Los últimos días nuestro castaño había estado extremadamente asustado y nervioso, después de ese sueño, siguió teniendo sueños parecidos día tras día, además de que cuando iba a dar los cursos junto a su mejor amigo siempre era acosado por ese criminal.
La mente de Misaki era un verdadero desastre, ya no entendía lo que sentía, se la pasaba pensando en el ojilila, a cada momento, en el trabajo, con sus amigos, en sus sueños… pero cuando se planteaba el hecho de estar enamorado, lo negaba rotundamente argumentando “es porque me molesta todos los días, además de que es un criminal al cual no puedo incriminar, ya que no tengo pruebas de que sea el, si, debe ser eso…”
A cada segundo que pensaba en él y en cada tierno y rápido beso que le daba antes de irse un bello sonrojo aparecía en su inocente rostro… pero... simplemente no lo aceptaba, no aceptaba que se había enamorado del profesor de biología, que se había enamorado de su acosador, que se había enamorado del criminal más buscado del país…
Misaki se levantó un viernes por la mañana, nuevamente tuvo uno de esos sueños… así que sin más se dirigió a la regadera para poder darse un baño con agua fría, ya saben, para poder solucionar un pequeño problema.
Salió de la ducha, desayuno unos panqueques con mermelada de zarzamora, esa mermelada color violeta… ¡No!, no de nuevo…
Fue a la estación a arreglar su papeleo y se subió a la patrulla de su amigo para ir a la universidad
-Oye Misaki…- lo llamo su amigo…
-¿Que pasa Kisa-san?- respondió
-Te eh notado algo raro, ¿qué te pasa?
-ah? no nada, estoy perfectamente bien… - declaró apareciendo una false sonrisa en su rostro
-Te noto raro desde hace unas semanas, desde que conociste al profesor ese de biología, veo que te observa, y creo que tu estas enterado de eso… ¿no será que le gustas?
-¡Kisa-san!, ¡No digas esas cosas!-
-Pero Misaki, es cierto, y también te eh notado muy pensativo, ¿sabes qué?, creo que le gustas, ¡y estoy seguro que a ti también te gusta!-
-¡No Kisa!, ¡No digas tonterías!, Eso es imposible… - respondió enojado, no sabía cuándo habían empezado a pelear
-¡¿Por qué Misaki?! , ¡Tú mereces ser feliz! – Argumento aún más enojado por la terquedad de su amigo
-¡Porque simplemente no se puede!- unas pequeñas lagrimas
-¡¿Por qué no?!
-¡Ambos somos hombres!- había comenzado a desesperarse
-¡¿Y?!
-¡Él es Sr. Conejo!- al instante de pronunciarlo el ojiverde se arrepintió, se había quedado completamente pálido y el pelinegro freno el coche de la sorpresa
-¡¿Qué?!- no podía creer lo que había dicho su amigo
-¡nada! Olvida lo que dije- pronuncio totalmente nervioso
-Misaki… porque nunca dijiste nada…
-No tengo pruebas Kisa-san, además… amenazo con secuestrarme si decía algo…
El pelinegro no supo que más decir, así que simplemente se fue nuevamente hacia la escuela, el trayecto fue completamente silencioso, no se dijeron nada más…
Al llegar a la universidad Misaki se separó de Kisa un momento para ir al sanitario, de maestros obviamente…
El castaño pensaba que haría ahora que su amigo lo sabía, ¿lo delataría?, ¿lo apoyaría?, ¿o simplemente dejaría el tema como si nunca hubiera pasado? , últimamente el pequeño oficial había considerado el hecho de dejar la fuerza, después de todo, la posibilidad de poder vengar a su familia era casi imposible, ya que él nunca podría enfrentarse a un verdadero asesino como aquel… pero… aun si la dejara, no podría conseguir otro empleo, el no sabía hacer nada… y seguramente Usagi-san, como él llamaba al ojilila, lo seguiría acosando.
Suspiro y salió de la cabina del baño yendo hacia el lavabo para asear sus manos pero no se esperaba el hecho de encontrarse a ese bello adonis que últimamente no solo asaltaba bancos, sino también sus sueños
-Hola Misaki- Aprovechando que no había nadie en el baño ni en el pasillo se acercó y atrapo al menor e un abrazo posando sus manos en su espalda baja y acercándolo a su cuerpo- te extrañe- susurro en el oído del pequeño, este ante tal acción se estremeció y un adorable sonrojo apareció en su rostro
-¡Usagi-san!, ¡Suéltame!
-¿Por qué?, si es más que obvio que te gusta… pero sabes… hoy tengo ganas de hacer algo diferente
Ante esto el menor se asustó, mientras el bellísimo semental(?) lo tomaba con más fuerza de la cintura y tomaba su rostro con la mano restante, acerco su rostro al del pequeño policía. Misaki se encontraba extremadamente nervioso, el sonrojo no abandonaba su rostro, el mayor se acercaba más cada segundo, hasta que por fin sus labios se juntaron en un beso mucho más intenso que los que antes le había otorgado; Misaki trato de separarse, pero le resultaba imposible, el peliplata era mucho más grade y fuerte que él, mas sin embargo no dejaba de protestar.
-hmm… suéltame- logro decir cuando se separaron apenas para tomar aire
-no quiero- respondió para volver a besarlo
Después de unos momentos el menor comenzó a dejarse llevar, y empezando levemente a corresponder el beso, sus sueños llegaron a su mente y sintió un leve cosquilleo en la parte baja de su abdomen, así que cuando el mayor delineo su labio inferior con la lengua, este abrió un poco más su leve cavidad para dejar pasar la lengua de su acosador.
Sus lenguas libraban una batalla lívida, llena de deseo, confusión y… algo más, el pequeño se aferró a la camisa del mayor, pero cuando una mano sonó en la puerta del baño se vieron obligados a separase.
Sus respiraciones estaban agitadas y jadeantes el sonrojo del menor lo hacía parecer un tomate, pero volvieron a la realidad cuando un profesor entro al baño. El menor aprovecho la oportunidad y se fue corriendo.
Se podría decir que dio su curso con tranquilidad, pero mientras explicaba cientos de pensamientos acerca de lo que había hecho ha no mucho y las sensaciones que eso le había traído, no sabía cómo, pero cuando se besaron sintió una corriente eléctrica recorrer su espina dorsal, era algo que jamás había sentido, pero se repitió mentalmente, no, no se podía.
Al terminar la clase fue por un café a la sala de maestros y nuevamente el ojilila estaba ahí, decidió ignorarlo y seguir su camino, pero fue atrapado por uno de sus fuertes brazos atrapándolo nuevamente en un ferviente beso, lo peor es que parecía haber más ambiente, en esa sala siempre había un pequeña radio, la cual tocaba una bella canción, la cual le daba aún más vida a ese momento (http://www.youtube.com/watch?v=--bTo04uWq0 ) no describía para nada sus sentimientos, pero los hacía sentir como si estuvieran en el cielo, la canción era lenta, y a la vez intensa, justo como ellos.
Usagi tiro a Misaki a uno de los sillones, y comenzó a acariciar su cuerpo por encima de la ropa, sacando leves gemidos del menor. El ojilila mordisqueaba y chupaba el cuello del menor dejando leves marcas rojizas, mas sin embargo cuando metió una mano por debajo de la camisa del castaño, este reacciono y se incorporó en el piso.
-¡¿Qué te pasa?! no quiero que vuelvas a tocarme…- dijo muy nervioso el pequeño, tratando de huir de sus sentimientos, el mayor se acercó al oficial, pero este solo retrocedió…- no quiero volver a verte, renunciare a la fuerza, me iré de la ciudad… - ante esto el mayor se asustó… ¿se iría? – de esta manera, nada me unirá a ti…
“nosotros nos amábamos, por eso no me hagas llorar”
-Y así… yo ya no tendré por que sentirme de esta forma, ya no sentiré esa horrible opresión en el pecho cada vez que te veo, tu… no eres bueno para mi…
“para mí, solo eres tú”
-Misaki… - respondió mientras veía las lágrimas en el impotente rostro de Misaki
“cuando cierro los ojos, te veo. Cuando bloqueo mis oídos, te escucho”
-Yo te amo… me di cuenta que te amo… - dijo el menor al borde de la desesperación
“por favor, no me dejes…”
El menor salió corriendo hecho un mar de lágrimas, iba corriendo por las calles de la ciudad con las lágrimas surcando su rostro, solo corría, ni siquiera supo a donde se dirigía, hasta que llego a un parque y se sentó recargado en el tronco de un árbol de cerezo, el cual dejaba caer sus hojas y pétalos sobre el menor, lloro y lloro, hasta que se quedó dormido.
Después de un rato su celular vibro, interrumpiendo su sueño, contesto y resulto ser el jefe
*Takahashi, se está produciendo un asalto al museo de joyas, creemos que se trata del Sr. Conejo, necesitamos a TODOS los oficiales, ¡apresúrate!*
Al escuchar ese apodo el corazón de Misaki se contrajo produciéndole un dolor en el pecho, pero al instante el pensamiento de que si ese día lograban atraparlo, desaparecía de su vida, de su mente, de su corazón… así que corriendo se dirigió a la estación, tomo un arma, y corrió a la joyería.
Cuando llego había docenas de patrullas rodeando el lugar, y había autorizado al equipo delta entrar al edificio, Kisa era parte de ese equipo, así que Misaki aprovecho y entro con él. Llegando se separaron, y buscaron por todo el lugar al criminal.
El castaño recorría todos los pasillos cautelosamente, cuidando cada paso que daba, tenía su arma preparada, lista para disparar. Mas se le cayó de las manos cuando lo tomaron (sin albur) por atrás tapando su boca en inmovilizándose, capto ese olor, esa masculina fragancia a perfume, sabía que era el, y lo único que pudo hacer fue derramar otra lagrima mientras en mayor le susurraba al oído
-Te amo, Misaki, ven conmigo… deja la fuerza, tus ideales y tus problemas, y ven conmigo…
-¡Jamás!
-No te dejare ir, vendrás conmigo quieras o no porque te amo… - le susurro con voz ronca en el oído
-¡No!, ¡Suéltame!- gimoteo tratando de liberarse de los brazos del mayor, mas sin embargo fue inútil, ya que uno de los brazos del mayor subió hasta tapar nuevamente su boca, pero ahora no era solo la mano, en esta sostenía una tela, y al presionarla contra su rostro un aroma lo invadió… cloroformo.
Empezó a sentirse mareado, mientras todo se volvía más oscuro y caía en un profundo sueño.