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La nueva familia, Grimes Dixon por Yami Kagamine

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Notas del fanfic:

em...pues yo solo queria tratar con una forma nueva de narrar, la verdad creo que no quedo como yo queria, pero bueno se hace lo que se puede. y ya que ando con mi fiebre de the walking dead, pues decide hacerlo de esta parejita ^w^. y tratare de mejorar al escribir en segunda persona.

los personajes pertenecn a sus respectivos dueños

Notas del capitulo:

pues no hay mucho que decir, exepto que,  creo que ya ando oxidada con las escenas hot, pero hice mi mejor esfuerzo,

ah! y otra cosa, el nombre no se ni de donde salio yo solo dije "se escucha bien familia grimes dixon" y como no se me ocurria ningun titulo pues ese se le quedo XD, en fin espero les guste...

Te remueves entre las sabanas una y otra vez, en un intento inútil de conciliar el sueño, ¿hasta este punto has llegado?, hasta este punto de no poder dormir y ¿todo por qué?, por ese maldito policía que ronda por tu mente día y noche, aquel hombre que te arrebato a la única familia que te quedaba, aquel hombre que se atrevió a sostener un arma frente a ti…desearías que no lo hubiese hecho ¿cierto?

Porque en ese instante al ver cómo te retaba, lo supiste, supiste que él era diferente, logro que lo consideraras un rival digno de tu destreza, logro  que lo consideradas digno de tu lealtad y respeto…incluso logro que lo consideraras digno de tu cariño.

Te incorporas sobre la cama al escuchar los fuertes gritos que pega la pequeña destructora y una sonrisa se dibuja en tu rostro, al recordar el apodo que le has dado y lo mucho que pareció gustarles a todos.

 Con algo de pesadez logras levantarte de la cama, te tallas los ojos y bostezas, no has dormido muy bien la última semana y eso, obviamente te tiene agotado, aun así crees que atender a la destructora es más importante que dormir.

Agotado caminas entre los pasillos de la prisión, hasta el pabellón donde la pequeña se encuentra, cuentas las celdas y por fin llegas, sonríes al verla, su rostro enrojecido por el llanto y las lagrimas bajando sus mejillas, pero lo que más te gusta de ella, son esos ojos preciosos que te recuerdan a su padre, y una vez más suspiras al recordarlo.

Notas que sus gritos se vuelven cada más fuerte y decides tomarla en brazos antes de que despierte a alguien más, agradeces que Beth haya dejado un biberón listo para tomar, ya que sinceramente no sabes qué cantidad debe tomar la recién nacida.

Sentado sobre la cama, le ofreciste a la pequeña su comida y esta sin dudarlo, la toma, con movimientos suaves, la arrullaste mientras ella poco a poco caía de nuevo en el sueño, como la envidias, ojala pudieses dormirte así de rápido.

-eres bueno en esto- das un pequeño respingón al escuchar esa voz ¿Cuánto tiempo lleva observándote?

-solo hay que darle algo de comer

Contestas con simpleza y sin ganas de mirarle a los ojos, pero su mirada clavada en ti comienza a incomodarte, esa mirada tan penetrante, que parece poder ver hasta lo más profundo de tu ser

-¿Qué?- sueltas con brusquedad para disimular tu nerviosismo y el hecho de que deseas salir corriendo de ese lugar

Pero no hay respuesta y solo logra tensarte aun más, y aun con tu mirada fija en la pequeña que yace dormida entre tus brazos, sientes como el oficial toma asiento junto a ti, tu corazón late al mil por hora, al sentirlo tan cerca.

Terminas por quitarle el biberón de la boca a la niña y con suavidad y cuidado, la dejas de nuevo sobre la cama.

-será mejor que vaya a dormir-

Es lo único que dices, y con la mirada gacha, esquivas al sheriff y sales de la celda, intentas seguir con tu camino pero alguien te lo impide al tomarte de la mano, volteas confuso y te encuentra con la mirada melancólica y angustiada de Rick

-¿sucede algo?- preguntas aun sintiendo tu corazón acelerado, pero de nuevo no hay respuesta.

Sientes como el, aprieta aun mas tu mano, y te sientes extraño tan solo por el hecho de pensar que para el eso es una muestra de cariño, y de tu boca comenzaron a salir palabras sin sentido, tal vez solo eran silabas, quien sabe, ni tu mismo te entendías.

Notaste la sonrisa en su rostro, seguramente te veías ridículo. Intentaste zafarte de ese agarre, pero al hacerlo, solo conseguiste que Rick, te jalara hacia él y quedaste aprisionado entre sus brazos ¿que se suponía que hacia?

Y poco a poco la distancia entre ambos se fue cortando, tu estabas en shock esperando que todo fuera una broma, pero al sentir el dulce y cálido sabor de los labios de Rick, sentiste como tu corazón se detenía, tus mejillas comenzaron a arder e incluso podrías jurar que tus ojos se cristalizaron.

Pero de nuevo esa ineptitud tuya para expresar tus sentimientos, se volvió un obstáculo. Con brusquedad y enfado rompiste con el beso, empujaste al sheriff devuelta a la celda y saliste corriendo del lugar…mierda, te detienes a medio camino y te regañas a ti mismo, intentas ignorar tus impulsos de romperte la cara tu mismo, por esa escena tan patética que acabas de montar, el te ha besado y tu lo has rechazado, que irónico ¿no?

Das la vuelta y regresas a buscarlo, primero en la celda de Judith, luego en la suya, prácticamente recorres todos los pasillos que no están infectados por caminantes, pero nada, pareciera como si el sheriff hubiese desaparecido, hay que ver que eres idiota.

Sin mucho ánimo, sales de la prisión con apenas una linterna alumbrando la fría noche, lo primero que vez son a esos malditos, aporreándose contra la cerca, luchando por entrar. Los ignoras por completo y giras tu vista hacia la torre.

-¡hey! Glenn, ¿has visto a Rick?- preguntas al coreano que hace su guardia, con las últimas esperanzas de encontrarlo

-no lo siento-

Agradeces y te retiras, ¿Dónde se pudo haber metido?, desolado, regresas a la prisión y lo primero que haces es regresar donde la destructora. Tu corazón parece recobrar su pulso normal, ahí está, sentado arrullando a su pequeña bebe, sonríes y por instinto propio te acercas a el, pero lo notas, notas como una lagrima baja por su rostro, sientes una punzada en el pecho, como si un centenar de cuchillos te hubiese atravesado, ¿Por qué? Porque sabes que ha sido tu culpa.

Sin cruzar miradas ni palabras, te acercas hasta quedar frente a el y te arrodillas, para poder mirar su rostro.

-yo…- pero en ese momento no tienes palabras, por miedo, lastimaste a la persona que amas

-ahórratelo, yo no debí hacerlo- notas su voz quebrada y como se mueve dispuesto a irse.

Lo detienes tomando su rostro entre tus manos, apenas levantas un poco tu rostro para alcanzar sus labios y terminas besándolo, ¿Cuántas veces ya has besado a una mujer?, siempre te consideraste un experto, pero ahora tus movimientos se vuelven torpes y prefieres que el guie.

Cierras tus ojos, permitiendo que su lengua explore cada parte de tu boca, te acercas cada vez más, intensificando el beso, pero claro siempre cuidando que la destructora no quede aplastada. Y solo la falta de oxigeno te obliga a separarte.

-¿sabes?, no es bueno jugar con la gente

-no estoy jugando…yo te amo…-

Sientes como tus mejillas comienzan a arder de nuevo y agachas la cabeza, tal vez esta vez sea el quien te rechace

-…pero al besarme, no supe cómo reaccionar-

Odias ese silencio que guarda Rick cada vez que tu esperas una respuesta, pero ahora solo te queda esperar. Escuchas los crujidos del colchón y al alzar la vista te encuentras con la sonrisa, satisfecha y cálida de Rick

-yo también te amo-

sus palabras resuenan en tu cabeza una y otra vez, aun no lo crees del todo, pero sin poder evitarlo una sonrisa se dibuja en tu rostro. El te ayuda a levantarte y una vez más, te acorrala contra la pared, besándote desenfrenadamente, y por arte de magia, la experiencia que tienes al besar regresa y aquello se vuelve una guerra pasional.

Parece que el beso no es suficiente y Rick se empeña por meter su mano debajo de la camisa que llevas

-espera- le susurras al recordar donde se encuentran y el parece entender bien el mensaje, pues notas como gira apenas un poco para mirar a su hija que duerme plácidamente sobre el catre.

-ven- es lo único que te dice y tomándote de la mano te lleva entre la oscuridad hasta un de los pabellones más alejado, donde apenas la luz de la luna atraviesa las ventanillas y te permite ver por dónde vas.

-¿Qué…- pero antes de terminar el ya te ha acorralado dentro de una celda, miras sus sonrisa y sientes un escalofrió recorrer tu columna, tal vez hoy tampoco puedas dormir

-lo haremos ¿cierto?- miras sus ojos azules y preguntas sin rodeos

-si, no quieres, no- y  lo único que logras hacer es sonreír. Te encanta esa actitud tan amable y bondadosa que tiene.

Lo meditaste un par de segundos “¿dolerá? ¿si no lo hago se sentirá mal?¿y si no le gusta?” por tu mente pasaron miles de preguntas que solo te  hacían angustiarte más, pero tu también querías hacerlo, querías fundirte con ese hombre, entregarle tu cuerpo toda la noche, hasta que la luz del día choque contra tu rostro.

Y con una sonrisa contestas un simple “solo, haz que no duela”.

El te mira satisfecho y con delicadeza te empuja para que caigas sobre la cama, lo miras curioso al ver como se sube y queda ágatas sobre ti y una duda rodea tu mente” ¿Cómo será en esto?” siempre lo viste muy cariñoso con Lori aun cuando ya no la amaba, pero una vez los escuchaste en el campamento, cuando Rick recién se unió al grupo, y por lo que lograste escuchar, Rick era muy apasionado a la hora de hacer el amor.

Pero no sabias si seria romántico, sensual, tosco, apasionado, o una combinación de todas, pero aun había una duda mayor, ¿tu lo satisfarías?, eras completamente a diferente a Lori, y tal vez, el, tenía grandes expectativas,¿ qué pasaría si tu no las alcanzabas?.

-te siento tenso ¿seguro que quieres hacerlo?-

Y he ahí tu primer error, ya le has hecho pensar que no quieres experimentar aun el amor físico con él.

-no es eso…solo que…-

-…Lori- te sorprendes al ver como a leído tu mente y algo entristecido solo logras asentir con un ligero movimiento de cabeza

-con ella era sexo…contigo es amor- sientes su mano recorrer con suavidad tu mejilla, baja hasta tus labios donde con su dedo índice los delinea con ternura.

-entonces ¿no tengo de que preocuparme?-

-no-

Y con esa respuesta logras calmar tu cabeza, tomas su mano que se ha quedado sobre tu mejilla y la besas pidiendo que inicie.

Te besa desenfrenadamente y tu gustoso le correspondes, su mano ha bajado hasta tu entre pierna para masajear un poco tu hombría sobre la tela, tus gemidos son callados por sus dulces labios que te proclaman como suyo

No deseas quedarte atrás así que separas tus labios de los suyos y con una sonrisa llevas tu boca hasta su cuello, besando y mordiendo toda la piel a tu alcance, escuchas su gemido ronco y sonríes más que satisfecho. Tus labios han dejado marcas en su piel pero parece no importarle.

Rick baja hasta tu vientre y con una mirada llena de lujuria te mira, para luego desabotonar tu camisa y al terminar,  te contempla con esos ojos azules que te comen con la mirada…mierda has olvidado aquellas horribles marcas que recorren tu cuerpo. Maldita sea, seguro eso arruino el momento.

Te tensas al ver como mira tú torso y sientes un gran dolor, no quieres que él, te dedique esa mirada, esa maldita mirada de lástima que muchos te han brindado al saber lo que ocurría en casa.

-yo…- maldices tu voz entre cortada y la impotencia que sientes justo ahora

Pero contrario a lo que crees el deja de mirar tu cuerpo y se acerca con una sonrisa hasta tu oído susurrándote de forma sensual y provocativa.

-lo sé, desde hace mucho, no te preocupes-

Suspiras al sentir como muerde el ovulo de tu oreja, pero no entiendes como lo ha sabido y hasta que lo recuerdas, Carol, si seguramente esa mujer se lo dijo, suspiras, al menos se lo ha dicho a él y no a alguien más.

Juega un poco con tu cuello y te es imposible no reír al sentir como su barba te hace cosquillas, y luego parece querer desquitarse ya que ha comenzado a morder y ha dejado múltiples marcas como tú lo has hecho con el.

Baja de nuevo hasta tu torso y se toma la molestia de jugar un poco con tus pezones comenzando a estimularlos un poco, succiona jalando de ellos haciendo que más de un gemido se te escape y de inmediato llevas tus manos hasta tu boca. Es vergonzoso que él te escuche de esa manera.

Miras como ríe ligeramente y tu frunces el ceño, ¿acaso se atrevió a burlarse de ti?, de ti, el gran Daryl Dixon, oh no, eso sí que no se lo perdonas.

Cambias lugares con el dejándolo a bajo. Y con una sonrisa envidiosa y arrogante hablas

-oye Grimes,- te mira confundido, al decirle por su apellido ¿Cuánto tenia que no lo llamabas así?, pero te gusta ver su confusión, -juguemos, el primero en gemir estará abajo ¿quieres?- te habías resignado a ser tu quien fuera penetrado y llevado hasta el éxtasis al sentir a tu amante dentro, pero en cuanto Rick se rio, sabias que tenias que darle una lección

.-bien joven  Dixon, juguemos- te sigue el juego y te llama por tu apellido, te sientes raro pero a la vez te gusta que te diga así.

Te inclinas dejando tus manos sobre su pecho y llegas a la altura de su oído- es Daryl  Grimes, por favor- no estuviste muy seguro de auto llamarte un miembro de la familia Grimes, ¿Qué tal si le molesta?, pero por el contrario parece divertirle.

-entonces señorito Grimes, usted empieza-

Desatas su camisa dejando su pecho expuesto y bajando hasta su cadera, dejas un camino de chupetones, pero sabes que eso no será suficiente como para que gima tu nombre sin control, así que llevas tus manos hasta su entrepierna y te entretienes un rato jugando con su hombría, a la vez que te deleitas mirando sus reacciones: sus ojos entre abiertos, mientras se muerde el labio y se aferra a las cobijas luchando por no gemir. Lo sabes, no será fácil ganarle.

-llevémoslo mas lejos- susurraste a a su oído, para luego meter tu lengua dentro de este, provocándole que se estremeciera, de verdad que estabas disfrutando sintiendo como su miembro comenzaba a despertar y chocaba contra tu entre pierna.

-es mi turno- ni siquiera te da tiempo de reaccionar, cuando ya has sentido sus manos apretar tu trasero. Logrando que hechas tu cabeza hacia atrás y te muerdes el labio inferior, para no permitir que ningún sonido salga de tu boca.

-eso no es justo, me tomaste por sorpresa- le regañas sintiendo como sus manos dibujan pequeños círculos en tus muslos

-jamás pusiste reglas- te responde de forma burlona y tu solo puedes bufar entre dientes.

Aleja sus manos de tus piernas y las lleva hasta tu rostro obligándote a inclinarte una vez más, y te besa, primero dulce y luego demandantemente. Deja una de sus manos reposar sobre tu espalda mientras que la otra baja hasta tu cintura y comienza a quitar la playera, que en esos momentos ya se está volviendo un estorbo.

El rompe con el beso y se asegura de dejarte a gatas sobre él, lo miras confundido al notar cómo se desliza de bajo tuyo hasta quedar a la altura de tu cadera. Y sientes como muerde tu piel, dejando marcas rojas y moradas en todo tu vientre, incluso se ha detenido a jugar con tu ombligo delineándolo con la lengua. Te quejas sintiendo un poco de dolor, por la brusquedad con la que explora tu piel, pero no, aun, no has perdido.

Escuchas su risa tenue y sienes como se desliza aun más abajo hasta llegar a tu entre pierna. Y con agilidad  usa su boca para bajar el cierre de tu pantalón  Maldita sea, no pensara hacerlo, ¿verdad?. Pero tus suplicas no parecen ser escuchadas, porque de un momento a otro Rick ya ha dejado tus pantalones y ropa interior a la altura de tus tobillos. Dejándote completamente desnudo ante él.

Y de repente tu miembro a quedado completamente aprisionado entre sus labios. Dejas descansar tu cabeza sobre la cama y tus manos se aferran a las sabanas, mientras que tus piernas se elevan para darle a Rick el espacio que necesita para continuar con su trabajo.

Succiona una y otra vez la parte más intima de tu anatomía y poco a poco tu erección va creciendo, mientras que aun luchas por que los gemidos no salgan de tu boca.

Parece todo un experto, su lengua recorre desde la base hasta la punta, donde muerde y besa, para luego engullirlo de nuevo. Juega con los testículos, parece incluso saber que parte te gusta que acaricie, que parte besar, que parte morder y que parte pellizcar.

Hundes tu rostro en el colchón, para callar todo lo que has estado aguantado durante 20 minutos, desde que empezaron las caricias, pero ya no puedes mas, cada parte de tu cuerpo siente un cosquilleo y un éxtasis con cada beso queda por tu piel.

Gritas su nombre de forma cansada y agitad, maldita sea el ha ganado y ni siquiera te dio tiempo de un segunda ronda

-Dy, creo que perdiste- su voz refleja superioridad y diversión mientras que en tu cuerpo sientes una extraña sensación, que combina la excitación y la rabia.

-cállate, ya lo sé- no te queda más que resignarte y quedas de nuevo a gatas sobre él, mientras que este te ve con lujuria, malicia, deseo, habías encontrado miles de sentimientos en sus ojos, sentimientos que nunca antes habías visto en el.

Aun si has perdido no te quieres quedar atrás y comienzas a quitarle la ropa de la forma más sensual que puedes, mientras que el te mira atento.

Te sientas en su entre pierna y te sientes algo incomodo al sentir su miembro ya erecto chocar contra tu entre pierna y sabes que debes hacer o seguramente resultara doloroso para él. Con la mano derecha tomas su miembro y comienzas un vaivén exquisito que logra hacerlo decir tu nombre entre suspiros.

Te obliga a detenerte y un beso más tiene lugar. Te recuestas sobre su pecho abrazándote a su cuello, mientras enrollas tus dedos entre sus mechones negros.

Pero el beso solo es una distracción, notas como su mano desciende por tu espalda hasta llegar a tu entrada, donde comienza a acariciar dibujando círculos alrededor de esta.

Vuelven a cambiar de posición, quedando tú en cuatro dejándole bien expuesto tu trasero. Y sientes como algo húmedo entra a jugar con tu interior, sueltas pequeños jadeos, al sentir su lengua tan cálida, explorando cada parte de tu interior.

Y una vez lubricado, su lengua sale solo para ser remplazada por dos de sus dedos, que se mueven en círculos, haciendo que duela pero que cada vez se vuelva más placenteros.

-¿Listo para lo que viene?- te pregunta obviamente preocupado, y aun cuando te sientes con miedo, deseas tenerlo dentro, cada parte de tu cuerpo exige que tus paredes aprisionen su miembro ya hinchado hasta el límite.

Con timidez asientes y comienzas a sentir algo duro y grande entrar, no puedes evitar que salgan lágrimas de tus ojos, aquella parte tan intima de ti, te tortura, sientes como si tu cuerpo fuese a quebrarse, pero sabes que el hará todo porque sea placentero para ambos.

Cierras los ojos con fuerza y gritas más de una vez, cuando sientes que ha decidido entrar de una estocada firme y profunda. Ambos se quedan inmóviles y tu intentas acostumbrarte al dolor, pero el pulsante miembro de Rick te recuerda que quieres complacerlo, darle tanto placer que nunca quera irse de tu lado.

Sin previo aviso, comienzas a moverte, pero cada movimiento te hace sentir una punzada de dolor que apenas puedes soportar. El toma tus caderas y te mueve a un ritmo increíble, que  te hace sentir en el cielo en medio del infierno.

Escuchas tus propios jadeos y te resulta casi imposible creer que un hombre y sobre todo un policía te hagan sentir ese éxtasis que recorre cada parte de tu cuerpo.

Se detiene apenas un momento y sale de tu interior, consternado, lo miras con miedo en tus ojos, pues piensas lo peor: no le ha gustado. Te obliga a girar para mirarle y su sonrisa te aturde, ¿Qué pasara por su mente?.

Miras como se recuesta y te hace una señal para que te recuestes sobre él, tus piernas completamente abiertas y dándole la espalda. Tus codos son tu único respaldo y te das cuenta, que en esa posición tienes una vista perfecta de ambos miembros.

-me gusta más así- susurra a tu oído y te alegras al saber que solo buscaba una mejor posición.

Le ayudas a entrar de nuevo sintiendo esa punzada de dolor una vez más. te toma del cuello y te obliga a girar un poco para besarte de nuevo las embestidas comienzan, tus gemidos son callados en el beso. Pero sientes que no aguantaras mucho mas así, pues las embestidas van acompañadas de un los masajes que Rick le brinda a tu miembro.

Rompes con el beso solo para gritar una vez más su nombre, como puedes mantienes los ojos abiertos y agachas la mirada para ver como sus agiles manos te masturban y también puedes apreciar su miembro entrando y saliendo con fiereza y rapidez de tu interior, si el cielo existe estas seguro que se siente así.

Arqueas tu espalda echando tu cabeza hacia atrás, dándole un completo acceso a tu cuello el cual no duda en recorrer con su lengua de arriba abajo, mientras que tus pezones son estimulados una y otravez cada que Rick decide tirar de ellos, haciendo que grites de placer.

Tus caderas intentan seguirle el ritmo y con dolor soportas las estocadas que te brinda. Te sientes satisfecho al escuchar sus roncos jadeos que resuenan en tu cabeza. Enloquecido por el placer, exiges que valla mas rápido y más profundo.

Tu cuerpo lo ha hecho perder el control y con gusto cumple tus peticiones, con cada estocada sientes que tu cuerpo se rompe en miles de pedazos, pero a la vez sientes un placer tan profundo que te eleva al cielo.

La celda se llena de los gemidos y jadeos de ambos , tu mente su nubla y no piensas en mas que sentir más placer. Escuchas tu nombre en su voz cansada y solo logra excitarte más.

Y gritando su nombre terminas teniendo un orgasmo que recorre toda tu columna. pero el aun no ha terminado, se detiene un par de segundos y se asegura de recoger todo el semen que ha quedado en tu abdomen y luego lleva su mano hasta tus labios donde unta el semen y luego te obliga a lamer sus dedos para dejarlos limpios, obedeces sin protestar y lames con sensualidad su mano hasta que queda limpia.

Pasan unos minutos más en los que te brinda placer y tu a el, y termina corriéndose en tu interior, esa sustancia cálida y pegajosa en tu interior te hace sentir raro, pero es exquisitamente delicioso.

Con cuidado sale de tu interior y te deja reposar sobre el catre y él se recuesta a tu lado, ambos con el rostro enrojecido, luchan por regular su respiración. El es el primero en lograrlo y te acurruca entre sus brazos para luego envolverlos a ambos con una sabanas limpias de la otra cama.

-¿cómo se lo diremos a los demás?

Lo miras confundido ante aquella pregunta, pues creíste que preferiría mantenerlo en secreto, pero por lo visto te equivocaste.

-¿estás seguro de querérselos decir?- le respondes dándole la espalda mientras el te abraza y recarga su barbilla sobre tu hombro, haciéndote cosquillas al frotar su barba contra tu cuello

-¡para ya!- le exiges entre risas, sintiendo que si no lo detienes el terminara dándote una tortura de cosquillas

Escuchas su risa y tú te alegras al saber que aun que sea por unos momentos puedes hacerle feliz.

-claro que quiero, eres mío y yo soy tuyo, quiero que todos los sepan- te sonrojas ante tales palabras y solo puedes sentir el cálido beso que deposita sobre tu cuello.

-¿y qué hay de Carl y Judith?

-Carl tendrá que aceptarlo, tarde o temprano pero tendrá que hacerlo- no te deja muy convencido esa respuesta pero es lo que hay.-mientras que la destructora...pues ella crecerá viéndote como su padre, ¿no crees?-

Sonríes ante el hecho de pensar en criar a la pequeña junto a Rick  y que ella te llame “mamá” bueno es lo más seguro.

-¿y desde cuando le llamas destructora?- preguntas al recordar que el siempre le llamo Judith

-desde que he decidido cambiar su nombre de Judith Grimes a Destructora Grimes Dixon

Ríes ante esa idea que en parte te parece ridícula pero a la vez tierna. Volteas para mirarle a los ojos y enrollas tus brazos en su cuello, mientras que el te abraza por la cintura y te besa una vez más, su lengua enrolla a la tuya y luego tira de ella y luego te permite respirar.

-buenas noches Dy- te susurra con una sonrisa dibujada en su rostro

-¡deja de decirme Dy¡- le pides sonrojado, no es que te moleste pero aun no estás acostumbrado a tanta atención y cariño y seguramente te costara trabajo adaptarte a los mimos que Rick seguramente te dará a diario, pero eso fue lo que te enamoro, esa actitud tan afilada pero a la vez atenta y amorosa, fue lo que llamo tu atención, fue lo que te llevo a creerlo digno de entregar tu cuerpo.

-está bien, bebe-

-¡Rick!- gritas molesto y mas sonrojado que antes pero solo recibes una carcajada por su parte

-Rick Grimes deja de reírte-

-es, Rick Dixon, por favor- imita tus palabras y tú te quedas callado, pensando por unos momentos, pero terminas sonriendo y acurrucándote en su pecho, sintiendo el latido de su corazón, tal vez el mundo se haya vuelvo una mascare pero sabes que ese corazón tibio siempre te protegerá y que podrá tomarte y amarte hasta que él, lo quiera.

-buenas noches Daryl- por fin escuchas tu nombre y sonríes al sentir sus labios en tu frente, y te quedas dormido sintiendo el suave masaje que da en tu cabello.

Tal vez no todo en ese mundo sea perfecto pero sabes que el estará a tu lado. aun cuando todo se venga abajo.

“te amo Rick”

Notas finales:

¿les gusto el nuevo nombre de la "pequeña patea traseros"? XD

y la verdad que me mato con este estilo de narracion -.-. bueno lo mejorare y tal vez traiga otro fic :D

en fin muchas gracias por leer

adios ^w^


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