[Sábado 09 - 04:37 AM].
Introdujo una considerable cantidad de aquella sustancia en el pequeño orificio de su nariz, aspirando y llenándose de ansiedad al no ser consciente del efecto provocante. Eso era lo emocionante para SeHun, no poseer la certeza de lo que sucedería a continuación.
Tomó la botella que se hallaba en la extensa barra, vertiendo su contenido en sus labios, no tenía idea de lo que resbalaba hasta su hígado, después de todo él no había ordenado ninguna bebida, sólo había tenido la suerte de encontrársela.
- ¿Qué mierda es esto? - Su garganta comenzaba a arder, ocasionándole un continuo carraspeo.
- ¡Suelta eso, ve a saber quién lo ha tocado! - Reprochó su acompañante, arrebatandole el envase y devolviéndolo a su sitio original.
Con el pasar de los minutos el ardor se había esparcido al otras áreas de su cuerpo, esto no pasó desapercibido por ninguno de sus tres amigos, los cuales lo impulsaron, más bien arrastraron, a lo que suponía era la pista central. Iluminados por enormes reflectores con focos de vividas tonalidades, y estimulados por el excesivo volumen que adquiría la música, las figuras chocaban, incluso se refregaban entre sí, en un vulgar intento de bailar, sin embargo ello no parecía incomodar a nadie, al contrario, resultaba más 'entretenido'. Sus amigos torneaban sus cuerpos al ritmo impuesto, y él no tardó en unirseles.
Quizás, al abrirse camino entre la multitud, rozó a otras personas en un descuido, ó quizás lo había hecho intencionalmente, a aquellas alturas no se encontraba en sus cinco sentidos. Movía su complexión de una forma torpe, incluso un tanto descoordinada; su campo visual comenzaba a distorcionarse, pensó que sus amigos se veían muy graciosos siendo especialmente enfocados por los distintas luces que se desplegaban.
El "polvo mágico", apodado estúpidamente por el profesor de la clase de Humanidades a la que asistía, comenzaba a surgir efecto; pero claro está, SeHun no era consciente de ello. Al menos no del todo. Sintió unas enormes ganas de reír, y sin poder, ni querer, contenerse, disparó algunas carcajadas, las cuales, si no hubieran sido amortiguadas por la música lo hubieran delatado, aún un tono infantil en su timbre de voz, pero ¿Eso importaba allí? ¿Realmente a alguien le interesaba que aún fuera menor de edad?
Quiso decirle algo a sus amigos, quiso que alguien solucionara el problema que se abría paso entre sus ajustados pantalones, grata fue su sorpresa al percatarse de que ya no estaban a su lado. En un bobo intento por enfocar, logró divisar una pequeña figura observándole casi desafiante. No, ese no era ninguno de sus amigos, estaba seguro... correcto, no estaba 100% seguro, sin más creía reconocer a las personas con las que salía cada fin de semana.
Sus orbes viajaron a su virilidad, aún un bulto presente ¿Qué habría de malo en insinuarse a un desconocido?
... Tal vez si había algunas fallas en su plan, pero ¡Vamos! ¿Acaso los demás no lo estaban haciendo ahora mismo?
Plasmó una sonrisa confiada en su rostro, adhiriéndose a su personaje, tal y como le habían enseñado los mayores, y se encaminó hacia su primera presa de la noche.
"Suspiros ahogados que eran amortiguados por una constante lucha entre músculos húmedos". Esa era la descripción perfecta para las múltiples escenas que se desencadenaban allí.
El menor despertó sobre un par de muslos, en el asiento trasero del carro de WuFan, el mayor entre ellos, a causa del sacudón proporcionado por su acompañante. Incorporó su torso, frotando con pereza sus cansados párpados. Sus piernas cosquilleaban. El habitual camino de regreso a su casa no era específicamente largo, no obstante él se hallaba en condiciones deplorables. Dedicó una sonrisa fugaz al moreno, entretanto bajaba del vehículo y asomaba su diestra para despedir al par restante.
Se encaminó por el jardín trasero, y trepó dificultosamente el soporte de la preciada enredadera de su madre, hasta alcanzar la ventana ligeramente entreabierta de su habitación.
Inspeccionó de forma vaga su aspecto frente al espejo, e intentó no reír. Se veía pésimo. Prendas a medio vestir, cabellos alborotados, pupilas aún dilatadas, inclusive el delineado, cortesía de su amigo amante del mismo, estaba desprolijo. Arrojó sus prendas al cesto de ropa sucia, reemplazándolas por su pijama usual, y terminó por entregar su cuerpo a brazos de Morfeo.
[Sábado 09 - 08:00 AM].
La madre de SeHun ingresó a su habitación, costumbre que poseía hace años para verificar que su hijo descansara bien. Lo descubrió dándole la espalda, arropado por sobre sus hombros; respiración pausada y continua. Sonrió. Desde un principio había sentido preocupación por la actitud reservada de su primogénito, más todo sentimiento se desvaneció ante la imagen ilustrada frente a sus ojos.
Su niño tenía buenas calificaciones, una conducta responsable y educada, buena salud, se destacaba en ciertas áreas, y tenía buenos amigos.
Definitivamente ella estaba muy orgullosa.