John Watson se encontraba en la mesa del piso de 221B Baker Street, bebiendo té junto a Constance, una muchacha que había conocido en el hospital en el que trabajaba, era una hermosa mujer, detallista, femenina, inteligente y muy audaz, había sido un rayo de luz en su vida. Aunque no estaba del todo cómodo con ella ahí, en su hogar, el que había compartido con un excéntrico detective, de piel blanca y casi anoréxico, brillante e irremplazable.
Aun así trato de disimular, ya que después de todo se había acostado con ella, no es que fuera la primera vez, después de todo se conocían hace 6 meses, pero era la primera vez que pasaba ahí, y seguramente seria la única pese a la fascinación que mostraba la chica.
– Por que no me habías traído antes, este piso es tan extraño, que me resulta fascinante – la chica poso sus ojos por la sala – Nunca me imagine que tu hogar luciera así, si tuviera que describir a quien vive aquí sin duda diría: Un hombre solo con rasgos antipáticos y al cual le gustan los gatos. – La mujer ahogo una risa – Cuando pensaba en tu hogar, me imaginaba una casita de color pastel con ventanas pequeñas y flores en la entrada.
John ahogo en su interior la cara de disgusto por aquella observación, sin duda su ego había sido pisoteado por la descripción femenina de la casa en la que el debía vivir, a el ni siquiera le gustaban las flores.
– Bueno es que antes yo vivía con alguien más.
La chica levanto su perfecta ceja – Una… ¿Novia?
Las facciones de John se contrajeron un segundo – Ahí estaba ese dolor agudo en su pecho, esa molestia que sentía cada vez que su ex sicóloga hacia referencia a que sus sentimientos para con Sherlock. Esta decía que no eran de amigos, que el tenia que pensar mas allá y ver lo que sucedía, que no superaría nada si no reconocía, que Sherlock era su pareja y no solo de manera profesional si no mas bien sentimental, esos momentos cuando la mujer movía los dedos por el escritorio y mencionaba “Señor Watson, usted tiene un enamoramiento y debe superar el hecho de que este ya no podrá cumplirse, por que la persona murió antes de que usted se diera cuenta de ellos.”
Frunció el ceño – No, era un compañero de piso, mi…amigo
– ah…– menciono la peli-negra asiendo caso omiso al gesto de su novio – Pero ahora vives solo, dime…
John no quería escuchar la propuesta que sabia que realizaría Constance así que la interrumpió – Me tengo que ir al trabajo, te pasare a dejar a tu casa. – se levanto y retiro su taza de la mesa para caminar a la cocina.
El nunca compartiría ese piso con nadie mas, aun así tuviera que trabajar el doble, la habitación de Sherlock seguiría ahí, tal y como ahora, repleta de sus cosas, ocultas de la vista de los demás, donde solo el tenia la llave, la misma que usaba para entrar una vez al mes a limpiar el polvo, a oler su esencia, y a tratar de recordar.
Tres años se cumplirían hoy, largos años en donde su vida había cambiado, el había cambiado, luego de la muerte de su amigo, a los 4 meses después se había casado finalmente con Mary, aun recordaba todo el análisis hecho por el detective, las razones correctas y a la vez absurdas que le había dado para no casarse, y por que debía elegirlo a el sobre la bella Mary. El había negado, aduciendo que tendría una familia, algunos niños, una vida tranquila y que de vez en cuando vendría a verlo y podría ayudarle en sus casos… Que equivocado había estado, ahora daria todo por volver a esos momentos para cambiar las cosas, evitar el suicidio de su amigo y decirle que siempre serian ellos dos, Sherlock y John, juntos corriendo por Londres, persiguiendo asesinos y mentes criminales, exponiéndose a situaciones peligrosas para al final terminar rendidos en su piso, los dos, el y el único detective consultor del mundo, quizás Sherlock se pondría a tocar el violín y el se levantaría regañarlo, luego se daria por vencido y dormiría en su sofá, frente a su compañero, mirándolo tocar.
De nada sirve soñar, cuantas veces entre lagrimas había pedido una segunda oportunidad, no le importaba perder todo lo vivido en esos tres años, quería volver atrás y volver a ver a Sherlock, gritarle que el era su complemente, su único e irremplazable compañero.
Tal y como supuso el detective, John no había sido feliz en su matrimonio y Mary tampoco. Fueron años dolorosos, donde sus visitas a la sicóloga lo dejaban peor de lo que ya estaba, donde cada noche soñaba con Sherlock y las palabras “amor” que pronunciaba la mujer en sus sesiones de terapia, y todo se termino de desbordar el día que su esposa le había dicho que deseaba tener hijos, el corrió como un cobarde, ya no era su deseo tener niños, no quería, no estaba listo, y se dio cuenta que no podía seguir sosteniéndose de Mary, debía dejarla ir, el nunca podría corresponderle sus sueños, ya no.
– John, me dices la hora –
El ex militar salio de sus recuerdos y se encontró en la cocina, aun con la taza vacía de te en la mano, la dejo allí y luego grito – Deje mi celular al lado de la televisión –
La mujer busco el celular de John y no lo encontró, era temprano, seguramente a esa hora estarían trasmitiendo las noticias y siempre había un pequeño recuadro que mostraba el tiempo y la hora, tomo el control y le dio a “Power” la televisión se encendió, no le tomo atención al informe y vio la hora ·7:48 AM temperatura 25 grados, nublado·
En ese momento John salía de la cocina – Aquí esta mi celular, lo tenia en el bolsillo, son las…–
– 7:49 – Menciono la chica, mostrándole la hora en la televisión.
En ese momento comenzó a hablar la presentadora de las noticias – Sherlock Homes, el verdadero héroe de Londres, retoma su titulo como el único detective consultor del mundo, pese a su muerte, siempre le recordaremos ya que hoy luego de tres años la verdad sale a luz, a continuación todo el informe presentado por mi colega…
– John vámonos – Constance estaba a punto de apagar el televisor, cuando vio como John se lanzaba contra ella quitándole el control remoto y dándole todo el volumen a las noticias, se quedo en silencio.
El ambiente se tenso y la mujer sintió como ella y todo alrededor de John desaparecía, parecía que en ese momento solo existía el y el televisor.
Movió su cabeza en dirección del aparato y miro lo que veía el doctor, un informe de un detective, según decía un muy famoso detective consultor que había muerto, ella hace poco que vivía en Londres y se podría decir que antes de ello no tenia mucho conocimiento de celebridades ni nada de eso, lo que le llamo la atención fue que luego de que el policía terminara su parte de la entrevista, apareció una foto donde se encontraba un hombre delgado, joven y atractivo mirando todo con superioridad, y a su lado… a su lado estaba su novio. Quiso apagar y destrozar el aparato electrónico, algo de ello no le gustaba para nada, su intuición le decía que despegara a John de su puesto y corriera muy lejos de allí.
– Sherlock…