Sherlock se encontraba tirado en su propio charco de sangre, con una cortada lisa y profunda en su espalda, sabia que le quedaban 40 minutos de vida si seguía desangrándose a ese ritmo, aunque lo más preocupante era que solo le quedaban 10 minutos de conciencia, luego se desmayaría, tomo su celular y busco el nombre de su hermano mayor Sherrinford, tecleo rápidamente – El ultimo esta muerto…10 minutos. – dejo caer su teléfono y cerro los ojos, ya no había peligro, sus amigos podrían vivir en paz, el había resuelto y eliminado el segundo misterio mas grande de toda su vida, James Moriarty y su red de asesinos, delincuentes y traficantes había caído, y todo podría seguir su curso normalmente.
Excepto el… el ya no tenia un curso que seguir, aunque aun le quedaba algo por solucionar, una ultima despedida que no podía esperar mas.
Todo había comenzado hace tres años, en el día de su caída, el día que el nombre de Sherlock Holmes había sido manchado y tachado por la palabra “fraude” ese día en el que había perdido su hogar, a sus conocidos y al mas importante… a John su compañero.
Solo le tomo un par de horas organizar el gran truco, con el podría salvar a sus amigos y salvarse así mismo, luego se encargaría de eliminar la red de criminales de Moriarty, ello no le tomaría mas de un año, luego de haber cumplido con todo, limpiaría su nombre y volvería al lado de John… Pero por alguna razón todo había salido mal, cuando callo y sus vagabundos fieles amortiguaron la caída con una muy bien elaborada bolsa de aire, algo en el se daño, le había tomado solo un par de días darse cuenta de que a la llegada de dolores agudos en su cabeza su visión se nublaba poco a poco, llego a la conclusión de que alguna parte de su cerebro se había inflamado con el golpe y por ello le sucedía eso, pero luego de 5 meses comprobó que no era así, le habían dicho que el golpe había dañado una parte de su cerebro y esta le causaría la perdida de vista, debían operarlo, pero el no tenia tiempo para ello, así que siguió pese a todo.
De ese modo había llegado a esta situación, su visión estaba al 40% su radio era reducido y sus ojos estaban opacos, siempre habían sido claros, pero esta vez era distinto, se notaba que el golpe estaba haciendo bien su trabajo.
Su capacidad de deducción le decía que en ese momento en Londres su hermano Mycroft ya se estaría encargando de limpiar su nombre, posiblemente la Señora Hudson estaría durmiendo y John… el posiblemente este durmiendo con su ultima conquista en el 221B Baker Street.
John…John… cuanta falta le hacia, cuanta falta le había hecho y cuanta falta le haría en un futuro. El es y siempre seria su único amigo especial, el cual era capas de arriesgar su vida por alguien como el, el que no dudaba en disparar a quien le amenazara… Su único compañero.
– Veo que aun estas consiente, ven vamos al auto para llevarte al hospital. – el hombre que se encontraba agachado para sostenerlo era un hombre fornido, con un cuerpo firme, de cabello gris y bien peinado. Era el hermano mayor de el y Mycroft, Sherrinford Holmes.
– Claro, aunque te advierto que en unos segundos ya no lo estaré – se levanto apoyándose en el mayor y como dedujo callo inconsciente en ese instante.
El peli-gris lo arrastro al auto y se dirigió al hospital, esta seria la última vez que ayudaría a su hermano pequeño en algo así, después de todo, Sherlock había dicho que hoy se terminaba todo.
Bajo del auto con prisa y entro al hospital – ¡Necesito una camilla, hay un hombre desangrándose en mi auto! – dos enfermeros llegaron rápidamente al vehiculo y tomaron al hombre inconciente.
Al día siguiente Sherlock despertó, abrió lentamente los ojos para tratar de no dañarlos con la luz que entraba por la ventana, estaba en una habitación privada del hospital centrar, era enorme y estaba pintada de blanco en su totalidad, tenia un televisor pegado al fondo y un reloj sobre el, podría ver todo, aunque cuando fijo sus ojos en el reloj no pudo distinguir los números ni las manillas de el, asumía que si prendía el televisor vería su contenido nada educativo de manera borrosa. Su vista era uno de sus preciados dones, antes podía ver cosas a lejos, pequeños detalles, ahora solo le quedaba acercarse a una distancia prudente, solo así los vería, estaba mal, pero eso ya no importaba.
– Veo que has despertado –
Sherlock giro su cara hacia la puerta – No imagino que vengas desde Londres solo para visitarme Mycroft –
– No me gusta tu recibimiento, dando el hecho que viaje toda la noche, solo para ver como estabas. – El hombre acerco una silla blanca al lado de su hermano y se sentó derecho.
– Vamos al punto – el detective observo la cara de su hermano tratando de buscar una respuesta, aunque encontró algo que no le gusto “preocupación”
El trabajador del gobierno suspiro – En estos momentos seguramente se esta anunciando por televisión el informe que revela que tu eras real, que todo lo que hiciste fue verdad y que nunca fuiste un fraude.
– No pienso agradecerte, si eso es lo que esperas. –
– De nada – sonrío ligeramente el mayor
– Ya…
– Pero ese no es el motivo de mi visita – Sherlock curvo una ceja y resoplo para el Mycroft siguiera – Sherlock, estoy enterado de tu estado, aunque hubiera preferido enterarme hace tres años, ya lo se, y no puedo dejar que te dejes morir.
– Lo que me pase o deje de pasar es mi problema – se paso la mano por la cara, apaciguando la necesidad de sacarlo a patadas. – Y no, no me estoy dejando morir, mi vida seguirá con o sin visión, aunque no será igual puedo pensar en algo.
– No, ya te he dicho que no te dejare, en estos momentos estoy reclutando a los mejores cirujanos y médicos especializados de toda Francia para operarte ya mismo.
Miro al rostro de su hermano – Tu y yo sabemos Mycroft que las posibilidades de que recupere mi vista son del 20% las que quede ciego del 55% y las que muera del 25%, asumiendo que quede ciego que es la opción de mayor porcentaje, la recuperación seria de 5 meses, la terapia de 2, y estaría totalmente incapacitado para viajar solo, y en este momento tengo asuntos mas importantes que tocar y necesito subirme en un avión.
– ¿Pero por que no piensas en el 20%? Es el que te puede devolver tu vida y darte un futuro como el que tú quieres. – el mayor coloco su rostro en su mano derecha, tratando de calmar sus pensamientos.
– Nunca has sido un soñador Mycroft, el 20 por ciento es para la gente que tiene esperanzas e ilusiones, yo miro el porcentaje que dice que quedare ciego y el otro que dice que moriré, tengo un par de cosas que hacer todavía, y para ello necesito el 40% de visión que me queda y por supuesto mi vida.
– Entonces ¿cuanto tiempo te tomara arreglar tus asuntos? Los que seguramente serán en Londres ¿No?
– Asumes bien, posiblemente solo me tome un mes, luego volveré aquí.
– ¿Te operaras cuando vuelvas?
– Claro que no.
– Sherlock…
– Hace tiempo que vengo cronometrando los periodos en que pierdo visión y deduzco que pronto solo tendré el 32 a 35 por ciento de mi vista. Por ende la operación será aun más riesgosa, y no encontraras a ningún doctor o cirujano que se arriesgue conmigo.
Mycroft lo pensó unos segundos – Podría convencerlos, se que abra alguien, solo dime que lo intentaras.
Sherlock sabia que era imposible, notaba que su hermano estaba tratando de mantener una figura firme frente a sus ojos, llego a la conclusión que en esos momento ya estaba teniendo problemas para encontrar a alguien para operarlo, estaba estresado, cansado, angustiado y ya no podría molestarlo por su “obesidad” ya que parecía mas delgado, mas de lo que reconocería,¡. Ademas no le había gustado el “Podría convencerlos” sabia lo maniático que podía llegar a ser su hermano, su familia y en especial el, eran su prioridad y sabia que en esos momento Mycroft podía hacer cualquier cosa para que el se sanara, incluso extorsionar a los doctores y arriesgar su libertad y puesto en el gobierno para conseguirle una cura, quiso reír de lo sentimental que era, pero no lo hizo, no pudo.
– Necesito un pasaje a Londres, y la cuenta de ahorros con mi parte de la herencia de padre, partiré esta tarde.
– Bien… tendré todo listo. – Se levanto afirmándose en su paraguas – Me debo ir hoy, búscame cuándo llegues a Londres, te dejare todo con Sherrinford.