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My Devil on the Bed por Gazettencia

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Notas del fanfic:

Título random. :'D

Notas del capitulo:

Gazettencia reportándose.

¡Hey! xD Hola ~

 



Nada... ._. Espero que lo disfruten.



A leer.

Ya había acudido al medico en MUCHAS ocasiones. Comenzaba a aburrirse de su situación.

¿Acaso no podía llegar a algo más que simples toqueteos?

Quería mas. Y si Yutaka no se daba cuenta de eso, tendría que darle un pequeño empujoncito.

 

 

 




Esperó con ansias el timbre de salida, después de clases iría con Uke.

-Rei-chan -le llamó en susurro, no quería que atrasaran sus planes con estúpidos castigos.

-¿Mh? -contestó con simpleza el mal teñido.

-¿Podrías decirle a mamá que llegaré un poco tarde?

-¿Por qué?-

-Me siento un poco mal... -se llevó una mano al abdomen, dando a entender que su molestia se acomodaba en esa zona.

El mayor le miró preocupado. -¿Quieres que te acompañe?-

-No, no. Solo te haría perder el tiempo. Además ¿tenías un proyecto para mañana, no? -se excusó alarmado mientras le dedicaba una amable y fingida sonrisa. Se cagaba si le estropeaban sus planes.

Akira se lo pensó. -Había olvidado por completo el proyecto -rió nerviosamente.

-Tonto -se fingió dolido.

-Perdona... A la próxima te acompaño, ¿de acuerdo?-

-Claro -dirigió su vista al frente y suspiró aliviado.

 

 

 


Se encontraba sentado, esperando su turno. No había mucha gente, en el cielo se divisaba una difuminada neblina, al parecer iba a llover. Era viernes, aún así, la hora en la que se encontraba en la clínica le daba esa ventaja.

Por supuesto que no se sentía mal. Al contrario, estaba excitado. Quería que Yutaka se dejara de idioteces y lo tomase de una buena vez. ¿Por qué no lo había hecho? Ni puta idea. Pero eso cambiaría en un rato más.

Fingió su malestar en aquella área por estrategia. Le diría a Yutaka que le dolía el vientre o lo que sea que fuese y le incitaría a que le tocase. Y, por si alguien se percataba su caminar como el de un pingüino, respondería avergonzado, que le habían metido algún supositorio. Ya imaginaran la causa del dolor con el simple hecho de mencionar la palabra "supositorio" -pensó un irónico Shima.

-Siguiente -la voz del culpable de toda esta artimaña le sacó de sus pensamientos.

Se dirigió al pequeño cuarto. Lo primero que logró divisar al entrar fue a Yutaka con la cabeza baja, escribiendo. Cuando la alzó, enarcó ambas cejas.

-Vaya, vaya... ¿Y ahora? -cuestionó mordaz. El otro cerró la puerta tras de sí, con seguro.

-"¿Y ahora?" Vengo a que me revises... -el mayor pudo deducir a la perfección a lo que había venido el menor. Bien, le seguiría el juego.

-Hm... Recuéstate sobre la camilla y dime qué tienes -el menor obedeció.

-Me duele... aquí... -susurro, afligido, señalando con el dedo índice su vientre.

-¿Aquí? -el mayor acaricio la zona adolorida. Shima sintió su "amiguito" despertar.

-S-si... Y también un poco ahí abajo -jadeó. Yutaka deslizó su mano hasta la entrepierna del otro, robandole un leve suspiro.

-Vaya, pues esto esta mas inflamado -comenzó a acariciar por sobre la tela. -¿Lo dejamos así, o... lo desinflamamos?

-Mhn.. -ronroneó. -Por favor...

Bajó completamente los pantalones escolares y el bóxer del menor, dejando al descubierto su erección. Comenzó a masajearla, con parsimonia.

-Nghh... M-ás rápido...

Éste obedeció, alterando sus caricias más salvajes y certeras.

-Aah, Yuta... -gimió sin pudor. El aludido le dedico un gesto lleno de lascivia.

-No gimas tan fuerte, nos descubrirán -se inclinó a besarle, a callarle.

Shima correspondió con torpeza al beso. El mayor introdujo violentamente su experta lengua la boca contraria. Los gemidos y suspiros del menor morían en la boca Yutaka.

El aire comenzaba a escasear. Shima se separó bruscamente, jadeando y boqueando en busca de aire.

-Yu-yuta... aahh, me voy... ah..

-Aguanta.

Se llevó el antebrazo a la boca, reprimiendo un gritito cuando la boca del otro acogió su miembro, justo antes del orgasmo. Éste, como Yutaka le había ordenado, se empeñó en retenerlo y comenzó a mover sus caderas al compás del frenético ritmo de los vaivenes, sudando y flexionando sus piernas, afianzando sus pies en la camilla.

Por sobre su tarea, el mayor observaba de reojo al menor, su polla se endurecía al verlo: estaba sonrojado, su rebelde flequillo se pegaba a su frente por el sudor, tenía los ojos firmemente cerrados, y, aún con el antebrazo cubriendo parte de la mitad de su rostro, se podía divisar que no tragaba su saliva, por lo que las comisuras de sus labios y barbilla estaban empapados. Percibió un agudo gemido ahogado de Shima y enseguida un liquido caliente ocupar su boca. Se lo tragó, gustoso.

-Bien pues, ya esta -finalizó, juntando ambas palmas. -Ya puedes irte.

El menor adivinó que le subían el bóxer y los pantalones escolares para después escuchar el chirrido de la puerta abrirse. Lo miró decepcionado. Su semblante cambió a uno burlón al notar un bulto MUY marcado en los pantalones del otro.

-Creo que no. ¿Tu también la tienes inflamada, no? -Shima volvió a cerrar la puerta, acercándose peligrosamente a Yutaka.

-¿Qué más te da? Ese es mi problema.

-Por favor, déjame solucionarlo -rogó, suplicante. En un rápido movimiento, arrimó su trasero en la entrepierna del otro, frotándolo con frenesí.

-Mmh, no empieces...

-Yuta... nghh, vamos... -le incitó.

El mayor pareció reaccionar ante el menor. Se separó con fiereza, haciendo que éste cayera sobre su trasero.

-No, tengo pacientes que atender. Ya termine contigo, Shima -le reprimió, sentándose nuevamente en la silla de su pequeña oficina.

Dio un respingo cuando las manos de el castaño golpearon su escritorio.

-Desde que comenzamos con todo esto solo te has dedicado a tocarme. ¿Acaso no te aburres de practicar lo mismo siempre? Joder, si sabes perfectamente a lo que he venido, así que déjate de tus estupideces profesionales y follame de una puta vez -definitivamente había perdido la paciencia, y es que no entendía por qué Uke no lo tomaba. A ver si con eso le quedaba claro.

El mayor rió despectivamente para después tomar abruptamente el brazo de Shima y tirarlo a la silla donde el estaba sentado con anterioridad. Acercó su rostro al contrario.

-¿De donde coño has sacado que no quiero follarte, ah? ¿Sabes por qué no lo he hecho? -le espetó.

-¿Por qué?-

-Por que no quería que mi jefe o mis putos colegas se enterasen de nada, por eso te callo cuando me regalas esos deliciosos gemidos. Pero, ¿sabes que? A la mierda todos ellos y Takanori, muy bien se pueden meter sus reglas por el culo. Te daré tan duro que no podrás sentarte por tres meses -Uke no le dio tiempo de replicar al Takashima. Se lanzó desesperadamente a sus labios, hambriento y deseoso.

Escuchar esas palabras y luego apreciar esos expertos labios devorar los suyos, se la habían puesto, nuevamente, dura. Le correspondió, enroscando sus brazos en el cuello del otro y las piernas en su cintura. Gimió de puro jubilo al verse recostado en la camilla, con Yutaka sobre él, siendo despojado de su camiseta escolar.

Por su parte, Yutaka posó sus labios en el cuello ajeno, besando y mordisqueando todo a su paso. Se separó levemente y en seguida se dirigió a esos botoncitos rosados que reclamaban atención. Atención que, por los suspiros y gemidos de Shima, había sido ya correspondida.

-Vamos Yuta... aah, mi culo quiere leche... -el mayor rió ante la descarada petición del otro. Se separó y se deshizo de sus boxers y pantalones para después colocarse a horcajadas frente al castaño.

-Chupa mi bestia, bebé -le ordenó el mayor. Kouyou le miró alarmado.

-¿Estas loco? Esa cosa me atravesara la garganta -Yutaka hizo caso omiso de la reclamación del otro y empujó la cabeza del menor hacia abajo. Gruñó al sentir los labios sellados de éste oprimiendo su glande.

-Abre la puta boca -Shima sonrió ladinamente e hizo lo que Yutaka le mandó. Abrió su garganta tanto como pudo y comenzó con sucesivos vaivenes.

-Nghh, asi... Muy bien, Shima -le premió. El aludido gimió en respuesta, aun sin interrumpir su tarea. Yutaka posó ambas manos atrás de su espalda, arqueandola levemente.

 

Cuando creyó que fue suficiente, tomó los cabellos de Kouyou y le apartó.

-Aún no terminaba -se quejó, limpiando la saliva de las comisuras de sus labios.

-Chupa estos -le exigió un tanto desesperado. Ubicó tres dedos frente a la boca de Takashima, éste los llevo a su boca, pasando su lengua entre ellos y saboreandolos con esmero. Cuando Yutaka sintió suficientemente lubricados los sacó de su boca y besó fugazmente al menor.

-Date la vuelta -Shima obedeció atropelladamente, bajó sus boxers junto con su pantalón para posteriormente ponerse de rodillas y apoyar su pecho en la camilla.

-Te voy a destrozar, bebé -susurro sensualmente en el oído contrario. Yutaka percibió el cuerpo del otro estremecerse. Le encanto.

Introdujo su dedo índice casi por completo en la entrada del otro, comenzando con movimientos de descendentes a ascendentes. El rostro de Shima se deformaba a una mueca de incomodidad cada vez que Uke metía su dedo.

-Yutaka, duele... -siseó.

El nombrado pareció comprender, volvió sus movimientos mas sutiles. Retiró ligeramente su dedo, apenas dejando la mitad de este dentro. Lo dejó ahí el tiempo necesario hasta que Shima le indicase que podía continuar. Cuando lo hizo, no pudo reprimirse e imitó las anteriores penetraciones. Ahora, sin ningún impedimento, ya que el menor no se quejaba para nada.

Unos cuantos minutos bastaron ambos se encontrasen completamente desnudos y para que el menor tuviera ya tres dedos dentro de él, removiendo sus caderas contra aquello que le penetraba y embestía su punto erógeno sin descanso.

-Aaah, Yu-ta... Va-mhhos.. -gimió entrecortadamente.

-Como desees -le consedió.

Rodeó con un brazo la cintura del menor, posicionándose detrás de éste. Con la otra mano, dirigió su erguida erección hacia la entrada del Takashima. Apego su pecho a la espalda del menor y le susurro:

-Esta vez, no seré delicado.

Después de aquella advertencia, impulsó sus caderas hacía adelante, engullendo completamente su sexo en las ceñidas paredes de Shima. Un gemido sonoro por parte de ambos. Incesantes estocadas. Estimulación errática. Lujuria y placer desenfrenado. Aquel consultorio, el único espectador del derroche de placer, de el cual, ambos eran los protagonistas.

-¡Aaah! ¡Yutaka! -gemía y gemía sin cesar. El aludido no pudo hacer otra cosa mas que brindarle penetraciones excesivamente brutales. A la vez que paseaba su mano derecha por el pecho del menor, acariciándolo y deleitándose con el. Detuvo su recorrido en los testículos de éste, comenzando a juguetear con ellos. Los gemidos del menor se había convertido en auténticos chillidos de placer.

-Aamhh, aahh Shima, eres delicioso... -gimió, extasiado.

Joder, de lo que se había perdido al no haberse follado al castaño desde que comenzó a provocarle. Ese adolescente le estaba llevando al borde de el orgasmo mas glorioso de toda su puta vida, y vaya que los anteriores no habían sido nada deplorables.

Por otro lado, Shima ya ni sabia ni como se llamaba. Su mente estaba proyectada en solo una cosa, Yutaka. Dios, le había advertido que sería duro, lo tenia en cuenta. Pero, joder, ¡ese hombre le dejaría en silla de ruedas! Ademas de que no la tiene para nada chica, ahora, las salvajes estocadas que le propina...

Vale la pena.

La espera valió la pena.

-Yuta... ¡Aaah! ¡Yutaka! Me, ahh... ¡Aah!

Ni oraciones coherentes le es posible conformar. Aun así, el mayor comprendió. Tomó la extensión del castaño y comenzó a masturbarlo ferozmente, convirtiendo a la vez sus estocadas a unas mas profundas y certeras. Quería enloquecerle.

En seguida, su entrada aprisionando su miembro, un gemido sonoro y agudo, su esencia caliente ocupando cada vez mas su mano y salpicando la camilla. Un gemido involuntario, la esencia contraria, perdiéndose en las entrañas del otro. Expulsando todo el placer acumulado. El mayor sale. La temperatura bajaba muy lentamente. Ambos exhaustos, jadeaban.

-Fue... -el menor no pudo completar su oración, ya que el otro posó sus labios en los suyos, masajeandolos sutilmente. Un contacto dulce.

-Esta lloviendo -comentó Yutaka, incorporándose.

-Ah, si... -respondió con desgano el menor. El mayor sonrió y tomó a Shima del mentón.

-Lo fue.

Otra sonrisa, una sonrisa de satisfacción se hizo presente.

 

 

 


A duras penas pudo llegar con piernas a su casa.

-¡Estas empapado! -exclamó preocupada la madre del menor, metiendo de un tirón a Shima dentro de la casa.

-No es nada, mamá -respondió abrumado. Un falso estornudo resonó por toda la casa.

-¿No es nada? Sabias que llovería, ¿por qué no llevaste sombrilla? Tendré que estar detrás de ti siempre Takashima...

Bla bla bla, que aburrido.. -pensó un fastidiado Shima.

-Mañana irás con el doctor.

 

-Esta bien -se encaminó hacía su habitación, con una sonrisa maliciosa pintada en sus labios.

 

 

 

 

 


Hasta mañana, Yutaka.

Notas finales:

Todos escribían: "Mi culo quiere leche" y "Chupa mi bestia" y yo solo quería ser popular. </3 XDDD


¿Les gusto? Espero que así sea. c:
Ya saben, discúlpenme por las faltas de ortografía si tiene blablabla no tengo word blablabla.


Cuídense, los amo.



Gazettencia se retira.



Bye bye. n.n/


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