera literal) la ropa de su amante, dejándole tan solo con su inseparable bufanda y se lazó a devorar y marcar todo el esbelto cuerpo de su Taicho…no…de su Byakuya.
Las piernas del mayor temblaban, cada toque que su pelirrojo le brindaba, hacía que se deshiciera en placer, iba a colapsar, de hecho, lo hizo y se llevó a su fukutaicho al suelo junto con él. Sin que eso les importara continuaron tocándose, besándose, explorándose, hasta que.
-¡Ya no puedo más! –grito Renji sorprendiendo al pelinegro. –Byakuya….yo… -y arrepintiéndose, dejo su frase inconclusa y para distraer a su amado, comenzó a lamer su duro miembro, Byakuya incapaz de hablar, tan solo gemía ruidosamente y casi grita…más bien, grito al sentir una traviesa lengua explorar su privado agujerito.
-Re-¡Renji! –su rostro estaba sonrojado por completo, jadeaba, gemía y de pronto se encontró lamiendo unos traviesos dedos, tan traviesos como su dueño, que acallaban sus voz. Cuando Renji los considero lo suficientemente lubricados, los retiros de ese agujero, para comenzar a preparar el otro…
-Relájate…Byakuya… -cada vez que decía su nombre con una voz tan seductora no podía hacer más que obedecerle, si, él, Kuchiki Byakuya, cabeza de la importantísima familia noble Kuchiki, estaba dejando que su teniente, un perro del rokungai, como solía decirle, le diera órdenes y lo peor, era que las acataba con gusto. Gimió al sentir el primer dedo y el segundo, que entraron con facilidad. -¿Qué…? –sorprendido, Renji miró fijamente a su amante, no podía creerlo, pensaba que era virgen, ¿Quién más se había atrevido a tocar su amado? Pensaba con enojo, pero Byakuya pareció adivinar sus pensamientos y con una mano acaricio tiernamente el rostro confundido he irritado del teniente, sonriéndole.
-Yo…admito que… -algo sonrojado y apenado aparto la vista. –He usado varias veces mis dedos…pensando….pensando en ti, Renji…
El pelirrojo abrió los ojos con sorpresa, nunca se imaginó al así y su pecho se llenó con un reconfortante sentimiento de felicidad, era correspondido, por fin, sus colmillos habían alcanzado a la bella luna y ahora, ya no la dejaría alejarse. Nuevamente tomo sus labios en un ademan posesivo, pero a la vez dulce, dejando salir por fin todos sus sentimientos que tuvo que ocultar, mientras que usaba ahora sí, sus tres dedos para terminar de prepararlo.
-Yo…le amo Byakuya… -y mientras decía esto, entro de golpe, a los dos hombres se les corto la respiración. –Tan estrecho…
-Renji…Renji…. –jadeaba Byakuya intentando acostumbrarse al enorme pedazo de carne que lo llenaba por completo, comenzaron las embestidas, lentas, suaves. –Renji…no me voy a romper…sigo siendo un capitán…y tu mi teniente…así que…demuéstrame tu fuerza…
Y en toda la noche no se volvió a escuchar ninguna palabra coherente, de hecho unos días después, mientras rellenaban informes, les llego el rumor de que su oficina estaba embrujada, pues algún borracho perdido, había terminado cerca de sus instalaciones y había oído sonidos “sospechosos” como si torturaran a alguien.
Ambos hombres sonrieron y continuaron con su trabajo sin decir ni una palabra, tal vez tendrían que quedarse esa noche para “investigar”