Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

NUNCA JAMAS por DRAGIOLA

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Harry Potter no me pertenece, sino a J.K. ROWLING de quien utilizo esta grandiosa historia para crear fics sin fines de lucro y con el unico fin de entretener.

Notas del capitulo:

Esta historia nacio despues de escribir "PAPA" de la Serie "31 Historias Cortas de Terror, Fantasia y Tragedia" Y a decir verdad pensaba subirla en la Serie pero lamentablemente despues de editarla descubri que era demasiado larga como para ponerla ahi por lo cual desidi esperar y subirla mas tarde. Y es por eso que ahora la subo. 

Advertencia.: Es una de las historias mas raras que he escrito, en serio.

 

NUNCA JAMAS

 

 

 

 

 

La misma luz que lo había cegado repentinamente lo había llevado directamente a esa oscuridad que lo rodeaba y que le hacía imposible volver por donde había entrado viéndose obligado a avanzar a tientas paso a paso rogando por no tropezarse o peor aún, por no caerse por un precipicio.

 

 

Comenzó a pedir ayuda sin saber porque lo hacía y arrepintiéndose de ello apenas abriera la boca pero sin poder evitar cerrarla para continuar pidiendo algo que definitivamente no necesitaba…

 

 

El jamás había deseado ir a nunca jamás, jamás había anhelado conocer al idiota de Peter Pan, ni mucho menos recorrer su maldito y lúgubre hogar lleno de criaturas horrendas y portales que no hacían mas que recordarle lo desdichada que había sido su vida.

 

 

Se agacho lo más rápido que pudo abrazándose a sus piernas mientras sentía como miles de murciélagos sobre volaban su cuerpo, rogando porque estos no se dieran cuenta de su existencia como lo habían hecho con una pobre vaca de la cual apenas y habían dejado el pellejo como triste recuerdo de su existencia.

 

 

-¿Porque estas llorando?- pregunto una voz chillona provocando que mirara hacia arriba después de un tiempo interminable de haber estado temblando arrodillado.

 

-Yo…yo no estoy llorando-

 

-¿Seguro?, porque a mí me pareció que si lo estabas-

 

-Claro que no- refunfuño levantándose de golpe.

 

-Bueno- dijo la niña ante el, dándose la vuelta para marcharse dando saltitos, antes de que el pudiera siquiera pedirle ayuda.

 

 

Cuanto tiempo estaría dando vueltas en ese maldito mundo que de maravilloso no tenía absolutamente nada.

 

 

-Maravilloso, mierda Harry habiendo tantos mundos y a ti se te ocurre visitar precisamente este- se reprendió imaginándose como serían las cosas “En el país de las Maravillas”.

 

 

Miro hacia el cielo percatándose que este apenas y tenía estrellas, además de que era de una tonalidad demasiado rara para su gusto y sobre todo lúgubre, al igual que el resto de ese extraño mundo.

 

 

¿Cómo había llegado ahí? No tenía ni la menor idea, lo único que recordaba era la voz de su buen amigo Ron gritándole algo, mientras el desesperado intentaba de…de…

 

 

-Todavía andas por aquí- preguntaba poniendo en jarras los brazos la misma niña que viera antes.

 

-Sí, estoy un poco perdido sabes-

 

 

La niña rio a sus anchas dando saltitos a su alrededor.

 

 

-¿De dónde vienes?, porque se nota que tú no eres de este mundo-

 

-Claro que no soy de aquí- respondio algo fastidiado cerrando la boca de golpe al notar la evidente cara de molestia de la niña.

 

-¿Acaso tiene algo de malo mi hogar?-

 

-No, no, claro que no, perdona estoy un poco cansado y por más que intento encontrar el camino de regreso a mi hogar no logro conseguirlo-

 

-Pues eso es obvio- soltó con desdén la niña mirándolo de pies a cabeza.

 

-Oye, tú no podrías ayudarme…por favor-

 

-¿Porque debería hacerlo?- pregunto con una fea mueca la niña que extrañamente se le hizo familiar.

 

-Bueno, por amabilidad- menciono un tanto dudoso notando la clara burla en el rostro de ella.

 

-No-

 

-Por favor, necesito salir de aquí, necesito regresar a mi hogar-

 

-¿Por qué?-

 

-¿Como que porque?-

 

-¿Porque necesitas regresar?- dijo girando sus ojos.

 

-Bueno porque es mi hogar y debo regresar-

 

-Solo por eso- dijo con desesperación la niña para darse la media vuelta.

 

-¡Hey espera, por favor ayúdame!-

 

-No tengo porque-

 

-Está bien, no importa, ya encontrare alguien que me ayude- le espeto a la niña que rio fuerte y claro -De que te ríes-

 

-Tú nunca saldrás de aquí-

 

-¿Que dices?-

 

-Este….este es tu castigo…- respondio la niña perdiendo su brilloso y lacio cabello ante el -este…es tu castigo…- para luego perder el rostro infantil y adoptar uno que lo hizo gritar despavorido -Este…es…tu castigo….-

 

-¡No!- chillo a punto de sufrir un ataque cardiaco tomando lo primero que encontró en el suelo para lanzárselo a la que alguna vez fuera la dulce imagen de una niñita.

 

-¡Este es tu castigo Harry Potter!- fue lo último que escucho de la masa sombría que desaparecía ante él.

 

 

Debía irse de ese lugar, encontrar la forma de regresar a su hogar a como diera lugar pero como, si la única que había visto desde su llegada ahora se había esfumado y para colmo jamás estuvo de acuerdo con prestarle ayuda. Y que pasaba si todos los que habitaban aquel extraño mundo eran iguales a ella, que sucedía si eran monstruos disfrazados de inocentes y él les brindaba su mano para ver como esta era rebanada ante sus ojos.

 

 

Se ocultó por largo tiempo pensando en que debería hacer, en cómo manejar aquella situación, en que haría Hermione al estar en sus zapatos, en como reaccionaria Ron al haber visto lo que él y en las sabias palabras que de seguro tendría Dumbledore antes sus miedos y dudas.

 

 

“Debes pensar Harry, como llegaste hasta aquí, cual fue la última parte en donde estuviste, que estabas haciendo”. Si, de seguro eso le habría dicho su amiga.

 

 

Se levantó perezosamente para caminar de un lado a otro por un buen par de minutos, “debes ser cuidadoso, debes intentar de pasar desapercibido y siempre, siempre estar con tu varita en mano. Si, esas debían ser las sabias palabras que de utilizaría su director para orientarlo.

 

 

“Levántate, lévate ahora mismo y camina, camina y enfréntate a quien se te ponga por el frente, sin miedo, sin temor, porque eres un maldito Griffindor y los leones no son, ni serán nunca unos cobardes”

 

 

-Gracias Ron- se dijo a si mismo empezando a caminar sin una ruta certera más que el salir de ese endemoniado lugar.

 

 

Los caminos eran largos, tediosos y complicados de transitar contando con solo algo a su favor, arbustos repletos de  bayas silvestres que le permitían no morirse de hambre pero si de aburrimiento al ser lo único a su alcance.

 

 

¿Cuánto había caminado?, hasta para él era un misterio, hasta que noto que ya no llevaba zapatos consigo.

 

 

-¡Muchacho ten cuidado!- le gritaba un robusto hombre que podría ser perfectamente comparado con un elefante -¡Acaso no te han ensañado a pedir disculpas cuando chocas con alguien!-

 

-Yo…perdón- apenas alcanzo a decir cuando la mano del sujeto le tenía agarrado del brazo.

 

-Conozco los de tu clase- le escupió a la cara con un odio que Harry creyó jamás haber visto en su vida -Fenómenos, niñatos que por ser malditos monstruos se creen con el derecho de fastidiar a la gente de bien- le recrimino apretando aún más su delgado y pequeño brazo -Pero ni creas que dejare que te burles de mi muchacho-

 

-¡Pero yo no lo hice a propósito!-

 

-¡Y además alzándome la voz!-

 

-¡Perdón, perdón!- se disculpaba Harry para sentir como el hombre no solo le agarraba con más fuerza de la necesaria para arrastrarlo por el roqueroso sendero al lado del camino.

 

-Yo te curare muchacho, hare de ti un hombre de bien, te quitare esa maldición que te han heredado tus padres, lo hare, juro que lo hare o mi nombre no es-

 

-¡Espere que hace, que hace!- grito lleno de pánico Harry al ver como la puerta de una lacena se habría ante él.

 

-¡Ahora ve ahí adentro y cúrate!-

 

-¡No, déjeme salir, déjeme, déjeme!- aulló como animal herido por tanto tiempo que solo se dio cuenta de ello al sentir su garganta adolorida por tanto gritar.

 

-Tranquilízate Harry,… tranquilízate,… ya veremos la forma de salir y…y… haremos que pague, lo haremos,… tu eres fuerte, si…siempre lo has sido, siempre, …no llores que no es de hombres. No temas,… piensa en cosas bonitas, cosas alegres, cosas que te recuerden que no estás solo, eso, piensa, …piensa en tus amigos, en Ron, en Hermione, en tus padres, en, en…..-

 

 

Cuando abrió sus ojos tras una corta siesta,  se dio cuenta que aún seguía en la lacena y que se había quedado dormido en su interior. Se lamentó por su mala suerte golpeando con sus puños una vez más la puerta de esta para luego acomodarse mejor para patear su pared de mala gana quedando cegado por una resplandeciente luz por fracción de segundos.

 

 

-Una salida- susurro emocionado al ver como una de las tablas estaba suelta.

 

 

Se arrodillo arrancándola de cuajo para luego intentar de hacer lo mismo con la siguiente teniendo cuidado de no hacer demasiado ruido, ya que por nada del mundo deseaba que ese mórbido hombre regresara.

 

 

-Vamos Harry…un poco más- se quejó al no conseguir mover ni un ápice la maldita tabla cayendo de bruces a sus espaldas con un trozo de ella en sus manos -¡Sí!- grito emocionado ahogando su victoria para mirar horrorizado la puerta y respirar con tranquilidad al percatarse que nadie lo había escuchado, para volver de lleno nuevamente a su tarea.

 

 

Estaba intentando de sacar su tercera tabla, pues era obvio que no cabría por el espacio que tenía por mas flacucho  y pequeño que estuviera, cuando algo del otro lado llamo su atención. Una niña, casi idéntica a con la que se topara al principio de su travesía, le sonreía tímidamente a un niño idéntico a él, sin que este le prestara mucha atención. Mujeres pensó Harry volviendo a ponerse manos a la obra con su tercera tabla para escuchar un chillido que le pareció de felicidad.

 

 

La niña, ya no era una niña, sino una adolecente que se abrazaba a un chico mayor que no perdía el tiempo para besarla y decirle que la amaba, mientras a sus espaldas este le coqueteaba descaradamente a un hermoso rubio platino que solo le ignoraba hiriendo horrores su corazón de una forma tan fuerte que hasta el mismo viendo aquella escena sintió rabia por su osadía al lastimarlo de aquella forma.

 

 

-¿Qué ves?- le susurraron al oído provocando que se arremolinara hasta en el fondo de la alacena temeroso -¿Que te pasa idiota?, ¿acaso no puedo preguntártelo?-

 

-Tu…- le apunto -Tu…estas muer…-

 

-Yo- se apuntó asi misma la chica ante el para reírse en su cara.

 

-Shhhhh, no hagas ruido- le advirtió atemorizado al escuchar pasos fuera.

 

-Tu no me dices que hacer idiota-

 

-Por favor no hagas ruido- le imploro al escuchar que los pasos se detenían frente a la puerta.

 

-¿Y porque habría? o es que ahora no se puede hablar frente al gran Harry Potter-

 

-Pansy cierra la boca idiota o él te…-

 

 

La puerta se abrió de par en par por donde la morena sin menor preocupación paso para cerrársela en la cara a un Harry que veía furioso y sorprendido la escena.

 

 

-¡Espera, ayúdame, ayúdame Parkinson!-

 

-¡Este es tu castigo Potter, es lo que te mereces!- rio la chica tras la puerta de buena gana.

 

 

Maldita Parkinson pensó el moreno volviéndose a su tarea anterior para ver algo que despertó su aletargado corazón.

 

 

El bello rubio estaba en sus brazos, besándolo, diciéndole que lo amaba, otorgándole un calor y una felicidad que jamás pensó sentir en su vida, una alegría que se opacó en cuanto una peli roja le mostro un niño en brazos para recordarle por lo único que estaba con ella.

 

 

-Yo puedo ofrecerte una familia Harry, mientras el, el solo puede darte sufrimiento-

 

 

Su rubio ya no estaba en sus brazos, ya no estaba besándolo, ya no le decía que lo amaba, sino que lo odiaba, el calor se había perdido y había sido reemplazado por un tempano de  hielo y su felicidad, esa que jamás pensó tener se había esfumado dejando atrás un pequeño destello que él se negó a perder ocultándolo en  una cajita en el fondo de su podrido corazón.

 

 

-Eres tan patético Potter- escucho que le decían con rabia -pudiste tenerlo todo pero en cambio preferiste  por primera vez en tu vida ser un cobarde-

 

-Tú no sabes nada-

 

-Fuiste un cobarde y por eso ahora estas solo-

 

-¡Cállate!-

 

-Solo y perdido en este mundo de mierda-

 

-Cierra la boca- imploro tapándose las orejas.

 

-Y sabes que, te lo mereces, te mereces todo esto-

 

-Ya cállate por favor, cállate-

 

-Yo pude hacerla feliz, pude amarla y estar a su lado siempre, al igual que Malfoy pudo estarlo para ti-

 

-Por favor cállate-

 

-No-

 

-¿Acaso no ves que estoy sufriendo?-

 

-Pues te lo mereces-

 

-¿Por qué, porque me atormentas, porque?- se lamentó al punto de las lágrimas.

 

-¡¿Por qué?!- le gritaron agarrándolo de la remera y enfrentándolo al rostro que por tantos años había tenido que soportar al topárselo en su trabajo con la clara acusación de culpable -¿Porque tu destruiste el amor de cuatro personas?, por eso-

 

-Lo siento Neville, lo siento-

 

-Y de que me sirve eso ahora, si ella ya está muerta-

 

-No, no ella, ella está de viaje-

 

-No Harry, Ginny murió hace mucho tiempo, tanto tiempo que me extraña siquiera que la recuerdes-

 

-Ginny no murió, no, no lo hizo, la acabo de ver, ven, mira- le pidió soltándose de su agarre para mirar por la abertura -Ves, ahí está- dijo con una sonrisa que se disipo al encontrarse con la triste imagen de una lápida cubierta por flores con la inscripción del nombre de quien alguna vez fuera su esposa -No…Ginny no…ella no…-

 

-Sí, ella si- dijo con repulsión el otro -Y espero desde el fondo de mi corazón que jamás salgas de acá y te pudras en este mundo-

 

 

Los Mortifagos, ellos habían matado a Ginny, eso era seguro, los muy malditos se habían encargado de llegar a ella y asesinarla para darle una lección pero lo pagarían y lo harían caro. No dejaba de pensar en su mejor amigo y en el sufrimiento de su familia con su perdida y sobre todo en lo que la pobre peli roja debio haber sufrido en manos de aquellos animales, cuando la última tabla fue por fin removida dejándole el espacio necesario para salir de ese maldito y  claustrofóbico lugar.

 

 

No pararía por nada del mundo, ya ni siquiera le importaba ocultarse, aun con el temor creciente de ser descubierto por ese elefante con cuerpo de hombre, porque lo más importante en ese momento era alejarse de aquel lugar.

 

 

Temblaba, pero no por miedo, sino por el frio acérrimo que se apoderaba de cada hueso de su cuerpo obligándolo a buscarse un refugio que aquel maldito mundo se negaba a darle, siquiera por piedad o una mísera oportunidad.

 

 

Estaba a punto de desplomarse y dejarse congelar por la fría brisa cuando escucho la chillona voz de una mujer adulta gritándole que entrara a su carpa.

 

 

¿Una carpa? Gracias a Merlín, pensó Harry yendo con premura hasta ella a tropezones.

 

 

-Oh mi niño, mira como estas, estas helado, pero que hacías en la intemperie a estas horas, acaso te perdiste-

 

 

Harry solo asintió a esta última pregunta pues estaba demasiado congelado para siquiera formular una respuesta.

 

 

-Qué horror, ven, ven- le pidió la mujer indicándole una silla para que tomara asiento, mientras ella le servía una taza de leche caliente -toma y bébelo, vamos, bébelo que te hace falta-

 

-Gra…gra…cias…- tartamudeo bebiendo a sorbetones la refrescante bebida caliente que le hizo sentir nuevamente vivo.

 

-Y tus padres querido, sabes donde podrían estar, sabes cómo contactarlos-

 

-Yo…yo no….tengo…- contesto para ver el rostro de su salvadora desfigurarse en una mueca de repudio y temor claros para él, aun a su corta edad.

 

 

-Ellos…murieron…hace mucho-

 

-Vaya- contesto secamente la mujer para echarle otro leño a la estufa -Asi que eres uno de ellos- murmuro un tanto molesta.

 

-¿Uno de ellos? Perdón…pero a quienes se refiere-

 

-No te hagas el tonto rufián- se dio la vuelta la mujer para apuntarlo con un trozo de madero -eres uno de esos niños perdidos-

 

-¿Yo? No, claro que no-

 

-Claro que lo eres, ella estuvo esta tarde por acá advirtiéndome sobre uno nuevo pero yo jamás me imaginaria que alguien con un rostro tan inocente pudiera…-

 

-Sra. No sé qué le dijeron pero yo no soy uno de esos chicos perdidos, se lo juro-

 

-Di lo que quieras pero si no tienes padres es obvio lo que eres, sobre todo en este mundo- le escupió la mujer mirándolo con desprecio.

 

 

Se quedaría callado, se tragaría su orgullo y permanecería inexpugnable por cuanto pudiera, porque él no pensaba regresar a la intemperie para morir convertido en una paleta  de hielo de eso nada, aun si aquella mujer de apariencia gentil ahora lo miraba con repulsión.

 

 

-Dime, es divertido lastimar a otros-

 

 

No contestes Harry, no lo hagas, simplemente ignórala y aprovecha de calentar tus congelados dedos con el calor de esta taza.

 

 

-Claro que si, debe serlo por algo es que todos ustedes terminan aquí, no-

 

 

Piensa en cosas agradables, piensa en lo que harás cuando regreses, en como alimentaras a Edwin, como jugaras ajedrez con Ron para verlo ganar una vez más y como Hermione te reprenderá por haberte metido en un mundo tan raro sin supervisión.

 

 

-¿Acaso te parece gracioso?- escucho le increpaba la mujer -Por supuesto que sí, maldito, de seguro tu eres el causante de que ella no pueda volverá a su hogar, de que ella vague eternamente-

 

 

Diablos, se reprendió, porque sin darse cuenta había sonreído ante sus pensamientos haciéndole creer a esa vieja algo que no era.

 

 

-De que la pobre ya ni siquiera tenga fuerzas para llorar-

 

 

No le haría caso, no lo haría se dijo viendo como la mujer le servía mas leche sin quitarle la vista de encima, mientras el hacía lo mismo pero con el contenido de su taza que poco a poco gracias a la nata de esta comenzó a tomar forma mostrándole su pasado, sus decisiones, su destino.

 

 

“Te casarías conmigo Ginny”

 

“Lo nuestro se acaba aquí y ahora Draco”

 

“Lástima que James no haya heredado nada de mi familia”

 

“Porque estas molesta”

 

“No es que no quiera más hijos pero si seguimos asi nos compararan con conejos”

 

“Jamás quise burlarme de tu familia”

 

“Me siento asfixiado y no sabes cuánto me arrepiento de…”

 

“¡Yo sé perfectamente lo que hago Hermione! ¡Y no perderé a mi familia!”

 

“Te lo suplico, vuelve conmigo, te amo, acaso eso no es suficiente”

 

“No puedo…yo…simplemente no puedo dejarla,…mis hijos. Y no, no los uso como excusa que te quede claro”

 

“¡Acaso tú le dirás que le he estado poniendo los cuernos!, ¡tú se lo dirás, en serio Ron!, ¡Serias capaz de arruinarle la vida a tu propia hermana simplemente por una aventura!”

 

“Ginny, la niña está llorando ocúpate de ella quieres, yo estoy con los chicos”

 

“Lamento mucho tu perdida Malfoy”

 

“No puedes negar que aun siente algo por mí, no lo hagas, por favor, no lo hagas”

 

“¿Quieres dejarme? Hablas en serio”

 

“No Ginny, si quieres marcharte te iras sola, los niños se quedan conmigo, la niña, ella si quieres puedes llevártela”

 

“¡No me amenaces, porque nadie hablara en mi contra en un juicio!”

 

“Niños…debo decirles algo…su madre, ella…”

 

“Lily, vamos, debes empezar a comportarte como una niña grande, no puedo estar al pendiente de ti todo el tiempo. Esta es la última vez que ato tus cordones”

 

“¡Ese es mi hijo! Bien hecho James”

 

“No puedes, simplemente no puedes y es mi última palabra”

 

“Dile a tu hijo que se aleje del mío Malfoy”

 

“¡Porque demonios no puedes ser como tu hermano mayor Albus!”

 

“Quizás sea lo mejor, si, enviare a Lily a estudiar a ese internado Hermione”

 

“Mis hijos son mi mayor orgullo Minerva eso te lo puedo asegurar”

 

“Por Merlín, Lily a veces me recuerda tanto a su madre que me revuelve el estómago, mira lo que me trajo esta vez, chocolates, aunque no puedo negar que la colonia que uso me gusta bastante”

 

“El estará bien Hermione, Albus al fin sentara cabeza y sí, yo me encargare de conseguirle una pareja a acorde con un Potter”

 

“Creo que será una tradición familiar ponerle el nombre del abuelo a la próxima generación”

 

“¿Lily? Diablos se me olvido avisarle sobre la fiesta, pero no tiene importancia ella nunca se ha sentido cómoda entre medio de tanta gente con magia”

 

 

-¿Esta dulce…o amarga?- pregunto con voz cada vez más ronca la mujer que no paraba de observarlo mientras él estaba perdido en sus memorias.

 

-Es…esta…es…-

 

 

La tasa se resbalo de sus manos haciéndose añicos al llegar al piso, mostrándole como aquel líquido que antiguamente era de un blanco inmaculado ahora estaba de un color negro pútrido.

 

 

-Es lo que te mereces Harry Potter-

 

-¿Como…yo…yo le dije mi nombre?- pregunto sintiendo su lengua cada vez más pesada.

 

-No es necesario, aquí todos sabemos quién eres tú y lo que te mereces-

 

 

Recordaba a la perfección cada una de esas escenas, cada momento agrio de su vida y cada oportunidad que se había comportado como un energúmeno con quienes amaba.

 

 

El rostro deformado de la mujer le hacía rememorar el de la niña que conociera al principio de su travesía y por ello agradecía haber perdido la conciencia justo en el momento que eso comenzó a ocurrir, ya que no estaba seguro de poder aguantar una transformación tan espantosa por segunda vez.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Bueno, creo que esta historia la dividire en tres partes asi que no sera tan larga despues de todo.

Como siempre, gracias por leer y mucho mas por comentar, hasta la proxima.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).