Una semana había pasado ya, me encontraba secuestrado por el criminal Usami Akihiko, ¿Por qué?, nos enamoramos, pero al no querer aceptar mis sentimientos me secuestro y me violo.
¿Lo amo?, si.
Tal vez sea un extraño y retorcido amor ya que considerando lo que me hizo lo sigo amando, pero a pesar de eso, le tengo miedo de alguna forma, tengo miedo cuando me toca mas allá de lo debido…
*Flash Back*
Estaba en el sofá de esa gran mansión mirando una película muy divertida, “El gato”, era una película acerca de un gato gigante y parlante con sombrero y dos niños, y una caja mágica, jaja y la cosa 1 y la cosa 2; Moría de risa viendo esa película.
-¿Qué estupidez estás viendo?- pregunto un ojilila atrás de mi sorprendiéndome
-no es una estupidez, o bueno… ¡tal vez si! Pero es divertida- dije fingiendo molestia y haciendo un puchero
En ese momento Usagi e sentó al lado de mi en el sofá y me tomo la cabeza con ambas manos
-esos pucheros tuyos son realmente adorables- dijo con vos ronca para después besarme con pasión
El beso que me otorgaba era húmedo y lujurioso, introdujo su lengua en mi boca y comenzó a recorrer mi cavidad, bajo una mano hasta mi cadera y la introdujo por mi camisa tocando mi piel, en ese momento mi piel se erizo, mi corazón comenzó a latir aun mas a prisa y me aleje rápidamente de el cayendo del sofá al piso y retrocediendo a gatas por el suelo
-n no no, ¡¡no me toques!! – dije haciendo una cruz con mis brazos justo en frente de mi cara y lagrimeando
*Fin del Flash Back*
Desde ese día volvió a suceder dos veces más, y después de eso, no ah intentado volver a tocarme, no es que no lo ame, simplemente es que… tengo miedo.
Bueno, dejando eso de lado, esta Kisa-san… mande a Usagi a que le diera la carta diciéndole que estoy bien y que no se preocupe, sin embargo por lo que me ah contado Usagi, cuando va a la escuela a dar sus clases y ve a Kisa… sigue alterado, deprimido y preocupado, le dice a todos que estoy secuestrado por el “Sr. Conejo” y que es maestro de biología, sin embargo… nadie le cree.
Pobre Kisa, como desearía ir a su casa ahora mismo y abrazarlo, decirle que estoy bien, que no se preocupe, que de alguna forma yo estoy aquí por mi propia voluntad, pero no me dejan salir…
Me encuentro en mi habitación leyendo el nuevo tomo de “Love Stage”, últimamente me han interesado mucho los mangas yaoi, y ¡de verdad quiero ya el capitulo 21!, no puedo creer que Ryouma haya perdido la memoria; Pero de repente la puerta se abre y entra mi ojilila.
-Hola Misaki, ¿Qué estás haciendo?- me pregunta sonriente… wow… que linda sonrisa tiene
- leer un manga, de verdad que me gusta-
-que bien… oye Misaki…-
-¿si? ¿Qué sucede?
-ammm… de casualidad… ¿te gustaría salir a cenar conmigo?
-¿Qué? Cenar… ¡Si! ¡Claro que si!- ¡Rayos puedo salir! ¡Y en una cita con Usagi-san!
-Bien, alístate, nos vamos en una hora- dijo sonriente saliendo de la habitación
Me metí a la ducha dispuesto a disfrutar de agua caliente
MIENTRAS TANTO EN LA UNIVERSIDAD
Un pelinegro de 30 años se encontraba sentado en una de las sillas de la sala audiovisual, ya que acababa de terminar de dar su curso.
Unas pequeñas lágrimas rodaban por sus rosadas mejillas al saber que su mejor amigo estaba secuestrado por aquel rufián y nadie quería ayudarlo a rescatarlo.
Sollozaba y sollozaba sin parar, no sabía qué hacer, estaba desesperado, había denunciado y acusado a aquel horrible maestro, pero no le creían, tenía el expediente limpio y no había pruebas, además… la carta que había enviado su amigo solamente haría que le creyeran aun menos.
Seguía llorando a la vez que e escucho la puerta abrirse, y por ella entro un guapísimo alumno.
-Oh Kisa-sensei ¿que sucede?- dijo corriendo hacia el oficial
-¡Oh! Nada nada Yukina-kun, solo me entro algo en el ojo…- dijo tratando de ocultar sus ojos rojos
-por favor Kisa-sensei, no debe guardarse sus problemas, compártalos y desahóguese, o al menos… si no quiere contarme, puede llorar en mi hombro
El menor tomo el rostro del pelinegro, sus miradas se cruzaron, el estudiante pudo ver el brillo de aquellos ojos castaños, tenían tanto dolor en ellos… tanta pena y tristeza que tampoco pudo evitar que sus ojo se humedecieran al ver tan triste a aquel oficial del cual se había enamorado.
Todas esas veces cuando iba feliz a recibir el curso de aquel tierno oficial, su cabello negro, sus orbes castaños y su pequeña complexión, además de aquellas discretas miradas que le lanzaba mientras deba la clase, para después al percatarse de que le regresaban la mirada, un leve y hermoso sonrojo apareciera en su rostro. Lo habían cautivado completamente.
Así que, al tener al pequeño en esa situación no hizo otra cosa más que acercar un poco mas sus rostros a tal grado de rosar sus labios suavemente, apenas un roce.
El pequeño oficial miraba al menor con los ojos llorosos y muy abiertos por la sorpresa, sin embargo apenas dos segundos después el pelinegro tomo el rostro de su acompañante y le dio un fugaz y fuerte beso, para después desplomarse sobre su regazo y comenzar a llorar nuevamente mientras el otro lo abrazaba tiernamente.
Salí de la ducha y me puse un elegante traje, camisa rosa, corbata lila y pantalón y saco negros, nada del otro mundo pero si elegante.
Baje entusiasmado a la sala de estar, donde mí amado conejo se encontraba, llegue con el sonriente y me tomo de la cintura sonriendo mientras me dirigían al coche.
Subimos y comenzó a conducir por la ciudad, andábamos por los rumbos más ricos y adinerados, así que yo no conocía ni tenía la menor idea de a dónde nos dirigíamos. Después de unos cuantos minutos llegamos a una especie de cabaña muy linda, era un restaurante muy elegante y acogedor a la vez. Nos sentamos en una mesa muy apartada de las demás, justo al lado de la chimenea.
-wow, nunca había venido a un lugar como este- dije asombrado
- ¿no te gusta? – dijo con un poco de preocupación en su rostro
-¿Qué? ¡No, no eso!, de verdad me gusta, es solo que… no estoy acostumbrado a este tipo de ambiente
- Me alegra que te guste- dijo mostrándome una tierna sonrisa, la cual le regrese… wow ¡que buen ambiente!
-Disculpen, ¿están listos para ordenar?- apareció una horrible mesera de grande pechos, claramente insinuándosele a mi Usagi, claro… este nunca lo miro, ¡ja! Perra, sonreí maliciosamente
Pedimos una especie de medallón de no sé qué animal en no sé qué salsa con no se qué ensalada, no memorice nombres, solo sé que estaba deliciosa, claro que la zorra, digo mesera le sonreía de mas a MI Usagi, pero este nunca le regreso ni la mirada.
Terminamos y nos levantamos dispuestos a irnos, pero aquella mesera volvió a aparecer con un papel con algo escrito, Usagi se encontraba pagando la cuenta, así que se me acerco y me dijo
-disculpa, ¿podrías darle esto a tu amigo? –
Cindy
443-3-58-90-00
Cindy, tiene nombre de puta…
-Lo siento, no está interesado… - dije rompiendo el papel
La cara de Cindy era un poema jaja que risa, al momento llego Usagi san y me sujete a su brazo
-¡Llegaste!, ya te extrañaba…- dije dándole un beso en la mejilla, claro su expresión también fue de sorpresa, pero no dijo nada.
Voltee a ver a la rubia atrás de nosotros y su rostro rojo de coraje al vernos, le saque la lengua y vi como azotaba su libreta y uno de sus tacones de aguja contra el piso.
Estábamos en la noria tomados de la mano y yo recargado en el hombro de mi adonis
-¿Qué fue eso?, en el restaurante… - pregunto
- oh nada, solo marcaba lo que es mío, la perra de la mesera no dejaba de lanzarte miraditas y restregarte sus melones…
-jaja ¿en serio?, no me di cuenta…-
-si, sabía que ni siquiera la miraste, pero igual me molesto…
- te amo Misaki-dijo a la vez que me daba un tierno beso en los labios
-Usagi-san – dije serio- yo… quiero quedarme contigo…
-yo igual quiero estar contigo Misaki
- si, lo sé pero… no de esta forma, en la que no puedo salir y en la que no puedo ver a mis amigos, quiero que tengamos una relación normal y una vida normal, quiero… quiero que nos vayamos del país y dejes de ser “Sr. Conejo”… quiero… ser feliz a tu lado…
Pude ver en el rostro de Usagi la sorpresa, será que… ¿no quería? , si claro, obviamente no renunciaría a su etilo de vida por alguien como yo, era de esperarse…
Me tomo la cabeza y me beso con ansiedad
-¿de verdad?- me vuelve a besar – ¿quieres estar conmigo?-me da besitos
-si, siempre- digo antes de que me vuelva a besar
-te amo te amo- me vuelve a besar- ¿A dónde quieres que vayamos? – Beso – Europa, América- beso – África, podemos recorrer el mundo – me besa una penúltima vez y respondo
-donde sea siempre y cuando sea contigo
Me besa nuevamente, pero esta vez sin interrupciones, el beso es apresurado y apasionado, me dejo llevar y mi cabeza comienza a dar vueltas. Pero empiezo a forcejear cuando sus labios se posan en mi cuello
-no, Usagi basta, ¡¡basta!! – me alejo de él con ojos llorosos
-Misaki…
-¡solo aléjate! – digo abrazándome a mi mismo
-Misaki, perdón, de verdad lamento haberte lastimado, y no hay pretexto o pero que valga, de verdad, yo… lo siento, por favor perdóname
Se puso de rodillas y comenzó a besar mis pies
-no, Usagi san, no hagas eso, por favor basta…
-entonces- tomo mis manos aun de rodillas y beso mis nudillos- di que me perdonas por favor
-yo… te perdono, no te guardo rencor, después de todo… yo te amo, solo te pido… dame un poco de tiempo, para que me acostumbre…- susurre sonrojada y con la mirada gacha
-gracias Misaki- me abrazo y yo me escondí en su pecho
El recorrido termino, nos encontrábamos bajando de la noria muy felices, Usagi me tomaba por la cintura, caminábamos alegremente de regreso al coche pero…
-Misaki…- se escucho atrás de mí
Voltee y vi el rostro de mi mejor amigo mirándome sorprendido.