Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Circle of time por Nancyns4

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola mis amigos despues de tanto tiempo, woo! crei que no terminaria este capitulo pero lo logre :D

 

antes que nada una disculpa, ya que me he estado dando cuenta que he tenido bastantes faltas de ortografia, me disculpo por ellos, pero lamentablemente no tengo a nadie que me apoye para corrgir el problema, así que les pedio una disculpa.

 

bueno sin mas que decir los dejo que disfruten del capitulo, espero que sea de su agrado, y por favor :( no se olviden de sus comentarios estoy muy al pendiente de ellos, y para ser sincera es lo que me ayuda a seguir escribiendo, el saber que al alguien le interesa la historia.

 

un agradecimiento a las personas que me han dejado su comentario como he dicho anterior mente significa mucho para mi....

 

bueno ahora si me retiro nos estaremos viendo pronto nos vemos ;)...

 

 

Circle of time

“Persona incompleta”

-nunca me cansare de decírtelo, tu casa es muy bonita.- comento Alphonse al ingresar al domicilio el cual le pertenecía a la pareja.

-Gracias Al.- Dijo el rubio mientras lo conducía hacia la habitación de huéspedes.- supongo que deben estar cansados debido al viaje, hace tiempo que no he subido a un tren pero recuerdo que eran incómodos.-

-Sí que lo son.- le dio la razón la rubia que caminaba junto a Alphonse.

Las cuatro personas que se encontraban en el interior de la casa, subieron por las escaleras, llegando a una habitación en la cual Winry y Al se quedarían por unas semanas.

Abriendo la puerta Ed les mostro la habitación a la pareja, una en la cual ya se había quedado anteriormente, ya que desde que Edward aceptó quedarse junto a Mustang, Al y Winry siempre acostumbraban quedarse en la casa de la pareja, ya que cierto hermano mayor se negaba a dejar a su hermanito a su suerte en uno de los muy caros hoteles de la zona.

-Vaya no ha cambiado nada.- comento Winry al entrar a la habitación, en realidad era muy acogedora, una cama matrimonial descansaba en el centro de la habitación, a sus lados se encontraban dos pequeñas mesas, en cada una de ella descansaba una lámpara y en una de ellas un despertador, a la izquierda de encontraba un closet en el cual se guardaban unas prendas de Winry y Al unas las cuales ya habían dejado en sus visitas anteriores, también se encontraba el tocador con todo lo necesario para la pareja, y la derecha se encontraba un baño también muy bien equipado, toda la habitación estaba en un decorado rustico en color tinto por parte de Edward, al chico le gustaban ese tipo de colores.

 -No hay mucho que cambiar Winry.- dijo Ed mientras sonreía mirando alrededor.-deben tener hambre.-

-Yo si tengo.- se adelanto Mustang.

-Qué raro.- dijo Ed mientras rodaba los ojos.

-Oye soy humano.- se quejo el pelinegro al momento de cruzar los brazos sobre su pecho.

-Ya lo que sea.- soltó Ed mientras una sonrisa se posaba en su rostro.- bien mientras ustedes se instalan Mustang y yo iremos por algo para, mmm cenar, si a esto ya no se le puede llamar la hora de comer.-

-pero hermano ¿por qué no cocinamos algo aquí?- cuestiono el menor de los Elric.

-para empezar no pienso ponerlos a cocinar, son invitados, y a Roy ni loco lo dejaría poner un pie en mi cocina.- declaro Edward al momento que señalaba al pelinegro con un dedo acusador.- Ya la exploto una vez, no dejare que eso pase dos veces, es un asco para cocinar.-

-Y porque el todo poderoso Edward Elric alias “el Camarón” no, nos deleita con sus habilidades culinarias.- Soltó Mustang con una sonrisa en el rostro, como le encantaba enfadar al chico, sabía que iba a explotar pero lo valía.

-Hare como que no escuche eso Mustang.- gruño el de la mirada dorada.- además estoy demasiado cansado para hacerlo.- y era verdad, no estaba cansado físicamente, pero si mentalmente, todo el día había estado pensado en Roy, pensando en si el hombre iba a estar a tiempo para recoger a su hermano, después de eso le dieron la bienvenida a una muy incómoda discusión, y para rematar estaba el problema de pelinegro, por más que quisiera Ed no lograba sacarse de la cabeza  al hombre, se preocupaba por él no podía evitarlo, era su naturaleza estar al pendiente y ahora por ser una condenada mamá gallina estaba pagando las consecuencias, su cabeza se sentía como si fuera a explotar en mil pedazos.

 

Soltando un suspiro Ed se volvió hacia su pareja.-bien entonces vamos Roy.-

-lo que usted diga su majestad.- dijo el azabache en forma burlona.

-oh cierra la boca.-bufo el chico.- oh por cierto Winry necesito que le eches un vistazo a mi automail, algo rechina y no me gusta.- soltó el rubio flexionando un poco su pierna para hacer evidente el ruido molesto.

-Espero y no lo hayas descompuesto nuevamente Ed.- amenazo la rubia agitando una de sus llaves inglesas.

-no, como crees.- dijo el rubio con una risita nerviosa.

-ya nos vamos, no tardamos.-les hizo saber el pelinegro a la pareja, en un movimiento rápido tomo la mano del ambarino, con un tirón suave, saco al chico de la habitación.- entonces vamos amor.-

Ed le sonrió al hombre más grande, Roy era su héroe.- este bien.-

Ambos llegaron a la entrada del domicilio, el ojinegro soltó la mano del más joven, tomo las llaves de la casa para no molestar a sus invitados, y antes de salir se giro para mirar de nueva cuenta a su amante.

El rubio le sonrió de modo amigable. -¿Qué sucede?- le  pregunto a Roy al ver que no le apartaba la mirada.

Mustang sin previo aviso levanto su mano dejándola descansar en la mejilla del chico, nunca se cansaría de acariciar esa piel tan suave, lo volvía loco.

Ed al sentir el contacto y el calor que emanaba la palma de Roy, se recargo un poco en ella y en el proceso cerro sus ojos disfrutando del contacto.

El azabache sonrió ante la vista, y por consiguiente  alzo su otro brazo para descansarlo en la cintura del rubio, para así atraerlo hacia él y en poco tiempo logro sentir como era envuelto por los brazos de su pareja.

Ambos hombres se quedaron en esa posición por unos minutos, pero poco después rompieron el contacto, arrepintiéndose de ello, porque sabían que una vez fuera no  podían demostrar ese tipo de cariños el uno al otro, era arriesgado para ambos, ya que en esos tiempos la sociedad no veía de la mejor manera una relación entre dos hombres, y ambos lo sabían, así que ninguno de los dos iban a correr el riesgo.

Esa era una de las razones por la cual el General quería llegar a la sima convirtiéndose en el Fuhrer, una vez lo fuera nadie podría juzgarlo ni a él ni a Edward, serian libres de demostrarle al mundo entero el cómo se amaban, pero por ahora tenían que mantenerlo en secreto, pero no por mucho tiempo, porque Roy muy dentro de sí, sabía que no faltaba mucho para hacer realidad ese sueño.  

Tanto Ed como Roy salieron de la casa, ambos caminaban aun lado del otro, mas sin embargo no podía tener contacto alguno.

-¿A dónde deberíamos ir?- cuestiono el rubio después de caminar un tramo del camino en silencio.

-no lo sé.- respondió el azabache mientras miraba a su pareja.- ¿Qué crees que se les apetezcas?-

- Al come lo que sea.- respondió el rubio.- y Winry nunca ha sido delicada respecto a la comida.- le hizo saber al más grande.

-entonces elije tú.- Dijo Roy mientras rosaba la mano del rubio. -¿que se te antoja?-

Ed al escuchar la pregunta sonrió con malicia, no todos los días el azabache lo llevaba a cenar, y esta vez no iba a desaprovechar la oferta.

-Oh no…- se lamento el General al ver las malas intenciones de su pareja, ahí iba todo su efectivo, esperaba que no le diera un coma por la gran cantidad de dinero que se le fuera esa noche, ya que sabía muy bien cual grande era el apetito del rubio, muy dentro de sí se arrepentía de haberle hecho la pregunta.

Un poco más tarde ambos hombres se encuentraban en un pequeño establecimiento de comida, esperaban el pedido que habían hecho hace unos pocos minutos, no habían pedido mucho ya que Ed se había compadecido del hombre, estaba seguro que si seguía con su apetito excesivo dejaría a Roy en la quiebra, así que solo lo dejaría pasar por esta vez.

-Ed…-

-Si…- respondió al llamado del pelinegro dedicándole una sonrisa.- ¿Qué sucede?-

-¿Estas preocupado por algo?- cuestiono el azabache, ya que desde hace horas atrás se percato de que el rubio estaba muy callado, ninguna palabra había salido de los labios de chico durante el camino y eso llamo su atención.

Ed por su parte solo se sorprendió un poco, Mustang lo conocía demasiado bien, ya que podía leer su cabeza como si de un libro abierto se tratara, recuperándose un poco el ambarino trabajo en una  sonrisa, para hacerle saber al azabache que todo estaba bien.- No es nada Roy, solo estoy algo cansado eso es todo, en verdad ya quisiera irme a casa.-

-Estás seguro, Ed te conozco y…- en ese momento el General fue interrumpido, un pequeño de no más de 10 años de edad, había golpeado la mesa en la cual estaba situada la pareja. 

-Perdón…- se apresuro a decir el pequeño un poco cohibido, con su mano derecha cubría su brazo izquierdo, el cual le llamo mucha la atención a Ed, el brazo izquierdo del pequeño era un automail.

El rubio lo miro por unos cuantos segundos, estudiando con cuidado la ingeniería mecánica que tanto conocía, estaba seguro que el niño aun no lo dominaba por completo, ya que era demasiado pequeño y suponía que no tenía mucho tiempo desde que le habían implantado el automail.

Una mirada de pesar se reflejo en los ojos dorados, sabía que era demasiado duro cargar con esos pesados pedazos de metal, no solo físicamente si no también mentalmente, entendía a la perfección el miedo que sentía el niño frente a él, en central no se acostumbraba  ver mucho los automail, y muchas de las personas siempre a quienes los cargaban los miraban como bichos raros, el ya lo había vivido.

Ante tal pensamiento una sonrisa amarga se dibujo en los labios del rubio, sin pensarlo mucho, levanto el jeans de su pierna izquierda  dejando ver a la perfección el automail que con esmero le había construido su mecánica, dando unos pequeños golpecitos en él se lo mostro al pequeño, que lo miraba un poco confundido.

- ¿Es genial no?- le pregunto Ed con una sonrisa amigable en el rostro.

El niño miro al rubio a la cara a un consternado, mirando una vez más el automail del mayor se atrevió a sonreír y mirar a Ed una vez más a los ojos.- ¡sí!- respondió con entusiasmó.- El mío también es genial ¿verdad?- soltó levantando el brazo en el cual la luz reflejo gracias al pulido metal.

Ed lo admiro por un momento antes de asentir con el mismo entusiasmo que el pequeño.- si que lo es.- respondió mientras alborotaba el cabello al chiquillo.

El más joven sonrió ante la respuesta del rubio, salió corriendo rápidamente con alegría hacia donde estaba su familia.

Roy lo miro irse y enseguida su mirada la coloco en su pequeña pareja, el rubio a un portaba esa sonrisa cariñosa en su rostro, tenía que admitir que el chico lo sorprendió un poco con sus acciones, pero ahora que lo pensaba, estaba seguro que Ed sería un excelente padre, lo había demostrado ese preciso momento, sonrió ante el pensamiento.

El azabache coloco una mano sobre el hombro de Ed, este al sentir el peso extra se volvió hacia su pareja.

-Bien hecho Ed.- soltó Roy mientras le sonreía a su pareja.

Edward lo miro un poco confundido, pero una vez entendiendo el significado de las palabras pronunciadas por el pelinegro, devolvió el gesto, dejando ver en ese rostro que tanto amaba Roy  una de esas sonrisas embriagadoras.

Sin poder resistirlo, Mustang se inclino lo suficiente para quedar a la altura del oído del rubio.- Te amo…- susurro de modo que solo el chico pudiera escuchar. El rubio se erizo, quedando mudo, solo miro a Roy un poco sonrojado.

Una sonrisa tiro de los labios de Mustang al ver al rubio, nunca se cansaba de esas miradas consternadas.- veré si ya esta lista nuestra orden, estoy seguro que no han de tardar mucho.- dijo mientras se encaminaba hacia la barra en donde se entregaba la mercancía.

Ed lo miro marcharse.- entonces te esperare afuera.- se apresuro a informarle al pelinegro mientras se incorporaba y se hacía camino a la salida.

El ambarino se encontraba afuera sobre la acera, el frio no había tenido piedad ese día, aun con su gabardina negra sentía como se le colaba el frío hasta los huesos.- malditos sean los días nublados.- maldijo por segunda vez ese día.   

La puerta del establecimiento se abrió dejando al descubierto al pequeño niño que había visto Ed anteriormente junto a sus padres, este llevaba un pequeño suéter ahora que habían salido al crudo frio, tan solo se lograba observar ahora la mano de metal del pequeño.

El infante se percato de la presencia del rubio, rápidamente le sonrió y se despidió con su brazo derecho. Los mayores observaron la acción del pequeño y miraron a Ed mostrándole una sonrisa al parecer de agradecimiento, ya que habían observado la acción que había hecho el rubio por su hijo.

Devolviendo el gesto agito la mano en modo de despedida al momento que miraba a la pequeña familia marcharse, su rostro mostraba una cálida sonrisa, pero esta se borro al escuchar unos cuantos murmullos a su espalda.

-Mamá ¿por qué la mano de ese niño es gris?- cuestiono un pequeño niño de al parecer unos 8 años de edad a su madre, ambos habían salido del mismo establecimiento en el cual había estado Ed.

El rubio miro a la madre e hijo que se encontraban a sus espaldas miro algo sorprendido al pequeño por la pregunta que había realizado. A decir verdad ese tipo de cuestiones eran difíciles de explicarlas a un niño pequeño, Ed no tenía ni idea de que era lo que respondería aquella mujer de aspecto arrogante.

-Eso se llama automail hijo, es un implante.- respondió la mujer de mala gana ganándose una mirada de desaprobación por parte de Ed.

-y ¿Por qué lo usa mamá?- cuestión de nueva cuenta el chiquillo.

-esas son personas incompletas, las necesitan para poder lucir normal ante la sociedad, pero a decir verdad no veo un cambio en ellos, ya que claramente son diferentes a los demás.- soltó la mujer sin delicadeza, mientras caminaba a un lado del rubio.

Algo muy dentro de sí mismo se quebró, sintió como un nuevo peso caía sobre sus hombros.- Una persona incompleta.- musito el rubio, con un rostro inexpresivo tan solo miro como el pequeño y la mujer, se alejaban de él.

Era duro saber cómo muchas personas se expresaban, en realidad ese tipo de cosas siempre las sintió muy apecho, ya que los automail eran una muestra de su pecado, pero ahora que todo lo había solucionado, ahora que ya tenía a su pequeño hermano devuelta  no tenía que haber una razón por la cual sentirse culpable, pero entonces, si ese era el caso ¿por qué se sentía de esa manera?

En realidad nunca se había puesto a pensar este tipo de cosas, desde que cumplió su promesa todo lo dejaba pasar de largo, pero ahora muchas preguntas comenzaron a formularse en su cabeza, una de ellas era ¿era lo suficientemente bueno como para permanecer a lado de Roy? Si él era una persona incompleta, entonces… ¿Mustang que había visto en él? Ya que no se consideraba un gran botín el cual disfrutar, el hombre podría tener a quien él quisiera, muchas mujeres morirían por estar en su lugar, a si que ¿Por qué él? ¿Roy en realidad lo amaba tanto como él decía? El no lo consideraba una persona incompleta ¿verdad?

Un peso extra sobre su hombro logro sacarlo de sus pensamientos.- Ed… ¿me estas escuchando?- dijo el hombre, el cual se había apoderado de los pensamientos del más joven.

Un poco aturdido el rubio dirigió su dorada mirada hacia el azabache.

- ¿Qué pasa?- cuestiono de nueva cuenta Roy al ver a su pareja fuera de sí.- ¿te sientes bien?-

-Estoy bien…- respondió con voz apagada, su mirada se dirigió de nueva cuenta en la dirección en donde había visto a la mujer.-No es nada…-

-Sera mejor que nos vayamos a casa.- dijo el ojinegro con un deje de preocupación en sus palabras, Edward no estaba bien, ese repentino cambio de ánimo se lo decía.

El camino de regreso fue silencioso, ambos hombres caminaban por la acera, ninguno de los decía nada, Roy se sentía algo apartado por la indiferencia del chico, Ed estaba tan sumido en sus pensamientos que prácticamente había olvidado que el hombre de cabellos negros le hacía compañía.

Cansado del incomodo mutismo, Mustang tomo la mano del más joven, después de todo ya estaban cerca de su hogar y las calles estaban desoladas,  era increíble como los días pasaban tan rápidamente, ninguno de los dos se percato que ya había oscurecido, tanto tiempo habían pasado en ese pequeño establecimiento de comida y ni cuenta se habían dado.

Edward se sobresalto por el repentino contacto, aturdido miro al General y poco después miro sus manos unidas.-Roy ¿Qué haces?-

-y tú ¿qué crees? ¿Acaso tiene algo de malo que le tome la mano a mi pareja?- Expresó Mustang mirando al rubio.

-no me refiero a eso, sabes que si nos ven tu…-

-Está bien no hay nadie que pueda vernos.-  sonrió de modo tranquilizador el azabache.- ahora me dirás que es lo que te pasa.-

Una muy pequeña sonrisa tiro de los labios del chico, su mirada la dedico nuevamente hacia el frente.-no es nada, solo tonterías mías.- dijo mientras el agarre que mantenía con el pelinegro lo hacía más fuerte.

-Bien si tu lo dices…- el ojinegro se dio por vencido, dando un pequeño suspiro siguió con su camino aun manteniendo su mano unida con la del rubio a su lado.

En poco tiempo llegaron al domicilio el cual compartían, ambos fueron recibidos por la pareja que se hospedaban en la morada, tanto Al como Winry lograron sentir el pésimo estado de ánimo que se cargaba el rubio, ya que sin decir nada se fue directo a la cocina para preparar todo lo que necesitarían para la cena.

Todo estaba en silencio, las cuatro personas que se encontraban ahora sobre la mesa, tan solo se dedicaban a ingerir el alimento que Roy y Ed habían traído.

Cansado de el pesado ambiente, Al se atrevió a hablar.- Y ¿Cómo han estado las cosas aquí en Central?-

Roy agradecido miro al rubio frente a él.- es lo mismo de siempre.- respondió rápidamente.

-¿enserio? Creí que ya siendo un General cambiarían un poco las cosas.-

-No hay mucho movimiento en estos días, todo ha estado muy tranquilo.- respondió nuevamente el pelinegro.

- y tu Ed, ¿cómo has estado ahora que te has retirado de la milicia?- fue turno de la rubia preguntar.

Edward fue nuevamente sacado de sus pensamientos, miro a la chica y a su hermano que lo miraba ansioso por una respuesta, lanzando un suspiro se encogió de hombros.- a decir verdad he estado bastante aburrido, desde que Roy me obligo  a dejar el ejercito, no he hecho nada más que estar en casa y no hacer nada interesante.-

-Ahora me culpas por sacarte de ese infierno.- soltó Mustang indignado.- y yo que pensé que te estaba haciendo un favor.-

Ed sonrió, era verdad desde que Al se había despojado de la armadura, el ya no tenía motivos por el cual seguir siendo un perro de los militares, posteriormente de que  Roy fue ascendido a General y Ed a Coronel, el hombre le había insistido en que renunciara, el ya no tenía nada que hacer en ese lugar, el le dejo muy en claro que él se haría cargo de todo los gastos, así que el chico no tenía necesidad de trabajar, además de que quería que tuviera una vida tranquila, Edward estaba agradecido por eso, pero en verdad se moría de aburrimiento por no hacer nada interesante todo el condenado día.  

-Pequeña pulga malagradecida.-

Una vena muy grande se hiso notar en la frente del rubio.- Estoy seguro que hiciste todo lo posible por sacarme de ahí solo para poder coquetear a mis espaldas.- si las miradas mataran, era seguro que Roy Mustang ya no estaría en este mundo, ya que el rubio lo fulminaba con la mirada.

-No es verdad.- se defendió el pelinegro.

-a no ser que hacia mejor mi papel como Coronel y me tenias envidia, ya que un chico de tan solo 18 años alcanzo ese rango, es algo increíble ¿no lo crees?- agrego el de la mirada dorada con un gesto de superioridad.

Ahora era el turno de Mustang de poner los ojos sobre cierto mocoso, quería matarlo.

-Ya, ya basta.- dijo Al tratando de contener la risa.

-Ahora que estamos en este tema, me gustaría visitar a los chicos tengo mucho sin verlos.- agrego Ed.

-Pero hermano, ahora que ya no eres parte del ejercito te será más difícil entrar al cuartel.- dijo Al con un poco de decepción en sus palabras, ya que el también tenía muchas ganas de visitar a sus amigos en el cuartel.

-Más bien tendrá problemas para salir.- comento Mustang, mientras se levantaba de la silla y se dirigía al fregador.

-¿a qué te refieres con eso?-pregunto Ed con una mirada inquisidora.

- Descúbrelo por ti mismo.- soltó despreocupado el azabache.

El rubio gruño por debajo, por no obtener una respuesta.- bien iré un día de estos y te hare la vida imposible.- declaro, tranquilo se levanto de su asiento, tomando los trastes utilizados se dirigió hacia donde estaba el azabache, tranquilo comenzó a fregar la vajilla utilizada.

-Hermano yo te ayudo.- se apresuro a decir Alphonse.

-Está bien, no es mucho lo que se debe que lavar Al.-

-Bien Ed en cuanto termines necesito que te instales en la sala para revisar tu automail.-  soltó la rubia que se levantaba de su asiento para dirigirse a dicho lugar.

Edward al escuchar las palabras de su amiga de la infancia, paro su tarea y se quedo quieto por unos escasos minutos, mirando sus manos con nostalgia soltó un suspiro,  formando una de sus más falsas sonrisas se giro para enfrentar a la rubia.- Winry lo estaba pensando de camino a casa, que tal si lo revisas después.-

-Pero tú dijiste que algo estaba mal con él, no sería mejor revisarlo de una vez.- respondió la rubia algo confundida.

-Estoy cansado Winry.- dijo el ambarino secándose las manos, dejando a tras los pocos trates sucios, comenzó a caminar hacia las escaleras.- otro día.- dijo por ultimo sobando su cuello con una de sus manos.

Roy miro preocupado como su pareja desapareció al subir las escaleras, mirando a los otros dos se percato de que Al le dedicaba una mirada acusadora.- yo no sé nada, se ha estado comportando extraño últimamente y la verdad no sé porque.- se defendió.

-deberías hablar con el Al.- sugirió Winry aun mirando las escaleras por las cual se había ido el rubio.

-Tiene razón, sabes que tu hermano solo se abre contigo, a mí por desgracia nunca me dice nada.- algo dolido le hizo saber el pelinegro.

-eso lo veremos después, por ahora tu eres el único que puede estar a solas con el.- indicó Al.

-tratare de hacerlo hablar pero no prometo nada.- dijo Mustang.- nos vemos por la mañana que tengan buena noche.-

-hasta mañana.- musito la rubia.

Al tan solo observo cómo se marchaba el hombre, estaba preocupado por su hermano, Ed no se deprimía por cualquier cosa.- vamos a la cama ya es tarde.-

-Está bien.- le dio la razón Winry.

Roy entro a la habitación la cual compartía con Ed, buscando con la mirada al muchacho lo encontró tirado sobre la cama cubierto con las sabanas hasta las orejas, su hermoso cabello dorado se esparcía por toda la almohada, y sus ojos aparentemente ya estaban cerrados, soltando un suspiro el azabache comenzó a mudarse de roma para meterse a la cama con su pareja, una vez hecho, se acostó dándole la espalda al más joven.

Tal vez Edward no quería compañía en esos momentos, tal vez se sentiría incomodo y sofocado si trataba de sacar el problema el cual lo estaba molestando, además de que al parecer ya parecía dormido, así que ¿Por qué molestarse en abrazar al rubio? Mejor dejarlo así, pero muy dentro de él sentía que no era lo correcto, dejarlo de lado sin nadie que lo escuchara ni lo comprendiera, dejarlo cerrarse nuevamente en su burbuja, en ese mundo que solamente él conocía en su mente, era cruel si lo dejaba de ese modo, Roy quería al muchacho ya no dejaría que se enclaustrara en su pequeño caparazón.

Edward miro de reojo como Mustang le daba la espalda, le dolía de algún modo que el hombre fuera indiferente con él, pero se lo estaba ganando, el lo estaba alejando, lo estaba dejando de lado y no dejaba que se acercara ni lo mas mínimo cuando alguna molestia le pasaba por la cabeza, así que no lo culparía por sus acciones.

Regresando su mirada hacia la pared frente a él, de nueva cuenta miles de preguntas le pasaron por la mente, y mas una que no lo había dejado tranquilo desde que regresaron del establecimiento de comida ¿Roy Mustang en realidad lo amaba? No encontraba una razón de porque el hombre estaba a su lado ¿Por qué él?

Cerrando los ojos con frustración dejo escapar un suspiro, uno que no paso desapercibido para el pelinegro, al parecer esa fue la señal para hacer entrar en razón al hombre, ya que un fuerte brazo se coloco sobre la cintura del más joven, acercándolo hacia él,  cuando al fin estaban lo suficientemente juntos, Roy enterró su rostro en la cabellera dorada, embriagándose de esa esencia de la cual nunca se cansaría y disfrutando de las hebras de oro sobre su rostro, esa suavidad la cual le parecía casi enfermiza, ya que para él era como una droga difícil de dejar, dejándose llevar por el momento queriendo  disfrutar cada instante, dejo escapar palabras dulces sobre el oído de la persona la cual amaba, haciendo caso omiso de si era escuchado o no.-Te amo tanto Ed…- murmuro de nueva cuenta las palabras que confundían tanto al rubio, de las cuales dudaba en ese instante.

La mirada dorada se abrió en asombro, la tensión  no tardo en aparecer en el cuerpo del rubio, tantas palabras con infinidad de significados, dichas con tanta seguridad y simpleza, sin titubes ni arrepentimientos, lo hacían sentirse tan perdido, querido y culpable al mismo tiempo, ¿Cómo era que podía dudar del hombre? Que en ese mismo momento lo abrazaba con tanta dulzura y delicadeza, ¿Por qué el maldito hombre se había fijado que alguien como él? una persona incompleta, alguien que no se esforzaba por mostrar ni un poquito de amor o cariño a comparación a él que se desbordaba en sentimientos reales.      

Sin ser consciente de sus actos, una de sus manos se entrelazó con la del azabache, queriéndolo sentir más cerca, queriéndolo sentirlo solo suyo, un egoísmo enfermizo a su parecer, ya que él no lo compartiría con nadie, Roy era solo suyo y de nadie más.

Esa pequeña muestra de cariño fue suficiente para el de mirada oscura, una caricia era suficiente para él, lo hacía sentirse amado y lleno, Edward era su única razón de vida, estaba seguro que si el chico le faltara se volvería loco.

La respiración acompasada sobre su nuca, fue lo que le dijo que Mustang se había quedado dormido, siendo muy cuidadoso con sus movimientos, se levanto de la cama, haciendo todo lo posible para que su infernal pedazo de metal no hiciera ruido se coló por la puerta, dirigiéndose escaleras abajo terminando en la cocina.

Sirviéndose un té, ya que un café no le haría un gran favor a su sueño a esas horas de la madrugada, se dejo caer en uno de los bancos los cuales se encontraban en el lugar.

Su mirada estaba colocada en la taza frente a él,  se le veía tan concentrado, como si el contenido de aquella taza fuera lo más interesante en la existencia.

¿Por qué se sentía tan triste? Las cosas estaban bien después de tanto tiempo, no se supone que debería tener una vida feliz y sin preocupaciones, se sentía tan estresado en los últimos días, tal vez, solo tal vez, ya estaba cansado de reprimir sus sentimientos, necesitaba desahogarse con alguien, necesitaba que lo escucharan, pero ¿Por qué carajo era tan jodidamente orgulloso? Sí, porque eso era lo que  le impedía ser él mismo, porque eso lo hacía débil, según su forma de pensar, según su filosofía.

Recargando los codos sobre la mesa frente a él, enterró su rostro sobre sus palmas, en un intento de relajarse.

-¿Hermano?-

Edward se sobresalto al ser sacado de sus pensamientos.- ¿Al? Rayos me asustaste.-

-no es mi culpa hermano, estas tan distraído que no te percataste de mi presencia.- soltó el más joven de los Elric.

-como sea. ¿Qué haces aquí?- pregunto el mayor.

-yo solo vine por un poco de agua, a hora la cuestión es ¿Qué haces tú aquí en medio de la madrugada con una taza de té humeante? Son las dos de la mañana.- cuestiono Alphonse.- ¿problemas para dormir?

-en realidad si.-

Al tomo el asiento frente a su hermano.- ¿Qué sucede? A caso ¿algo te está molestando?- cuestiono de nueva cuenta.

Ed miro por un momento a su hermano menor para después desviar la mirada queriéndola ocultar, sintiendo vergüenza de sí mismo por ser descubierto por una de las personas de las cuales no quería preocupar. – No es nada.-

-sabes desde que tengo memoria lo hemos compartido todo…- dijo el más joven colocando una de sus mano sobre las de su hermano, tratando de hacerlo entrar en razón.- nunca nos hemos mentido el uno al otro, no quiero que eso comience ahora hermano.-

En el rostro de Ed se reflejo el pesar que sentía al escuchar las palabras de su única familia, Alphonse siempre preocupándose por él cuando no debía.- maldición Al.- soltó de modo brusco.- siempre haciéndome sentir mal.-

-esa nunca ha sido mi intención.-

Mirando la suave mano de Al sobre la suya, Ed arrugo el ceño en señal de exasperación, a la mierda su maldito orgullo, ya estaba cansado, y ahí en bandeja de plata estaba su  hermano dispuesto a escucharlo, que podía perder al exponer sus preocupaciones.

Decidido miro a su hermano a la cara.- Al yo…-

-¡EDWARD!-

El rubio se sobresalto por tal grito de terror que provenía de la planta alta, saltando literalmente de su asiento, salió corriendo de la cocina, y a tropiezos subió las escalera, perdiendo un poco el equilibrio se sujeto del barandal para no caer y  continuo su carrea hacia su habitación.

Abriendo la puerta de golpe, escaneo desesperado con su mirada la habitación tratando de encontrar la causa por el cual Roy había soltado semejante grito de angustia.  

-Roy…- soltó con voz temblorosa al ver al hombre sentado sobre la cama con una mirada perdida, sudando a montones y con la respiración agitada.

El pelinegro reacciono al escuchar su nombre, miro al rubio que se encontraba en el marco de la puerta aun sujetando la perilla.- Ed…yo…-

-hermano ¿Qué paso?- se apresuro Al a preguntar.

Ed mira a su hermano, ni cuenta se dio que lo había dejado solo en la cocina.

-¿Está todo bien?- se escucho la voz de la única mujer de la casa.- ¿Qué fue ese grito?- cuestiono la rubia mientras se colocaba a lado de Alphonse.

Rápidamente Ed emparejo la puerta para bloquear toda vista del pelinegro. En el interior de la habitación, Roy logro escuchar unas cuantas disculpas por parte del rubio, y uno que otro “no se preocupen todo está bien”, cuando menos lo esperaba la puerta se abrió de nueva cuenta, dejando ver al muchacho con su rostro lleno de preocupación.

-Roy ¿Qué paso?-

El mencionado se paso una mano temblorosa por el rostro, tratando de recobrar la calma  lo cual le estaba costando bastante trabajo.- lo siento, no fue nada… no te preocupes.-

Edward cruzo la habitación, subiéndose a la cama quedo frente al hombre pelinegro, con una de sus manos retito la del más grande con la cual estaba cubriendo su rostro.- Roy en verdad crees que me voy a tragar ese cuento.- soltó esperando a que el mayor lo mirar a la cara.

Mustang al sentir el contacto en sus manos se tranquilizo un poco, Edward estaba ahí y no desaparecería, no se alejaría de su lado ¿verdad?

Sintiendo la necesidad, Roy recargo su cabeza en uno de los hombros del rubio, dejando escapar el aire el cual no sabía que estaba reteniendo, se permitió relajarse un momento antes de hablar.

El rubio sintiendo el pesar de su pareja, pasó sus dedos por el azabache cabello mientras su otra mano subía y bajaba por su espalda en modo de consuelo.- Esta bien…- susurro con dulzura.

-No dejare que nada te aparte de mi lado.- murmuro el pelinegro.

-¿Roy de que hablas?-

-tuve tanto miedo Ed.-soltó el mayor aferrándose al rubio.-te estaba llevando, esos brazos negros se aferraban a ti, y… yo no logre hacer nada, ya no estabas a mi lado...-

Al escuchar dichas palabras, el rubio se tenso, la puerta lo estaba arrastrando ¿eso era a lo que se refería Roy?

- desperté y cuando no te vi…- las manos de Mustang se pasaron por todo el cuerpo del chico.- creí que realmente te habías ido.- expresó con angustia, sus  manos finalmente se detuvieron en el rostro del rubio, levantando el semblante lo miro fijamente, tratándose de convencer a sí mismo de que Ed estaba ahí que era real.

El oro fundido de esos ojos se encontraron con los oscuros, lentamente Ed recargo su frente junto a la del azabache.- Aquí estoy…- murmuró de modo tranquilizador.- no iré a ningún lado…-  expresó rodeando al hombre con sus brazos.

Ambos hombres cayeron  sobre la cama, Roy enterró su rostro en el pecho del rubio mientras este acariciaba los cortos cabellos negros.- No me dejes Ed…- suplico Mustang con angustia.- no soy nada sin ti…-

Las manos del chico comenzaron a temblar, su vista inexplicablemente comenzó a nublarse, Roy el hombre del cual había estado dudando, se estaba desmoronando en frente suyo.- “el me ama”-se dijo mentalmente.-“Roy me ama…”- siempre se sintió tan necesitado de amor,  que nunca pensó que un día lo encontraría.

-Me siento incompleto sin ti…- un susurro se escucho, uno que era solamente dedicado al rubio.

La mirada de Edward se extendió ante tales palabras, su labio inferior había comenzado a temblar, y no se percato de que había comenzado una dura batalla contra las lágrimas, una la cual estaba perdiendo.-Una persona incompleta…- musitaron sus labios mientras un pequeño sollozo se escapaba de ellos.

Mustang se separo un poco del chico, no estaba seguro de lo que había escuchado, pero cuando observo el estado en el cual se encontraba el rubio, se dio cuenta de que no estaba del todo equivocado, un sollozo se había escapado de la persona que amaba.- Ed ¿Qué tienes?- cuestiono mientras se sentaba y miraba fijamente al chico.

El rubio rápidamente se coloco ambos brazos sobre sus ojos, no quería que el hombre lo mirara así, tan débil.-No es nada…-

Roy se posiciono encima del rubio, suavemente retiro ambos brazos dejando su rostro al descubierto, necias lagrimas luchaban por salir de los ojos dorados.- Ed ya basta…-musito acariciando la mejilla del joven.- ya no tienes porque aparentar ser fuerte…-

-No puedo...- expreso el rubio, mirando al mayor con un rostro afligido.

-¿Por qué no?-

-porque me hace débil…- respondió con voz quebrada.- no puedo ser débil Roy…-

-Ne te hace menos persona si muestras debilidad Ed, somos humanos…- dijo Mustang tratando de consolar al rubio.

-No puedo protegerte si soy débil Roy…-murmuro Edward al borde de las lagrimas.- no quiero perderte.-

El azabache lo miro sorprendido por palabras tan sinceras que nunca creyó escuchar tan pronto.

-no puedo perder a la única persona que me ha amado.- miro con ojos suplicantes al pelinegro.- tengo miedo… de despertar en la mañana… y no tenerte a mi lado…-

-Ya no tienes porque luchar…- Soltó decidido el pelinegro.- no tienes porque protegerme…-

-Roy yo…-

-Ahora es mi turno de protegerte Ed…- murmuro el mayor rosando uno de los mechones dorados.- quiero darte el amor que en tanto tiempo te fue negado…-

Un suave beso fue colocado en los labios del rubio.- cada mañana…- otro fue colocado sobre su oído.- me encontrare a tu lado…- susurro con amor el azabache mientras decencia por el cuello del rubio dejando una línea de húmedas caricias, logrando sacar tenues gemidos de su garganta.- te lo prometo…- murmuro besando la gruesa cicatriz en donde una vez estuvo el automail del chico.- así que, ya no tienes porque tener miedo…-  

Edward enteraba sus dedos en los sedosos cabellos del hombre, retorciéndose del placer al recibir tan suaves caricias, perdiendo el oxigeno y el control de sí mismo y de sus emociones.- Roy…-la primera lagrima cayó ante sinceras palabras de amor, ante las caricias reconfortantes como si de un bálsamo se trataran.

Mustang nuevamente se encontró con los labios del rubio, ambos ansiosos por la atención del otro, las lágrimas de Ed no tardaron en caer nuevamente, encontrando un alivio al ser liberadas, el chico sollozo libremente, libre de culpa y vergüenza.

Edward miro al hombre frente a él, encontrando la paz que desde hace tiempo había buscado, desasiéndose de todo rastro de tristeza con cada lagrima derramada, se sentía finalmente amado.

Escuchando cada uno de los sollozos que emitían la garganta del rubio, Roy entrelazo una de sus manos con las del chico, tratando de apaciguar los lamentos.

- Te amo…- murmuro antes de que sus labios se unieran nuevamente.

Si, tal vez el podría a llegar a ser una persona incompleta, pero eso solamente ocurriría si Roy se apartara de su lado…

 

Notas finales:

Bueno en verdad espero y hayan disfrutado del capitulo :) no se olviden de comentar porfa nos vemos :D

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).