2 semanas, dos semanas en este horrible lugar, bueno ahora que lo pienso… es casi lo mismo que cuando me encontraba en la casa de Usagi-san, solo que sin tantos lujos y con un poco mas de gente, es decir, tampoco me dejaba salir de ahí, excepto cuando salíamos a citas, eso es lo que más extraño, la parte intima no nos hace falta para nada, ya que gracias a esa juez fujoshi nos proporcionaron un cuarto con una cama enorme y paredes aprueba de sonido, lo que me permite gritar todo lo que me plazca, claro eso a Usagi le excita aun mas.
Nuestros nuevos amigos son algo raros, bueno, en lo personal me llevo muy bien con Ritsu, es parecido a mí de muchas formas, además de que él y yo estamos aquí por la misma razón, complicidad por la persona que amamos.
Takano y Usagi han estado muy raros, siempre hablan en susurros, guardan muchos secretos, y cuando le pregunto a Usagi me contesta: No es nada, no te preocupes.
Era un día normal, desperté en los brazos de aquel mi dios, el cual ya me observaba y me acariciaba el cabello como todos los días.
-buenos días- me dijo con una sonrisa
-buenos días- conteste devolviéndole la calidez
Después de unos cuantos de aquellos deliciosos, dulces, sensuales, suaves, rosados, ardientes y adictivos labios se levantaron, se vistieron y se dirigieron al comedor de la cárcel, era extraño que a ellos no se les sirviera lo que a otros, cortesía de Hiroki Kamijou.
Ya en la cafetería se encontraron con Takano y Ritsu, que recibían los mismos tratos que ellos. Apenas llegaron Usami y el pelinegro se pusieron a conversar, Ritsu y Misaki hablaban de un manga que ambos disfrutaban, pero se vieron interrumpidos ya que…
-¡Takahashi Misaki!- grito un oficial- tienes visita
Misaki se extraño, ¿Quién podría ir a verlo? El único a quien le importaba era su ojilila, o al menos eso pensaba él, se limito a seguir a aquel oficial por los pasillos de la prisión hasta llegar a un cuarto, estaba solo, era como aquel en el que lo habían interrogado, un momento… ya sabía quién lo había ido a ver…
-hola Misaki- dijo su ex amigo detrás de el
-¿Qué quieres?- respondió fríamente
-yo solo… quería venir a ver como estabas- dijo melancólicamente el pelinegro
-estoy bien ¿algo más?-
-yo… quiero ayudarte-
-¿a qué? ¿A no sentirme miserable porque aquel que yo creía mi amigo me traiciono? Lo siento no puedes hacerlo-
-no Misaki, yo sé que eso que hice no lo puedo remediar, por eso al menos quiero tratar de ayudarte… a salir de aquí-
-¿Qué?-
-si, Misaki, yo soy de mucha confianza en la policía, en un poco de tiempo bien podría sacarte aquí-
-a mí, sabes que Usagi-san y yo vamos en un mismo paquete ¿cierto?- su amigo solo lo miraba fijamente, sin decir nada, el… no planeaba sacarlos a ambos- lo siento… no me interesa irme si no es con el… adiós Kisa-san y… por favor… ya no me visites, hasta nunca-
Dicho esto salí de la habitación y un guardia me siguió, me llevo de nuevo la celda que Usagi y yo compartimos, ahí estaba el, esperándome, cuando llegue y lo vi, no hice más que simplemente lanzarme a sus brazos y llorar como hacía cada que mi amigo me decía algo, me sentía traicionado y apuñalado, y eso no cambiaria de un día para otro, llore toda la noche, hasta que mis ojos y corazón se secaron.
A la mañana siguiente la rutina fue igual nos despertamos entre besos y fuimos a desayudar, estábamos en nuestra mesa con Ritsu y Takano, Ritsu caminaba con un poco de dificultad, no me imagino porque.
Me levante de la mesa para ir por un poco de fruta, me serví algo de papaya, melón, plátano y puse mucho mucho yogurt, me encanta el yogurt, estaba dispuesto a ir a mi mesa, pero cuando me voltee choque contra alguien más pequeño que yo, toda mi fruta y el yogurt se derramaron en la ropa de aquel niño/adolescente, era más bajo que yo, tenía el cabello negro azulado, llevaba un parche y tenía los ojos de color azul.
-¡oye idiota! ¡que te pasa!- me grito
-oh yo… lo lo lo siento- tartamudee, creía que esa pequeña fiera e golpeara
-¿lo sientes? Después de que me humillas de esta forma… ¿Qué no sabes quién soy?
-No, y la verdad no nos interesa- dijo mi Usagi poniéndose detrás de mi tomándome de la cintura
-pues te vas a enterar- dijo
En ese momento alcance a ver como aquel niño saltaba hacia nosotros dispuesto a golpearnos, pero antes de que lo lograra otro hombre de más o menos la misma altura de Usagi san detenía a esa pequeña fiera, impidiendo que nos hiciera el menor daño.
-tranquilo Boochan, lo lavare después, no tiene por que exaltarse- dijo el hombre pelinegro de ojos rojos
-¡no te metas Sebastián!- replico el ojiazul
-Mira nada mas- dijo Usagi- pero si es nada más y nada menos que Sebastian Michaelis, y me imagino que tú debes ser el conde Ciel Phantonhive.
-En efecto Akihiko- respondió el tal Sebastian
Definitivamente yo no entendía nada, ¿ellos se conocen? ¿Qué es lo que pasa?, ay… porque todos saben lo que pasa menos yo…
Takano y Ritsu se aparecieron justo al lado de nosotros, ya se me hacia extraño que no estuvieran aquí, ya que ellos también siempre se enteran de todos los chismes -.-‘
-Mira Takano, lo encontramos- comento mi peliplata
-Si, los dos que faltaban- respondió Takano
-¡No entiendo nada! ¿Qué pasa, se conocen? ¿los dos que faltaban? Los dos que faltaban ¿de que?- dije ya harto de no entender nada
-Misaki ellos son Sebastian Michaelis y Ciel Phantonhive, Sebastian es el mejor acecino sigiloso que eh conocido, pero él es una simple pieza de ajedrez, el que maneja todo, el Ciel, este chico tiene una de las mentes más increíbles que eh visto para cometer crímenes, fueron enjuiciados en Londres por la muerte de 24 personas.
-wow… un momento… ¡acecino!- en ese momento se me erizo la piel y me escondí detrás de Usagi-san
-no te preocupes Misaki, no dejare que te ponga un solo dedo encima- dijo expulsando un aura aterradora, sentí un agradable calor en el pecho al oír eso, lo abrace sin siquiera darme cuenta- ahora, tengo que hablar con todos ustedes, pero no ahora, es muy arriesgado, los veré en mi Elda a media noche ¿entendido?
-Hecho- dijo Takano
-claro- dijo Ritsu
-Entiendo- dijo Sebastian
-¿Por qué tengo que hacer lo que dices?- dijo Ciel
Después de eso nos separamos, Usagi y yo fuimos a nuestra celda, estuvimos hablando de cosas sin importancia un buen rato, y después de eso nos quedamos plácidamente dormidos en los brazos del otro, ahhh, adoraba el olor de este hombre, lilas mezclado con tabaco, es adictivo.
Aun no entendía cómo es que semejante hombre puede llegar a amarme, es decir… yo… no soy nada, no soy ni guapo, ni listo ni nada comparado con él. El es guapísimo, inteligente, amable, divertido, amoroso, tiene una sonrisa hermosa, es atractivo, sensual… sexy, ¡y tiene unas pompis! ¿de que hablaba? A si, a lo que me refiero es que no lo merezco, una buena persona se alejaría de él para dejarlo estar con quien si lo mereciera, pero soy egoísta, demasiado, por nada del mundo estoy dispuesto a dejarlo ir, lo amo, lo amo demasiado para eso.
Me empecé a acalorar, y me desperté, trate de volver a dormirme, pero no pude, así que para dejar dormir a mi Usagi decidí salir a dar una vuelta por el patio.
Era una noche hermosa, no había ni una sola nube en el cielo por tanto se podían observar las estrellas en todo su esplendor, había luna llena esa noche, así que la noche era perfecta.
Decidí sentarme en una banca a que me diera el aire, pero un extraño olor llego a mi nariz… marihuana, me voltee y pude ver tres hombres con una especie de cigarro en sus bocas.
-miren que lindo gatito encontramos aquí- dijo el más alto de ellos, esto no me daba buena espina, tenía que salir de aquí.
-ammm bu bu buenas no noches, ammm yo ya me iba así que… -dije pero me interrumpieron
-¿irte? Pero si acabas de llegar, ¿no quieres quedarte a jugar un rato con nosotros?
-gracias pero no- dije retrocediendo
-oh vamos… hazlo Tetsuhiro-
Un hombre de la nada se apareció detrás de mí sujetándome
-¿Qué? No… ¡suéltenme! ¡¡suéltenme!!-
Pude ver aterrorizado y sudando frio como el más alto de ellos comenzaba a bajar su pantalón mientras que el restante bajaba los míos
-¡¡¡No!!! ¡¡¡Usagi!!!- las lagrimas de desesperación ya surcaban mi rostros y mis gritos tampoco se hacían esperar, me sentía en el infierna al ver como aquel asqueroso hombre ponía su miembro en mi entrada, a punto de meterlo.
Sin embargo se alejo cuando una silueta lo noqueo de un solo golpe, el que me sostenía me soltó para enfrentarse a aquel hombre al cual no podía divisar por las lagrimas acumuladas en mi rostro, solo podía escuchar los quejidos de los hombres y los golpes que mi salvador les propinaba.
Unos minutos después escuche como el tercer cuerpo caía al suelo sin fuerza alguna
-Misaki… -era el
-Usagi…-dijo abrazándolo con todas mis fuerzas
-¿estas bien? ¿te hicieron daño? – dijo tomándome el rostro inspeccionándome
-si, estoy bien, no me hicieron nada- dicho esto me beso
Era un beso lleno de amor, nuestros labios se movían en una danza adictiva, mis labios se sentían arder por el roce de los suyos y sentía un calor en el pecho, pronto su lengua procedió a acariciar la mía, la saliva chorreaba por el borde de nuestras bocas, me aferre a su cuello para así hacer el beso aun más pasional. Nos separamos por falta de aire y nos miramos, solo basto una miraba para saber lo que ambos queríamos, pude ver sus ojos lilas ahora negros por el deseo.
http://www.youtube.com/watch?v=j-fWDrZSiZs
Nos levantamos, me puse mi pantalón y corrimos como alma que lleva el diablo hasta nuestra habitación, apenas llegamos nos lanzamos a la cama, me senté a horcajadas sobre el continuamos con nuestro ardiente beso, húmedo y sensual.
Eche mi cabeza para atrás y Usagi procedió a dar leves mordidas y excitantes besos en todo su largo, seguramente dejaría marcas, marcas de que soy eternamente suyo.
Dejo mi cuello y procedió a lamer toda mi clavícula, leves jadeos salían de mi boca.
“Sé que piensas que no debería seguir queriéndote,
Te diré eso.
Pero si no lo dijera, bien, todavía lo sentiría
¿Dónde está el sentido en eso?”
Siguió bajando por mi torso hasta llegar a mis rosados botones, los cuales empezó a succionar y lamer, mordiendo de igual forma.
“Te prometo que no intento hacer tu vida
más difícil
O de volver a donde estábamos”
-ah… Usagi… - dije su nombre
-eso… gime para mí-
-te amo…- subió y me dio otro ardiente beso en los labios
“Bueno, me hundiré con esta nave
Y no levantaré las manos y me rendiré
No habrá una bandera blanca sobre mi puerta
Estoy enamorada y siempre lo estaré”
-me besaba con dulzura y pasión a la vez, baso a lamer mis labios excitándome, sus manos aun recorrían todo mi torso, mi vientre, pecho espalda y cuello, haciendo que me arqueara dándole más acceso.
Me quito mis pantalones y subió unos de mis tobillos, pesándolo con cariño, yo no hacia más que observarlo y dar pequeños suspiros.
“Sé que dejo demasiado desorden y
Destrucción para regresar otra vez
Y no he causado nada más que problemas
Entiendo si no puedes hablar conmigo otra vez
Y si vives con las reglas de “se acabó”
Entonces estoy segura de que eso tiene sentido”
Paso de besar mis tobillos a la pantorrilla, después la rodilla y luego el muslo, dejando un camino de besos y saliva por toda mi pierna derecha, cuando llego a mi intimidad ni siquiera la toco, subió hasta el tobillo restante y realizo lo mismo que con el anterior, nuevamente cuando llego a mi intimidad no lo soporte y subí su rostro hasta el mío plantándolo un ardiente beso.
“Bueno, me hundiré con esta nave
Y no levantaré las manos y me rendiré
No habrá una bandera blanca sobre mi puerta
Estoy enamorada y siempre lo estaré”
-Te necesito- le dije con el rostro sonrojado contra sus labios
“Y cuando nos encontremos
Que estoy segura de que lo haremos
Todo lo que fue en ese entonces
Aun estará aquí
Lo dejaré pasar
Y me callaré
Y tu pensarás
Que ya te he olvidado”
Apenas dicho esto me penetro de una sola estocada, de forme que yo sacara un grito de placer y dolor, lo estruje contra mi entrañas, logrando que gruñera contra mi cuello, comenzó con un movimiento lento y tortuoso, horriblemente delicioso.
“Bueno, me hundiré con esta nave
Y no levantaré las manos y me rendiré
No habrá una bandera blanca sobre mi puerta
Estoy enamorada y siempre lo estaré”
Comenzó a embestirme con un poco mas de fuerza, yo ahogaba mis gemidos en su boca, ya que en todo el rato, nuestros labios no se despegaban, enrolle mis piernas en su cintura haciendo que las penetraciones se hicieran más profundas.
-Ah… Usagi… Usagi- gemí
-Misaki- me beso
“Bueno, me hundiré con esta nave
Y no levantaré las manos y me rendiré
No habrá una bandera blanca sobre mi puerta
Estoy enamorada y siempre lo estaré”
Las embestidas ahora eran mas rápidas, por primera vez en un rato, separe mis labios y me aferre a su cuello, gimiendo en su oído, esto lo excito, ya que pude sentir como en mi interior él se ponía más grande y duro, delicioso.
Ya no había espacio ni para una mosca entre nosotros, adoraba estos momentos en los que nos fusionábamos y nos volvíamos uno, esos momentos en los que lo único que percibía era a él, su respiración, sus gemidos, sus movimientos, su olor, solo él.
Si era egoísta por amarlo de esta forma, pero no lo dejaría, jamás, y si, soy un egoísta, soy un pecador, pero si es con él, lo seguiría hasta el infierno gustoso, y si, me hundiré en este barco, este barco que él, me hundiré y me aferrare solo a él, de manera que nada pueda separarnos.
Las embestidas eran tan profundas que podía jurar que tocaban mi corazón, el placer era tanto, seguimos así hasta que nos corrimos, yo entre nuestros vientres y él como siempre dentro de mí, marcándome.
“Bueno, me hundiré con esta nave
Y no levantaré las manos y me rendiré
No habrá una bandera blanca sobre mi puerta”
-Te amo- dijimos al unisonó antes de fusionarnos en un beso.
“Estoy enamorada, y siempre lo estaré”
<3